Fuente: El Nacional y El Universal.
En enero de 1999, el Tribunal de Salvaguarda tenía
tres expedientes abiertos en contra de la directiva del CNE presidida por Rafael
Parra Pérez. Los casos venían del año 1998 y eran los siguientes:
Posibles faltas de altos
funcionarios en una negociación con una agencia de publicidad. Caso
asignado al tribunal 32 de Primera Instancia elevado a Salvaguarda.
Caso Preámbulo 121: pago no
autorizado y sin contrato suscrito de 340 millones de bolívares. Abierto
en el Tribunal 29 Penal elevado a Salvaguarda. Había varias
prohibiciones de salida del país y de enajenar y gravar y estaba
señalado el directivo Arnaldo León D’Alessandro.
Averiguación abierta solicitada
por el abogado Rafael Quiñónez por presunto sobreprecio en la
adquisición de las máquinas electorales suministradas por la empresa
española Indra.
La Dirección de Control de Entidades Autónomas de la
Contraloría, en enero de 1999, exigió un reparo al ex director de Administración
y Finanzas del CNE, Domingo Hernández, pues no había presentado fundamentos
razonados por la cancelación a la empresa Preámbulo 121 de 340 millones de
bolívares, con un cheque firmado por él y por el directivo Arnaldo León
D’Alessandro, a cambio de ninguna contraprestación comercial al Consejo. Se
trataba de algunos trabajos relacionados con la automatización del sistema de
postulaciones (El Universal, 11/01/1999).
En paralelo, una comisión del Congreso presidida por David
Paravisini, Emilio López y Héctor Vargas; tenía la presunción de que había
muchos responsables en el pago a Preámbulo y por ello señalaron responsabilidad
política preliminar a: Rafael Parra Pérez, presidente del CNE pero exonerado por
la Contraloría; Mirian Kornblith, primera vicepresidenta; Rafael García Borges,
segundo vicepresidente; Andrés Caleca, presidente de la Comisión de Control
Administrativo; Eladio Hernández, presidente de la Comisión de Automatización,
exonerado también por la Contraloría; y Arnaldo León D’Alessandro. Pero también
fueron mencionados en el informe parlamentario: Héctor Mujica, ex director de
Tecnología Electoral; Amarilis Gamboa, ex directora de Partidos Políticos, María
Eugenia Gásperi Romero, del área de Finanzas; Francisco Parazo Marrero, de
Bienes y Servicios; Domingo Hernández, ex director de Administración; Francisco
Ruiz, Contralor Interno; Nelson Carmona, asistente del Consultor; y Manuel
Pradas, gerente de Automatización (El Universal, 11/01/1999).
En otras palabras, toda la plana mayor del CNE, más el
presidente de Preámbulo, César García, y Judith Murillo, de la firma y antes
empleada del CNE (El Universal, 11/01/1999). El 14 de enero la
Contraloría formalizó un reparo contra Domingo Hernández, quien debía retornar
al fisco la cantidad de 340 millones 180 mil bolívares por concepto de la
erogación no autorizada a Preámbulo 121 C.A. (El Universal, 15/01/1999).
— Nadie lo autorizó para esa contratación. No existe ningún
documento que señale que alguno de los... directivos lo haya autorizado. El
propio presidente del CNE le solicitó al Procurador de la República que, en
vista de que no se trataba de un pago autorizado, proceda a recuperar el dinero
–explicó Argelia Saúd, directora general de Control de Entidades Autónomas
(El Universal, 15/01/1999).
Domingo Hernández estaba aparentemente en el exterior y
contaba con 20 días para apelar el dictamen. El 4 de marzo una nueva decisión de
la Contraloría recayó en el miembro principal del directorio del CNE, Arnaldo
León D’Alessandro. Se le señaló como "uno de los responsables administrativos
del pago indebido a la empresa Preámbulo 121, de 340 millones 180 mil bolívares,
a pesar de que los trabajos convenidos nunca se efectuaron (El Universal,
05/03/1999).
Eduardo Roche Lander confirmó la responsabilidad
administrativa de D’Alessandro y pidió su destitución de la directiva del CNE en
un plazo no mayor de 30 días (El Universal, 05/06/1999). El presidente
nuevo era Andrés Caleca, quien recibió la notificación, junto con las
responsabilidades administrativas y sin perjuicio de acciones penales, de
Domingo Hernández (fuera del país), Francisco Jaime Ruiz, Hugo Nicolás Conde y
Nelson Corona.
— En este caso se me ha hecho un juicio político en el que se
ha saltado a la torera toda la normativa procedimental y la valoración del
cúmulo de pruebas que demostraban suficientemente mi inocencia –se fue en
explicaciones Arnaldo León D’Alessandro en una rueda de prensa ofrecida el 08 de
junio (El Universal, 09/06/1999).-. Soy de la convicción de que no
imperaron en este caso en el que se me vincula criterios de tipo jurídico. La
decisión de la Contraloría es apresurada y aberrante, afecta al Consejo Nacional
Electoral, pues intenta sacarlo a todo evento antes del proceso constituyente
para desestabilizar las funciones del CNE y poner en peligro el proceso.
Como el caso era hasta cierto punto inédito, se creó una
confusión de a quién le correspondería destituir a D’Alessandro y los otros
funcionarios.
Pero D’Alessandro había interpuesto un recurso ante la misma
Corte, cuyo fin era evitar la destitución.
Finalmente, las autoridades del CNE procedieron con la salida
de Arnaldo León D’Alessandro el 2 de julio de 1999, mediante una resolución
interna basada en el criterio expuesto en los días precedentes por la Corte, de
que era al CNE a quien le competía el asunto.
A lo largo de 1999 y hasta antes de las elecciones de
relegitimación que pautaba el proceso constituyente y la nueva Constitución
Bolivariana, el Consejo Nacional Electoral realizó tres consultas: el 25 de
abril, el 25 de julio y el 15 de diciembre.
La primera información que dio cuenta de la organización de
las llamadas megaelecciones la dio el primer vicepresidente de la Asamblea
Constituyente, Isaías Rodríguez, el 14 de diciembre de 1999. Se requería la
aprobación de un estatuto electoral que las rigiera, pero la fecha posible
estaba enmarcada entre el 14 y el 28 de febrero de 2000 (El Universal,
16/12/1999). La Asamblea conversaba al respecto con el CNE.
Eduardo Semtei, quien venía de ser el administrador de la
Constituyente y pasó a ser segundo vicepresidente de la nueva directiva
transitoria del Consejo, fue quien anunció que el organismo estaría listo
técnicamente para los megacomicios, a partir del 8 de mayo (El Universal,
06/01/2000).
El tema de una eventual separación de los comicios en dos
tandas, comenzó a dar vueltas en la cabeza de más de uno. Pero fue el 18 de
enero de 2000 cuando la Constituyente propuso la realización de las elecciones
previstas para el domingo 28 de mayo. La directiva lanzó esta tesis a la
comisión de Régimen Político para el estudio correspondiente.
