rumano (moineste, 1896) de nacimiento y trashumante, murió en parís en el 63 del siglo pasado por la batidora dadá....se propuso cambiar los valores del arte y ¡vaya si lo consiguió!, pese a quien pese, gracias también a los que vieron en dadá la fuerza irrefrenable e inherente a su propia condición.
.como ya saben, tzara intuyó de alguna manera que zúrich........a costa de valerse ciudad neutral durante la guerra...........iba a explotar intelectualmente en cualquier momento dado.......tzara continuaba sus cursos de filosofía en la ciudad suiza cuando vio con sorpresa la declaración de guerra en rumanía............decide entonces no mover más que su espíritu para confabular la inaudita trama dadá junto a los ya de sobra conocidos arp, ball, janco y compañía, en el no menos revelador y reanimado cabaret voltaire. durante su estancia en suiza publica..........aparte de tomar parte activa en las tumultuosas veladas y actos del célebre cabaret............"la primera aventura celeste del señor antipirina" -con xilografías a dos colores de marcel janco, en 1916-, "veinticinco poemas" -escritos entre 1915 y 1918-, el "primer manifiesto dadá", en 1918 y el súmmum dadaísta en zúrich, la antología dada -varios autores, mayo de 1919-, entre otros.............con estos últimos tzara rebasa las fronteras de suiza y obtiene una resonancia mundial.
su postura de entregarse a sacudir el mundo me parece de lo más simpática..............tzara lo hizo; alfred jarry también; antonin artaud, breton y muchos otros, también nos hicieron un poco más grandes y menos dadá.
Tzara nihilista huía despavoridamente de cualquier escuela, enseñanza u obediencia estética con el fin de dar rienda suelta a la libertad, a la espontaneidad y a la creación inesperada, a la inspiración en estado bruto. Le encantaba hacer tabla rasa de todo, especialmente de los prejuicios aunque todo esté prejuzgado; inventar poemas simultáneos, poemas químicos y estáticos, sostener el monóculo con el párpado... Si tienes la oportunidad de adquirir cualesquiera de sus libros, ¡hazlo sin temor! Te aseguro que su prosa libera, te rejuvenece y te rejuvence el nuevo sentido que cobran las palabras más habituales. El Picabia más cínico y escandaloso, residenyte en N.Y., fue una influencia, digamos que recíproca. Tzara colaboró, si no en la mayor parte, en todas y cada una de las publicaciones que difundieron los parámetros antiartísticos de dadá.