ESPECIAL
SOBRE LA LLEGADA DEL TRAM A SANT FELIU DE LLOBREGAT
ANTECEDENTES
& SITUACIÓN
Actualmente nos encontramos en Sant
Feliu a las puertas de un periodo de cambio en lo que
al transporte público se refiere. Hace relativamente
poco tiempo el
panorama era desolador
ya que nuestra ciudad contaba con una más que escasísima
parada de taxis y con la estación de ferrocarril que
desde siempre ha gestionado la compañía RENFE.
Desde que nuestra ciudad creció hacia el otro lado
de las vías férreas, llegando a ser mucho mayor
el tramo urbano de nueva creación que el antiguo y
más céntrico, la tesitura de la capital del
Baix Llobregat siempre ha sido la de una ciudad dividida
en dos. Existían en Sant Feliu dos pasos a nivel
ferroviarios que nos permitían cruzar de una zona a
otra del núcleo urbano, uno en la actual ubicación
y el otro, a la salida de la Carretera Real, la actual
N-340, en lo que ahora son los aledaños del Consell
Comarcal. Mientras que este último paso fue eliminado,
el actual paso a nivel aún sigue ahí de forma
impertérrita y pendiente del definitivo proyecto de
soterramiento de las vías de RENFE
a su paso por nuestra localidad, actuación que se realizará
e incluida ya en el Plan Director de Infraestructuras 2001-2010
para el área metropolitana de Barcelona.
Pero... ¿qué ocurrió con el otro paso
a nivel?, lo acontecido es difuso, pero se dice, se cuenta,
se rumorea... que durante el viaje por carretera para una
visita a la ciudad de Barcelona efectuada por el Caudillo,
y mientras se desplazaba la comitiva hacia la ciudad condal,
tomaron los componentes del séquito oficial la actual
N-340 y a su paso por Sant Feliu las barreras de protección
del paso a nivel se cerraron por el inminente paso de un tren,
haciendo parar, por consiguiente, a todo el grupo que escoltaba
el coche de Franco. Pero ocurrió que el "inminente"
paso del convoy ferroviario se demoró en exceso haciendo
que el tiempo total de espera se prolongase en demasía.
Hasta una hora dicen que tuvo que esperar la comitiva oficial.
Debido a ello y ante la indignación del Caudillo
por el hecho de que el tráfico de toda una Carretera
Nacional estuviese interrumpido por un paso a nivel de esas
características y tan cerca de la ciudad de Barcelona
(la segunda del país en importancia y el primer puerto
español), se tomaron las medidas pertinentes para hacer
pasar el ferrocarril por debajo de la carretera eliminando
así el paso a nivel. Esa sería "la leyenda"
y no se sabe muy bien el grado de verosimilitud que tendrá
la misma, pero sea como fuere, el paso a nivel desapareció
del lugar.
Desde ese momento y durante las décadas de los 60 y
los 70 la ciudad comenzó a crecer del mismo modo que
todos los núcleos vecinos de la comarca y de un tiempo
a esta parte, los problemas de transporte público en
Sant Feliu de Llobregat han sido siempre los mismos
y nadie ha sabido solucionarlos jamás. El soterramiento
COMPLETO de la vía del tren a su paso por la ciudad
es el gran reto de Sant Feliu, pero en materia de transportes
no le va a la zaga a esta actuación la llegada de la
línea 3 del metro a nuestra ciudad. Recientemente nuestra
localidad ha visto cómo se ampliaban los barrios y
espacios para la vivienda y ha crecido hacia zonas del término
municipal mucho más alejadas del centro que hasta hace
muy poco eran solares o descampados inhóspitos, y que
se han transformado hoy en día en imponentes barrios
residenciales, como por ejemplo, los nuevos barrios de Mas
Lluhí, Falguera o la zona más alta
de la carretera de la Sanson. Además, están
en obras o a punto de empezarse las mismas las nuevas zonas
residenciales junto a la antigua fábrica de la Hoescht
y en la zona de lo que será Can Bertrand y a
la espera de concretar las nuevas edificaciones y viviendas
que vendrán de la mano del soterramiento de RENFE.
