PIEDRAS DE LA CREACIÓN


Se le llama así a 39 fragmentos rocosos surgidos a partir de la explosión con la que el Kaar dio origen al universo. Son, en total, una negra, una roja, dos azules, tres verdes y cuatro amarillas, que otorgan el poder mismo de la creación; siete doradas, capaces de conferir incalculables dotes mentales; nueve cristalinas, propias para brindar longevidad, y 12 plateadas, aptas para proporcionar una fuerza física inconmensurable.

Desde su descubrimiento, los dos preservadores se disputaron la tutela de estos fragmentos, aunque muy pronto notaron que hasta ellos eran incapaces de dominarlos. Las piedras parecían tener voluntad propia, y con el paso de los eones se ocultaron de la vista de los entes supremos: fundidas con estrellas o planetas u ocultas en los linderos exteriores del universo, su localización se volvió casi imposible.

Las 39 piedras han vagado por el universo durante toda la existencia de este buscando seres dignos de los poderes que otorgan. Cuando alguna de ellas elige un sujeto, brilla, en ocasiones incluso hace explosión, pero sea como sea, termina por desaparecer y transferir sus dones al sujeto. Este fenómeno se ha interpretado como una suerte de fisión de la piedra, cuya energía resultante pasa al elegido. A todo este proceso se le ha denominado “despertar”.

No todas las piedras han despertado, y las que lo han hecho no siempre lo han conseguido completas, en buena medida por la cacería que los brukusianos han emprendido tras ellas, cuyo resultado ha sido la fragmentación de algunas, ya que es imposible destruirlas por completo.

Una vez que una piedra o un fragmento de alguna de las mismas elige a un sujeto, hay cuatro destinos posibles para este: si muere asesinado, el poder de la piedra se pierde para siempre; de no ser así, el poseedor puede elegir entre esperar su muerte natural, en cuyo caso su cuerpo se volverá parte de la piedra, que reaparecerá en el mismo instante en que el sujeto muera y volverá a recorrer el universo hasta encontrar de nuevo a un individuo apto. También puede llegar a este proceso voluntariamente, sin necesidad de morir, y si alguien elige en vida volver a ser piedra, esta podrá tomar la forma que él quiera, e incluso ser moldeada por otros. La última opción es válida solo para los poseedores de las piedras con poder de la creación: volverse parte del cosmos. Dejar de tener materia, pero no conciencia. Además de estas consideraciones generales, cada tipo de piedra tiene características particulares.

LAS PIEDRAS DEL PODER DE LA CREACIÓN

Las piedras negra, roja, azules, verdes y amarillas están unidas por la característica de conferirle al elegido dotes superatléticas, vuelo y el dominio sobre la materia y la energía, el cual puede evolucionar hasta la facultad de crear vida. En un principio, los individuos consiguen dominar un proceso de fisión de su propia materia, la cual son capaces de regenerar aunque la hayan transformado en energía. Ello les lleva a enormes posibilidades de poder, y en este paso su acción más temible puede ser fisionarse por completo, causando con ello una explosión sumamente destructiva. Un ejemplo de ello es lo que Velreg Krer, heredero de la piedra roja, hizo luego de su primer enfrentamiento con la brukusiana Alvgakrist: desapareció su cuerpo por completo, causando una catastrófica explosión que además de destruir gran parte de Krytávir todavía dejó una enorme cantidad de radiación residual perfectamente aprovechable.

Cuando estos sujetos superan el nivel anterior presentan la habilidad de utilizar su poder con toda la materia y energía circundantes, los que les da posibilidades de destrucción casi infinitas, aunque en este paso también aparecen las facultades creativas, especialmente el don de infudirle vida a lo que su poder genera, como lo hizo Argor al engendrar a nueve dioses para enfrentar a Alvgakrist o Velreg Krer Kössmeg al “recrear” a su fallecido hermano con la escasa materia restante del mismo en su tumba y la energía de los alrededores.

