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MEDIOS
Sí, Netflix también es cómplice de la censura PC
Esta plataforma en la red es lo mejor que ha pasado
en muchos años a los amantes del cine, en especial
de catálogo. Pero la desaparición de
películas hoy consideradas impropias da una
ominosa señal de censura, sobre todo porque se trata
de un servicio de paga donde se supone que sus
suscriptores son adultos con criterio
Versión impresión
FEBRERO, 2019.
Hay que decirlo: una parte de Netflix es simplemente
una maravilla, una plataforma, tan práctica, tan
accesible y tan económica que simultáneamente mandó
a la quiebra y a la obsolescencia a los videoclubes
tal y como los conocíamos; no más multas por
retrasarnos un día en devolver la película,
resignarnos y hacer corajes porque la película que
pensamos era una excelente resultó ser un bodrio, o
bien el trato con frecuencia era entre despótico e
ignorante de los empleados de estos
establecimientos... ah, sí y también la oferta de
contenidos especiales (aunque aquí debo excluir a
Magia Para Humanos con ese ilusionista sangrón, cuyo
programa, pese a los buenos trucos, apesta a basura
políticamente correcta).
Son muchas las
ventajas, pues, de Netflix el cual, a diferencia de
Claro Video --que también ofrece buenas películas
pero que complica hasta la exasperación el contratar
el servicio; con Netflix basta comprar una tarjetita
de saldo en cualquier tienda y listo-- o con Blim
--su tufo a Televisa lo convierte en repelente casi
de inmediato-- la variedad que ofrece Netflix
explica en buena parte su éxito al que pronto se
podría contabilizar otra víctima, los canales de
cable especializados en películas cuyo Pay Per
View está a unos meses de recibir su nocaut
letal (lenguaje empleado en el entendido de que éste
fue una invención del taimado e hipermetalizado Don
King).
Dicho lo anterior,
Netflix merece aplauso. Sin embargo hay un detalle
sutil, pero cada vez más evidente, de censura en
algunos contenidos, no tanto porque se editen
escenas "incómodas" (aunque también se ha dado el
caso) sino que "súbitamente" hemos visto cómo han
"desaparecido" algunas películas de su extenso
catálogo, cintas que tienen un factor en común que
repasaremos enseguida.
Confieso ante ustedes ser víctima del placer
culposo, es decir, me gusta dedicar el tiempo libre
para ver películas viejas que no necesariamente
fueron exitosas o cuya calidad fue cuestionada desde
su estreno mismo. No soy el único con ese síntoma:
todos los amantes del cine tienen en su colección
alguna película que solo pueden ver a solas, que
esperaban que el pasillo del videoclub quedara solo
para tomarla del estante y que guardan de la vista
de extraños, etc.
Una de estas películas es Top Secret, una
comedia dirigida por Jerry Zucker --el mismo que
luego estuvo tras cámaras en Ghost y que le
valió un Óscar a Whoopi Goldberg-- con Val Kilmer en
el estelar cuando iniciaba su carrera. Es una
película mediocre pero, como dije, con segmentos
verdaderamente divertidos, por su irreverencia.
Pues bien, cuando me suscribí a Netflix encontré
Top secret y tuve oportunidad de verla un par de
veces. Sin embargo la película se "esfumó" del
catálogo de Netflix y no he podido encontrarla.
Pensé que había sido un mero asunto de derechos de
autor pero luego descubrí que otra película del
mismo Zucker, llamada Airplane!, a la que por acá
titularon ¿Y Dónde Está el Piloto? también
había quedado fuera del catálogo.
¿Y qué tienen estas películas en común aparte de
haber sido dirigidas por Jerry Zucker? Empecemos con
Top Secret, que es la historia de Nick
Rivers, un cantante de rock and roll norteamericano
que visita Alemania Democrática que más bien parece
estar ambientada como la Alemania nazi. Uno de los
personajes miembros de la resistencia que ayuda a
Nick Rivers es un negro al que conocemos como
Chocolate Mousse, y aunque el guión lo trata con
respeto, hay un par de escenas que fácilmente
provocarían la ira de los gestapolíticamente
correctos, sobre todo porque a Chocolate Mousse lo
presentan como un Rambo de color que se la pasa
fumando puros.
Luego tenemos ¿Y Dónde está el Piloto?, una
de esas películas donde uno desconecta el chip de la
inteligencia antes de verla. La cinta es una burla
de Aeropuerto y todas las películas de
desastre; dos de los pasajeros son un par de
afroamericanos que requieren de un intérprete porque
hablan caló del Bronx y nadie les puede entender.
Asimismo hay otra escena donde a una tribu de
nativos de una isla a mitad del Pacífico dos blancos
les enseñan a jugar basquetbol.
Pues bien, cuando contraté Netflix por primera vez y
disfruté esas películas, no percibí tijeretazo
alguno desde la última vez que las ví allá en los
80. Pero esta vez que quise localizar Top Secret
y Airplane! ya no están por ningún lado;
incluso "volaron" de mi casillero de esas películas
que uno reserva para verlas más tarde.
La explicación más posible, rayana en lo obvio, es
que ambas comedias de absurdos fueron censuradas o
alguien exigió que se les retirara del catálogo.
Porque aparentemente esas películas con humor
inofensivo y, sí, con estándares que hoy
pudieran considerarse racistas, tienen el potencial
de crear un "discurso de odio" hacia las minorías
raciales. Eso por un lado: por el otro, ¿acaso esos
estándares de censura también ya se están aplicando
para el mercado latinoamericano? ¿Acaso en Perú, en
México o en Colombia habrá quienes empiecen a crear
grupos supremacistas como el Ku Klux Klan luego de
ver que en ¿Y Dónde Está el Piloto? un par de
afroamericanos requieren de un "traductor" de caló
del Bronx?
Se supone que Netflix ofrece un menú de opciones,
que crea sus propios contenidos y que uno es el que
finalmente decide qué ver y qué no. Esa es una de
las grandes ventajas que Netflix tiene sobre los
videoclubes tradicionales, a los que terminó por
borrar del mapa, algo que pronto ocurrirá con los
canales de cable. El haber censurado estas películas
por considerarlas "inapropiadas" para un publico en
su mayoría adulto que supuestamente posee juicio y
criterio, resulta una estupidez monumental.
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