Por ello, se instauraron 2 líneas de autobús
urbano (la línea SF1
y la SF2)
que comenzaron a servir a la población local de esas
nuevas zonas residenciales en sus desplazamientos internos
y que a su vez les comunicaban con los lugares donde tomar
otros medios de transporte de mayor radio de acción
y capacidad, como el clásico tren de cercanías.
Servicio este, el del bus urbano, que ha sido reforzado y
ampliado recientemente
con dos
nuevas unidades que dotan ya a la ciudad de mayores frecuencias
de paso (20 minutos en cada línea y 10 minutos en la
parada de la estación). El objetivo es comunicar toda
la ciudad con la céntrica estación de ferrocarril
para así permitir la intermodalidad y gracias a la
integración tarifaria, la facilidad de desplazamientos.
Aún así, las carencias en lo que a medios de
transporte de gran capacidad se refiere, tales como el servicio
de metro o los trenes de cercanías que nos unirían
con la zona de influencia más directa en Barcelona
además de con las localidades vecinas, son muy importantes.
El hecho de no existir una línea segregada de mercancías
para los convoys ferroviarios que proceden de los núcleos
industriales del Port
de Barcelona, la Zona
Franca, el resto de la comarca, etc. hace que la infraestructura
de cercanías tenga que estar compartida con este tipo
de circulaciones industriales (además de con algunos
trenes de largo recorrido y regionales), lo cual ralentiza
y obtura la circulación de viajeros cada vez más
y cada vez con peores consecuencias para todos, tanto para
los ciudadanos como para las propias circulaciones de convoys
de mercancías y, por tanto, para el creciemiento global
de toda Cataluña. Es por este motivo que frecuencias
de paso del orden de un tren de cercanías cada 3 ó
4 minutos, que sería lo deseable y lo que se necesita,
son totalmente imposibles de implantar hasta que no se eliminen
el resto de circulaciones de la línea, y del mismo
modo y como los trenes de mercancías han de compartir
infraestructura con los de cercanías, han de supeditarse
sus circulaciones, o bien a los horarios nocturnos, o bien
a ser intercalados entre los cercanías, con lo que
la riqueza económica de toda Cataluña,
al ser el valle del Llobregat su puerta de entrada,
se ve seriamente resentida. La construcción de la línea
de alta velocidad "Madrid - Zaragoza - Barcelona"
que supondrá la llegada del AVE a Barcelona va a solucionar
en breve estos problemas con las mercancías ya que
en estos momentos está en construcción un ramal
ferroviario exterior a las ciudades del Baix Llobregat por
el cual, en cuanto esté acabado circularán todas
estas líneas de mercancías, pudiéndose
ampliar tanto las circulaciones de cercanías, como
las de mercancías, pero esta vez, cada una por su lado.
Además de ello, Sant Feliu de Llobregat es,
con sus casi 45.000 habitantes, una de las ciudades que hoy
en día aporta a la red de cercanías de RENFE
un número importantísimo de usuarios, más
de 10.000 al día, debido a que su población
se establece en torno a la céntrica estación
de ferrocarril de la ciudad, que equidista de todas partes.
Pero aun así, en Sant Feliu y en la muy industrializada
y superpoblada comarca del Baix Llobregat, en crecimiento
constante, la única línea que sirve a sus ciudadanos
es la C4 de cercanías
RENFE en
Barcelona, con unas frecuencias, que de cumplirse escrupulosamente
los horarios, cosa que no ocurre, únicamente nos posibilitan
el disponer de un tren cada 15 minutos (normalmente en composición
simple y sin la posibilidad de que sea de 2 pisos), algo que
se queda muy corto para las necesidades reales de la población
y con unos servicios que en las horas punta se ven colapsados,
desbordados y que son absolutamente insuficientes para cubrir
la totalidad de la demanda.
