"Mucho gusto, yo soy el primer corrupto de la revolución bolivariana".

— ¿No me recuerda? Soy el ex presidente del Hipódromo, el funcionario que Chávez destituyó en vivo, desde Aló Presidente, el mismo día que dijo que habían agarrado a un hombre que intentó matarlo con un rifle. ¿No recuerda?. Usted también estaba en El Mundo cuando el periódico aplaudió mi destitución porque parecía que Chávez había escuchado sus denuncias –le dijo Francisco Vega, ciertamente ex presidente del INH, al periodista Roger Santodomingo de Tal Cual, en entrevista publicada el 8 de diciembre de 2000.

—¿Por qué aceptó este empleo si usted de hipódromos no sabía nada? Además, por menos de la mitad del sueldo que devengaba –se le interrogó.

— El Mayor Oswaldo Graziani, alguien que había conocido en el negocio de alimentos y se hizo mi amigo, me llamó. Me dijo que Chávez quería ponerlo a él de presidente del Hipódromo, pero que él era muy viejo para eso, tiene 75 años y el cargo era muy comprometedor. En una conversación con Alejandro Riera, cuando aún era ministro de Agricultura, ambos me convencen diciéndome que el mayor problema del Hipódromo era legal y que yo para eso era bueno. Había muchos juicios, conflictos laborales, venía la privatización, en fin. Me recomendaron con Chávez y ¡zas! me hicieron presidente.

—Y a usted le pareció bien meterse en este negocito...

— No tanto. A mí me aseguraron que estaría en el cargo máximo tres meses. Que después que se privatizara el Hipódromo, un proceso que suponía avanzado, el gobierno me pondría en el Plan Galileo que consistía en modernizar el servicio exterior promoviendo a las embajadas a los altos funcionarios de ministerios y organismos autónomos. Yo lo que quería era una embajada o un consulado, no ser presidente del INH.

— ¿No cree que la privatización es necesaria para sanear el hipódromo y hacerlo producir?

— Depende. Sobre eso le escribí abundantemente al presidente Chávez. Fíjese: la venta de un bingo en Margarita, en diciembre de 1998, se hizo por 13 millones de dólares, el equipito de Azuaje pretendía ceder la administración de tres hipódromos por 15 millones. Después de que el Presidente firma la entrega a instancias del nuevo ministro, Montilla, me invitan a un Gabinete Económico y les hice una exposición sobre lo que habían hecho firmar al Presidente. Sólo el ministro Lino Martínez consideró que Chávez no había sido suficientemente informado. Era una estafa el precio y el procedimiento. Yo señalé diez violaciones en el decreto de liquidación y cualquier abogado vería que tengo razón...

— ¿Qué hizo Montilla?

— Fue el comienzo de mi tragedia. El tenía que aprobar mis cuentas, pero no quiso ni atenderme ni aprobar nada. Cuando me fui aprobó todas, las mismas que yo presenté. El colaboró con la Banca Suiza al eliminar el dividendo sorpresa. Con ese dividendo estábamos arruinando a buena parte del juego ilegal.

— ¿Por qué no renunció?

— ¡Renuncié tres veces! Cuando botaron a Riera dándole una patada para la constituyente, renuncié. El mismo Riera me pidió que me quedara. Montilla llegó declarando que "el equipo de Riera lo hizo bien, pero lo hará mejor en otra parte", así que le puse el cargo a la orden. Él, hipócritamente, me dice que espere. Al ver mi aislamiento le dije un día a Graziani que dejaba el coroto, pero él me suplicó que no y hasta su esposa llamaba llorando a la casa para que ayudara a su marido. No entiendo.

— Entonces, ¿por qué lo destituyeron?

— Nunca nadie me dijo nada. Me enteré por Aló Presidente del 11 de julio del 99. Chávez dijo que el comandante Urdaneta le había presentado un caso apoyado con fotografías donde se podía ver a unos funcionarios del Hipódromo exigiendo dinero por unas máquinas vendepaga. Que había decidido destituirme porque además dizque yo era un tipo ambicioso y totalitario, había despedido y vejado a unos "oficiales honestos a carta cabal". Ese día, cuando fui a mi despacho, un policía me impidió usar el ascensor de la Presidencia y me obligó a subir por las escaleras. Encontré que la puerta de la oficina había sido violentada -según el Jefe de Seguridad, por órdenes del general Navas Ojeda, viceministro de Agricultura- y habían saqueado mis objetos personales y de trabajo. Allí encontré sentados, esperándome y muertos de risa, a Navarro, Trinela Morón, Gonzalo Azuaje, Alberto Fraino y hasta a Ramón Suárez, ex director de Administración quien poco antes me había renunciado en ese mismo recinto.

— ¿La Disip lo cazó a usted?

— A mí no. A unos que trabajaban conmigo los detuvieron in fraganti. El comandante Urdaneta ni siquiera me participó que había aprehendido a un funcionario del INH. A Francisco Sánchez, consultor jurídico, Genaro Sanjinés, adjunto al consultor, y al abogado Julio Duno se les abrió un juicio. Sánchez es hijo de un general, Sanjinés es hermano de un oficial de la Fuerza Aérea y Duno, que siempre estuvo palanqueado, ahora es director de la Oni Dex en Coche. Todos venían recomendados por el gobierno o me decían ‘a este lo mandó Chávez’. Yo ni siquiera era enterado de lo que pasaba, fue Graziani quien me dijo que sabía desde hacía una semana que Sanjinés había sido detenido.

— ¿Por qué destituyó a los oficiales que trabajaban con usted?

— Eso irritó a Chávez. Ellos dependían de mí pero ni siquiera podía encontrarlos. El 5 de julio cuando se celebraba el Clásico Fuerzas Armadas los encontré juntos y los destituí en presencia de varios generales del alto mando. Al coronel Clovis Bracho lo boté por su blandenguería con la Banca Suiza y el exceso de contratación de servicios automotores sin justificación.

Casos como el del abogado Francisco Vega debe haber muchos. Y aún si su versión no estuviera lo suficientemente ajustada a la verdad, todavía habría montones. A continuación insertamos una tabla con otros casos de corrupción atribuible a la V República, reflejada en la muestra de medios revisada entre diciembre de 1998 y diciembre de 2001.