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Querer es
poder, decían las abuelas |
Entre abril de 1998 y diciembre de 1999 se realizó en el
municipio Campo Elías de la población de Ejido en el estado Mérida, bajo el
patrocinio y ayuda del Banco Mundial, una experiencia piloto para toda América
Latina, con la finalidad de poner a prueba un conjunto de prácticas
transparentes en el diseño y la aplicación de políticas públicas por parte de un
gobierno local, con la participación amplia de la comunidad y la asesoría del
organismos multilateral por la vía de varios expertos.
La iniciativa surgió tras la realización de un taller
regional en Caracas a fines de 1997, donde participaron funcionarios del Banco
Mundial y de varias organizaciones no gubernamentales, junto a un grupo de
funcionarios municipales de Latinoamérica. Se analizó intensamente, entre otros
tópicos, el recorrido dado por la descentralización de funciones ocurrida en
Venezuela desde 1989, proceso que había generado graves problemas de desorden
administrativo, corrupción y de mala interpretación de normas y regulaciones.
"Procedimientos imposibles de predecir y funciones duplicadas
trajeron consigo la ausencia de métodos transparentes de mecanismos de rendición
de cuentas en la provisión de servicios, creando incentivos para la corrupción
entre funcionarios municipales. Los ciudadanos creían a menudo que los sobornos
eran la manera más efectiva de obtener servicios y no estaban motivados para
participar en la función pública", revela la memoria documental del Banco
Mundial al respecto de la situación reinante en nuestro país.
En la reunión, 35 alcaldes venidos de todos los países de
América Latina solicitaron ayuda al Banco Mundial al conocer que el ente
multilateral podía asistirlos técnica y financieramente con diversos propósitos.
Al final del encuentro, solamente 20 alcaldes firmaron acuerdos para asistencia
en reformas gubernamentales y tres pactaron cartas de acuerdo para programas de
transparencia.
La alcaldesa de Ejido, electa con los votos de Acción
Democrática, Elba Soto, se anotó en la lista de interesados para la realización
de un programa de transparencia y resultó favorecida con el accionamiento del
plan piloto, luego de tres visitas de especialistas del Banco Mundial a la
comunidad de Ejido.
Composición política de la
Alcaldía de Ejido en 1998
Nombre |
Cargo |
Filiación política |
Elba Soto |
Alcalde |
AD |
Josefina Piña Dávila |
Concejal |
AD |
Arminda Chacón Rangel |
Concejal |
AD |
Jesús Alberto Ochea |
Concejal |
AD |
Angel Lobo Díaz |
Concejal |
AD |
Luis Pérez Dávila |
Concejal |
AD |
José Abel Pineda |
Concejal |
MAS |
Carlos Sánchez |
Concejal |
MAS |
Juan Pérez Rodríguez |
Concejal |
COPEI |
Neptalí Rojas Rivas |
Concejal |
COPEI |
La anterior es la estructura política típica de cualquier
Concejo Municipal del interior del país antes de la llegada al poder del
chavismo: una mayoría adeca de 6 concejales contra 4 de la oposición repartida
entre COPEI y el MAS. Para el momento, la comunidad de Ejido estaba integrada
por unos 120 mil habitantes y políticamente estaba dividida en 7 parroquias:
Acequias, Fernández Peña, Jají, La Mesa, Matriz, Montalbán y San José, con 89%
de la población urbana y 11% rural y 39% considerada como pobre por el Banco
Mundial. "En el pasado –refiere el diagnóstico antecedente de la prueba piloto-
la corrupción debilitaba la provisión y mantenimiento de servicios, así como la
calidad de vida de Campo Elías".
Entre Junio y julio de 1998, se aplicó una encuesta que
diagnosticó dos factores clave en la percepción de la corrupción municipal por
parte de los pobladores:
"Los procedimientos
administrativos ineficientes, excesivamente complejos e imprescindibles
eran usados para certificar los pagos de impuestos y para conceder
permisos industriales, de comercio y de construcción".
"la información pública y la
rendición de cuentas no existían".
