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Bob Seger

American Rock

Desde Elvis hasta Dylan y Sprinsgteen, el rock hecho en Estados Unidos se ha difundido por el globo con igual o más furor que sus hamburguesas y sus películas. Un platillo de lectura para estas vacaciones

DICIEMBRE, 2006. El título suena a inspiración de perogrullo, incluso pleonasmo: El rock and roll químicamente puro nació en Estados ¿cierto? Dado que en sus casi cincuenta años de vida el título de este texto queda supeditado a imágenes del filme American Graffiti o la ya inmortal "Bad to the Bone" de George Thorogood y sus Destroyers. Pues bien, la referencia al American Rock cubre otros espacios más allá de los que se prestan al cliché; es un rock surgido en los suburbios de Nueva Jersey, las pequeñas comunidades del Medio Oeste norteamericano, la Georgia y la Virginia que, de hablar, contarían magníficas historias sobre la Guerra de Secesión; es el rock de la rockola de 10 centavos (1), el Ford Thunderbird y las tardes de limonada y hot dogs. Pero también ha sido el American Rock de la denuncia, la falta de oportunidades y de la rutina que mata toda creatividad.

Más allá de la mofa que Hollywood ha hecho de este rock americana --¿cuántos filmes han utilizado la canción de Thorogood?-- queda claro que siguió alimentándose de los sonidos ingleses y aun del sintetizador. Pero no ha perdido su esencia ni su personalidad.

"Con él empezó y acabó todo", dijo Bruce Springsteen, representante básico del American Rock. Se refería, por supuesto, a Elvis Presley, quien moldeó y dio imagen a esa combinación de blues-country que arrojaría los primeros rockabillys. Desde que nació como país, la música norteamericana ha tendido a salirse de sus fronteras, desde las marchas militares de Phillip De Souza hasta Glenn Miller y el Satchmo Louis Armstrong; con el rock and roll la tendencia simplemente se multiplicó dado que hasta entonces no había música que identificara a los jóvenes del mundo occidental, de modo que Elvis configuraba a la primera gran figura del American Rock.

La influencia que esta cantante tuvo en los jóvenes es incalculable, tanto así que hay quienes creen que Elvis aún vive, lo que en caso de ser cierto lo convertiría en la celebridad más reclusiva de la historia, mucho más que Howard Hughes o Greta Garbo. Con Elvis la influencia americana también se desparramó por el mundo; junto con James Dean, ese otro icono americano, Elvis uniformó a los jóvenes con jeans, camisetas blancas --o rayadas, si incluimos la indumentaria presleiana en Jailhouse Rock--, chaquetas de cuero, pelo envaselinado y ese otro símbolo llamado Harley-Davidson. Sin Elvis Presley el American Rock resultaría un fenómeno imaginable.

Otro símbolo del American Rock sin duda lo es Bob Dylan, un judío oriundo de Minnesota quien le puso letras más pensadas al rock original de i-love-yous y yea-yea-yeas. Dylan procedía de la escuela de Woody Guthrie, encargado de musicalizar ese panorama de denuncia-de-izquierda contenida en filmes cono Las Uvas de la Ira de John Steinbeck. Asimismo, cuando este compositor se traslada a Nueva York --su objetivo central fue visitar al ya moribundo Guthrie-- rápido se incorporó a los círculos folk del Greenwich Village para luego toparse con un mensaje meramente acústico que, en términos de ganar más adeptos, no iba a ningún lado. La guitarra acústica ya se veía desfasada en los sesenta de modo que cuando ya se sentía afianzado tras el éxito de su "Blowin' in the Wind" y "The Times They Are A Changing" se arrojó al sacrilegio contra la música folk: tocar con guitarra eléctrica, algo que hizo en el festival de Newport en 1965.

La obvia reacción inicial de los puristas no preveía la visión de Dylan pues fue así como su osadía consiguió atraer más público proveniente del rock. Esta influencia tocaría prácticamente a todos los grupos de los sesenta hasta llegar a Woodstock, un megaconcierto altamente politizado donde su medio millón de asistentes contrastaba con los 200 o 300 que asistieron al concierto de Newport donde Dylan dio el salto eléctrico.

