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NACIONAL/Los que se fueron

Manuel Camacho Solís, el poder por el poder mismo

La despedida a un personaje suele llenarse de elogios y se omiten ciertos aspectos de su trayectoria. En el caso de Manuel Camacho Solís, quien falleció este 2015, vamos a disentir sobre esa costumbre

Por Roberto Rojas P.

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DICIEMBRE, 2015. A menos que se trate de Adolfo Hitler, se da como norma omitir los puntos negativos o criticables al momento de redactar un obituario. Se considera impropio señalar las faltas y puntos ominosos del fallecido y se opta por el elogio, por decir que la persona realizó enormes aportaciones y, si era un político, enfatizar que se trató de un gran patriota.

En esta ocasión, al escribir sobre Manuel Camacho Solís, permítaseme disentir con esta costumbre.

Por una razón que explicaré al final del texto, la figura de Camacho Solís ha sido exaltada incluso por algunos de sus rivales políticos, y dado que al dejar de existir era senador de la república, se le despidió con aplausos y su ataúd fue cubierto con la bandera nacional. Pero, insisto, yo no me uno a los elogios hacia Manuel Camacho Solís. Fue un político para el mero poder, y cuando éste no le coqueteó, reaccionó de manera que le trajo enormes costos al país.

Se olvida que Manuel Camacho fue uno de los puntos cardinales del salinismo (los otros fueron, como se sabe, Hugo Andrés Araujo y su hermano Raúl Salinas, conocidos como "los toficos"). Al pelón Salinas le lloverán críticas y ataques por lo que le queda de vida pero Camacho ha logrado salvarse de esa quema pese a que sin salinismo Manuel Camacho no habría dado el salto que lo convirtió, por decisión presidencial, en (último) regente de la ciudad de México, la segunda posición más poderosa en la estructura política.

Pero antes de eso y gracias a las gestiones de Salinas, el "tofico" Camacho pudo conseguir un alto puesto burocrático dentro del gobierno delamadridista en la Sedue. Desde ahí promovió una medida totalitaria, contraria al libre tránsito garantizada en la Constitución. Me refiero, claro, al Hoy No Circula, que curiosamente castigaba solo a los automovilistas particulares y excluía a los vehículos oficiales, como si éstos no contribuyeran a la contaminación. Si usted quería utilizar algo de su propiedad, como lo es un vehículo, tenía que hacerlo en los días indicados por la autoridad.

El Hoy No Circula, aún vigente, representa un gigantesco fracaso, y una monstruosa fuente de corrupción vía moches a través del "ándele, no sea malito" hacia los agentes de vialidad. El Hoy No Circula redujo los niveles de contaminación de modo apenas perceptible, pero Camacho Solís logró que la engañifa no haya sido derogada, y difícilmente lo será si es que no se quiere provocar la furia de los ambientalistas.

Abundemos en los días de la regencia camachista en el D.F. Dado que enviudó tempranamente, se le achacaban a Camacho romances con asambleístas y aun figuras faranduleras. Nada de criticable en eso, si mucho un mero detalle frívolo. Pero con Camacho se hicieron costumbre los eternos "plantones" en el Zócalo, la proliferación de personajes como "Superbarrio", la toma de las banquetas y aun calles por parte de lideres al servicio del PRI. La inseguridad en la ciudad de México era rampante en la capital durante los años del camachismo pero aparentemente ya nadie se acuerda de eso.

Pero el punto más ominoso de Camacho Solís se dio cuando Salinas destapó a Luis Donaldo Colosio, con quien el entonces regente no se llevaba nada bien. Su furia y enojo por no haber sido el "ungido" del Señor Presidente fueron evidentes según lo refrendó el mismo Salinas en una conversación que tuvo con Jorge Castañeda. "Pedí a Manuel que se apaciguara dado el efecto en los mercados", recordó el ex mandatario. Y si hacemos caso a las "memorias apócrifas" de Camacho que éste nunca desmintió, justifica la rabieta con un "Te equivocas, Carlos".

Luego vendría el asesinato de Colosio y la negativa de su viuda por dejar entrar a Camacho Solís al velorio. Algo le sabían, no por intuir que hubiera estado involucrado, de lo cual no existen pruebas, pero sí de haber enrarecido más, con su coraje de niño chipil, el ambiente político de por sí cimbrado con la aparición del zapatismo. Quizá por eso Salinas lo sacó como secretario de Relaciones Exteriores aunque no hablara siquiera inglés y lo envió "sin percibir sueldo" (algo que aún lo mantenía en cantidad de presidenciable") a las largas e interminables pláticas con Marcos en la sierra chiapaneca. Hay quienes atribuyen a Camacho el haber desactivado el conflicto aunque más bien se debió a que los simpatizantes que Marcos tenía en los campus universitarios de todo el mundo comenzaron a abandonarlo.

Años después ocurrió algo insólito, mejor dicho, inevitable cuando a un político priísta ya no le están dando hueso: ¡denunció la corrupción y la antidemocracia al interior del PRI! Lo que el resto de los mexicanos detectamos claramente sin tener que estar metidos en la política, Manuel Camacho terminó de verlo una vez que la nómina dejó de agregarlo. Lo que siguió fue la frustrada creación de un nuevo partido, y su postura como opositor al "proyecto neoliberal" de Ernesto Zedillo

Luego vino su afiliación al PRD, su cercanía con López Obrador, archienemigo de Salinas, el poner a su servicio a las "huestes" capitalinas que conocía como regente y de sugerirle el bloqueo a Reforma, respuesta a otro berrinche, en esta ocasión del tabasqueño.

Como muestra del político del que hemos abordado, en una de sus últimas fotos aparece dormitando durante una sesión en la Cámara de Senadores.

¿Entonces por qué Manuel Camacho Solís fue despedido con tanto discurso en contraste con Miguel de la Madrid, cuyas exequias fueron discretas y apenas cubiertas por los medios? Simple: ya no era priísta y al hacerlo se movió más a la izquierda en el espectro político. Por eso.

Hay otros políticos fallecidos entre los que recuerdo a Heberto Castillo y Carlos Castillo Peraza, cuyas posiciones políticas eran equidistantes, que merecen ser recordados con orgullo por su integridad y servicio a la política. Disculpen ustedes si no agrego a Manuel Camacho Solís en este casillero.

 

 

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