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Presentación/La corrupción en tiempo de Chávez

 

La corrupción como política de Estado

La corrupción está adquiriendo rango de política de Estado en la etapa chavista (Foto: El Universal).

Hace poco más de una década, por circunstancias profesionales si se quiere fortuitas, nos correspondió como reporteros económicos ayudar a desentrañar las incidencias financieras, políticas, sociales, judiciales y hasta internacionales de uno de los casos de corrupción administrativa más complejo y amplio que haya ocurrido jamás en el país: Recadi.

La Oficina del Régimen de Cambios Diferenciales que administraba los dólares baratos controlados por el Estado, a través de un célebre mecanismo cambiario dependiente del viejo Ministerio de Hacienda, además de una distorsión económica, se había convertido en otra de naturaleza ética e institucional, ante los ojos de toda la sociedad venezolana.

La cobertura de aquel caso planteó una nueva perspectiva profesional que hasta ese momento nos resultaba, si se quiere, un tanto desconocida: entendimos plenamente cómo el tratamiento sistemático de una fuente económica y financiera puede colocar a un periodista, de golpe y porrazo, frente a un hecho inimaginable de corrupción administrativa. Y esa misma circunstancia nos condujo, irremediablemente, a incursionar temporalmente en otras fuentes informativas no menos importantes pero valiosamente complementarias como la judicial, la parlamentaria, la política o la internacional, sin planteárnoslo como objetivo previo.

De aquel esfuerzo que duró prácticamente un año ininterrumpido, quedaron varios frutos que marcaron nuestra formación profesional para siempre: las series de investigación La Agenda secreta de Recadi y La Agenda externa de Recadi; y el texto Recadi: la gran estafa, este último nuestro primer libro, posteriormente ampliado e ilustrado mediante la producción de una página web: http://www.geocities.com/Athens/Oracle/5870 .También, un marcado interés por el tema de la corrupción y los diferentes aspectos que la definen, condicionan y proyectan en el seno de nuestra sociedad.

Un tema crucial

A un poco más de diez años de aquella experiencia profesional, hoy decidimos incursionar, una vez más, en este difícil asunto.

En esta oportunidad no fue el azar lo que nos condujo a hacerlo, sino que, deliberadamente, trazamos el objetivo de provocar un seguimiento estricto al tópico, en virtud de los trascendentes acontecimientos de diverso signo acaecidos en el país en la última década.

En otras palabras, entre la aparición de nuestro primer libro y este segundo texto que ahora presentamos, ocurrieron dos intentos de golpe de Estado, la renuncia y el enjuiciamiento en democracia de un presidente acusado de peculado, la formación de dos gobiernos, el de Ramón J. Velásquez y el segundo de Rafael Caldera, que pueden asumirse como de transición. Y, lo más importante tal vez, la irrupción definitiva en la vida nacional de una nueva fuerza política e ideológica –aún no sabemos si por mucho o poco tiempo-, liderada por el hoy presidente Hugo Chávez Frías, impregnada por un fuerte decálogo anticorrupción y por la búsqueda permanente e incesante de instrumentos de ruptura con el pasado inmediato. Es decir, estamos frente a una nueva idea de país que trata de encontrar mecanismos para calar hondo en la mentalidad del venezolano, que busca asegurarse vigencia en el largo plazo, y, por encima de todas las cosas, que pretende diferenciarse de algunos procesos anteriores, entre éstos el de la lucha efectiva contra la corrupción administrativa, razón de ser de su aparente existencia y justificación histórica.

Son precisamente estos cambios, entre otras razones, la transición entre los años finales de la llamada democracia puntofijista, o de la "democracia enferma" como la denominara Antonio Stempel París alguna vez, y los primeros de la "era chavista", de la "revolución bolivariana o, sencillamente, de la V República; algunos de los elementos naturales que nos sirvieron la mesa para emprender esta nueva investigación periodística interpretativa denominada, La corrupción en tiempo de Chávez. Se trata de un reportaje sobre irregularidades administrativas y otros ilícitos durante la transición entre la IV y la V República, el cual está recogido en los trece capítulos que hoy entregamos.