Pero no todo el American Rock abrazó el abierto mensaje político; hubo otros, como The Troggs o The Kingsmen que veían en las letras sin sentido un arquetipo del anarquismo. Los primeros tuvieron un hit enorme con "Wild Thing", cuya letra "Salvaje/haces latir mi corazón/haces cantar a mi corazón" es considerada por muchos críticos como una de las primeras canciones punk --y, no coincidentemente, también del género grunge-- que hicieron de The Troggs, como muchos otros grupos que sólo consiguen un título de éxito, parte importantísima del American Rock.

The Kinsgmen, por su parte, eran oriundos de Seattle, ciudad que en los sesenta comenzaba a despuntar dentro de la escena rock. "Una de las canciones más estúpidas jamás escritas" es el epíteto más común que se le da a "Louie Louie", único hit de The Kingsmen. Con tan sólo dos acordes, este tema ha superado en el tiempo a muchas otras composiciones de mayor elaboración y calidad. La letra es ininteligible, tanto así que ese "Oh no" del en el coro es, según muchos, un "oh fuck" para burlarse de los estrictos cánones de la FCC, encargada de monitorear las frecuencias radiales y televisivas de Estados Unidos. "Louie Louie" corrobora aquello de que lo genial radica en lo esencialmente simple.

Un poco más abajo del mapa, en San Francisco, el American Rock otorgó interesantes grabaciones, la más importante de ellas proveniente de The Grateful Dead, liderados por Jerry García, un hijo de inmigrantes españoles quien en 1967 fue parte del soundtrack del Verano de Amor. De todos los grupos hippies ninguno se equipara en sonido, imagen ni fidelidad por parte de los fans como ocurrió con The Grateful Dead hasta la muerte de García, en 1997. Gurpos como The Strawberry Alarm Clock, The Lemon Pipers y Steppenwolf fueron parte de esta corriente eminentemente americana que tocó a muchas otras partes del globo, y no sólo durante los sesenta: Phish debe mucho de su esencia a los muertos agradecidos.

Otro exponente del American Rock fue Harry Nilsson, admirador y al mismo tiempo amigo de Bob Dylan y John Lennon. Tras participar como músico de sesión, Nilson grabó la bellísima "Everybody's Talkin'" en 1969 e incluida además en el filme Easy Rider. La fuerza de ese hit no impidió que Nilsson buscara terrenos más convencionales y menos arriesgados, como el sencillo "Without You", que llegó al primer sitio en 1971 y que junto con "Yesterday" y "To Love Somebody" de los Bee Gees se encuentra entre los temás más regrabados de la historia. (Nilsson murió en 1998 sin haber recibido --todavía-- el reconocimiento que merece).

Dentro de esta corriente podemos mencionar a Don McLean y Harry Chapin. El primero es universalmente conocido por su "American Pie", dedicada al "día en que murió la música", es decir, el 30 de agosto de 1958 cuando Buddy Holly falleció en un accidente aéreo. A McLean se le llegó a llamar "el Donovan norteamericano" pero pronto éste demostró ser más un storyteller (2) americano, más que un compositor insuflado de denuncia social para describir, en casi siete minutos, los episodios básicos del rock ocurridos hasta la fecha, si bien comete un error histórico: los Rolling Stones interpretaban "Under my Thumb" y no "Sympathy for the Devil" cuando un joven asistente fue apuñalado por los Hell's Angels.

Bruce Springsteen and the Street Band, y luego entre trabajos solistas como Tunnel of Love y Human Touch, por lo demás notables, le tienen asegurado un sitio preponderante dentro del rock químicamente puro

McLean aprovechó su popularidad para realizar proselitismo político y campañas de defensa del río Hudson; de hecho el activismo era parte de la vida de Harry Chapin, quien es más conocido por su "Cat's in the Craddle". Chapin fue una figura muy limitada a ciertos círculos, y de hecho su influencia se hubiera disipado de no ser por Bruce Springsteen , uno de sus fans más cercanos. Escuchar a Harry Chapin es como escuchar al autor de Born to Run. Y ya encaminados con Springsteen tenemos aquí a un exponente indispensable del American Rock, un ex obrero metalúrgico de Nueva Jersey que en 1973, junto con sus inseparables amigos Max Weinberg (batería) Danny Federici (teclado), Clarence Clemons (saxofón) y Steve Van Zandt (bajo) dio origen a The E Street Band, el cual grabaría obras cumbres del género como Greetings From Ashbury Park y Born to Run, ésta última de alcances magistrales.

