Las Fuentes/5

Abastecimiento y Consumo Alimentarios en el Reino de Granada (1482-1510)
Teresa de Castro


Actas Capitulares
Definición
Características formales
Entre la forma y el contenido se esconde la realidad social
        Relación directa entre sesiones de cabildo y libros de actas
        Disociación entre sesiones y el contenido de las actas
                Libros de funcionamiento interno// Libros de jurisprudencia municipal // Libros de carácter judicial//
                Libros de control fiscal // Libros de oficios municipales // Libros de organismos municipales //
                 Libros de participación ciudadana
                Otros
Contenido
Objeciones generales]

Actas Capitulares


1. Definición

Conjunto de decisiones legales adoptadas en las reuniones periódicas del cabildo para hacer frente a las necesidades y problemas que tiene una determinada comunidad, grupo o persona.


2. Características Formales

El análisis de los primeros Libros de Cabildo conservados para el Reino muestran una estructura y características formales que coinciden en líneas generales con aquéllas señaladas por un grupo de jóvenes investigadores cordobeses dedicados al análisis exhaustivo de este género(72). Pero, como es lógico, preferimos presentar nuestras propias conclusiones, obtenidas a partir del examen directo de las fuentes.

La estructura formal se basa en la sucesión ordenada pero no repetitiva de fecha, encabezamiento, dispositivo y refrendo, elementos que conforman un cuerpo documental claramente identificable visualmente. Veamos cuáles son sus peculiaridades:

2.1. El documento se inicia con la fecha tópica a la que siguen el día de la semana (aunque no siempre), día, mes y año. Suele aparecer separada de los restantes elementos y centrada en el folio, aunque a veces se une al encabezamiento en un mismo párrafo.

2.2. El encabezado normalmente aparece separado de la fecha y con una caja de escritura mucho más grande, si bien en ocasiones la información aparece en un mismo parágrafo.

Se indica primero el lugar donde se celebran las sesiones. Cuando los concejos establecieron un espacio de reunión propio lo normal es que se indique "en las casas de cabildo acostumbradas/para ello diputadas" o expresiones similares; pero en los casos en que no era así o en aquéllos en que abandonaban momentáneamente la sede habitual suele especificarse el lugar de asamblea e incluso el motivo del traslado: «Se juntaron a cabildo en las casas de Juan de Villalobos, regidor, porquestaua herido en la cabeça».

Se continuaba con el formulario diplomático con expresiones tales como: "fueron ayuntados en consejo segun que lo han de uso y costumbre para entender en las cosas complideras al pro e bien desta ciudad, los siguientes", "segun que lo an de uso y costumbre, conviene a saber" al que seguía el elenco de los participantes: se indica el nombre, apellido/s, profesión y/o cargo de los miembros del cabildo que asisten a la reunión, enumerados en orden descendente según su rango: primero el corregidor o su teniente y por último el personero o el escribano, colocados bien uno tras otro, bien expuestos en columnas. Menos habitual es que se obvie esta larga enumeración y se exponga el apartado dispositivo inmediatamente después: "Los señores justicia y regimiento acordaron y proveyeron" o fórmulas semejantes.

2.3. El Dispositivo, es el núcleo fundamental del texto y suele aparecer con una caja de escritura más pequeña que el elemento anterior. Se recogen en él gran parte de las determinaciones tomadas en cada sesión, aparte de la documentación dirigida y leída en cabildo. Éstas se exponen en forma de parágrafos separados entre sí y precedidos por un pequeño signo gráfico similar a una efe. Es habitual que en el margen izquierdo, separado del texto, aparezcan unas palabras-clave que resumen el asunto del acta, pero en ocasiones se colocan aquí los pregones de algunas de ellas e incluso información adicional.

El orden en que aparecen las distintas disposiciones es aparentemente aleatorio, si bien podemos suponer que existiría un orden del día previamente elaborado a partir de las peticiones preexistentes, las denuncias presentadas, las cuestiones pendientes de sesiones anteriores a las que se sumaría la discusión de la documentación llegada de fuera, la información proporcionada por los distintos funcionarios civiles, y la "publica voz y fama". No hemos encontrado referencias directas a este hecho, pero está claro que los temas pendientes de días anteriores se trataban en primer lugar.

