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Capítulo 12/La corrupción en tiempo de Chávez  

 

 

 

¿Cómo se percibe a Venezuela?

Venezuela figura en los puestos más bajos de América Latina como país corrupto (foto: Fast Multimedia).

Como advertimos al comienzo de este capítulo nuestro país, Venezuela, figuró en la posición 69 de 91 países en el último Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) de 2001.

Sólo hay 21 naciones entre la posición donde se ubica Venezuela y el foso. Y sólo median, apenas, 2,8 puntos entre la calificación de la percepción asignada a Venezuela y el fatídico 0 que presume la categoría de "altamente corrupto". Visto el mismo resultado al revés, el buen juicio sobre nuestro país vale tan sólo 2,8 puntos en una tabla que refleja nada más que percepciones y donde el máximo a asignar es 10, límite de la calificación para ser considerado "altamente limpio". Por cierto que ningún país la ostenta: al más limpio en 2001, Finlandia, le faltó una décima para la presea dorada.

Transparencia Internacional (TI) es una organización no gubernamental fundada en 1993, con representaciones o seccionales regionales en más de 70 países. La sede principal queda en Berlín. La estructura de TI en América Latina (TI-LAC) está regulada por unos estatutos, un código de conducta de los titulares de la representación capitular en cada país y por los lineamientos que vinculan a cada capítulo nacional con el movimiento global. Posee vínculos muy estrechos con organizaciones como las Naciones Unidas, y las agencias multilaterales y permanentemente monitorea los acuerdos anti-corrupción de la OEA, la OCDE, la Unión Europa y el Consejo de Europa.

TI-LAC dispone de una Junta Directiva elegida en asamblea anual democráticamente, un Consejo Consultivo conformado por "individuos prominentes de reputación internacional" a título asesor, y un Consejo de Investigación y Gobernabilidad, del que forman parte "académicos prominentes y expeditos en campos de corrupción y gobernabilidad". Una Secretaría Internacional apoya mundialmente a los capítulos nacionales.

En el caso particular de Latinoamérica, en la región se ha creado una experiencia piloto que abarca a todo el continente con seis "redes temáticas", coordinada cada una por un capítulo nacional:

Medios de comunicación y corrupción, coordinado por TI Panamá.

Justicia y corrupción, coordinado por TI Uruguay Transparente.

Herramientas para el control de la corrupción, coordinado por TI Argentina (Poder Ciudadano).

Monitoreo de la Convención de la OEA, coordinado por TI Estados Unidos.

Fortalecimiento institucional, coordinado por TI Ecuador.

Educación y corrupción, coordinado por TI Venezuela (Pro Calidad de Vida).

En cuanto a Venezuela, concretamente, la representación general de TI la ejerce la organización Pro Calidad de Vida, cuyo presidente es Gustavo Coronel.

— Pro Calidad de Vida –nos explica- fue fundada hace 11 años. Ha diseñado un programa titulado Estrategias para el Control de la Corrupción, el cual se ha dictado a más de 15.000 personas en Venezuela, Panamá, Nicaragua, México, Paraguay, Bolivia y Ecuador, durante los últimos 6 años. En el taller se describen y discuten hasta 25 estrategias específicamente orientadas a minimizar la corrupción en el sector público. Se basan en la fórmula del profesor Robert Klittgard, según la cual C= P+D-T, donde C es corrupción, P es poder y D es discrecionalidad en el uso del poder y T es transparencia en los actos de la administración pública. Es obvio que mientras más poder tenga un funcionario y mientras mayor sea la discrecionalidad, mayor será la corrupción. La creación y formación de una masa crítica de buenos ciudadanos puede ser un proceso que tome entre una y dos generaciones, a través de un programa de formación ciudadana.

La estrategia global y por tanto una salida integral al combate de la corrupción la plantea Transparencia Internacional por la vía de la construcción de los Sistemas Nacionales de Integridad (SNI), "entendiendo a éstos como el conjunto de elementos que posibilitan que los distintos componentes del Estado y la sociedad civil se organicen y actúen con transparencia, eficiencia y eficacia".