Posibles soluciones a este problema serían el ampliar
el recorrido de cualquiera de las dos líneas de cercanías
actuales, C1
ó C3, para que
en lugar de finalizar su recorrido en Hospitalet, lo
hiciesen en Martorell, incrementando así las
frecuencias de paso y ofreciendo su servicio a las ciudades
del norte del Baix Llobregat. Actualmente ya tenemos
algunos trenes de la línea C1
que llegan y amplían su recorrido hasta la estación
de Molins de Rei (incluyendo ya nuevas unidades Civia).
Otra solución sería también el poner
en servicio como línea circular orbital la nueva línea
C7 prometida por RENFE
y tantas veces retrasada y pospuesta desde su anuncio oficial.
El resultado sería que por esta margen del río,
dispondríamos entonces de 3 líneas, la C1,
la C4
y la C7,
que en conjunto ofrecerían frecuencias de paso de 1
tren cada 5 minutos, o sea, un total de 12 circulaciones por
hora y sentido. Pero el problema es el comentado anteriormente,
no es que no se pueda hacer, o que no sea sensato, o que no
se necesite, o que no haya medios, sino que lo que ocurriría
de hacer algo así es que no quedarían espacios
intermedios entre las circulaciones de cercanías para
que pasasen los trenes de mercancías que diariamente
vemos pasar entre el puerto y Martorell y entre las
zonas industriales de la comarca y el puerto. Lo cual es simplemente
inaceptable, tanto para el ciudadano como para la economía
catalana y lo cual debería implicar una inminente segregación
de las líneas de mercancías de las de cercanías
construyendo una nueva vía exterior a las ciudades
de la comarca y paralela al río que se dedicase exclusivamente
a las circulaciones de mercancías y regionales que
tuviesen que utilizar ese corredor existente entre Martorell
y Barcelona (ya se está haciendo mediante la
línea del AVE). Sólo así, la doble vía
de que disponemos en las ciudades del Baix podría
absorver circulaciones de cercanías tales que nos podrían
asegurar sin problemas trenes cada 3 minutos y que posibilitarían
la existencia de hasta 5 ó 6 líneas de cercanías
diferentes por el Baix Llobregat.
EL TRANVÍA
DEL BAIX LLOBREGAT
Debido a ello y ante la lentitud con que se iban desarrollando
los hechos se comenzó a pensar en los años 80
en realizar a corto plazo algún tipo de inversión
que paliase en gran medida este déficit de transporte
público en la zona, y se decidió que mientras
se solucionaban aspectos importantísimos en la comarca
como el segregar las líneas de viajeros y las de mercancías,
como el ampliar el metro, reforzar frecuencias y mejorar el
servicio de cercanías... se pensó en la implementación
rápida y para un inmediato beneficio de los ciudadanos
de un nuevo medio de transporte, que aunque fue llamado "tranvía"
por su manera de penetrar en las ciudades, nada tenía
que ver con aquellos antiguos tranvías que surcaron
las calles de las antiguas ciudades europeas a principios
de siglo y que en Barcelona fueron retirados del servicio
en marzo de 1971.
El actual tranvía, por tanto, en nada se asemeja a
aquellos que alguna vez existieron y no debe ser considerado
como enemigo o sustituto de nada, sino que se ha de ver como
el medio de transporte moderno y eficaz que es, y que por
ser relativamente más económico al construirlo
y el que menos problemas ofrece al ser implementado en la
superficie de las calles, servirá a muy corto plazo
para paliar los problemas de transporte de la zona mientras
llegan el resto de medios que necesitan de más licencias,
más burocracia, más permisos, licitaciones,
expropiaciones, gestiones ante las administraciones implicadas,
etc. Hacer pasar una línea férrea de nueva creación
(o soterrar una existente) por donde antes no había
nada es muchísimo más laborioso, mientras que
implementar un tranvía en superficie a modo de nuevo
carril BUS por una serie de calles, que a su paso y durante
la construcción, serán reurbanizadas convenientemente
y que experimentarán unas notables mejoras a la vez
que pacificarán su tráfico, es mucho más
sencillo y algo de lo que la población se beneficiará
más a corto plazo.