2.4. El refrendo, a pesar de lo que podría pensarse, no es habitual, encontrándose sólo esporádicamente las firmas de los participantes en el "ayuntamiento". Más frecuente es la firma y/o rúbrica del escribano en la parte inferior de los folios del libro.


3. Entre la Forma y el Contenido se esconde la Realidad Social

El análisis formal, esto es, de modo en que se presentan los contenidos, no puede considerarse anecdótico ni mucho menos nimio dado que, como veremos, ello está directamente relacionado con la imagen que proporciona de las actividades desarrolladas en los cabildos, y de los temas y problemas allí examinados.

Ante todo se impone una amplia labor de consulta para que las conclusiones no nos lleven a engaño. La afirmación no es demagógica. El examen de un libro elegido al azar puede ofrecer una imagen un tanto desvirtuada de lo que sería, por mencionar el tema que nos ocupa, el aprovisionamiento de la ciudad, y si nos equivocamos en un aspecto tan básico el resto de las conclusiones pecan de cierta fantasía. Además, hay que andar con mucho tiento a la hora de analizar ejemplares únicos de un tipo concreto de fuentes: un libro de viajes, una crónica, una biografía, un libro de actas u otros pues no puede negarse la tendencia, inconsciente o no, que todo investigador muestra a acomodar sus pre-juicios o hipótesis a los datos que le proporcionan las fuentes, o, en sentido inverso a generalizar a partir del estudio de un simple elemento.

Aunque contamos con libros muy tempranos no en todos lo casos sabemos si fueron los primeros en redactarse y por tanto los procesos de transformación acaecidos; además el número de volúmenes completos es escaso -más todavía en el caso de la provincia de Almería-, y en muchos lugares disponemos solamente de cuadernillos sueltos de distintos períodos a veces desencuadernados y mezclados con otros de años anteriores o posteriores. Con todo, un análisis de las secuencias más completas, como en el caso de Málaga, completado con las deducciones obtenidas del examen de las restantes piezas, permiten formular una hipótesis interpretativa de cómo se desarrolló y evolucionó la redacción de los libros de actas. Podemos establecer dos fases generales que, evidentemente no pueden tener periodización, y que serían ante todo los dos polos de un proceso evolutivo escalonado, cuyas manifestaciones externas más visibles serían la disminución en el tamaño de los libros, la anualización de los mismos, la cursivización de la grafía y la reducción de los contenidos yendo de lo general a lo específico.

También conviene señalar que la intervención de los corregidores en este proceso debió de ser más importante de lo que podría pensarse en un primer momento. En el acta de Baza del primero de mayo de 1495 el escribano copió el encabezado, luego la tachó y señaló al margen: «Mandose faser registro nuevo de pliego entero desde este dia en adelante por mandado del dicho señor corregidor e por esto se testó esto e lo de adelante en este registro contenido». Si tenemos en cuenta que este libro presenta la particularidad de estar compuesto por cuadernillos de pliego doblado, que por tanto presenta un tamaño tipo cuartilla, y que acaba dos hojas más adelante de hacerse esta salvedad, tenemos un indicio -leve siquiera- de la existencia de una tendencia uniformizadora en el conjunto del reino, palpable precisamente en el mismo tamaño que señala el corregidor bastetano. A pesar de que este libro es el primero que se conserva de la localidad, cabe suponer que entre el año 1489 de la conquista y el año de inicio de estas actas, 1492, existieran otras, de manera que éstas entrarían dentro del proceso que describimos en el PUNTO 2.

3.1. Relación Directa entre las Actividades Desarrolladas en las Sesiones de Cabildo y lo Contenido en los Libros de Actas

Ello explicaría el mayor formato de los primeros libros, tanto en número de páginas como en sus medidas. En él se transcribirían todas y cada una de las decisiones tomadas y de las actividades allí efectuadas: desde las más insignificantes (como la salida o entrada de los regidores), a la lectura, discusión y determinación en torno a la documentación real llegada desde fuera, el remate y censo de los bienes propios, los procesos de postura y subasta de los abastecedores alimentarios, la redacción de cartas de poder con diversos fines, los pregones y notificaciones, las cartas llegadas de otros concejos, los requerimientos judiciales y las sentencias que afectaban directa o indirectamente a la ciudad, aparte de las peticiones concretas sobre los más variados temas, así como las cuentas anuales del mayordomo (véase figura 5a). Esta trascripción, aun siendo mas fiel a la realidad dificultaría el manejo de los libros por el formato, por contener lo dictaminado en años distintos y por dificultar la labor del escribano. La frase «Esto se ha de pasar a las hordenanças hasta donde habla del dicho peso», expresa la perenne labor de copia que debía ejercer éste.