Se requería la participación de los votantes para elegir:
Consejos Legislativos Regionales, Concejos Municipales, Juntas Parroquiales,
Asamblea Nacional, Parlamento Andino, Parlamento Latinoamericano, Parlamento
Amazónico, Presidente de la República, Gobernadores, Alcaldes, Alcalde Mayor y
sufragios para los indígenas en el caso de su representación ante los Consejos
legislativos Regionales, Concejos Municipales y Juntas Parroquiales, de acuerdo
con lo establecido para las etnias en La Bolivariana. Finalmente en los
últimos actos constituyentes dictados en Ciudad Guayana el 31 de enero se
resolvió efectuar las elecciones pendientes el 28 de mayo de 2000.
La eventual realización de las elecciones había provocado una
cadena de impugnaciones ante el nuevo Tribunal Supremo de Justicia. Los ex
constituyentes de oposición Allan Brewer Carías, Claudio Fermín y Alberto
Franceschi solicitaban la postergación. El ex diputado y ex candidato
presidencial, Gonzalo Pérez Hernández, pedía una fecha distinta al 28 de mayo,
prohibir al CNE que siguiera con la organización y declararan la nulidad del
estatuto electoral que las regía. Había otras tres impugnaciones, donde
destacaba la interpuesto por el Comité de Familiares de las Víctimas del 27 de
Febrero (Cofavic) y de Queremos Elegir, quienes pedían la suspensión por varias
razones, entre otras que no estaba garantizada la participación y los electores
no conocían el proceso ni disponían de la suficiente información como para votar
a conciencia.
A pesar de que la empresa Unisys había recibido una extensión
contractual por unos 254 millones de bolívares para la realización de una base
de datos automatizada para las postulaciones del proceso que no efectuó a entera
satisfacción del ente comicial, el CNE, apenas 15 días antes, ratificó la
realización de las megaelecciones, en el entendido de que el único escenario que
manejaba era el de las elecciones completas el 28 de mayo (El Universal,
19/05/2000). No obstante, el Consejo reconoció el 18 de mayo de 2000 que el
proceso adolecía de algunos retrasos técnicos, detectados durante varios
simulacros realizados.
Se tenía prevista la reorganización de un simulacro nacional
para el 22 de mayo, pero ya se sabía que un lote de tarjetas flash card
había arribado con defectos al país, mientras que la base de datos de los
postulados era objeto de continuas revisiones y actualizaciones lo cual incidía
en la remoción constante de las boletas electorales electrónicas que debían ser
leídas por las flash card.
La empresa responsable de programar las flash card,
ES&S, había divido al país en tres regiones. Pero la empresa española Indra
había detectado inconsistencias en la relación tecnológica que se daba entre la
base de datos de las postulaciones, las boletas electorales y las actas de
escrutinio. Ello era la combinación letal necesaria para que los simulacros y
los propios comicios fracasaran. De hecho, representantes nacionales e
internacionales de Indra le plantearon al fiscal Javier Elechiguerra las serias
dificultades tecnológicas: "si las megaelecciones estuviesen fijadas para hoy,
sería técnicamente imposible realizarlas" (El Universal, 19/05/2000). El
punto estaba en decidir entre un mandato constitucional que ordenaba realizarlas
y la cada vez más notoria imposibilidad técnica de ejecutarlas. En el camino
estaban las impugnaciones, única salida jurídica viable para convalidar
elementos proclives a la suspensión.
Pero la crisis que desembocó en la decisión del Tribunal
Supremo de Justicia de suspender los comicios realmente comenzó desde el punto
de vista de opinión pública el 24 de mayo, cuando la gerencia de Automatización
estimó "temerario" realizar las elecciones el 28 de mayo. Se proponía trasladar
la consulta mínimo hasta el 25 de junio. Alberto Cárdenas, gerente de
Automatización, había consignado una comunicación al presidente del CNE,
Etanislao González, en la que afirmaba que "las condiciones técnicas no
garantizan un proceso seguro a menos que puedan realizarse previamente pruebas
de flash card y de totalización" (El Universal, 25/05/20000).
Cárdenas contaba con el apoyo de todos los directores
adscritos a la gerencia de Automatización. "En vista de que no se han mantenido
los canales formales de entrega de información, esta Gerencia no se hace
responsable por la generación de tarjetas flash card". Otro informe
atribuido a Cárdenas denuncia que "el día martes en la madrugada se presentó en
la Gerencia de Automatización personal de la Disip, acompañados por personal de
la Fiscalía y el ingeniero Gustavo Reyes Zumeta (de la empresa STIS), sin el
consentimiento de esta Gerencia extrajeron las bases de datos de postulaciones,
además de información utilizada para el proceso electoral" (El Universal,
25/05/2000). Agregó: "luego de esta situación anómala que viola los
procedimientos de seguridad, respecto de la información manejada por esta
Gerencia, no podemos asumir responsabilidad sobre cualquier trabajo o proceso
subsiguiente sin que el mismo pueda ser verificado por esta Gerencia".
El cuadro general organizativo de las elecciones arrojaba el
siguiente mapa de debilidades cuatro días antes de las elecciones, según el
reporte de la periodista Yolanda Valery Gil de El Universal, quien junto con la
colega Roselena Ramírez Prado, del diario El Globo, posteriormente ampliaron en
el reportaje titulado Megafracaso 2000: la conspiración de los sordos,
editado en marzo de 2001 (El Universal, 25/05/1999):
"Los gerentes de Logística,
Luis Duno; Sistemas, Benito Vargas; Administración, Luis Bravo;
Telecomunicaciones, David Leiva; e Infraestructura, Lucio Cialoni;
consideran que aun cuando se distribuyeran todas las flash card
ayer, lo que de hecho no ocurrió, el mejor de los escenarios prevé que
un posible simulacro efectuado el viernes presentaría un error del 10%".
"Máquinas averiadas y sin
calibración tendrían que ser trasladas a Caracas para su reparación, y
no estarían de vuelta en las regiones hasta las cuatro de la tarde del
domingo (día de las elecciones)".
"Fallas en las pcmcia o en el
sistema de transmisión, con los módems, o problemas de compatibilidad
entre la data y los programas de totalización, ‘si tomamos en cuenta que
el software a nivel de los municipios no ha sido nunca probado ni
ajustado’, requerirían de ‘un mayor tiempo y esfuerzo’, en términos que
no pueden precisar".
"Las boletas municipales,
agregan, no se han distribuido completamente (faltan 16 millones,
dicen), por lo cual no podrá verificarse la totalización local".
El mismo día que se difundió la información anterior, el 25
de mayo, el Tribunal Supremo de Justicia decidió suspender las elecciones, tras
una audiencia oral que dio lugar el amparo introducido por las organizaciones
civiles Cofavic y Queremos Elegir, cuyos dirigentes, Liliana Ortega y Elías
Santana, demandaban funcionamiento óptimo de la tecnología electoral, mejor
preparación de los miembros de mesa y buena calidad en la información a los
electores.
La audiencia contó con los testimonios y la participación de
varios representantes del CNE, como el gerente de Automatización, Alberto
Cárdenas; y el consultor Jurídico, Marcos Gómez. Pero además estaban presentes
los directivos, Etanislao González, presidente del CNE; Eduardo Semtei, segundo
vicepresidente; y Juan Badell, del directorio. La Fiscalía General de la
República estuvo representada por Malanie Vendan; y la Defensoría del Pueblo por
su director general, Juan Navarrete.
