En el plano internacional se están haciendo esfuerzos para
estandarizar las mejores prácticas generales y específicas de combate a la
corrupción. Abundan las recetas, como algunos las califican. La del Estado
Incorruptible, presentada por el experto Omar Torrijos Pauzner, en la Cumbre
Anticorrupción, el 21 de septiembre de 2000, establece los siguientes principios
y fundamentos:
Que introduzca y mantenga una
nueva política basada en la verdad, la justicia social, el patriotismo
y la conciencia para que dicha novedad en la política produzca la
restauración de las naciones y termine con la acostumbrada tendencia a
pensar que la política es un medio para llegar al poder.
Que el bien es común, tanto
material como económico, así como mental y corporal sea el objeto
primordial para emprender cada acción del gobierno en todos los
niveles.
Que suplante todas aquellas
estructuras que obstaculizan el bienestar y que reoriente,
reestructure y provea una nueva dirección en todas las instituciones
del Estado.
Que le preste una seria
atención a los problemas particulares de la nación y a las desventajas
de aquellas áreas que así lo ameriten.
Según Torrijos Pauzner, "el Estado Incorruptible, tiene que
nacer de las entrañas de hombres honestos, capaces y valientes, que se decidan a
romper con el atractivo encanto de la corrupción, la ausencia de ética, la falta
de valores y la injusticia social; hombres que se atrevan a levantarse y cortar
los cordones umbilicales que alimentan y contribuyen a robustecer la
corrupción...El mundo clama por ser liberado de la esclavitud de la corrupción y
por reformas adecuadas para elevar la dignidad humana sobre la tierra y elevar
nuestra calidad de vida".
El Departamento de Estado del gobierno de Estados Unidos ha
establecido unas normas prácticas, ensambladas de los códigos internacionales
vigentes y de las leyes locales. Básicamente se dividen en dos categorías: las
dirigidas a establecer y mantener sistemas de contratación de funcionarios
públicos y las que deben adoptarse luego de que los funcionarios ocupan
posiciones públicas.
Vemos unas y otras, a continuación.
Para contratación de funcionarios con el más alto nivel de
competencia e integridad:
Los sistemas deben pagar una
remuneración justa que permita mantener el debido nivel de vida sin
corrupción.
Los sistemas de contratación
y los ascensos deben ser abiertos y por méritos, basados en normas
objetivas.
Los sistemas deben garantizar
una jubilación digna sin recurrir a la corrupción.
Los sistemas deben permitir
una preselección a fondo de todos los empleados destinados cargos
vulnerables.
Los sistemas deben incorporar
periodos de prueba después de la contratación inicial.
Los sistemas deben preservar
los principios de los derechos humanos y ser eficaces para prevenir y
detectar la corrupción.
Para el mantenimiento del personal en la gestión pública:
Las instituciones públicas
deben ser imparciales, especializadas y administrar códigos de
conducta moral.
Debe existir capacitación y
asesoramiento de funcionarios para asegurar el debido entendimiento de
las obligaciones y las normas éticas que rigen las actividades, así
como el profesionalismo y el ámbito de competencia.
La capacitación debe
incorporar el estudio de las prácticas de brutalidad física y otras
violaciones asociadas con la corrupción de los funcionarios de
justicia y seguridad.
Asegurar los mecanismos
gerenciales que hagan cumplir las normas éticas y administrativas de
conducta.
Los sistemas deben reconocer
méritos a los empleados que muestren una alta integridad personal y
contribuyan al objetivo de defender a su institución contra la
corrupción.
Los sistemas de personal
deben incluir turnos periódicos en las tareas para disminuir el
aislamiento que fomenta la corrupción.
Los sistemas deben
proporcionar la debida supervisión a las decisiones discrecionales y
del personal que puede tomarlas.
Los supervisores deben rendir
cuentas del control de la corrupción.
La dirección de cada
organismo debe practicar y promover activamente las normas de
integridad y demostrar dedicación para impedir y detectar la
corrupción, la deshonestidad y la conducta inmoral.