3.2. Disociación entre Sesiones de Cabildo y Libro de Actas

En un período de tiempo indefinido -pues los ritmos son distintos en cada una de las ciudades dependiendo del año de su conquista-, a medida que el concejo se iba organizando aumentaron los organismos municipales y también los asuntos tratados por éstos. La consecuencia directa sería la disgregación de los datos en diversos libros conservados en el primitivo archivo. Este proceso favorecería eliminar de las actas la saturación de información, facilitaría su consulta, pero al mismo tiempo haría que desapareciesen otros aspectos más relacionados con las necesidades reales de la ciudad y de las personas anónimas que la habitaban, tales como las peticiones particulares. A ello hay que sumar el aumento global de documentación que atesoraban los distintos concejos, hecho que queda reflejado en la falta de espacio de las primitivas arcas, la adquisición de otras nuevas y la colocación de los libros más antiguos en armarios que serían el germen de los primitivos archivos municipales, tal como ocurrió en Antequera en 1503. Dicen las ordenanzas del lugar: «Han de tener ansimismo el escribano del cavildo su lugar señalado donde se asiente, y donde estuviere su asentamiento ha de aver un armario muy bien hecho con su çerradura, donde pueda tener sus escrituras que sean de mucha importançia, porque alguno no tenga osadia de las tomar, ansi como cartas mensageras y petiçiones e otras cosas semejantes y traslados de escrituras». De otro lado, el volumen de documentación que pasó el escribano del concejo de Málaga a su sucesor el 30 de enero de 1494 evidencia la complejidad de la vida municipal pocos años después de la conquista. Veamos como se plasmó esta ampliación y dispersión documental en la FIGURA 5b:

3.2.1. Libros de Funcionamiento Interno del Cabildo

{1} Registros de cargos y oficiales del cabildo.

En ellos se iban asentando los nombres de las personas que conformaban el cabildo así como los de aquellos oficiales que dependían directamente de él.

{2} Registros de las posesiones del cabildo.

Es el registro de los bienes que conformaban la base del sustento fiscal del municipio.

3.2.2. Libros Base de la Jurisprudencia Municipal

{3} Colecciones de documentos originales.

Éstos -tanto los específicos de la ciudad como otros de interés general para el reino- llegaban al municipio bien directamente de las autoridades u organismos emisores, bien a través de mensajeros enviados a la Corte o a otras localidades, hecho que queda testimoniado en los «memoriales» de escrituras traídas de la Corte o de diversas ciudades que jalonan los primeros libros capitulares. No sabemos si fueron encuadernados, cosidos o sólo reunidos en aquella época, pues mientras en Loja parece que los originales se guardaban tal cual en el arca: «vna çedula real está trasladada en el libro de las provisiones del cabildo y el original en el arca del conçejo», las ordenanzas de Málaga mencionan explícitamente la obligación de tener libros encuadernados.

{4} Libros de Provisiones y/o Mercedes y Privilegios.

Se trata de libros copiadores o de traslados, cuyo fin era facilitar sus consulta y sobre todo evitaba los problemas derivados de la pérdida y deterioro de originales, además de eliminar de los libros de actas un apartado fatigoso para el escribano y que ocupaba mucho espacio.

{5} Libros de Ordenanzas.

Recopilaciones en su mayoría posteriores a la mitad del siglo XVI, aunque sabemos que antes de que éstas se produjeran el municipio tenía sus propios libros. Así en 1501 el cabildo de Granada manda asentar una ordenanza sobre los peones del campo en el folio 234 del Libro de Ordenanzas y podemos suponer que lo mismo sucedería en los restantes concejos.

3.3.3. Libros de Carácter Judicial

{6} Libros de Actas Judiciales.