No obstante todo lo anterior, existen variaciones entre las facultades que cada tipo de piedra confiere, consistentes en el nivel de poder, además del tiempo y la forma en que este se adquiere, sin olivdar los efectos en el poseedor. Una regla que parece inalterable con todas las piedras del poder de la creación es el hecho de que el nivel alcanzado es directamente proporcional al tamaño de la roca hallada (es decir, si se trata de un fragmento o de la pieza completa). Del mismo modo, el número de piedras surgidas es inversamente proporcional al poder dado; de esta manera, los herederos de las amarillas son menos poderosos que los de las verdes; estos, a su vez, son inferiores a los de las azules, y así sucesivamente. Pero a pesar de esto, las diferencias temporales en la aparición de las piedras y el destino mismo de los elegidos ha alterado tal regla. Así, por ejemplo, el hombre de la piedra más poderoso hasta ahora conocido es Kasurh, heredero de la energía de una de las tres piedras verdes. Ello se debe a que esta despertó poco tiempo después de la creación del universo, mucho antes que cualquier otra piedra, y a ello se sumó el hecho de que Kasurh ha conseguido sobrevivir todo este tiempo. Se piensa que guerreros como Velreg Krer Kössmeg, de la piedra roja, o Driedmuzarr, de una de las azules, están próximos a alcanzar el nivel de Kasurh y deberán superarlo algún día. El mismo potencial tiene Argor, también de las azules, aunque se encuentra todavía muy lejos del nivel de los anteriores.

La piedra negra

Hasta el momento, nada se sabe del despertar de esta piedra. De acuerdo con lo que se se ha visto con las demás, se especula que su poder es el mayor de todos los otorgados por las rocas.

La piedra roja

Esta piedra despertó en el siglo XX terrestre, otorgándole su poder a Harus Versaga, quien luego de ello se transformó en Velreg Krer, y con el paso de los años, tras alcanzar el Nimaar, en Velreg Krer Kössmeg, encarnación más próxima ya a su verdadero potencial como hijo de esta roca. Actualmente no cabe la menor duda de que ya se ha convertido en el segundo hombre de la piedra más poderoso de toda la historia cósmica, solo por debajo de Kasurh.

Aunque la piedra roja no tuvo elegidos anteriores ni ha sido fragmentada, otros seres han sido dotados de las habilidades conferidas por la preciada pieza escarlata: Aundrah Arbvleda / Drekgeder Krer, quien –por razones hasta el momento no clarificadas– pudo absorber cierta cantidad de energía roja residual que Velreg Krer dejara tras explotar luego de su derrota con Alvgakrist; Daargian Versaga, un androide formado por el poder de Velreg Krer Kössmeg y hecho a imagen y con parte de la materia restante del hermano de este, homónimo de su creación, y la descendencia cósmica de Harus Versaga, entre la cual hasta el momento han destacado Bolkor y Kobenk.

La piedra roja no parece alterar en nada la apariencia física de quien posee sus poderes, salvo por el muy obvio brillo en los ojos y en un halo circundante al “encender” la energía, la cual también deja una estela efímera durante el vuelo del sujeto.

Una peculiaridad que hasta el momento no se sabe si es exclusiva de los herederos de la piedra roja es el proceso que siguió Velreg Krer para transformarse en Velreg Krer Kössmeg, caracterizado por la desaparición del color en la energía. Luego de explotar tras su fracaso al enfrentar a Alvgakrist, el guerrero rojo dejó buena parte de su energía en la Tierra –la que dio origen a Drekgeder Krer– mientras su cuerpo se reintegraba en el Nimaar. A partir de ese momento, su nivel como hombre de la piedra siguió aumentando, pero al encender su poder la luz de este no era roja, sino blanca. Este fenómeno coincidió con una amnesia temporal en el sujeto, y hasta la fecha se ignora si la misma fue producto de la prematura vista del Nimaar o de un proceso evolutivo propio de los hijos de la piedra roja.