La tesis central del trabajo no es otra que demostrar que en la actualidad y bajo el esquema reinante de poder –con todo y el proceso constituyente del 99, la aprobación de una nueva Constitución que incorpora al Poder Ciudadano, la relegitimación de los poderes públicos que de aquella se derivaban, más la depuración ocurrida en el Poder Judicial- y, muy a pesar de la constante prédica anticorrupción encarnada en la figura del presidente Hugo Chávez Frías y de otros importantes personeros del oficialismo, en Venezuela se mantienen vigentes las condiciones que hacen posible la existencia de un estado generalizado de corrupción masiva en la administración de la cosa pública y en las esferas del sector privado, tan crítico como durante los 40 años precedentes. Nos atrevemos a afirmar que la corrupción en Venezuela prácticamente ha alcanzado el rango de política de Estado.

Hoy, al igual que ayer, continúa privando la falta de transparencia y el exceso de discrecionalidad, entre otros elementos favorecedores de la corrupción. La contracultura de la corrupción sigue intacta en Venezuela y sólo es posible su existencia en la medida en que los canales naturales y formales de comunicación entre los miembros de una sociedad están contaminados, no funcionan a cabalidad. Es en ese momento y no en otro, cuando un ciudadano común toma la decisión de enrolarse, buscando la satisfacción de alguna necesidad y hasta de un capricho, en un sistema evidentemente mucho más y mejor organizado: el aparato de la corrupción.

Estado actual del fenómeno

El tema y los casos de corrupción a lo largo de nuestra historia no nos son, en absoluto, desconocidos. Todo lo contrario. Lo que pretendemos aportar ahora, si se quiere, bajo un tratamiento estrictamente periodístico, es un esfuerzo de actualidad relacionado con los aspectos cruciales que nos ayuden a comprender, analizar y concluir sobre el estado actual del fenómeno de la corrupción administrativa en una Venezuela en transición.

En uno de sus múltiples ensayos: La historia; pasión de comprender, del año 1987; Pedro Beroes, mi padre y a quien dedico el reportaje, expone: "si los agoreros de la política no lo saben, la corrupción administrativa es la más antigua institución del Nuevo Mundo. La puso en práctica el cristianísimo Felipe II (tras varios de sus múltiples apremios económicos), la continuaron sus herederos y sucesores en el trono, la vigorizaron los Virreyes, Capitanes Generales y Gobernadores de este lado del mar, se extendió durante los años iniciales de las nuevas Repúblicas, se convirtió en sistema durante las guerras civiles y a la sombra patriarcal de los caudillos, y ha llegado hasta hoy amparada por los grandes negocios, el valor real del dinero, la política empresarial, y, naturalmente, por la pavorosa ambición humana".

Agrega: "de ahí que yo diga que la corrupción administrativa es un mal congénito, que forma parte de la herencia hispánica, y que no se cura con leyes y tribunales, y, mucho menos, con bravatas y amenazas. Su erradicación sólo es posible a largo plazo. Es, ante todo, un problema de moral y educación. Se trata, nada más y nada menos, que de rehacer la conciencia del hispanoamericano y fortalecer sus reservas morales, para que sepa que en la vida hay cosas mejores que ganar dinero –de buena o mala manera- y aspirar a la Presidencia de la República para, al fin, no dejar ni la más leve huella de su paso por ella".

En su clásica obra Bribes, John Noonan plantea que más de 200 años antes de Cristo, existía ya en Mesopotamia y en el Antiguo Egipto la distinción entre la "reciprocidad aceptable" entre el gobernante y el ciudadano, y la "reciprocidad inaceptable" (soborno), nos refirió en una oportunidad el profesor Herbert Koeneke, titular de la cátedra de Sociología de la Corrupción en Venezuela en la Universidad Simón Bolívar.

Un reportaje interpretativo

Como ya adelantamos, esta nueva entrega, doctrinariamente hablando, es un gran reportaje interpretativo, cuyas herramientas y claves teóricas y prácticas, las obtuvimos en las aulas universitarias de la mano de un gran periodista, docente y amigo ya fallecido: Federico Álvarez. Aquellas quedaron compendiadas en su ya legendario texto: La información contemporánea, de obligada relectura. Afirma Federico Alvarez que "el género por excelencia del periodismo interpretativo es el reportaje. Allí adquiere su verdadera dimensión, desarrolla la plenitud de sus recursos. Y "estos recursos fundamentales son el análisis, la comparación y el razonamiento lógico".