En él se exponían sumariamente todas las denuncias o quejas de los vecinos, así como las diligencias que se iban desarrollando a lo largo del proceso hasta que el juez (el corregidor o alcalde) emitía su veredicto. Se trata de un libro que, como el de actas capitulares, se hace día a día.

{7} Libros de Condenas y Denuncias.

{8} Libros de asiento de los pleitos y sentencias tocantes a la ciudad.

3.3.4. Libros de Control Fiscal

{9} Libros de Propios.

Como los que actualmente se pueden observar en los archivos de Antequera, Loja y Vera. En ellos se agrupan las rentas y censos que recaían en los bienes que conformaban la base del presupuesto municipal, así como el "rendiconto" de aquellas actividades cuya explotación económica tenía como destino las arcas concejiles.

{10} Libros de Mayordomos.

Recopilan todas las gestiones efectuadas por este "contable municipal", representante económico de la ciudad, las cuales serán luego cotejadas con las anotaciones del propio cabildo. En ellos se incluyen en ocasiones los remates de los bienes propios, compra-ventas del ayuntamiento, libramientos, cobro de penas y las cuentas anuales del concejo.

{11} Libros de Censos.

En el pequeño museo existente en el Ayuntamiento de Baza puede observarse un magnífico ejemplar de los censos de la ciudad, y un volumen menos grueso se conserva en el archivo de Antequera.

{12} Registros de salida o entrada de ganados, cereales, y productos de abasto de primera necesidad sobre los que existe una legislación particular.

{13} Registro de fianzas de tenderos, taberneros y regatones.

3.3.5. Libros de los Oficiales Municipales

{14} Libro del almotacén.

{15} Libro del alcaide de la mar.

{16} Libro de los veedores.

{17} Libro del fiel de la carnicería.

{18} Libro de obligados, estanqueros y arrendadores.

{19} Libro de las posturas de los diputados.

{20} Libro de albalaes.

Aunque no se habla expresamente de ellas tenemos un testimonio que hace pensar que así debería ser, en este caso hace referencia a aquéllas que se entregaban al vigilante de Puerta Nueva de Málaga por el paso de las mercaderías que salían o entraban para la alhóndiga: «aveys de sartar en vn hilo todas las dichas alualaes çubsesyvamente como vinieren».

{21} Libro del cobro de la sisa.

3.3.6. Libros de los Organismos Municipales

{22} Libro del Pósito del trigo.

La población granadina de Moclín conserva un libro del pósito en su archivo municipal correspondiente al año 1515.

{23} Libro del Peso de la harina.

{24} Libro del Peso de la carne.

{25} Libro de la Alhóndiga.

3.3.7. Libros de "Participación" Ciudadana

{26} Registros de Peticiones.

No hemos encontrado ninguno, pero sabemos de su existencia por las referencias claras al respecto halladas en algunas actas antequeranas: «se dieron çiertas petiçiones al pie de las quales van las respuestas», siendo el testimonio más claro la del libro de Granada: «segund lo dio por menudo, questá en el legajo de las petiçiones».

{27} Libro de licencias.

3.3.8. Otros Libros

{28} Libros de Cartas Mensajeras o peticiones a la Corona.

Aunque no se ha conservado ninguno sabemos que se conservaban en diversos archivos: en Antequera y Granada al menos.

{29} Libros de las marcas del ganado.

Contamos con un curioso ejemplar conservado en el archivo de Loja, dedicado solamente a dibujar las distintas marcas que presentaban los ganados de la localidad.

{30} Libro de los Oficios.

En el Archivo de Baza se conserva un ejemplar de principios del XVI.

Seguramente el número de libros particularizados era mucho mayor pues es difícil suponer que incluso los documentos más nimios no se guardasen de alguna forma en el archivo capitular, sin embargo no hemos hallado testimonios documentales de su existencia.