Una lapidaria intervención del gerente de Automatización,
Alberto Cárdenas, vista por todo el país en cadena de radio y TV, marcó lo que
sería el resultado jurídico de la decisión. Bastó y sobró que asumiera
públicamente que "lamentablemente" no avalaba la plataforma tecnológica del
proceso, para que se impusiera el consenso en favor de la suspensión inmediata y
del diferimiento hasta subsanar todos los detalles.
La sentencia del Tribunal Supremo, bajo la modalidad del
amparo oral –pues el escrito se hubiera dilatado una semana más en accionarse
debido a los procedimientos rutinarios con quién sabe qué resultados-,
estableció:
"Debe suspenderse íntegramente
el acto electoral fijado por la Asamblea Nacional Constituyente... se
ordena remitir el presente fallo a la Comisión Legislativa Nacional a
fin de que proceda a fijar en forma perentoria y previa subsanación
también perentoria de los vicios y fallas técnicas denunciadas, la fecha
para la realización del acto de votación con los mismos candidatos
postulados, sin admitirse nuevas postulaciones, ya que las etapas
cumplidas en el proceso electoral permanecerán inalterables".
"Se ordena remitir copia del
presente fallo al Ministerio Público a objeto de que practique las
investigaciones necesarias a los fines de determinar las
responsabilidades penales, civiles y administrativas a que hubiere
lugar. Se ordena remitir copia de este fallo al Ejecutivo Nacional, a
fin de que si fuera pertinente, se instruya al Procurador General de la
Nación, para que accione el resarcimiento de los daños causados al
patrimonio público por parte de las empresas que facilitaron la
tecnología, si es que a ello hubiere lugar".
El consultor jurídico del CNE, Marcos Gómez, puso en
evidencia durante la audiencia la ineficiencia manifiesta de la empresa ES&S, al
señalarla como la responsable del Megadesastre:
— El CNE siempre buscó –explicó- la manera de solucionar los
problemas planteados con respecto a este proceso comicial tan complicado... Pero
también decimos que no ha habido la suficiente eficiencia en la labor de la
empresa ES&S, que no sólo tenía la responsabilidad de mantener las máquinas,
sino que también debía elaborar las tarjetas flash card... Por esa razón,
la empresa Indra nos comunicó hoy jueves a las 7 a.m. que no es posible aceptar
la base de datos que le entregó la empresa ES&S. Pero eso no es responsabilidad
del CNE, instancia que no puede admitir tamaño incumplimiento de la empresa
norteamericana (El Universal, 26/05/2000).
Sobre la marcha el presidente de la Comisión Legislativa
Nacional, Luis Miquilena, se abocó a la búsqueda de consenso para una nueva
fecha eleccionaria. Comenzaba la cuenta regresiva para la salida de la directiva
del CNE encabezada por Etanislao González (presidente), Argenis Riera (primer
vicepresidente), Eduardo Semtei (segundo vicepresidente) y los directores Juan
Badell y Omar Rodríguez. Miquilena recibió el 25 de mayo a González y Semtei
para escuchar sus argumentaciones frente al fracaso.
— Tal vez se exageró la nota de escrúpulos –dijo Miquilena-
al insistir en la asignación de los contratos relacionados con la automatización
de las megaelecciones a dos compañías distintas, lo que finalmente habría
degenerado en competencia entre ambas (ES&S e Indra)-. Me parece que eso tiene
mucho que ver con el retraso... Ahora, no quiero adelantar juicios... El
tribunal Supremo de Justicia acordó que se abriera una investigación... Vamos a
hacer todo lo posible porque el período que transcurra entre este momento y las
elecciones sea lo más corto posible(El Universal, 26/05/2000).
Las empresas responsables de la plataforma automatizada, ES&S
(Election Systems & Software) e Indra cayeron en un complejo y largo sinfín de
acusaciones mutuas y contra el propio Consejo. La norteamericana intentaba
salvar su responsabilidad aduciendo que el CNE hizo cambios en las bases de
datos hasta el final: "estaba obligado por contrato a entregarnos la base antes
del 4 de mayo pasado, pero no lo hizo ‘porque los archivos finales de datos no
estaban completos para esa fecha... ES&S comenzó a recibir datos preliminares
después del 10 de mayo. Sin embargo, el Consejo siguió haciendo cambios hasta el
21 de mayo’" (El Universal, 26/05/2000). Por su parte la española hacía
saber que la base de datos de postulaciones recibida no tenía forma de
recuperación y por lo tanto se retiraba del proceso y lo comunicó en la carta
leída por el consultor jurídico, Marcos Gómez, en la audiencia oral (El
Universal, 26/05/2000).
El presidente del Consejo Moral Republicano, el fiscal
Elechiguerra acusó a los directivos del CNE de haber mentido:
— Prefiero decir mentira y no engaño, porque esta última
palabra me trae malos recuerdos –dijo-. Hasta la noche anterior a que el
Tribunal Supremo de Justicia ordenara diferir las elecciones el CNE sostuvo que
sí estaba capacitado para afrontar el proceso electoral, frente a los
integrantes del Consejo Moral republicano: Fiscal, Contralor y Defensor del
Pueblo. Y por eso no podíamos más que sorprendernos ante las afirmaciones
efectuadas en la audiencia por el consultor jurídico del ente comicial, Marcos
Gómez (El Universal, 27/05/2000).
El abogado de Carlos Andrés Pérez, Alberto Arteaga Sánchez,
fue uno de los primeros en advertir públicamente que la directiva del CNE había
incurrido en delitos penales, como "peculado culposo, sustracción o destrucción
de documentos e información y haber hecho pagos por obras no realizadas o mal
ejecutadas" (El Universal, 27/05/2000).
Básicamente centró el análisis en delitos previstos y
sancionados en la Ley Orgánica de Salvaguarda del Patrimonio Público:
"Aunque no hubiera existido
intención de generar un daño, evidentemente estos funcionarios actuaron
con negligencia y el Estado hizo los pagos correspondientes. Una de las
consecuencias de diferir las elecciones puede ser que haya un mayor
costo para el Estado. Es un daño al patrimonio público (peculado
culposo)".
"Si se demostrare que el CNE o
funcionarios del CNE ocultaron documentos que tenían que ver con el
proceso electoral y fueron suministrados datos inexactos, esto haría
posible la responsabilidad penal".
"Si efectivamente las empresas
encargadas del área técnica no realizaron bien su trabajo, también el
CNE tendría responsabilidad porque contrataron servicios y no
verificaron que se llevaran a feliz término".
Mientras, la Defensoría del Pueblo solicitó a la Fiscalía la
prohibición de salida del país para los directivos del Consejo el propio 28 de
mayo. Ello, "mientras se individualizan las responsabilidades de todos los
funcionarios que ocasionaron el diferimiento del proceso electoral" (El
Universal, 29/05/2000).
— No basta solicitar la separación del cargo, o aceptar la
renuncia que ellos puedan presentar –fijó su posición Dilia Parra, la defensora
del Pueblo-, porque ello implicaría continuar con la viciosa práctica de que en
Venezuela no se le imponen sanciones severas a quienes descaradamente violan el
juramento de servir a la Patria, y luego pretenden arreglar la situación con una
renuncia que permitiría evadir responsabilidades.
