En un clima tan extremo y traicionero como el
de la montaña leonesa siempre ha sido dificil conseguir fruta de
manzanos, perales, cerezos, etc. Es frecuente que los árboles florezcan
tempranamente aprovechando algunas semanas templadas y soleadas de final
del invierno, pero las heladas que pueden caer hasta en algunos días
de mayo, frecuentemente acaban con esas flores o los incipientes frutos.
Solo algunos ingeniosos y esforzados vecinos lo conseguían regularmente
usando dos tipos de técnicas.
En algunas casas recurrían a tapar
los árboles en los días de riesgo de heladas con colchas
u otra ropa de cama, y en este traginar de tapar y destapar esos árboles
de sus huertos conseguían la fruta que de otra manera no llegaba
a los pueblos.
Se cuenta que Alonso el panadero del Barrio de
la Estación, allá por los años 50, presumía
de comer todos los años peras de un peral que cuidaba personalmente
y que no compartía con nadie. "Si alguien quiere peras que las cuide"
decía el buen señor. Su método consistía en
echar unas paladas de brasas del horno de pan cubiertas con algo de ceniza
para que en los días de riesgo de heladas fueran humeando y levantarán
la húmeda helada del árbol. No cabe recordar que para la
gente de la zona no es difícil saber, viendo como es la tarde, si
a la noche helará o no.
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