4. Contenido

Dado que nuestro interés por este género es subsidiario al del conocimiento de los procesos de aprovisionamiento, nuestra lectura ha sido por fuerza selectiva, por lo que seguramente se nos han escapado muchos de los aspectos que tocan estos libros. Con todo podemos decir que la visión general obtenida coincide con el esquema efectuado por el equipo de investigación encabezado por Carmen Belmonte(104). La información toca temas relacionados con política administrativa (elección y funcionamiento de cargos), economía (regulación del ecosistema, agricultura, ganadería, actividad industrial, artesanal y comercial), urbanismo (ordenación vial, control de edificios), justicia (penas y pleitos), guerra (aporte de hombres y equipo, milicias urbanas, nombramiento de cargos militares), y, por supuesto, la Hacienda local (control de los bienes propios, de los arbitrios y los repartimientos). Veamos ahora cuáles son los temas relacionados con el abastecimiento alimentario de los que hablan las actas de las localidades consultadas:

* Control de actividades productivas: agricultura, ganadería, pesca, caza, apicultura, etc.

* Espacio comercial: creación, reorganización o modificación del mercado y de los puestos de venta; regulación de la venta ambulante y doméstica.

* Infraestructuras de producción, transformación y distribución: enumeración de ellas (hornos, molinos, almazaras, mataderos, tiendas, mesones, ventas, tabernas, pósito, alhóndiga, etc.); inspección de las mismas; licencias para arreglarlas o para instalar otras nuevas; reglas de funcionamiento.

* Organización del aprovisionamiento de los productos más importantes: elección del sistema abastecimiento (obligación, estanco, arrendamiento) y gestión práctica del mismo mediante posturas, remates, obligaciones, fianzas, pregones y notificaciones.

* Política de prevención de la carestía: control de las reservas de cereales sobre todo pero también de otros productos básicos en la localidad y su alfoz a través de registros, calas, catas, compras, vedas de salida, etc.

* Vigilancia fiscal del mercado alimentario: elección de almotacenes, fieles, sobrefieles, diputados, etc.; percepción de derechos y rentas derivadas de los procesos de transformación y venta; inspección y penalización de los fraudes cometidos; fijación de precios, pesos y medidas, calidad y vigilancia de los mismos.

* Aprovisionamiento extraordinario: abasto a gente de guerra; ayuda a poblaciones necesitadas; sisas y repartimientos para hacer frente al pago de cantidades elevadas de dinero.

* Aspectos socioculturales de la alimentación: moriscos, hidalgos, mujeres, pobres, enfermos.

Afirmar que las ordenanzas son "lo oficial" y las actas "la realidad", o decir que son auténtico reflejo de la vida y problemática de una ciudad, tal como señala Belmonte(105), por mucho que pesase el intervencionismo municipal en la organización de la vida local, es un tanto impreciso. De acuerdo con ello, todo lo que pasaba en la ciudad quedaba reflejado en las actas capitulares -hecho que no es cierto, tal como acabamos de ver- a lo que hay que sumar que no todos los dictámenes se cumplían(106).

Puede más bien decirse que éstas son un nivel inferior o más mediato de la oficialidad, pues en caso contrario, ¿cómo explicamos que ciertos productos que sabemos a ciencia cierta que se consumían no aparezcan en ninguna de esa normativa? En el mismo sentido incide Anna Maria Nada-Patrone, según la cual se perfilan como fuentes para la historia de la psicología de las estructuras civiles y políticas más que como una representación de la realidad(107). Como vemos, la información se basa más sobre lo que el mercado ofrecía y sobre las necesidades de regularlo que en la demanda efectiva de los que tenían que alimentarse. Describen una realidad más en negativo que en positivo, por dos motivos: primero porque son el reflejo de los intereses que tienen las autoridades de los lugares donde se elaboran en un momento determinado, y, en segundo, porque reflejan la existencia de costumbres y comportamientos muy arraigados que a duras penas intentan ser impedidos o modificados.


Objeciones Generales


La crítica fundamental que se podría hacer a todo este conjunto de disposiciones legales deriva del hecho de haber sido emanadas por el poder político, por lo que no puede afirmarse con rotundidad que proporcionen una imagen directa de lo que pasaba en el mercado local y mucho menos de la situación concreta a la que hacía frente cualquier consumidor cuando iba a «hacer la compra».

Sea como fuere, los estudios sobre consumo urbano disponibles muestran interesantes coincidencias que parecen insinuar comportamientos más o menos generalizados de los que podemos obtener información siquiera general. Son de estas coincidencias de las que vamos a hablar a partir de ahora.



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