El viejo fantasma sobre si separar o no las elecciones en
dos bloques, volvió a aparecer. Representantes del oficialismo, en principio, no
veían la necesidad de fraccionar el proceso. "Existe un consenso porque sean
completas, aunque el tiempo sea un poco más largo," argumentaba Elías Jaua,
vicepresidente de la Comisión Legislativa Nacional y jefe de un comité para
buscar la nueva fecha electoral (El Universal, 29/05/2000). Pero lo que
sí estaba virtualmente resuelto era la remoción de la directiva del Consejo
Nacional Electoral. "Eso es absolutamente indispensable", aseguró Luis Miquilena
el mismo día.
El 29 de mayo, justo un día después de la abortada fecha, la
juez Irma Mancilla, del Tribunal 5 Penal y de Control de Caracas, citó a la
directiva del CNE en calidad de imputados. Se encargó de aclarar que la
convocatoria no era como testigos. Además, llamó judicialmente a Alberto
Cárdenas, el gerente de Automatización; Elizabeth Mijares, directora de Partidos
Políticos; Pedro Marín, director de Tecnología Electoral; y a Rodolfo Zapata,
director de Informática. Cada quien debía explicar su participación y
responsabilidades en la organización de la puja electoral.
Esa misma noche del 29 la directiva presentó la renuncia ante
Luis Miquilena, jefe del ente –el Congresillo- que los había designado. Resultó
evidente que lo hicieron en medio de divergencias entre ellos, puesto que el
presidente saliente del Consejo, Etanislao González, Argenis Riera, el primer
vicepresidente; y el director principal, Juan Vicente Badell; suscribieron una
carta en la que "reiteramos nuestra plena convicción de que todas nuestras
actuaciones se produjeron con la diligencia y responsabilidad exigida por los
cargos que nos correspondió ejercer, en el espíritu y propósito inalienable de
alcanzar los altos fines de la República que nos fueron encomendados, y que en
buena medida, hasta donde nos fue posible, sin escatimar esfuerzos ni
sacrificios personales, hemos avanzado para que en una fecha muy cercana
culminen las actividades necesarias para la culminación de las elecciones que
han de producir la relegitimación de los poderes públicos...".
Mientras que Eduardo Semtei, segundo vicepresidente, y Omar
Rodríguez, también director principal; lo hicieron individualmente y en forma
separada. Globovisión no se cansaba se colocar al aire uno de los momentos en
los que Semtei, fervientemente, insistía: "el 28, el 28, el 28, el 28".
— Independientemente de los retrasos y errores –admitió
Etanislao González la situación en breve rueda de prensa-, debo reiterarle al
país que el jueves en la mañana (25 de mayo) pensábamos responsablemente que iba
a producirse este proceso electoral (El Universal, 30/05/2000).
Curioso este comentario porque el 25 de mayo, primero, era el
día fijado para la audiencia oral y, luego, según el consultor jurídico Marcos
Gómez, a las siete de la mañana de este día Indra formalizó la separación del
proceso por incompatibilidad tecnológica con la empresa ES&S.
Ya el 30 de mayo los gerentes salientes tenían prohibición de
salida del país, dictada por la juez Mancilla. El abogado Hugo Albarrán,
defensor de Semtei, insistía en que este último "no tenía conocimiento de que
existían esas comunicaciones que indicaban fallas y que fueron libradas por
parte de las empresas que prestaron el servicio al CNE" (El Universal,
31/05/2000).Desde 15 días antes a la fecha pautada para la elección, mínimo,
se presume que ciertas instancias a lo interno del CNE conocían de la
imposibilidad de realizar los comicios.
Uno a uno los imputados fueron haciendo acto de presencia en
el Tribunal 5º. de Control, el 30 de mayo:
Etanislao González:
"Sostendré hasta el final que 1) hubo incumplimiento de contrato; 2) no
fueron admitidos cambios en las postulaciones; 3) nunca asumí el debate
político y nunca lo voy a asumir, y las responsabilidades partidistas
las asumen las organizaciones partidistas; 4) existe un retraso
fundamental que tiene que ver con un acta que el día 19 de mayo firmamos
en mi despacho la empresa ES&S, Indra, la Fiscalía y yo, en la que se
prometía que la empresa tenía que entregar antes de las 9 a.m. del
sábado las flash card completas.... Garantizo que no me iré del
país" (El Universal, 31/05/2000).
Eduardo Semtei:
" Hay que investigar a la empresa ES&S, porque el directorio nunca
autorizó esos presuntos 11 mil cambios en la base de datos... Los
empleados del CNE deben acudir a los tribunales si tienen conocimiento
de que había movimientos subalternos, constancia o pruebas de quién o
cómo se efectuaron esos 11 mil cambios... La Dirección de Partidos
Políticos (donde se inscriben las postulaciones) y el área de
Automatización (que procesa las postulaciones) deberían saber lo que
sucedió (El Universal, 31/05/2000).
Omar Rodríguez: "En
el Consejo Nacional Electoral existía un cuerpo colegiado, así que la
responsabilidad, en todo caso, es de todos" (El Universal,
31/05/2000).
Juan Vicente Badell: "No
tengo recursos para pagar un defensor privado" (El Universal,
01/06/2000).
— ¡Están buscando un culpable! –exclamó a las puertas del
tribunal el gerente de Automatización, Alberto Cárdenas, sobre quien también
recayó prohibición de salida solicitada por la fiscal Rosa Memoly-. Pero ustedes
se van a dar cuenta de que aparte de los problemas tecnológicos existen otros
problemas (El Universal, 01/06/2000).
— ¿Cuáles problemas? –vino la repregunta obligada.
— Hay que ver en qué condiciones se encuentran las boletas,
porque hasta el día en que tomó la decisión el Tribunal Supremo no teníamos
todas las boletas. Nosotros hicimos chequeos y pruebas en algunos estados y no
estaban completas las boletas. Luego llamamos a la empresa Indra, la cual
coincidió con nosotros en el sentido de que debíamos participarle lo ocurrido a
los miembros del CNE.
— Según su opinión ¿en qué tiempo deben hacerse las
elecciones?
— Primero hay que revisar cuál es el problema con las
boletas, para lo cual hará falta por lo menos un mes.
La Comisión Legislativa Nacional o Congresillo había abierto
un espacio para la participación de modo que la sociedad civil interviniera en
la escogencia de las nuevas autoridades electorales. Fue así como de un total de
23 finalistas en una mesa de diálogo, se escogieron a las nuevas autoridades del
Consejo Nacional Electoral, el 3 de junio de 2000: Alfredo Avella, Imelda
Rincón, Rómulo Rangel, César Peña y Vicente González, como principales y José
Manuel Zerpa, Leonardo Pizani, Ignacio Avalos, Rómulo Lares y Roberto Ruiz, como
suplentes.
La escogencia había sido precedida en la mañana por el
estudio formal de la acusación que haría el Ministerio Público a la directiva
anterior por peculado culposo y certificaciones falsas, delitos previstos en los
artículos, 58, 59 y 78 de la Ley de Salvaguarda, que suponía prisión entre 3
meses y 10 años. El otro punto a dilucidar era que los miembros del CNE, cómo
funcionarios públicos de menor nivel, podían ser juzgados ante la justicia
ordinaria. Los imputados se acusaban mutuamente en el tribunal al punto de que
unos afirmaban que otros sabían con anterioridad sobre la imposibilidad de
realizar los comicios: "Durante las declaraciones tomadas a Eduardo Semtei y
Omar Rodríguez, éstos habrían manifestado que Etanislao González sabía antes del
20 de mayo que las megaelecciones no se podrían llevar a cabo. Él había recibido
de la ES&S una comunicación en la que se explicaba que no podría haber
elecciones" –se reseña en El Universal (04/06/2000)-, "ya que no estaban
listas las flash card porque no se les habían dado las bases de datos. Él
les dijo a los gringos que no se preocuparan por eso, que su labor era que las
elecciones se hicieran. Etanislao no informó nada. El 20 dijo que sí era posible
hacerlas y mira lo que pasó. Es un irresponsable".