El sistema propuesto está soportado en el saber popular y la gente o el pueblo, se edifica mediante el correcto funcionamiento de instituciones (pilares de integridad) como los poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial; la sociedad civil, el sector privado, el servicio civil, los órganos de control, los medios de comunicación social y los actores internacionales. Y debe propender a lograr, mediante el estado de derecho y la mejora constante de la calidad de vida, el ansiado desarrollo sustentable.

Ahora bien, igualmente se requiere poner en funcionamiento una serie de elementos que fortalezcan un Sistema Nacional de Integridad que, según Transparencia Internacional pasan por:

Instaurar reformas administrativas para reducir en lo posible, los conflictos de interés en la administración pública y controlar los actos de corrupción al interior de ésta. Es necesario contar con una estructura administrativa pública eficiente orientada hacia la consecución de objetivos claros y transparentes.

Aplicar de manera efectiva el derecho administrativo como elemento común en cualquier sistema de integridad y el accountability en la toma de decisiones.

Establecer mecanismos adecuados que ofrezcan a los funcionarios públicos y a los ciudadanos, medios para denunciar supuestos actos de corrupción y asegurar el control independientemente de los sistemas y procedimientos.

Apoyar a un poder judicial independiente, para que sus procedimientos y determinaciones constituyan una barrera efectiva contra la corrupción. Es necesario un liderazgo político que exalte los valores éticos públicos y privados y sustente su aplicación.

Fortalecer a las Entidades Superiores de Fiscalización (ESF) con el objeto de que éstas garanticen la integridad y el buen manejo de los fondos públicos.

Apoyar el desarrollo de códigos de ética y procedimiento por parte del sector privado y promover el papel de medidas disuasivas legales contra las prácticas corruptas. Es necesario establecer un conjunto de leyes, reglamentos y códigos de conducta asociados a las realidades sociales.

Fortalecer y orientar a la sociedad civil para que actúe contra la corrupción y apoye el proceso democrático.

Garantizar la existencia de una prensa alerta y libre que ejerza el papel de vigilante público.

Promover la cooperación internacional en la lucha contra la corrupción.

Según Transparencia Internacional, son dos las reglas de oro a aplicar para acometer transformaciones anti-corrupción o, en general transformaciones:

La regla principal consiste en no intentar lo imposible. Tratar de romper radicalmente con el pasado, resulta contraproducente para el correcto desenvolvimiento de las reformas. Es importante identificar áreas con mayor probabilidad de éxito para ejecutar los cambios y concentrarse en ellas. Conseguir algunas victorias pequeñas da mejores resultados que intentar cambios globales, a la vez que demuestra a los distintos segmentos de la sociedad que el cambio sí es posible.

La segunda regla consiste en que la reforma debe ser lo más democrática, accesible y transparente posible, para disminuir cualquier resistencia que surja. Si existen buenos canales de comunicación, los funcionarios y la ciudadanía en general, aceptarán los cambios y se adaptarán a ellos.

Antes de analizar la figuración de Venezuela en los Índices de Percepción de la Corrupción que investiga y publica Transparencia Internacional, es bueno familiarizarse con la metodología de trabajo:

El IPC clasifica a un número considerable de países (por lo general 90 de casi 200) "con respecto al grado en el cual es percibida la corrupción entre funcionarios públicos y políticos". Es un índice compuesto que se vale de un número variable de sondeos o encuestas realizadas por instituciones independientes, llevados a cabo entre empresarios, público en general y analistas de riesgo de los países.

Para que un país sea incluido en el IPC se requiere por lo menos de tres encuestas con resultados confiables de por lo menos tres fuentes diferentes.

