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MENSAJE DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARIA RECIBIDO
EN TALAVERA (TO), A TRAVÉS DE JOSÉ LUÍS MANZANO,
EL 17 DE AGOSTO DE 1988.
La Madre: La Paz de Dios esté con todos vosotros.
PUBLICO: Y con tu Espíritu Madre.
La Madre: Ave María Purísima.
PUBLICO: Sin pecado concebida.
La Madre:
Una vez más hijo mío, Yo estoy aquí contigo para hablarte hijo mío, para
guiar tus pequeños pasos que siempre van por el buen camino.
Estoy aquí para que tú les enseñes, y les eseñes a que su alma crezca,
pero que a la vez sea pequeña, porque tú eres su labrador hijo mío, y Yo fuí
quien te dió la semilla. Con la fé hijo mío, riega esa semilla y verás cómo
crece fuerte, y nada podrá destruir esa semilla que ahora es una planta
fuerte.
El Mundo hijo mío, está muy engañado, sólo intentan hijo mío, alejarte
de mi lado. No podrán, no podrán hijo mío. Este es mi lugar y el tuyo.
Ningún humano podrá alejarte de mi lado, porque Yo siempre estoy a tu
lado. Tú siempre sufres por este mundo, como Yo, porque ya te estás dando
cuenta de lo que es este mundo, un mundo hijo mío, del pecado.
«Como Sodoma y Gomorra hijo mío. Tan triste fué aquello, pero esto
será
aún más triste. Hijo mío, a tu lado vendrá San Juan Evangelista, que vendrá
porque es tu hermano hijo mío, el hermano de Santiago Apóstol, porque
Santiago eres tú hijo mío, y tú eres Santiago.»
Vendrá para estar a tu lado, y para enseñar a las almas que el verdadero
Dios es el Señor Yahvé, el que creó el mundo. ¡Sí hijo mío! Sé fuerte y
mientras vivas hijo mío, todo lo que hagas dedícaselo al Señor, ofréceselo
para El, y verás hijo mío, cómo muchas almas llegarán hasta el Padre.
Y muchas serán fortalecidas por la fé, que tú y San Juan Evangelista
les daréis a este mundo, porque vosotros dos hijo mío, sois importantes en
este Mundo; y él vendrá hacia tí, y dentro de poco hijo mío.
Y el Mundo no se dá cuenta de que Yo, hijo mío...
«Vengo para preveniros de todo lo que va a ocurrir, como una buena
madre, así soy Yo hijo mío: Triste y Dolorosa por
todos los errores
que tan clavados están en mi Inmaculado Corazón.»
No me duele el dolor hijo mío, me duele que mis hijos vayan al abismo.
Eso es lo que me duele: Mis hijos. ¡Pedidme hijos míos!
PUBLICO:
Santísima Madre..., perdona nuestras almas y si es posible, también Madre
mía, intercede ante el Padre, para que perdone a todos nuestros familiares
que están confusos, cada uno en sus casas...
La Madre: Así es, hijo mío, y el Señor que ve vuestras almas..., que se
haga su Voluntad, y que si sois dignos, que os dé el perdón: Que se cumpla
tu Voluntad Señor Yahvé.
Padre Eterno: Estáis perdonados.
PUBLICO: Gracias Padre.
La Madre: ¡Seguid pidiendo!
PUBLICO: Madre, quiero que perdones a todas esas almas que no creen
en Tí, con lo bonito que es esto, Madre mía.
La Madre:
Hay muchas almas que no creen en Mí, pero también hay muchas almas que
con valor defienden mi nombre, porque esos son mis hijos y saben que yo soy
su Madre, y a la vez su Reina. ¡Seguid pidiendo!
PUBLICO: ¡Madre!
La Madre: ¡Díme!
PUBLICO:
Ayúdanos siempre para seguir este camino, que no nos detenga nunca la
humanidad.
La Madre:
Hija mía, hay muchas almas que dicen que nunca se separarán de mi lado.
Que no lo digan, pero que sean fuertes, y muchas almas hay que son, y saben
caminar. ¡seguid pidiendo! (No se entiende lo que preguntan.)
La Madre:
"Si tú sientes pena hijo mío, fíjate en Mí,
tan triste y sóla, pidiéndo ante
el Padre por todos vosotros; para que os perdone, para que os conceda su
perdón. Ahí estoy Yo, sufriendo por cada uno de vuestros errores."
¡Seguid pidiendo!
PUBLICO: Madre, si nos dieras una gracia especial a cada uno de los que
estamos aquí para que nos creyeran algunas almas, y fuera menos tu dolor y
menos tus espinas, y te las trajéramos aquí a todas...
La Madre:
Hija mía: Mi Hijo Jesús era el Hijo de Dios, la Segunda Persona de la
Santísima Trinidad, hizo milagros, su palabra daba Fé.
Pero cuántas almas habían que no le creían. La Gracia que Él tenía era
el ser el Mesías, y demostrar que Él era el Hijo de Dios. Y así hijos míos,
no os creerán. ¡Seguid pidiendo!
PUBLICO: ¡Madre!
La Madre: ¡Díme!
PUBLICO: Madre, te pido Luz para las almas y mi familia.
La Madre:
Hijo mío, camina hacia el Padre. Ya es hora hijo mío, y dentro de poco
verás ese aviso para que tú digas ese gran secreto que Yo te dí hijo mío.
Cuando tú lo digas, muchas almas vendrán a Mí, porque verán la verdad
en tu palabra, y sabrán hijo mío, que es Dios quien
te ha enviado.
Hijo mío camina y deja señal en tu paso, para que muchas almas vean
esa señal, y de corazón sepan seguirte. ¡Seguidle ahora, que aún estáis a
tiempo! Seguidle ahora, antes de que sea demasiado tarde, porque este hijo
que Dios os ha enviado es la verdad, y su palabra da fuerza para seguir
caminando en el Espíritu. Adiós hijos.
PUBLICO: Adiós Madre.
Padre Eterno: Adiós hijos.
PUBLICO: Adiós Padre.
El Maestro: Adiós hijos.
PUBLICO: Adiós Maestro.
El Hermano: Adiós hermanos.
PUBLICO: Adiós Hermano.
El Hermano: Que la Paz del Señor Yahvé quede con todos vosotros.
PUBLICO: Y con tu Espíritu Hermano.
El Hermano: Ave María Purísima.
PUBLICO: Sin pecado concebida.
El Hermano: Adiós hermanos.
PUBLICO: Adiós Hermano. ___
Cf.
Mt. 17, 10-13; s. Mt. 11, 13-15; Mc. 9, 10-13
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