Sin duda Springsteen debía mucho a Chapin, quien murió en un accidente automovilístico en 1981, a Guthrie y muy especialmente a Elvis Presley; el hecho de que The Boss, pasara luego a ser un icono del rock norteamericano de los setenta (y después a nuevo máximo con la salida del multicélebre Born in the USA), hablan de una estrella completa, de letras coherentes si bien en ocasiones han rozado el populismo y la explotación descarada del síndrome post Vietnam. Como sea, Bruce Springsteen and the Street Band, y luego entre trabajos solistas como Tunnel of Love y Human Touch, por lo demás notables, le tienen asegurado un sitio preponderante dentro del rock químicamente puro.

Precisamente el género retornó con fuerza durante los ochenta, en parte como respuesta hacia las oleadas de músicos británicos y en parte por las políticas económicas del gobierno de Ronald Reagan (1981-1989). Uno de los artistas del género que tuvo inesperado éxito fue John Mellencamp quien por poco tiempo se hacía llamar John Cougar. Mellencamp llevaba por los menos seis años en búsqueda de su estilo; como muestra está el álbum Chestnut Street Incident de 1976, una mediocridad propia de un artista en ciernes. Sin embargo en el verano de 1982 Cougar logró la hazaña con American Fool, álbum que consignaba los hits "Hurts so Good" y "Jack and Diane", una historia tan propia del Medio Oeste norteamericano como el mismo Mellencamp, nacido en Gary, Indiana.

Ahí empezó una meteórica carrera que incluyó discos como Uh Uh, Scarecrow y The Lonesome Jubilee así como hits de la talla de "Crumblin' Down", "Pink Houses", "Paper on Fire" y "R.O.C.K. in the USA". Por cierto, cuando Mellencamp --el seudónimo Cougar lo desechó en cuanto pudo-- grabó esta canción se encontraba fuertemente influido por el rock de los sesenta, tanto así que en esta última canción menciona a Mitch Ryder, Martha and the Wandellas y a su ídolo James Brown mientras que uno de los acordes evoca al "Wild Thing" de The Troggs. Era una etapa en la cual parecía que Mellencamp deseaba rescatar el espíritu original del rock and roll hasta que, harto y exhausto, buscó otras alternativas, entre ellas la pintura y la organización de los conciertos Farm Aid junto con Willie Nelson. La presión tuvo un costo: a mediados de los noventa Mellencamp sufrió un leve infarto, su relación con Mercury-Polygram se deterioró y, de plano, sus incursiones en la música fueron cada vez más esporádicas.

Otro cantante con los mismos recursos es Tom Petty, nacido en Florida y también fanático del rock tanto inglés como norteamericano. Petty perteneció en sus inicios a The Epics, grupo de alcances muy limitados hasta que decidió probarse por su cuenta. Los frutos maduraron en 1978 cuando su "American Girl" se convirtió en hit instantáneo de las radiodifusoras estadounidenses. De ahí siguieron "Breakdown", "Don't Do Me Like That" y "Refugee" de la cual grabó un videoclip que le permitió llegar a nuevos públicos.

Ya en los ochenta Petty era parte esencial del American Rock con temás como la sicodélica "Don't Come Around Here No More", "You Got Lucky" y "The Waiting", aunque cometió un error táctico al querer emular a Bob Dylan (no es casualidad que éste haya producido el álbum) con Let me Up (I've Had Enough) que incluía "Jamin' Me" y que es, por cierto, uno de discos más pobremente vendidos. (Parte de ello se debe, sin duda, a que muchos de sus fans eran de tendencia conservadora, algo que, como ocurriría años después con las Dixie Chicks, los artistas no llegan a sopesar en su dimensión real).