EL IPC se basa en encuestas anteriores y frescas porque "los cambios fundamentales sobre los niveles de corrupción en un país solamente se desarrollan lentamente, mientras que las percepciones públicas pueden cambiar rápidamente". Por ello es que se mezclan los dos años anteriores con el año de la consulta. Desde este punto de vista se trata de una metodología en continuo cambio y adaptación en favor de la precisión y la confiabilidad.

El IPC,"bajo el aspecto de las percepciones de la corrupción, es un instrumento sólido de medición". Sin embargo, la seguridad es diferente para cada país.

Desde que fue lanzado formalmente y por vez primera en 1995, Venezuela figura en el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) de manera ininterrumpida. Ha ocupado posiciones variables desde el puesto 37 al 79, dependiendo del año y de la cantidad de países tomados en consideración en cada edición y, adicionalmente, de si la data corresponde a la prehistoria, a la fase restringida o a la fase ampliada de naciones consideradas por TI. La prehistoria abarca los lapsos 1980-1985 y 1988-1992. La fase restringida los años 1995, 1996 y 1997. Y la fase ampliada los años 1998, 1999, 2000 y 2001. Esta variación lo que indica es que el IPC se ha expandido tanto en el número de países como de encuestas por nación en el tiempo, lo que ha repercutido en que sea cada vez más expedito y creíble.

Posición de Venezuela en el Índice de Percepción de la Corrupción

de Transparencia Internacional en el período 1980-2002

Período

Posición IPC

No. países considerados

Evaluación

1980-1985

46

54

3,19

1988-1992

46

54

2,50

1995

37

40

2,66

1996

48

54

2,50

1997

44

52

2,77

1998

77

85

2,30

1999

79

99

2,60

2000

71

90

2,70

2001

69

91

2,80

2002

81

102

2,50

Fuente: Transparencia Internacional.

Durante el lapso 1980 a 1996, Venezuela ocupó, si no el último lugar de la clasificación general de los países considerados, la retaguardia entre los países latinoamericanos. Luego fue superada en esta posición, sucesivamente, por Bolivia, Paraguay, Honduras y Ecuador, de acuerdo con la siguiente tabla:

Último lugar para un país latinoamericano

en el Índice de Percepción de la Corrupción

en el período 1980-2001

Período

Último lugar IPC

No países considerados

Evaluación

Posición

Latinoamérica

1980-1985

Venezuela

54

3,19

46

1988-1992

Venezuela

54

2,50

46

1995

Venezuela

40

2,66

37

1996

Venezuela

54

2,50

48

1997

Bolivia

52

2,05

51

1998

Paraguay

85

1,50

84

1999

Honduras

99

1,80

94

2000

Ecuador

90

2,60

74

2001

Bolivia

91

2,00

84

Fuente: Transparencia Internacional.

Solamente Chile y Costa Rica han sido las naciones del continente mejor evaluadas desde el punto de vista del IPC de Transparencia Internacional en los últimos 20 años. Chile ha sido superado únicamente en una oportunidad por Costa Rica en 1997, sin embargo mantuvo la segunda posición (puesto 23 con 6,05 puntos):

Primer lugar para un país latinoamericano

en el Índice de Percepción de la Corrupción

en el período 1980-2001

Período

Primer lugar IPC

No. países considerados

Evaluación

Posición

Latinoamérica

1980-1985

Chile

54

6,53

21

1988-1992

Chile

54

5,51

21

1995

Chile

40

7,94

13

1996

Chile

54

6,80

21

1997

Costa Rica

52

6,45

22

1998

Chile

85

6,80

20

1999

Chile

99

6,90

19

2000

Chile

90

7,40

18

2001

Chile

91

7,50

18

Fuente: Transparencia Internacional.

En cuanto al IPC global, Nueva Zelandia, Dinamarca y Finlandia son los únicos tres países que han logrado colocarse más cerca o en la propia calificación de "altamente limpio". De hecho el primero lo logró durante el período 1980 a 1996, mientras Venezuela ostentaba el liderazgo contrario en América Latina, como ya apuntamos. El segundo, por tres años consecutivos entre 1997 y 1999. Y el tercero en los dos últimos años, 2000 y 2001. Además de estos tres, Singapur, Canadá, Suecia e Islandia se han rotado en las primeras cinco posiciones del IPC en los pasados 20 años.