No es el tranvía, por lo tanto, un medio de transporte
que pretenda sustituir la llegada del metro, ni en Sant
Feliu ni en ninguna parte. Tampoco es el tranvía
una mala inversión que no valga para nada y que colapse
las calles, sino muy al contrario. Otra cosa es que la decisión
de instaurarlo en primer término, en lugar de dedicarnos
a la mejora y ampliación de la red de cercanías
y del metro sea algo más o menos acertado. Pero el
tranvía, en sí mismo, no es un medio de transporte
malo ni negativo en ningún caso. Y para nada el hecho
de instaurarlo implica que el metro no vaya a llegar, o que
en su defecto, vaya a llegar más tarde. Que el metro
va a llegar a nuestra ciudad es algo tan cierto como que las
vías de RENFE
se soterrarán. Y el hecho de que el metro llegará
más tarde es también algo que ya se sabía,
por eso precisamente se pensó en instaurar un tranvía,
porque el metro llegaría más tarde. Dicho lo
cual, no se puede achacar la tardanza de la llegada del metro
al tranvía, ya que el metro, si tarda en ser ampliado
hacia Sant Feliu y hacia las ciudades del Llobregat,
es por erróneas y equivocadas decisiones políticas
que otorgan más importancia de la debida a la "zona
Besòs" que a la "zona Llobregat"
en cuanto a las ampliaciones de este medio de transporte.
Y es que mientras que el Llobregat es el lugar por
donde entran todas
las inversiones económicas,
al estar aquí emplazados el puerto y el aeropuerto
de Barcelona, por donde entra todo el negocio, los
productos, el comercio, etc. en Barcelona, Cataluña,
España y el sur de Europa (además
de la famosa "euroregión maragalliana"),
las inversiones en nuestra comarca en materia de transporte
público son nulas respecto a otras zonas como, por
ejemplo, la del Besòs.
Mientras que las buenas gentes de la "zona Besòs"
han visto cómo en todos estos años se les ampliaban
hasta sus ciudades la L1
del metro; se les creaba la nueva L2,
ampliándose además hacia sus núcleos
residenciales; se les está ampliando la L3
hasta Trinitat Nova... la L4
subirá hasta la nueva estación de Sagrera; la
L5 irá más
hacia arriba hasta conectar con Vall d'Hebron (L3)
tras dos paraditas más; la nueva L9/L10
partirá de dos ramales situados en el corazón
de esa "zona Besòs" y más adelante
penetrará en la zona norte de Barcelona y en
horizontal... mientras que allí pasa todo eso, nosotros
aquí en en la "zona Llobregat", que
es donde se ubican el puerto y el aeropuerto, que es la puerta
de entrada y salida del comercio y la industria, que es el
lugar prioritario y más importante de Cataluña
y donde con simplemente dos actuaciones en la L3
y L5 ya se solventarían
infinidad de problemas... pues resulta que tenemos que ver
cómo no se ha hecho nada de nada en cuestión
de transporte, y cómo continuamos con la misma tónica.
Es por tanto lógica la indignación, pero en
absoluto ha de recaer ésta sobre el tranvía
como medio de transporte eficaz y válido, ya que eso
es completamente falso. El tranvía es un medio moderno
y perfectamente viable. Otra cosa, como ya se ha adelantado,
es que sea algo acertado que el tranvía sea lo que
haya que hacer en primer lugar y antes que el metro o las
cercanías.
LOS VIEJOS TRANVÍAS Y LA IDEA
"TRAMBAIX"
Los antiguos tranvías tenían aspectos positivos
y aspectos negativos, como todo en esta vida. Los viejos tranvías
constaban de composiciones muy, pero que muy parecidas a las
de los actuales autobuses urbanos y del mismo modo que ahora
existen autobuses con mayor capacidad debido a las unidades
con "acordeón" en el medio, a esos mismos
tranvías antiguos se le podían añadir
vagones o se les podía acoplar un nivel superior creando
unidades de dos pisos, que dependiendo de un sinfín
de características técnicas cambiaban su nombre
según variasen estas características. Aún
así, seguían siendo una modalidad de tranvía
que circulaba sobre raíles y que estaban electrificados.