La tesis de que" algunos sabían desde antes" que no habría
elecciones parecía confirmada cuando el jefe de la Disip, capitán Eliézer Otaiza,
declaró públicamente que ciertas irregularidades "fueron detectadas con mucho
tiempo, mucho más de 10 días antes de las elecciones" (El Universal,
07/06/2000).
El costo para la repetición de las elecciones en las nueva
fechas fijadas, pero con los comicios divididos: el 30 de julio todas las
elecciones menos concejales y juntas parroquiales; y el 3 de diciembre de 2000
el resto; se calculó en 89.000 millones de bolívares. Del total, el nuevo CNE
con Alfredo Avella como presidente, disponía de 17.000 millones de bolívares
heredados de la junta anterior, por lo que se solicitaba un crédito adicional a
la Oficina Central de Presupuesto por los restantes 72.000 millones de bolívares
(El Universal, 24/06/2000).
Quedaba claro que los nuevos procesos corrían bajo la
responsabilidad tecnológica total de Indra, siempre y cuando la empresa ES&S
entregara el uso de la licencia para la nueva grabación de las tarjetas flash
card. Pero había que reimprimir todos los tarjetones, adicionalmente. La
nueva directiva había solicitado, también, una auditoría interna para contribuir
con la Contraloría y la Fiscalía a precisar las responsabilidades de la gran
torta electoral.
Semtei no las tenía todas consigo. El viejo pleito entre la
ex funcionaria electoral Miriam Kornblith, primera vicepresidenta cuando el
triunvirato que dirigía Andrés Caleca, y el ex segundo vicepresidente del CNE,
Eduardo Semtei, llegaba a su fin el 26 de junio a las diez de la mañana,
mediante un acuerdo reparatorio según el cual este último quedaba comprometido
a: cancelar 6 millones de bolívares por los honorarios erogados por Kornblith a
sus abogados en la demanda por difamación e injuria emprendida por la profesora
del IESA contra el directivo saliente; la entrega de 1 millón de bolívares para
mejoras en el Hospital de Niños; y dar disculpas públicas en los medios de
comunicación.
De esta manera, Semtei resarcía los daños alegados por
Kornblith cuando la acusó públicamente de corrupción, por cubrir gastos
personales, consultas médicas, hacer mercado, alquilar vehículos y organizar
fiestas supuestamente con fondos del Consejo Nacional Electoral. El pleito tenía
origen en la confiscación de unas cajas que Semtei impidió que se retiraran en
su oportunidad de las oficinas cuando Mirian Kornblith fue a retirar sus enseres
personales. La firma del arreglo se realizó ante la presencia del juez Antonio
Barrios, titular del Juzgado 23 de Juicio de Caracas.
— Como político que soy –leyó Eduardo Semtei un texto breve
en el tribunal-, a veces expreso, con motivaciones estrictamente políticas,
conceptos que podrían considerarse injuriosos y constituir posibles especies
difamatorias. Ha sido esta circunstancia la que me condujo al error de atacarla
en forma indebida... Como errar es de humanos... por medio de la presente retiro
lo dicho en contra suya, que pudiere considerarse injurioso y difamatorio, y le
ratifico mi voluntad de llegar a un acuerdo honorable que ponga fin a este
proceso (El Universal, 27/06/2000).
Varios abogados: Joseph Topel Capriles, Andrés Sereno Bello y
Luciano Bacalao, actuando como candidatos nominales del partido Patria para
Todos a diversos cargos de elección; procedieron con una demanda civil contra
los ex directivos del CNE, por considerar que había lesiones como víctimas del
diferimiento al estimar que la directiva actuó con "negligencia". También
recibieron lo suyo las empresas Indra y ES&S, pues el grupo demandante
consideraba que "la responsabilidad de estas empresas se deriva, según el
artículo 1.185 del Código Penal, por el incumplimiento de los contratos
celebrados entre el CNE, Indra y ES&S" (El Universal, 08/06/2000). Ni
Luis Miquilena se salvó de ser acusado, por haber escogido la fecha del 28 de
mayo ni los integrantes del saliente CNE: "esa selección debió ser cuidadosa. No
obstante se escogió a una directiva que seleccionó a empresas mal calificadas
para llevar a cabo la Megaelección, cuya suspensión ahora constituye un acto
culposo que ocasionó pérdidas y un perjuicio a nuestro patrimonio".
Pero fue el 27 de julio, al mes del fracaso, cuando la
Fiscalía formalizó cargos contra González, Semtei, Riera y Badell, por peculado
culposo propio, sancionado con prisión de 3 a 10 años de prisión y multa
variable de 20% a 60% de valor de los bienes públicos involucrados en el delito
(artículo 58 de la Ley de Salvaguarda). La juez Irma Mancilla tenía que
convalidar la información y proceder si consideraba que debía actuar penalmente.
El ex directivo Omar Rodríguez "fue el único que no resultó señalado por el
delito citado, ya que se habría mantenido al margen de decisiones del CNE"
(El Universal, 28/07/2000). Pero Jacqueline Rodríguez, secretaria ejecutiva
de la Presidencia, sí entró en el lote, al ser considerada "cómplice en el
delito de peculado doloso propio".
Eran diversas las consideraciones que alegaba el Ministerio
Público para soportar el pedimento de acusación penal (El Universal,
29/07/2000):
"El dinero presupuestado se
pagó, pero los comicios no se llevaron a cabo, y por tanto habría
distracción de fondos públicos.
Los funcionarios acusados
estaban encargados de la correcta administración de los bienes del
Estado, previstos para las megaelecciones. No se apropiaron de los
recursos en beneficio propio, pero si los habrían empleado a favor de
otro particular, de terceros.
La República tendría 164 mil
375 millones de bolívares menos en su erario, a causa de la presunta
conducta lesiva y la falta de previsión de los funcionarios.
Los acusados conocían desde el
16 de mayo la imposibilidad de realizar las megaelecciones pautadas para
el 28... y sin embargo persistieron en garantizar que las elecciones
serían el 28 de mayo.
Ese día (16 de mayo) Fernando
Jordá, de Indra, dirigió una comunicación a la presidencia del CNE, en
la que incluso solicitó abandonar la idea de realizar las elecciones
municipales y separar los comicios.
Héctor Rivas, de la empresa
auditora Sistemas Multiplexor, manifestó la conveniencia de posponer las
elecciones, hasta lograr un simulacro exitoso de votación, y declaró
ante la Fiscalía que para el 20 de mayo lucía conveniente suspender los
comicios.
A pesar de los riesgos, se
continuó con el proceso, y hasta se solicitaron cambios en las
postulaciones el día 25 de mayo, a las 11:45 p.m.