Primer lugar en el Índice de Percepción de la Corrupción

en el período 1980-2001

Período

Primer lugar IPC

No. países considerados

Evaluación

1980-1985

Nueva Zelandia

54

8,41

1988-1992

Nueva Zelandia

54

9,30

1995

Nueva Zelandia

40

9,55

1996

Nueva Zelandia

54

9,43

1997

Dinamarca

52

9,94

1998

Dinamarca

85

10,0

1999

Dinamarca

99

10,0

2000

Finlandia

90

10,0

2001

Finlandia

91

9,90

Fuente: Transparencia Internacional.

Muy por el contrario, las naciones africanas han sido las peor calificadas en las últimas dos décadas, por estar muy próximas o encima mismo de la calificación de "altamente corruptas" en sus prácticas de administración pública y en el pago y recepción de sobornos. Nigeria y Camerún sólo se han dejado arrebatar este trofeo por Indonesia y recientemente por Bangladesh, pero no abandonan las últimas cinco posiciones donde han compartido honores con Pakistán, Kenia, Tanzania, China, Azerbaiyán, Uzbekistán, Yugoslavia, Ucrania, Brasil, Bolivia, Colombia, Paraguay, Honduras y Venezuela. En otras palabras, más han sido las naciones que se han rotado los últimos cinco lugares del ranking que las que se han disputado las cinco primeras posiciones en cuatro lustros.

Ultimo lugar en el Índice de Percepción de la Corrupción

en el período 1980-2001

Período

Ultimo lugar IPC

No. países considerados

Evaluación

1980-1985

Nigeria

54

0,99

1988-1992

Nigeria

54

0,63

1995

Indonesia

40

1,94

1996

Nigeria

54

0,69

1997

Nigeria

52

1,76

1998

Camerún

85

1,40

1999

Camerún

99

1,50

2000

Nigeria

90

1,20

2001

Bangladesh

91

0,40

Fuente: Transparencia Internacional.

Sería justo y conveniente divulgar, también, las diversas debilidades que se le han formulado a la confección anual del IPC de Transparencia Internacional aunque, repetimos, la herramienta se ha ido perfeccionando en el tiempo y hoy por hoy registra una gran credibilidad y es referencia para el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo y otras agencia bilaterales y multilaterales de cooperación. Además, también es tomado muy en cuenta por todos los agentes calificadores de riesgo-país.

Las primeras son las señaladas por la propia organización Transparencia Internacional y las encontramos en el documento Preguntas y Respuestas sobre el IPC:

¿Es correcto concluir que el país que tiene la puntuación más baja en el IPC es el país más corrupto del mundo? " No. En el mundo existen 200 naciones soberanas y el IPC clasifica 90 solamente".

¿Por qué el IPC se basa solamente en percepciones? "Es imposible basar constataciones comparativas sobre los niveles de corrupción en los diferentes países con datos puramente empíricos, comparando el número de acusaciones judiciales por ejemplo".

¿Los datos de un año pueden ser comparados con los del año anterior? "Esto es un poco problemático. El IPC incorpora tantas fuentes seguras y actuales como sea posible. Uno de los inconvenientes de esta forma de proceder es el hecho de que las comparaciones de año en año de la clasificación de un país no resultan de una simpleza cambiante del comportamiento de un país solamente, sino de una muestra y una metodología cambiantes también".

Según el criterio del ya citado Jorge Malem Seña, "esta ordenación... ha de analizarse con ciertas precauciones", por las siguientes razones:

"Porque se trata de una encuesta sobre encuestas, no están representadas todas las naciones, sino sólo aquellas que cuentan con alguna encuesta sobre la materia".