Por lo tanto, el retirar estos tranvías en base a que
las nuevas e inminentes unidades de autobuses que iban surgiendo
los podían reemplazar perfectamente por capacidad de
transporte de viajeros, por seguridad, y por mejor maniobrabilidad
(el bus no estaba limitado por raíles) era algo totalmente
acertado. Y del mismo modo, era acertado también el
retirar de las calles la amalgama de cables, vías y
catenarias que existían. Desde ese punto de vista el
acabar con la red de tranvías fue algo perfectamente
lógico.
Ahora bien, la idea principal y que nos hace plantearnos si
fue realmente acertada esta decisión de acabar con
la antigua red de tranvías es la filosofía de
vida que esta red nos marcaba. Es decir, un aspecto fundamental
de la antigua red era el hecho de que este tipo de antiguos
tranvías urbanos circulaban sobre el asfalto destinado
también a la circulación de los vehículos
privados, luego este asfalto, siendo el mismo para todos,
era compartido a partes iguales por el transporte público
y el vehículo privado. La filosofía de contar
en ese espacio con una red de tranvías para que la
gente optase por desplazarse en ellos, en lugar de hacerlo
en su coche, era buena. Aunque siendo de esta forma y mirándolo
así, también fue o podríamos considerar
como acertada la retirada y clausura de los antiguos tranvías
en base a que serían sustituidos por autobuses con
la misma capacidad y que realizarían las mismas líneas
o trazados que los tranvías, pero esta vez con una
mayor maniobrabilidad y además, compartiendo el mismo
asfalto por el que circulaban los vehículos privados
y los viejos tranvías. Luego la actuación que
se llevó a cabo en Barcelona fue simplemente
y pese a quien pese, de sustitución de los tranvías
por autobuses, fue positiva y además, lo que en la
época se tenía que hacer.
Aun así, evidentemente, hubo aspectos negativos. Retirar
de la circulación y clausurar los antiguos tranvías
conllevaba aspectos negativos y lo que no se tenía
en cuenta con este tipo de sustitución de bus por tranvía
era algo tan importante hoy día como la mayor contaminación
que se produciría en la ciudad al retirar una red de
transporte compuesta por un medio que no requería de
motores de combustión y regalar y entregar la calle
por entero al vehículo privado y al bus, cuya propulsión
se efectuaba mediante motores de combustión que necesitan
gasolina o diferentes tipos de gasóleos para autogenerarse
su propio movimiento. Es por este tipo de razones, por lo
que retirar de la circulación los tranvías no
era muy acertado. Tampoco fue nada acertada la decisión
de la retirada de los tranvías de las calles de Barcelona
por la nula planificación y previsión de futuro
que ello implicaba. Y es que el sector ferroviario pasó
a mediados del siglo XX por una gran crisis que hizo que muchas
de las empresas que gestionaban este tipo de servicios quebrasen
y desapareciesen. Las causas fueron, en gran medida, la competencia
directa de los medios ferroviarios dedicados a los servicios
más "de cercanías" con el vehículo
privado, que para distancias tan cortas, presentaba prestaciones
superiores, era más cómodo, más rápido
y además y al no ser la población del área
de Barcelona tan numerosa como lo comienza a ser ahora,
no existían problemas con los atascos, las aglomeraciones,
etc. Es por ello que no se tuvo planificación ni previsión
de futuro alguna eliminando la totalidad de la red tranviaria,
ya que ello demuestra que nadie se planteó qué
pasaría cuando la población aumentase hasta
tal punto que nos encontrásemos en el nivel de saturación
de las redes viarias principales, que es lo que ocurre hoy.