La actuación de Etanislao
González provocó descalabro en las megaelecciones y los ex funcionarios
distrajeron miles de millones que se destinaron a un evento que no se
realizó y desplegaron conductas dañosas que pusieron en peligro bienes
del Estado y beneficiaron a contratistas.
Tampoco notificaron las fallas
a las empresa Indra y ES&S, a pesar de que las cláusulas de los
contratos lo permitían, motivo por el cual algunos pagos tendrán que
repetirse.
Etanislao González demostró una
conducta desvalorativa, cuando garantizó a los electores en cadena
nacional que el proceso estaba controlado, el día 20 de mayo.
Para el 28 de mayo no habían
llegado todas las boletas al país y las existentes se encontraban
defectuosas unas, malas otras y sin clasificar.
Dos militares, el Coronel de la FAV, Silvino Bustillos; y el
Capitán del Ejército Luis Eduardo García Morales; demandaron a la Fiscalía
acusar al propio presidente Chávez y al presidente del Congresillo, Luis
Miquilena, por peculado doloso (El Universal, 29/07/2000).
— Son coautores... relacionados con la pérdida de 60 mil
millones de bolívares en el denunciado megadesastre... Ellos designaron a dedo a
los ex miembros del Consejo Nacional Electoral... Fue Chávez quien fijó la fecha
de las elecciones postergadas.
El 30 de julio se realizó la primera parte de las elecciones
pospuestas y el ya presidente Chávez logró hacerse con la victoria frente a su
más inmediato rival, el ex comandante y también ex compañero Francisco Arias
Cárdenas. Logró el 59% de los votos válidos, contra 37% de Arias y casi 3% de
Claudio Fermín.
El abogado de Etanislao González, Ramón Haddad, recusó a la
juez Irma Mancilla el 4 de agosto, por extralimitarse en sus funciones de juez.
"Este expediente está lleno de ciertas irregularidades. Así, por ejemplo, el
caso llega a manos de la juez Mancilla porque la Fiscalía le requiere efectuar
una inspección ocular. Posteriormente le solicitaron, a ella misma, que dictara
sendas prohibiciones de salida del país, sin que se efectuara la distribución.
Lo más grave" –aseveró- "es que la juez Mancilla dice que dictó prohibición de
salida alegando: 1) la comisión de un delito que amerita pena corporal, y 2) que
hay indicios para sospechar peligro de fuga; y con ambas expresiones emite
opinión y se excede (El Universal, 05/08/2000).
A fines de agosto el Tribunal 28 de Control Penal se encargó
de decidir si procedía el juicio contra el grupo ex directivo. Un recurso
interpuesto ante la Sala Primera de la Corte de Apelaciones de Caracas, a cargo
del juez Braulio Sánchez, decidió que era procedente la recusación contra la
magistrada Mancilla, aparte de que se alegaba la parcialización de los
funcionarios del Ministerio Público. A todas éstas la ex directiva del CNE,
Mirian Kornblith, se preguntaba en un artículo publicado en El Universal: ¿hubo
fraude en las elecciones del 30 de julio?. Veamos lo sustancial de su respuesta
(El Universal, 31/08/2000):
Las elecciones del 30 de julio
dejaron una impresión negativa. Muchos no dudan en calificarlo como un
proceso fraudulento. ¿Hay fundamentos para esa apreciación?
El día 30 transcurrió con
tropiezos, en medio de largas colas. Se incorporaron boletas presidenciales
y de gobernador previstas para mayo, que no pudieron ser leídas por las
máquinas de votación. El proceso se enlodó con la inclusión de boletas
premarcadas con los candidatos del gobierno (al menos cinco gobernaciones
que se decidieron por menos del 1% de votos a favor de la alianza
oficialista). Las irregularidades e ilícitos (161 denuncias sobre boletas
premarcadas) fueron denunciados ante la Fiscalía y los observadores
nacionales e internacionales.
No creo en el fraude electrónico.
Basta y sobra el fraude institucional. No obstante, ante tanta falta de
escrúpulos demostrada por los operadores políticos gubernamentales, hay la
convicción generalizada de que su voracidad llegó hasta alterar los
cómputos.
Buena parte de los resultados
reflejan una voluntad popular mediatizada por las argucias y trampas que
rodearon al proceso. Las máquinas escrutaron correctamente unos votos
inducidos mediante procedimientos torcidos. Entonces, sí hubo fraude y
fundamentos para creer que lo hubo.
Para Kornblith, "se ha especulado que buena parte de las
boletas premarcadas que circularon durante la jornada electoral correspondían al
lote producido para el proceso del 28 de mayo de 2000. En todo caso, sea cual
fuere el origen de las boletas con óvalos premarcados, su inclusión ocasionó
distorsiones serias en los resultados, cumpliéndose así el objetivo para el cual
se ideó y puso en marcha esta práctica fraudulenta" (El Universal,
26/11/2000). Basó la apreciación en un estudio estadístico de datos
oficiales, del que concluye que "la práctica aumenta los votos nulos e
incrementa los votos válidos del tipo de varias tarjetas válidas".
Luego de dar varias vueltas por los predios de la nueva
justicia bolivariana, el expediente de los ex directivos aterrizó en el Juzgado
47 de Control, donde su titular, Iris Cabrera, dictaminó el sobreseimiento de
los imputados, pues consideró que "nunca existió el delito de peculado doloso"
(El Universal, 14/10/2000). Enterado de la decisión, Eduardo Semtei
declaró:
— Las fallas técnicas ocurridas que impidieron las
megaelecciones del pasado mes de mayo, no implican que haya delito o peculado.
Mientras que Etanislao González precisó que buena parte del
dinero utilizado para financiar las elecciones del 28 de mayo, fue utilizado en
las del 30 de julio, así como en las del 3 de diciembre. Ruth Capriles,
directora de la Red de Veedores de la Ucab y coautora del Diccionario de la
Corrupción en Venezuela, manifestó sin titubeos (El Universal,
15/10/2000):
— Se añade otro caso al expediente venezolano de la
impunidad. Es la gota que derramó el vaso de la indefensión que se vive en
Venezuela... No tenemos a donde acudir... no hay ley, no hay Constitución, todo
está supeditado al parecer de algunas personas. Alguien tendrá que escucharnos,
aunque sea fuera de Venezuela.
Mientras que Liliana Ortega, una de las accionantes del
amparo que suspendió las elecciones en mayo, expresó (El Universal,
15/10/2000):
— Con el nivel educativo que existe en el país, con el estado
en que se encuentran los ambulatorios, los parques y los barrios, es
inconcebible que no existan responsables por la pérdida de este dinero. Es un
escándalo para Venezuela que después de cinco meses no existan responsables, ni
un proceso que castigue el desastre de las megaelecciones. Esta sentencia lo que
demuestra es que en la justicia venezolana ha triunfado una vez más la
impunidad.
La Fiscalía anunció que apelaría la decisión de la juez Iris
Cabrera. "Tenemos plena conciencia de que estamos en presencia de un delito, por
lo tanto la Fiscalía no cesará en su empeño por llevar este caso hasta las
últimas consecuencias", fue la declaración del director general del Ministerio
Público, Alí Núñez. El sobreseimiento estaba sostenido en que la acusación de la
Fiscalía no individualizaba las responsabilidades, como lo exige la nueva
Constitución Bolivariana. Se accionó la revocatoria de la decisión, mediante un
recurso de apelación incoado por los fiscal Rosa Memoly, Luis Ignacio Ramírez y
Rómulo Pacheco. La Corte de Apelaciones de Caracas quedó encargada de dilucidar
si anulaba o no la determinación.