La información va organizada en una estructura muy sencilla y, a la vez, flexible: tesis producto de una hipótesis previa, elementos de corroboración de la tesis, punto de partida, cuerpo del reportaje o estructura demostrativa, elementos de contexto nacionales o internacionales –según el caso-, nuevos elementos contundentes y conclusiones.

Al respecto de la hipótesis de trabajo, Álvarez puntualiza que "es necesario plantearse una... que sirva de guía para la investigación en las fuentes documentales y vivas. Una vez completada esta primera fase investigativa, el periodista estará en capacidad de evaluar la validez o no de la hipótesis que lo orientó en el proceso de investigación. La misma puede ser corroborada por las informaciones y opiniones obtenidas, o bien anulada, cuando las suposiciones iniciales no resulten válidas después de la investigación. En este último caso, el periodista debe desechar su hipótesis inicial y elaborar la tesis (definitiva) con los elementos que se desprenden de la investigación".

Remata el comentario observando que "es aquí donde se pone a prueba la responsabilidad y la veracidad del periodista. No se trata de meter a la fuerza la realidad en un esquema preconcebido, sino de ajustar ese esquema, que sólo ha sido un instrumento para la investigación, al dictado de los datos reales". Esto fue, en definitiva, lo que nos propusimos hacer desde un punto de vista periodístico.

La base informativa del reportaje se logró gracias al seguimiento sistemático del tema de la corrupción administrativa a lo largo de treinta y seis meses de consulta –incluso de varias veces al día por Internet- en ocho medios de comunicación nacionales, entre el 6 de diciembre de 1998 y el 6 de diciembre de 2001: diarios, El Nacional y El Universal; vespertinos, El Mundo y Tal Cual; semanarios, Quinto Día y La Razón; audiovisuales, Globovisión; y radiales, Unión Radio. Ello nos colocó en la obligación de revisar, ordenar, clasificar y jerarquizar casi 2.400 registros de información referidos a casos, tipologías, personajes, recopilaciones, anuncios, políticas, decisiones, leyes, montos involucrados, desmentidos, anécdotas, propuestas para su combate y muchos otros factores de interés y actualidad.

Por igual se realizaron, sobre la base del proyecto formulado inicialmente, quince entrevistas complementarias con importantes personajes de la vida nacional, ampliamente conocidos y representativos de diversas tendencias:

Vestalia de Araujo, diputada del estado Carabobo por Proyecto Venezuela y presidenta de la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional.

Alejandro Arzola, diputado miembro de la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional por la organización Lapi-Convergencia en representación del estado Yaracuy.

Gerardo Blyde, diputado a la Asamblea Nacional por la agrupación Primero Justicia.

Luis Christiansen, director general de la empresa Consultores 21.

Gustavo Coronel, presidente de Pro Calidad de Vida y representante en Venezuela de la organización Transparencia Internacional (TI).

Ramón Escovar Salom, ex fiscal general de la República.

Eduardo Fernández, ex candidato presidencial.

Hernán Grüber Odremán, líder golpista del 27 de noviembre de 1992 y ex gobernador de Caracas en el gabinete del presidente Chávez.

Herbert Koeneke, analista político y profesor de la cátedra de Sociología de la Corrupción en Venezuela del post grado de Estudios Políticos de la Universidad Simón Bolívar.

Edgard Mora, diputado por el estado Mérida y miembro de la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional, por AD y Copei.

Eduardo Roche Lander, ex contralor general de la República.

Clodosbaldo Russián, contralor general de la República.

Cecilia Sosa Gómez, ex presidenta de la Corte Suprema de Justicia.

Carlos Tablante, diputado a la Asamblea Nacional por el MAS en representación del estado Aragua y ex miembro de la Asamblea Nacional Constituyente de 1999.

Ángela Zago, periodista, autora de La rebelión de los ángeles y ex miembro de la Asamblea Nacional Constituyente de 1999.

Finalmente, también se dispuso informativamente de parte de un anecdotario recopilado por nosotros durante los últimos 10 años, el cual contiene información inédita sobre algunos aspectos de interés acerca del tema de la corrupción administrativa, tanto de la IV como de la V República.

Ojalá hayamos logrado el cometido de ensamblar una propuesta informativa de interés para el lector, lo suficientemente actualizada, global e integradora, capaz de hacernos reflexionar intensamente como cuerpo social acerca de la necesidad de la honestidad para el desarrollo presente y futuro del país.

Agustín Beroes

Noviembre de 2002

 

   

 

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