"Los resultados de la encuesta diagnóstico –revela el
documento del Banco Mundial- fueron presentados en un taller que se llevó a cabo
con la participación de la comunidad. Las estrategias para la reforma municipal
fueron desarrolladas sobre la base de los resultados de las encuestas y de las
decisiones de los grupos involucrados. Los grupos de trabajo identificaron los
obstáculos a la reforma así como también los recursos disponibles para frenar la
corrupción y reformar el gobierno municipal. También se propusieron soluciones y
presentaron métodos para llevar a cabo un seguimiento de los cambios mediante un
plan de acción".
Básicamente fueron tres los problemas detectados:
Procedimientos administrativos
complejos e ineficientes fomentan la corrupción.
Insuficiente información impide
la rendición de cuentas y la transparencia.
El gobierno local no fomenta la
participación ciudadana y la sociedad civil no influye en las decisiones
del gobierno municipal.
De común acuerdo, autoridades municipales y población
aprobaron cinco ordenanzas municipales para incrementar la participación de la
comunidad.
El plan de acción provocó cambios en los procedimientos
administrativos para las licencias de industrias, construcción de obras públicas
y privadas y de comercio y para la certificación de pagos de impuestos
municipales, con el apoyo del Banco Mundial en la instauración de procedimientos
transparentes de controles de responsabilidad, suministro de servicios y
credibilidad en el gasto.
"Las técnicas de monitoreo –revela la documentación
disponible- incluyeron audiencias públicas sobre el presupuesto, un sistema
computarizado para efectuar el seguimiento de las obras públicas y talleres
locales con actores sociales... Después de la implementación, una segunda
encuesta de percepción de los usuarios fue conducida para evaluar el programa
piloto. La encuesta de 1999 encontró que el desarrollo de consensos entre la
sociedad civil y el gobierno local había logrado mejorar la transparencia, el
acceso público a servicios, y la propia capacidad del gobierno para resolver los
problemas municipales. Con el inicio de audiencias públicas participativas sobre
presupuesto, la sociedad civil se convirtió en una parte integral de los
procesos de toma de decisiones y de implementación de políticas públicas
locales".
Se añade que "ahora los ciudadanos de Campo Elías, Ejido,
ejercen mayor incidencia en cómo se distribuye el presupuesto local porque
demandan eficiencia. Han ganado mayor poder para ocuparse y hacer seguimiento de
sus proyectos".
Vemos las mejoras ocurridas en el incremento de la
transparencia y la disminución de la corrupción, con los resultados de las
encuestas aplicadas por el Banco Mundial en 1998 y 1999 en porcentajes:
Indicadores de impacto para el programa de reforma
de Campo Elías, Ejido, en el estado Mérida,
reconocidos por el Banco Mundial, en promedios sobre
100%
Año |
Falta de información |
Efectividad |
Eficiencia |
Corrupción |
Posibilidad de acceso |
Complejidad administrativa |
1998 |
10% |
81% |
74% |
39% |
78% |
32% |
1999 |
4% |
94% |
79% |
16% |
84% |
13% |
"Entre julio de 1998 y agosto de 1999, las percepciones sobre
el desempeño, la corrupción y el complejo administrativo mejoraron más de 50%",
argumentan los expertos del Banco Mundial. El equipos conformado por María
González de Asís, Especialista en manejo del Sector Público del Banco Mundial;
Edgardo Buscaglia, Raúl Monte Domecq, Guillermina Kanonnikoff, del programa de
Asistencia Técnica a Municipalidades del Banco Mundial; la alcaldesa, Elba Soto
y Fundacomún; reconocieron al final de la experiencia piloto las siguientes
lecciones e impactos:
La voluntad política es
imprescindible: "el compromiso político en todos los niveles es crucial
para reformas institucionales comprehensivas, y en particular para crear
sistemas transparentes y capaces de rendir cuentas y para frenar la
corrupción".
Las encuestas son útiles para
suscitar conciencia y para diseñar, monitorear y evaluar las reformas:
"Sirvieron para identificar problemas y para realizar el seguimiento y
evaluar las reformas asociadas con la corrupción y los defectos del
gobierno municipal que no era capaz de rendir cuentas y que no era
transparente".
