La RevolucióN Francesa y sus Falsificaciones
I. Necesaria Advertencia Preliminar

Flavio Cocho Gil


Presentación

Libros

* Metapocatástasis de Civilización
- La Revolución Francesa y sus Falsificaciones
- Tópicos Eclécticos
- Crítica a los Críticos
- Biografía de un Psicópata

Artículos

- La Revolución Cultural y la enseñanza e investigación en las ciencias naturales

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Publicado en Excélsior el 29 de mayo de 1999

La palabra revolución tiene mil connotaciones. Para los amos de una civilización es una blasfemia y una tragedia social si llega a acontecer, ¡su felicidad se vuelve sufrimiento! Para las conservadoras clases medias del quiero y no puedo, manipulados por los amos, el vocablo es satánico, les suena a hundimiento y desaparición de esa migajas que los de arriba condescienden a darles para mantener el gallinero tranquilo. Para los de abajo, esos que nacieron ancestralmente pisados de solemnidad, no por leyes de la sangre sino por ausencia de dinero, la palabra les suena instintivamente a una utopía en la que, más que encontrar la felicidad, desearían un purgatoro cruel en que penen 'los de arriba' lo que ellos sufren ya desde siglos. Para los sibaritas intelectuales es sólo un excitante motivo para disertar sobre un hecho 'culturalmente aberrante' si es de "derechas", o bien 'muy estimulante' si es de "izquierdas", ¡diagogos como los nombraba la Grecia Clásica!, "los que reflexionan descansando"; pero ni unos ni otros estarían dispuestos a "mojarse" sumergiéndose en esos tremendos acontecimientos que significa una revolución, es demasiado delicada esta gente fina. Para los politólogos de los tiempos que sufrimos la palabra ni aun existe, en su diccionario únicamente aparecen 'Bolsa de Valores', 'competencia en el mercado', 'inflación' y así... las revoluciones son cataclismos sociales que incluso desearían borrar hasta del diccionario. Lo intentan continuamente, y en que lo sigan haciendo está su fracaso, pues, a la postre, siempre vienen.

El caso es que sobre revolución todos parlotean, aun si algunos lo hacen a escondidas, pues su mala conciencia teme tal discurso y, así, nadie sabe de qué se trata. Es culturalmente muy grave tal confusión sólo fuera porque, como están las cosas, un buen día pudiera aparecerse en el horizonte sin que nadie sepa a qué atendenerse... y, entonces, sin remedio, serán los llantos. Pregunta pertinente viene entonces resultando: ¿qué es una revolución? Existen infinitas pontificaciones teóricas sobrre tan espinoso tema... pero yo, después de décadas de reflexionar e incluso vibrar con el tema, he llegado a la conclusión de que sólo la experiencia real puede aclararlo un poco, esto es, no existe la revolución en abstracto, lo que sí ha habido son revoluciones en concreto. ¿Por qué, pues, no partir de aquellas que han sido parteaguas en la historia?, ¿por qué no tratar de verlas al margen de las "racionalizaciones académicas" intentando comprenderlas como el fenómeno vivo que fueron en su tiempo actuado por personas concretas?

Intentar responder en positivo a los interrogantes anteriores me ha llevado, no a juzgar la vida desde afuera, sino sintiéndola como aquellos que entonces la pasaron, afectando su conciencia por dentro, me ha llevado a la serie de artículos que ahora, lector, leerás... Voy a hablar de la Revolución Francesa, que me parece un buen prototipo del tema, voy también a hablar del cómo se la ha querido falsificar.

¿Qué me lleva a mí a considerar que esa revolución gala es el tema que conduce a concretizar las reflexiones anteriores? Para empezar, el hecho de que sigue siendo la única revolución que no sólo aún no ha caído, sino que sus consecuencias reinan por doquier: derechos del hombre, liberalismo, la concepción moderna de la democracia, mil cosas... aun si ninguna de estas virtudes desean realmente hacerlas cabal realidad los amos de la civilización actual... pero, incluso con máscaras, se ven obligados a parecer que las defienden, ¡estos amos son psicópatas! Tengo que añadir que –ahora lo afirmo pero ya trataré de documentarlo paso a paso– la Revolución Francesa es una revolución pendiente, pues exactamente dos tercios de sus propósitos están suspendidos, por realizar... y ello hace que, en tierras galas, haya eternamente enterrado un puñal revolucionario. Como decía Arnold Toynbee: "la época de las perturbaciones aún no ha terminado"; sólo los necios lo creen. En tercer lugar, es un buen ejemplo esa tremenda convulsión histórica gala de las luces... y también de las grises y tremendas sombras de una revolución. En cuarto lugar, la circunstancia de que, de jovencito, muchos años estudié y habité Francia... y ello enseña a conocer a un pueblo aun si no es ya el del pasado. En fin, en quinto lugar, porque tengo esta deuda moral, de hace ya tiempo y que me atormenta, con la prensa gala.

¡Han falsificado a la Revolución Francesa! Por ello estos artículos hablarán de ella y no únicamente, a su sombra, de lo que en general es una revolución.

Me resta, lector, aclarar tres cosas:

Primera. No creo en esa acartonada actitud "académica y científicamente imparcial" que pretende juzgar lo que acontece en la vida, como si nada le fuera en el juego tal como "objetiva" e indiferentemente vemos a veces piezas de un museo... somos, lo queramos o no, actores de lo que observamos y juzgamos. Y, por ello, no importando las contradicciones que ello implique, voy a tratar, lector, de que tú opines sobre la Revolución Francesa a través de ciertas pinceladas que pretendo te hagan volver a vivir lo que estés leyendo. Sólo así conocerás lo que realmente aconteció...

Segunda. Como voy a tratar de sumergir estos artículos en pinceladas que hagan latir el tema como si aún estuviera vivo no necesariamente seguiré "el orden cronológico racional" de la Revolución Francesa... por ello te recomiendo, lector, si es que no conoces bien esa cronología, leas en algún sitio una muy breve reseña de tan tremendo suceso histórico: lo que, por ejemplo, dice "El pequeño Larousse Ilustrado", es un buen marco preliminar de referencia para lo que leerás más tarde.

Tercera. Aun reducida la Revolución Francesa a pinceladas resultan muchas, quiero decir muchos artículos periodísticos que irán desde la toma de la Bastilla hasta la caída de Maximiliano Robespierre... y como no puedo secuestrar las planas del periódico para que esté días y días publicando artículos míos he optado dividir esta serie en dos partes. A partir de ahora vas, lector, a leer la Primera Parte. Algunas semanas más tarde aparecerá la segunda, paciencia.

Empecemos pues... en el próximo artículo "tomamos La Bastilla"...



oximoron, agosto 2005
seminario autónomo
[teoría de redes y sistemas complejos]

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