"Porque la clasificación tiene en cuenta fundamentalmente el comportamiento de los funcionarios públicos que reciben pagos indebidos y no las acciones de las empresas de los países exportadores que precisamente realizan esos pagos".

"Sin embargo" –dice Malem Seña en descargo- "el índice elaborado por TI coincide de algún modo con nuestras percepciones más básicas al respecto y con evidencias suministradas por diversas fuentes independientes".

Cada vez que TI difunde el índice se generan diversas reacciones, en particular por la nada cimera posición que ocupa Venezuela. Por ejemplo, cuando circuló la versión de 1999 en la que el país ocupaba el puesto 79 de 99 países, el articulista Andrés Oppenheimer reaccionó de la siguiente manera: "...los países más corruptos de América Latina son Honduras, Paraguay, Ecuador, Bolivia y Venezuela. Pero, ¿son estos cinco países realmente los campeones de la corrupción en América Latina? ¿Se puede decir que son más corruptos que Colombia, Argentina o México?" –se interrogaba en la edición de El Universal del 7 de noviembre de 1999.

La respuesta fue: "hasta los principales admiradores de Transparencia Internacional señalan que hay que tomar el índice con pinzas... Quizás sea hora de empezar a pensar en otras formas más amplias de medir la corrupción... ¿Cómo se podría hacer una mejor medición de la corrupción, para incluir usos indebidos de fondos públicos? Quizá habría que reemplazar el índice de corrupción por un índice de impunidad. El nuevo índice funcionaría así: todos los años se contarían todas las denuncias de corrupción, y luego se compararían con el número de denuncias sobre las cuales el gobierno habría actuado... La clave del combate a la corrupción es la impunidad" (El Universal, 07/11/1999).

Sobre la misma entrega del índice de TI de 1999, el economista César Paiva escribió: "1999 pasará a la historia de este milenio como el año en el que más se habló de Venezuela en la prensa internacional. Gran parte de esta notoriedad es debida al magnetismo personal del presidente Chávez y a la transformación política engendrada por el fenómeno constituyente. Sin embargo, los resultados de los estudios recientes también han contribuido a destacar a nuestro país aunque de manera no muy halagadora" (El Universal, 30/11/1999).

Agregó que "el primero de estos estudios, efectuado por la empresa de análisis de tendencias Roper Starch Worlwide, concluye que los venezolanos y venezolanas son los seres más vanidosos del planeta. El segundo estudio, realizado por la organización independiente alemana Transparencia Internacional, demuestra que Venezuela es percibida como la más corrupta de las grandes naciones latinoamericanas. Según estos estudios, los venezolanos somos vanidosos y corruptos, combinación nefasta para la economía nacional (para no hablar de consideraciones éticas o morales). Incluso si resulta imposible calcular con precisión el costo económico de la corrupción, está muy claro que en Venezuela tal costo es de proporciones astronómicas. Basta recordar el funcionamiento de Recadi en los años ochenta, así como la manera en que se manejó la crisis bancaria en los años noventa. Tan sólo en estos dos tristemente célebres casos se malversaron ¡70 millardos de dólares!".

Pero cuando se divulgó la primera versión del índice TI del año 2000, el entonces ministro de Relaciones Exteriores, José Vicente Rangel, expresó: "hay exageración" (El Universal, 15/09/2000). Reconoció la existencia de corrupción en Venezuela, pero dijo que el informe no toma en cuenta para nada "la disposición y la voluntad política de enfrentarla". La nota de prensa emanada de la Cancillería añadía que "la lucha contra la corrupción no se expresa únicamente por la condena de una determinada persona. Yo creo que... el carácter que tiene la corrupción en Venezuela, la manera como se expresa, ese sentido de poder que tiene la corrupción en el país, la manera como está vinculada al funcionamiento de las instituciones, le asigna al fenómeno características muy complejas, sumamente delicadas". Ha habido esfuerzos, "pero los resultados lamentablemente no se pueden ver a corto plazo".

 

   

 

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