Al final, cuando Velreg Krer volvió al Nimaar y alcanzó el nivel para entrar y salir indistintamente del mismo, recuperó su memoria y el color rojo de su energía, completando su transformación.

Las piedras azules

De las dos, una despertó en el sistema Egtoon, en la persona del astongita Rout, hasta el momento el individuo más desarrollado de esta clase. Rout se resistió a la cacería brukusiana de manera formidable, y alcanzó el Nimaar antes de ser ultimado por Dragstarg en el planeta Onyais.

La otra piedra azul fue fragmentada por los brukusianos en dos mitades. Una de estas resucitó a Driedmuzarr, una guerrera del planeta Fuze muerta en combate, la cual ha evolucionado hasta llegar al Nimaar y casi alcanzar el nivel de Rout.

La mitad restante de esta segunda piedra, en algún momento y lugar hasta ahora desconocidos, también fue fragmentada en un número indeterminado de trozos. Algunos de los mismos llegaron hasta la Tierra, donde Eyk Pentirel los halló y se transformó en Argor, guerrero que se mantuvo en un nivel cercano al de Velreg Krer antes de la transformación de este en Velreg Krer Kössmeg.

Otro de los restos de esta piedra apareció en el planeta Tóralk, donde dio poderes al hongo animado Craa.

El destino del resto de los fragmentos no ha sido revelado.

Además del brillo en los ojos, el halo y la estela, las piedras azules provocan otros dos cambios físicos en sus elegidos: primero, su piel adquiere un tono azul al encender su poder, el cual se va intensificando conforme el nivel aumenta con los años, y más adelante, coincidiendo con la aparición de la habilidad de usar la materia y la energía circundantes para crear vida, el sujeto comienza a desarrollar extensiones óseas filosas de color negro que brotan de distintas partes de su cuerpo. No obstante, lo que determina el tamaño, frecuencia y localización de estas extensiones sigue siendo un misterio: Argor, luego de permanecer en animación suspendida durante seis meses, las presentó en los antebrazos.

Driedmuzarr, pese a tener un nivel muy superior, solo ha desarrollado dos pequeñas extensiones filosas que brotan de los dorsos de sus manos y apenas sobrepasan sus nudillos. Se ignora si son las únicas que tiene o es tan poderosa que controla sus extensiones y las muestra solo cuando es necesario. Esta teoría se apoya en el hecho de que en la serie citada fue vista siempre en reposo, nunca en combate.

Finalmente, en cuanto a Rout, cuando llegó a su etapa máxima, que es también el límite conocido para esta clase, tenía extensiones filosas en las rodillas, en los hombros y en los brazos. Instantes antes de pelear con Dragstarg, cinco cuernos brotaron de su cabeza.

Otra característica que hay que remarcar en los hombres de las piedras azules es lo que ocurrió con Argor luego de utilizar su poder creativo: cayó rendido y perdió tanto la piel azul como las extensiones, e incluso todos sus poderes parecieron apagarse, aunque los ha ido recuperando de manera muy lenta y gradual. Se ignora si este efecto obedece al todavía bajo nivel de Argor o es un distintivo general de los herederos de las piedras azules.

Las piedras verdes

La primera de las tres, como ya se ha citado, fue a su vez la primera de las 39 piedras en despertar, en un tiempo cercano al origen del universo, en el planeta Eltorieg, dando su poder a Kasurh, a la fecha el más evolucionado de todos los hijos de las rocas. Luego de mostrar su poder en innumerables ocasiones –sin duda la más importante de ellas cuando eliminó al brukusiano Dragstarg–, este ser optó por volverse energía y vivir en el Nimaar.