Sin embargo el mérito extra de Petty estaba en haberse sobrepuesto a lo que parecía ser el fin de su carrera; durante la crisis energética de 1979 las compañías disqueras incrementaron exageradamente el precio de los discos LP ante lo cual Petty quiso mantener el mismo precio de sus álbumes. Luego de fracasar en su intento por crear una coalición de artistas e impotente ante la fuerza de las disqueras, el cantante golpeó una pared y se fracturó la mano derecha. Tras varias intervenciones quirúrgicas pudo volver a tocar la guitarra pero el daño ya estaba hecho; tuvo que acudir al sintetizador, algo que para muchos seguidores del American Rock, es casi un sacrilegio.

Luego de varios éxitos, Petty lanzó su primer álbum solista titulado Full Moon Fever, el cual fue producido pro Jeff Lynne, fundador de la Electric Light Orchestra. La mención no es gratuita: junto con éste, George Harrison, Dylan y Roy Orbison fundaron The Travelling Wilburys, megagrupo donde el American Rock se combinaba con la esencia del mejor rock inglés.

Otra voz importantísima es la de Bob Seger, a quien muchos han llamado ---con poco conocimiento de causa en vista de la distancia entre sus respectivos éxitos-- el Bruce Springsteen de Michigan. En lo que sí concuerdan es en las historias que ambos cuentan, tan norteamericanas como el hot dog, la barbecue y la cerveza de raíz. Seger combina varios elementos country y rock urbano para dar lugar a canciones tan bien hechas como "You'll Acomp'ny Me", "Main Street", "Still the Same" y "Good Times rock and Roll" , celebérrima por haber sido incluida en el filme Risky Business con un jovencísimo Tom Cruise en el papel principal.

Uno de los elementos que hacen de Bob Seger una figura singular dentro del American Rock es su presencia: un tipo barbudo, de mediana estatura y del que quizá existan cientos de clones laborando en fábricas y siderúrgicas a lo largo de Estados Unidos. Quizá por ello los fans sienten más cerca sus inquietudes y problemáticas a Bob seger que, digamos, un Bruce springsteen. Aunque ambos provienen de la tradición del folk-rock, queda claro que el de Michigan escarba más en los valores y virtudes de Norteamérica mientras que el de Nueva Jersey, en cambio, se inclina hacia los traumas históricos y defectos sociales. Discos indispensables de Bob Seger como Like a Rock y American Storm hablan en ese sentido.

También de Michigan pero con elementos muy distintos fue Grand Funk Railroad, comandados por el versátil Mike Farner. Antes de Aerosmith, este grupo intentaba convertirse en los Rolling Stones de Estados Unidos y esa era, sin duda, los Grand Funk. Aunque sus inicios se remontaban al hippismo, bien pronto el grupo trató de seguir la línea de los MC5 --no casualmente, también de Michigan-- quienes trataban de crear un rock contestatario y, en cierto modo, con algunos atisbos de punk.

Previsiblemente, la propuesta espantó a las compañías disqueras ansiosas de firmarlos así que Farner y compañía terminaron por tomar un camino menos riesgoso (paso afortunado, ya que los MC5 no tardaron en audestruirse) y grabar un cover de "Locomotion". A éste le siguieron "A Woman in Love", "Walk Like a Man" y, por supuesto, "We're An American Band".

Este tema, que resume cómo era la vida del rock star norteamericano a mediados de los setenta ha estado emparejada con la sátira, ya sea la externada en la cinta This is Spinal Tap, de Rob Reiner, con un enfoque más serio como el realizado por Cameron Crowe en Almost Famous: vida de excesos, groupies con el tronar de los dedos y bacanales son parte del contexto en que se desenvuelve "We're an American Band", aunque sus miembros eran más que meros hippies rezagados, cuatro muchachos que querían pasársela bien, y aunque Farner nunca ocultó su activismo político --participó en marchas contra la guerra de Vietnam, y más recientemente cuestionó la legalidad del proceso que llevó a la presidencia a George W. Bush en el 2000-- lo cierto es que fue el hedonismo lo que más movió a The Grand Funk Railroad.

Con recursos parecidos aunque con una efectividad comercial poco común en el rock, la Steve Miller Band fue, ni dudarlo, digno elemento del American Rock a mediados de los 70. Miller fue un músico precoz: a los siete años grabó su primera canción y antes de la adolescencia ya había abandonado su natal Wisconsin para embarcarse en la vertiginosa travesía del rock. Admirador de su paisano Les Paul (el virtual inventor de la guitarra eléctrica) Miller compuso o dio su estilo a canciones de otros autores convirtiéndolas en parte del escenario norteamericano tan ad hoc como un Buick Skylark y, sobre todo, muy apartado de sus contemporáneos empeñados en imbuir mensajes políticos como en aferrarse a los sesenta. "Lo mío es hacer música..." refirió Steve Miller en varias ocasiones que alguien lo inquirió sobre esta "particularidad".