Si se hubiesen estudiado esos aspectos, si se hubiesen previsto
las cosas y si se hubiesen dado cuenta de ello, habrían
visto que los medios ferroviarios en las distancias cortas,
no solamente no eran obsoletos, sino que serían en
el futuro la solución para evacuar y trasladar a muchísima
gente de una vez sin ningún tipo de problema. Y es
que en una red viaria vacía de vehículos, el
coche es el más rápido, pero en una red viaria
colapsada y en atasco permanente, resulta inoperante frente
a una red de cercanías, una de metro y una de tranvía
a pleno rendimiento. También cabe decir que aunque
los medios ferroviarios de antaño fuesen lentos en
cuanto a su velocidad, bien cabía esperar un desarrollo
en positivo de las nuevas tecnologías que hoy nos permiten
observar cómo la velocidad de un tren, metro o tranvía
es igual o superior a la de un coche, con la salvedad de que
un tren no para en los semáforos, no tiene atascos,
etc.
Así pues, realmente... ¿fue necesario
y positivo el hecho de clausurar la antigua red de
tranvías de Barcelona?. La respuesta que podríamos
dar sería: necesario sí, positivo no.
En la Barcelona de aquellos entonces se hacía
más que necesario el clausurar y retirar del servicio,
no al tranvía como medio de transporte válido
y efectivo, sino a ESA precisa red tranviaria que se
había quedado anticuada y que ya solamente significaba
y suponía un estorbo a la ciudadanía y que claramente
salía perdiendo en casi todos los aspectos frente al
nuevo e incipiente bus urbano que surgía. Además,
a esto se le añadía el que la ciudadanía
empezaba a disfrutar en esas épocas de mejores niveles
de vida y el parque automobilístico barcelonés
y catalán empezó a aumentar considerablemente.
La decisión que se tomó de eliminar el tranvía
fue conceptualmente equivocada, pero necesaria para el desarrollo
económico de la época que ha desembocado en
la bonanza actual.
Fue una decisión negativa porque el tranvía
como medio de transporte válido y efectivo en una ciudad,
es algo completamente necesario y positivo y debido a ello
jamás debió de ser eliminado de manera tan radical
de Barcelona. El clausurar totalmente la red tranviaria
de Barcelona fue negativo, ya que se hacía,
no para mejorar el transporte, sino para entregarle la calle
al coche y al vehículo motorizado. El concepto equivocado
y la idea erronéa que llevaron a la clausura de la
antigua red de tranvías de Barcelona era el
de que como cada vez había más coches, pues
que todo lo que no fueran en las calles carriles para ellos
estorbaba y había que eliminarlo y entre todas
esas cosas que le estorbaban al coche, se encontraba el tranvía.
Por eso fue erróneo el eliminar el tranvía y
por eso se equivocaron, porque lo hicieron con esa idea en
la mente y para eso: la calle para el coche, y todo lo que
no sea coche, molesta. El concepto era fatal y de base era
algo completamente nefasto para una ciudad, además
de que no se tenían en cuenta ningún tipo de
planificación ni de previsión para los tiempos
futuros en los que esa red viaria se colapsase, ¿qué
pasaría entonces?, no lo habían previsto, eso
no podía pasar y por tanto, a nadie le preocupaba.
El futuro del coche como la base de todo en Barcelona era
algo así como el Titanic: insumergible. No había
error posible, no podía fallar. Pero como vemos hoy
en día, el Titanic se hundió y el área
metropolitana de Barcelona se atasca día sí,
día también y en los mismos puntos, y precisamente
Sant Feliu es uno de ellos.
En cambio, de haberlo hecho con otro concepto en la mente,
con otra filosofía de vida y de ver las cosas y con
la idea de simplemente sustituir esa antigua red de tranvías
por una nueva de autobuses, sólo y exclusivamente donde
hiciese falta en lugar de hacerlo con la idea de quitar
de enmedio todo lo que le estorbase al coche, la cosa
habría significado un avance brutal para Barcelona.