El 3 de diciembre, como sabemos, se procedió con el resto de
elecciones para elegir concejales y juntas parroquiales en todo el país, además
de un referéndum para remover a todas las juntas sindicales nacionales,
sectoriales y regionales.
El último día del año 2000, se conoció que el caso de las
fallidas megaelecciones del 28 de mayo iría a parar al Tribunal Supremo de
Justicia, con la finalidad de encontrar, finalmente, a algún responsable. La
Fiscalía había fallado en las acusaciones previas tanto en primera como en
segunda circunscripción y el saldo contra el erario público seguía incólume: 164
mil 325 millones de bolívares menos en el Fisco Nacional y el megadesastre
seguía sin responsables visibles. La meta era provocar un fallo convincente en
la Sala Penal del TSJ. Por su parte la Contraloría a cargo de Clodosbaldo
Russián analizaba la posibilidad de encontrar responsabilidades administrativas,
"porque había procedimientos internos que cumplir y que no fueron respetados por
algunos directivos" (El Universal, 31/12/2000).
De modo que en enero de 2001 trascendió que la instancia
contralora buscaría sancionar a los responsables. Había culminado un informe
preliminar que destacaba que "la responsabilidad administrativa afectaría a
Etanislao González, Argenis Riera, Eduardo Semtei, Juan Vicente Badell y
Jacqueline Rodríguez... según lo previsto en el artículo 113, ordinal tercero,
de la Ley Orgánica de la Contraloría General, que dice que serán sancionados
administrativamente aquellos funcionarios que actúen con omisión, retardo,
negligencia o imprudencia en la preservación y salvaguarda de los bienes del
patrimonio público. La Dirección Contencioso Administrativo de la institución
intentará, igualmente, exigir la reparación de daños ocasionados al Estado. Ello
permitirá reintegrar al Fisco el monto de dinero invertido en la organización de
unos comicios fallidos por falta de organización y fallas técnicas" (El
Universal, 05/01/2001).
El CNE nunca escapó en todo este tiempo del calor de los
escándalos de distinto signo. Por ejemplo, ya con el ex decano de la Facultad de
Humanidades y Educación de la UCV a la cabeza, Roberto Ruiz –que antes había
sido director suplente-, el Consejo atravesaba por la difícil situación de
suspender a varios gerentes como José Antonio Rodríguez, de Administración;
Gustavo Liquilarena, de Finanzas; Nelson Bravo de la División de Habilitados; y
José Ramón Duarte, de Contabilidad; por el extravío de unos cheques que sumaban
más de 42 millones 897 mil 620 bolívares con 20 céntimos en anticipos por gastos
médicos y de alimentación. Ello ocurrió en febrero de 2001, cuando doce cheques
fueron cobrados quién sabe cómo. Pero habían sido emitidos, con firmas y todo,
por el ente comicial. Ruiz declaró ante la suspensión de los funcionarios: "no
se trata de una acusación, sino simplemente de una medida cautelar, mientras se
completa todo lo concerniente con las investigaciones" (Globovisión,
28/02/2001).
El 28 de marzo de 2001 Eduardo Semtei lanzó la tesis de que
la suspensión de las elecciones del 28 de mayo había sido una conspiración
"contra el presidente Hugo Chávez en la que participaron el ex fiscal, Javier
Elechiguerra, el ex candidato presidencial y ex gobernador del Zulia, Francisco
Arias Cárdenas, y hasta la CIA (Central Intelligence Agency) de Estados Unidos"
(Unión Radio, 28/03/2001). De acuerdo con esta inédita versión, dada por
Semtei ante el comité de Control Electoral de la Comisión de Contraloría de la
Asamblea Nacional que lo interpeló, "las conspiraciones tienen como norma que no
hay pruebas fehacientes. Son deducciones, intuiciones".
— Los que daban los fondos para la campaña de Arias Cárdenas
eran los cubanos mayameros. La CIA trabajaba conjuntamente con estos cubanos en
la realización de las conspiraciones en toda América Latina. Si no, ¿de dónde
viene la protección a los patrocinantes de la campaña de Arias Cárdenas? ¿De
dónde viene?... El presidente de la empresa ES&S reconoció que tenía contactos
con la CIA, además las personas que estaban cuidando a los funcionarios de ES&S
(el día del allanamiento en el Hotel Meliá Caracas) se identificaron como
miembros de la CIA y dijeron que los estaban protegiendo porque había amenazas
sobre ellos.
Alfredo Avella, quien había ejercido la Presidencia antes que
Roberto Ruiz, pero se mantenía como director del organismo, pasó a ejercer una
posición disidente al oficialismo dentro del organismo. Éste fue el indicador
que evidenció en abril las discrepancias existentes en el seno del directorio.
Por diversas razones, cuatro directivos habían hecho efectivas sus renuncias en
los últimos meses, de tal suerte que el organismo se aproximaba a celebrar el
primer aniversario del megadesastre sumamente debilitado y desacreditado.
Las periodistas Yolanda Valery Gil (El Universal) y Roselena
Ramírez Prado (El Globo) se habían pasado el último año completando y redactando
la investigación que lograron verter en el texto Megafracaso 2000: la
conspiración de los sordos, el cual fue bautizado el 21 de mayo por la
Fundación Andrés Mata de El Universal. Este trabajo se completó editorialmente
en marzo de 2001, con el mérito de llegar a conclusiones tres meses antes de que
el contralor Clodosbaldo Russián presentara su informe definitivo sobre el
entuerto electoral de un año atrás.
El libro de las colegas desentraña en 276 páginas y con el
aporte de 50 entrevistas y relatos inéditos un pedazo de la historia electoral
reciente del país. A título de conclusión, trabajaron sobre tres hipótesis que
condujeron al desastre: la conspiración arista, la conspiración chavista y el
proceso electoral del 28 de mayo como posible escenario de una guerra comercial
entre empresas del ramo. Pero al final aportan su visión conclusiva del asunto
desde un punto de vista periodístico.
La conspiración arista:
Demoler la imagen institucional
del organismo, pues, daba piso a ese complot. Socavar el sistema
automatizado del voto, desde adentro y desde afuera, constituía la
herramienta. En lo primero tomarían parte los tradicionales Acción
Democrática y Copei, cuyas fichas dentro de un CNE de transición se
harían cargo del boicot de la base de datos. Desde afuera, la operación
corría por cuenta de los intereses internacionales, canalizados por
ES&S. ¿Hubo un móvil del delito, un móvil para que la elección saliera
mal? Yo creo que sí. ‘Estoy totalmente convencido de que la única teoría
que explica y que permite engranar todos los acontecimientos es la
teoría del sabotaje, internacional y nacional aliados. De otra manera no
puede explicarse que en la base de datos haya 25 por ciento de errores’,
dice Eduardo Semtei".
"El gobierno norteamericano,
aducen quienes apoyan esta teoría, contrario a las políticas adoptadas
por el presidente venezolano, habría visto en Arias Cárdenas la forma de
conseguir sus objetivos: destronar a Chávez y acabar con la amenaza de
un líder latinoamericano, inclinado más a la izquierda que a la
derecha... Más amigo de Fidel Castro que de Clinton... Por eso los
cubanos mayameros también estarían en la movida".