En el verano de 1982 Cougar logró la hazaña con American Fool, álbum que consignaba los hits "Hurts so Good" y "Jack and Diane", una historia tan propia del Medio Oeste norteamericano como el mismo Mellencamp, nacido en Gary, Indiana

Muchos fans estuvieron de acuerdo con este planteaminto: canciones como "The Joker", "Jet Airliner", "Keep On Rockin'" y "Fly Like an Eagle" fueron enormemente populares durante aquel periodo y, al igual que Miller, lo que deseaban era un rock fresco, vigorizante y libre de intrínguilis auditivas. Otro aspecto sumamente interesante fue que Miller incorporó el sintetizador sin que ello disminuyera sus facultades artísticas, y si bien no fue el primero --The Edgar Winter Group hizo lo, propio con "Frankenstein" en 1973-- Miller supo aprovechar lo que hasta hace poco se veía como una traición a los ideales del rock.

Pero si los setenta fueron sensacionales para la Steve Miller Band, los ochenta no le resultaron tan benévolos. Es cierto que el tema "Abracadabra" fue un hit mundial en 1892 pero estaba muy lejos de sus estándares de calidad; para cuando salió a la venta el sencillo "I Wanna Make the World Go Round" dos años más tarde --y donde, ¡gulp! Miller asumió actiutudes serias-- los fans le voltearon la espalda. Sólo hasta que grupos como Spin Doctors reconocieron su influencia, la imagen de este icono musical norteamericano fue reivindicada.

La lista del American Rock podría completar más páginas, desde el ya mencionado Thorogood hasta John Cafferty and the Beaver Brown Band, autores de "On the Wild Side", y para muchos, el más cínico clon de Bruce Springsteen, estigma que el grupo trató de borrar cuando esa canción fue tema de la película Eddie and the Cruisers, en 1985. También tenemos a Jackson Browne, representante de ese rock americano con tendencias de izquierda. Browne compuso el tema "Take it Easy" --grabado luego por Eagles-- así como "Runnin' on Empty". Jackson resurgió brevemente durante los 80 al lanzar Lawyers in Love que incluía "Tender is the Night" y que lo alejó, así fuera por un momento, de sus canciones con letras políticas. Más tarde y como respuesta al sexenio de Ronald Reagan, Browne grabó Lives in the Balance, que incluía letras ácidas contra la política exterior norteamericana y un saludo a la revolución nicaragüense. Pero luego del Lives, Jackson Browne se mantuvo relativamente alejado de la escena.

Dentro de los mismos lineamientos de Browne se encuentra Bonnie Raitt, una de las pocas representantes femeninas del American Rock, y con un estilo que combina folk, rock y aun bluegrass. Durante años Raitt grabó discos que sólo eran alabados por la crítica hasta que el álbum Nick of Time le dio el sitio que merecía al ser reconocido por los premios Grammy.

La imagen del American Rock del Medio Oeste tiene otros miembros: Mojo Dixon, quien aún no ha llegado a la gran fama, Ronnie Milsap, Dan Fogelberg, a ratos country y a ratos rock (sus hits "House of Broken Hearts" y la bellísima "Longer" dan muestra de ello), Bruce Hornsby and the Range, the Georgia Satellites, The Black Crowes, Tommy Tutone, Jeffrey Gaines, por nombrar sólo aquellos que han conseguido cierta fama internacional.

Es, pues, la esencia del American Rock siempre presente, aun con invasiones británicas, el punk y otras corrientes. Por lo demás, sólo queda desearle larga vida.

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(1) Nombre que, por cierto, proviene del apellido de su inventor, no del rock and roll.

(2) Literalmente "narrador", personaje bastante célebre durante la Inglaterra Victoriana (1834-1900)

 

(Extraído del CDROM-book Rock, Pop: sus facetas 1965-1995 por Oscar Fernández)

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