Lo verdaderamente erróneo y equivocado fue el concepto
y la idea con la cual se retiraron los tranvías, no
el retirar esa red anticuada. Lo que se debería
de haber hecho era, en efecto, retirar y clausurar la mayor
parte de las líneas tranviarias existentes que tanto
por la crisis del sector ferroviario en la época, como
por sus arcaicas características técnicas eran
susceptibles de ser sustituidas exitosamente por los incipientes
autobuses. Pero una vez dicho esto, lo que se debería
de haber hecho del mismo modo era respetar las líneas
tranviarias más positivas y adaptarlas a las nuevas
necesidades. Haciendo algo así, el resultado final
en Barcelona podría haber sido muchísimo
más positivo de lo que nadie imaginaría jamás.
Así se hubiese dotado a la ciudad de nuevas y reconvertidas
líneas de tranvía a imagen y semejanza de los
actuales "Trambaix" y "Trambesòs"
y de la misma forma, se le habría otorgado a Barcelona
el necesario desahogo de liberarse por fin de aquellas líneas
de tranvía innecesarias para ser cubiertas por un único
mini vagón de tranvía y que un autobús
podía igualar o seuperar perfectamente en capacidad
de transporte y maniobrabilidad.
Realizando este tipo de acciones con la filosofía adecuada
y los conceptos claros, la ciudad de Barcelona podría
haber eliminado la práctica totalidad de las líneas
de tranvía que no necesitaba, como hizo, pero a su
vez, haber conservado las líneas de tranvía,
que por su condición de servir ejes principales de
la ciudad y la red viaria como el frente litoral, la
avenida Diagonal, la Gran Vía o el Paseo
de Gracia, sí que eran positivas y necesarias para
los desplazamientos de una ciudad como Barcelona, ya
que el tranvía urbano en superficie como medio eficaz
de transporte es algo tremendamente necesario, útil,
eficaz y que no estorba en absoluto. Líneas como las
actuales y recientes que componen el "Trambaix"
o el "Trambesòs", no se habrían tenido
que construir en su totalidad como nuevas infraestructuras
en la actualidad, sino que lo que tendríamos que haber
ido haciendo con el paso del tiempo, debería haber
sido simplemente, el modernizarlas y adecuarlas a las diferentes
épocas con actuaciones como la reurbanización
de calles, plantar césped, asegurarles plataforma reservada,
etc. De haber hecho las cosas con ese concepto en mente y
con esa filosofía de ciudad, podríamos contar
ahora mismo con este tipo de infraestructura tranviaria en
ejes urbanos tan importantes como la Gran Vía,
la Diagonal en todo su trazado, el Paseo de Gracia,
el frente litoral, etc. De haber conservado esas líneas
tranviarias situadas en ejes tan concurridos y rectilíneos
como los enumerados, las mismas habrían podido ser
cubiertas perfectamente con unidades tranviarias similares
a las actuales, de mayor capacidad que un autobús urbano
y circulando por carriles segregados debido a la gran amplitud
de estos ejes. Si antiguamente el tranvía se entendía
como un único vagón o como dos unidades o vagones
enganchadas, la cosa bien podría haber evolucionado
y derivado en varios vagones como los actuales, más
pequeños y manejables y con la capacidad de 3 ó
4 autobuses, ya que al circular por ejes rectilíneos
y muy concurridos como los propuestos, nunca habrían
desentonado ni estorbado en los giros. De esta forma, las
inversiones ahora, se hubiesen podido destinar por entero,
no a construir esos tramos de nuevo (doble gasto), sino a
ampliar esas redes hacia el exterior, a la ampliación
del metro e incluso a la creación de un más
que necesario túnel de cercanías bajo Diagonal.
Lo que falló con la retirada y clausura total del servicio
tranviario en Barcelona fue el concepto y la filosofía
con la que se hizo semejante barbaridad, es decir, el quitar
de ahí y de forma total y sin remisión, todo
lo que le estorbase al coche en su camino, en lugar de
hacerlo de forma parcial y respetando los ejes urbanos más
transitados y amplios y hacerlo simplemente para mejorar el
transporte colectivo y los movimientos de la ciudadanía
por el núcleo urbano.
Visto esto continuaremos explicando la relación que
tiene con el paso del tranvía por Sant Feliu de
Llobregat... (pasa a la página TRAM
2)
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