Una regulación deficiente crea
confusión, aumenta la discrecionalidad arbitraria y fomenta la
corrupción: "El primer paso fue la simplificación de los procedimientos
administrativos, una medida que tuvo un gran efecto sobre los
ciudadanos".
Percepciones públicas de
fechorías contribuyen a la corrupción: "la escasa información que
rodeaba al gobierno local reforzó las percepciones públicas de fechorías
y delitos, aumentando los incentivos para la corrupción".
La información es esencial para
la rendición de cuentas, la transparencia y la participación: "La
reforma del sistema de información en Campo Elías tuvo un impacto
significativo sobre el gobierno y la sociedad civil. La información
simple y accesible es vital para sistemas eficientes, responsables y
transparentes".
"El enfoque de construcción de consensos desarrollado en
Campo Elías, Ejido, hace que las reformas sean más sostenibles. Otras
municipalidades de Venezuela están aprendiendo de esta experiencia...La sociedad
civil también está respondiendo al programa, incorporándose a los comités
formados con los funcionarios públicos para monitorear la asignación de los
recursos públicos", concluye el Banco Mundial, institución que promueve la
experiencia comentada bajo el título: Reduciendo la corrupción: lecciones de
Venezuela.
Más recientemente, la Alcaldía de Chacao, bajo la conducción
de Leopoldo López de la agrupación Primero Justicia, creó un comité entre la
dirección de Obras Públicas y Mantenimiento y los vecinos organizados, para
acordar estrategias de participación, establecimiento de prioridades y control
del presupuesto en la ejecución de obras públicas (El Universal, 2/03/2001).
Una propuesta defendida en Venezuela por René Castro,
coordinador regional de la Cuarta Conferencia Interamericana sobre Problemas de
Fraude y Corrupción en el Gobierno, al respecto de la participación de la
sociedad civil y de todas las instancias de la sociedad organizada en la lucha
contra las irregularidades administrativas, quedó plasmada en mayo de 2000
(El Universal, 11/05/2000):
"De acuerdo con los expertos que
investigan la corrupción a nivel mundial cada país debería crear una
Comisión de Moralización. Esta comisión estará organizada por una
subcomisión institucional y una subcomisión ciudadana.
La comisión institucional estará
integrada por el presidente de la República, el vicepresidente, el ministro
del Interior, el ministro de Justicia, el procurador de la Nación, el
contralor de la República y el fiscal de la Nación y tendrá como funciones
entre otras las siguientes: Colaborar con los organismos de control para la
vigilancia de la gestión pública, promover el ejercicio consciente y
responsable de a participación ciudadana y del control social sobre la
gestión pública, promover la participación activa de los medios de
comunicación social en el desarrollo de programas orientados a la lucha
contra la corrupción y al rescate de la moral pública, etcétera.
La comisión ciudadana estará
integrada por representantes de sindicatos, gremios económicos,
organizaciones no gubernamentales dedicadas a la lucha contra la corrupción,
etnias, cámaras de comercio, universidades, medios de comunicación,
iglesias, organizaciones de mujeres, veedurías ciudadanas, juventudes, y
tendrá como funciones entre otras las siguientes: Examinar y sugerir a las
entidades públicas y privadas sobre las fuentes de corrupción que incidan en
sus propios sistemas y recomendar formas para combatirlas, recibir las
quejas sobre corrupción que ante ella se presenten y formular las
correspondientes denuncias y quejas de carácter penal, fiscal y
disciplinario cuando a ello hubiere lugar, sin perjuicio del deber de
denuncia que asiste a los ciudadanos, vigilar que el proceso de contratación
estatal se realice de acuerdo con los criterios legales vigentes, promover
la vigilancia, control y fiscalización, de la ejecución y calidad técnica de
las obras, programas e inversiones públicas en todo el territorio nacional,
por parte de los ciudadanos en ejercicio de su deber de veedores,
etcétera.
Iniciativas como estas, sin duda, contribuyen a fomentar la
participación ciudadana, a hacer más transparente la utilización de fondos
públicos, cuya única misión es la de elevar la calidad de vida de la población,
y nos dicen muchísimo de las reservas morales de las que todavía dispone la
sociedad venezolana para combatir la corrupción.
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