El entramado agrega a la
oligarquía colombiana por aquellos del acercamiento con la guerrilla, al
Frente Institucional Militar, a varios ex cancilleres de la República, a
Vicente Pérez Cayena, ex ministro de Transporte y Comunicaciones y
Gustavo Reyes-Zumeta, otrora agregado de la CIA en Venezuela.
La conspiración chavista:
"Al Consejo Nacional Electoral
lo controlaba el MVR... totalmente sumiso al oficialismo, modificó,
excluyó e incluyó candidatos, para satisfacer las necesidades de un
partido en estampida hacia el arismo".
"Indra habría actuado como el
principal ‘socio’ del boicot oficial. Se le asegura vinculada a
Miraflores, por elementos como el matrimonio entre el gerente Fernando
Jordá y una supuesta asistente de la primera dama (Marisabel de Chávez).
Los españoles, aducen, estimulados por la promesa de nuevos negocios en
el país, se habrían venido a fastidiar la elección del 28, y a
adjudicarle los votos al chavismo después, fueran o no suyos".
"Indra jugó a decirle al
presidente de la República que paralice el proceso.
"También surgió la especie
según la cual Luis Miquilena, por entonces envuelto en el juicio por
corrupción en el caso Micabú, encontraba la forma de salvarse con un
escándalo mayor: la suspensión electoral".
"De acuerdo con una vertiente
más enrevesada, por último, el plan chavista consistía en generar un
desorden en el territorio nacional, que justificara el despliegue en la
calle de la Fuerza Armada, en una especie de ‘fujimorazo’ a la criolla".
La guerra comercial:
"La tercera conseja dice que
fueron las empresas las que, imbuidas en una guerra comercial sin
precedentes: Indra y ES&S, en pelea eterna, esta vez llegaron lejos".
"En cuanto a la base de datos,
afirman que los técnicos del CNE la sabotearon, para poner en entredicho
el PAR-2000 y el trabajo de Unisys, de suerte que, en breve plazo, se
les permitiera hacer sus propios negocios con otros paquetes
informáticos y otras compañías especializadas..."
El fracaso según las periodistas:
"Tendemos, pues, a creer, en
una elección que comenzó con muy mal pie por la estrechez de sus lapsos
y la total injerencia política en el asunto técnico, que se agravó por
un Consejo que se puso a ‘innovar’ disponiendo de tan poco tiempo, que
desconocía los detalles técnicos y se rodeó de las personas más
inexpertas, que se complicó con el desacertado manejo de las
postulaciones, de lo que se aprovecharon los mezquinos intereses
individuales y comerciales... Mientras, a la historia pasará esta
postergación como un desenlace lógico a una serie de silencios,
confabulaciones, omisiones, malas interpretaciones; historia de
fracasos".
Roberto Ruiz, presidente del CNE, anunció el 28 de mayo la
disposición del directorio a retirarse de los cargos: "Nuestros cargos están a
la orden de la Asamblea Nacional y exigimos al Parlamento que se pronuncie por
una Ley del Poder Electoral para remplazar y nombrar las legítimas autoridades
del CNE (El Universal, 29/05/2001).
El informe definitivo de la Contraloría General de la
República en torno al megadesastre fue dado a conocer al país el 8 de junio de
2001. Entre las conclusiones principales, destacan las que a continuación
compendiamos (El Universal, 09/06/2001):
La intromisión de los partidos
políticos entorpeció la objetividad, imparcialidad, independencia y el
carácter técnico del proceso.
El daño patrimonial está
calculado en 69.822 millones de bolívares, sobre los que se exigirá
reintegro o indemnización.
No se estructuró desde el
inicio un plan operativo en el que se tuviera una visión de conjunto
acerca del proceso. De ahí que las actividades se vieran frecuentemente
impactadas por los lapsos o tiempos de entrega de las empresas
contratadas, originándose cuellos de botella, represamiento de datos y
duplicación de tareas, entre otros efectos.
En cuanto a la base de datos,
el sistema tenía errores, se implementó más tarde, cinco días antes de
que comenzaran las postulaciones sin estar totalmente probado y
estabilizado.
El personal recibió
capacitación sobre la marcha, hubo un desorden generalizado sobre las
modificaciones y no se supervisó el ingreso y la corrección de la data.
En lo que se suponía era la etapa final de la directiva
encabezada por Roberto Ruiz, surgió un nuevo capítulo en el largo historial de
escándalos en el cuerpo electoral: la filtración de una grabación donde
supuestamente el consultor jurídico de la entidad, Celiz Mendoza, figura
negociando los resultados electorales del estado Mérida, para chalequearle
la reelección a William Dávila, "por presiones políticas de arriba" (El
Nacional, 08 y 09/06/2001). Allí ganó presuntamente Florencio Porras, como
ya dijimos, el candidato por el MVR.
— Manifiesto mi repudio frente a las imputaciones que se me
han hecho, a través del diario El Nacional, en razón de la supuesta grabación
que le fue presentada por unos personajes que desconozco y que me permito
desvirtuar –trató de aclarar la situación Mendoza en rueda de prensa... William
Dávila está detrás de esta campaña orquestada.
La transcripción de la conversación ocurrida en Nueva Esparta
refiere que los directivos José Manuel Zerpa, Vicente González y Rómulo Rangel,
podrían haber actuado como "cómplices" también para perjudicar el triunfo de
Morel Rodríguez en el propio estado oriental a favor de Alexis Navarro Rojas del
MVR.
Roberto Ruiz le pidió a la Fiscalía, a propósito del caso,
una investigación para determinar el origen y la legalidad de la grabación. Y
las contradicciones entre Alfredo Avella y el resto del directorio salieron a
flote por el caso Mérida. Las consecuencias de las megaelecciones suspendidas el
28 pero luego realizadas el 30 de julio de 2000 todavía estaban presentes entre
nosotros y se hacían sentir.
— El CNE debería ser pechado por Salvaguarda –sentenció
Avella (El Universal, 17/06/2001).
El 6 de junio de 2001 se conoció que el fiscal Isaías
Rodríguez solicitaría a la Sala Penal del Tribunal Supremo la reapertura de las
investigaciones y de un juicio contra los ex directivos del CNE, pues el
Ministerio Público sigue estimando que está claro el delito de peculado doloso
propio (El Universal, 06/06/2001).
— La posibilidad de reabrir el juicio sería la única
procedente, ya que actualmente no se podría juzgar a los imputados partiendo de
los resultados del informe del contralor, el cual no formó parte del debate
probatorio que ya tuvo lugar en los tribunales penales de primera instancia.
Recientemente se conoció que el Tribunal Supremo de Justicia,
en ponencia de la magistrada Blanca Rosa Mármol, desestimó un recurso de
casación interpuesto por los fiscales del Ministerio Público contra una
sentencia anterior de la Corte de Apelaciones que exculpaba a los directivos del
CNE por el desastre electoral del 28 de mayo. Muy por el contrario, la nueva
decisión de la Magistrada obligaba a la Sala Sexta de Apelaciones de Caracas a
decidir una vez más sobre la responsabilidad de los ex funcionarios en las
fallidas elecciones, quedando pendiente un pronunciamiento final acerca de si
incurrieron en peculado doloso propio