Otra de las piezas fue hallada por Dragstarg –antes de su encuentro con Kasurh– en el planetoide Sdeg, y quebrada por este en miles de fragmentos. De todos ellos solo se sabe con detalle el destino de uno, que llegó al planeta Vulkar y pasó a la familia real de Orgmiss. Su último poseedor, Zaxtel, está todavía en un nivel inicial del poder, y el caso presenta otras dos peculiaridades: aunque brinda algunas de las facultades acostumbradas (habilidades superatléticas, vuelo y cierto imperio sobre la materia–energía), el fragmento de la pieza no ha desaparecido, y su poseedor solo tiene el poder cuando este se encuentra pegado a su cuerpo.

Otro fragmento de la roca quebrada en Sdeg, según una escueta cita en Hombres de la piedra, forma parte de una armadura construida con cinco trozos de piedras plateadas, uno de una dorada y el de la verde, fabricada por los erhielanos del sistema Daeren. Tal proeza, según lo que se sabe, solo podría haber sido lograda con el consentimiento de los elegidos de tales fragmentos, pero nada más se ha dado a conocer sobre este suceso.

La tercera piedra verde permaneció completa y eligió a Dékar, un ser de una raza denominada noradita. No han sido revelados más detalles al respecto.

Como puede inferirse, el caso de Zaxtel es el que más luz puede arrojar acerca de la evolución y posibles singularidades de los hijos de las piedras verdes. A lo antes citado se puede agregar que el fragmento que posee el príncipe orgmisseano le confiere otra habilidad hasta el momento exclusiva de las piedras verdes: el don de realizar curaciones.

Las piedras amarillas

De las cuatro piedras solo se conoce hasta el momento el destino de una, que llegó a Vulkar y eligió a Aadú, un skelrryg que en tiempos anteriores a Orgmiss se destacó por usar sus poderes contra los licántropos del planeta. Sus hazañas culminaron cuando fue derrotado de manera humillante por Dragstarg.

LAS PIEDRAS DE LAS DOTES MENTALES

Solo se conoce hasta ahora el destino de dos de las siete piedras doradas y del fragmento de una tercera. En Hombres de la piedra se cita a Asfur como el primer y más brillante hombre de la piedra dorada, quien tomó la inusual decisión de morir para convertirse en un libro compuesto por tabletas de la misma roca que le diera la sabiduría superior que poseía.

Este libro fue hallado por Zaggyi, un nativo del planeta Xoraa que también fue elegido por una piedra dorada.

La sabiduría de Asfur y Zaggyi fue de vital importancia para el desarrollo de Velreg Krer Kössmeg.

Otro fragmento de piedra dorada fue usado para confeccionar la armadura de los erhielanos del sistema Daeren. Con dicho fragmento se formó el casco, a partir de un ser conocido como Skan’taak, el cual indudablemente también fue un hombre de la piedra dorada que por propia voluntad se transformó en dicho casco. En esa forma llegó a la Tierra en la cabeza de Terronth, al que luego traicionó para ayudar a los guerreros Grahkka. Actualmente está en manos de Linze.

Aunque no se ha revelado nada al respecto, se infiere que las dotes mentales que las piedras doradas otorgan no se limitan al conocimiento y sabiduría, sino que también incluyen facultades como la telequinesis o la telepatía, entre muchas otras.

LAS PIEDRAS DE LA LONGEVIDAD

Nada se ha revelado hasta el momento acerca del destino o naturaleza de las nueve piedras cristalinas.

LAS PIEDRAS DE LA FUERZA

De las 12 piedras plateadas solo se ha dado a conocer el destino de seis fragmentos: cinco de ellos fueron usados para la multicitada armadura de los erhielanos, mientras que un sexto fue el que el terrestre Gobleuk Boltag encontró y lo volvió Morlab.

La única singularidad conocida de estas piedras la ofrece el mismo caso de Morlab: su cuerpo, además de ser duplicado en masa y obtener la enorme fuerza física, fue cubierto por una impenetrable y permanente capa plateada.