La propia Dirección de Inteligencia Militar (DIM) se vio
envuelta en una investigación por sustracción de fondos, cuando su director, el
General de División del ejército José Antonio Rodríguez Castillo, también ex
jefe del Estado Mayor, fue sometido a una audiencia preliminar el 8 de
septiembre de 1999.
El ya citado presidente de la Corte Marcial, Coronel Ascanio
Báez, asumió las veces de juez de control. "Rodríguez Castillo es acusado de
supuesta malversación de fondos y sustracción de efectos de las Fuerzas Armadas
Nacionales. El monto pudiera superar los 500 millones de bolívares. Fuentes
militares indicaron que al parecer el oficial del Ejército compró varias
propiedades en el interior del país (El Universal, 09/09/1999). Se
comentaba que el origen del dinero extraviado podía ser una donación hecha por
Petróleos de Venezuela a la Dirección de Inteligencia Militar en 1997.
El 10 de septiembre se le dictó auto de detención por los
delitos de presunta sustracción de fondos, pagos ilícitos, abuso de autoridad y
delitos contra el honor militar" (El Universal, 11/09/1999). Con éste
eran tres los Generales de la cúpula militar del ex presidente Caldera que se
veían bajo investigación ordinaria o militar, según el caso.
El señalado estaba detenido en el Regimiento de la Policía
Militar de Fuerte Tiuna y compartía acusaciones con el ex administrador de la
DIM, Coronel del Ejército, Manuel González Lamas, y el Maestro Técnico Eduardo
Arias Corona. Al mismo fiscal militar que le tocó levantar cargos al general
Rodríguez Mayol, el Coronel Jaiber Alberto Núñez, tendría que hacerlo en esta
oportunidad.
El caso se ventiló a ratos a puertas cerradas, dado que
estaban involucrados personajes y situaciones que tenían que ver con la
seguridad y defensa del Estado. El juez de control les había negado la libertad
"ya que las penas imputadas suman alrededor de los 10 y 12 años. El delito
causado en el medio militar es de bastante gravedad y la jerarquía que ostentan
dos de los imputados pueden hacerlos sujetos a interferir en la evacuación de
las pruebas, explicaba Ascanio Báez (El Universal, 26/10/1999). Éste se
tuvo que inhibir en el juicio oral, al pronunciarse contra un conflicto de
competencia con la justicia ordinaria planteado por los abogados Héctor
Coronado, Alonso Medina Roa, Douglas Méndez y Julián Vásquez.
De acuerdo con la información aportada en el juicio por el
Capitán de Fragata Luis Eduardo Angelucci, producto de una serie de entrevistas
realizadas por la Dirección de Averiguaciones Administrativas de la Contraloría
General de las FAN al personal, el General Rodríguez Castillo no habría
justificado el uso de 2 mil millones de bolívares al frente de la Dirección de
Inteligencia Militar.
El militar imputado señaló que "bajo ningún concepto emitiré
información secreta o clasificada, así me condenen inocentemente, si antes no
tengo el permiso del presidente Hugo Chávez" (El Universal, 23/11/1999).
Rodríguez Castillo consideraba que es un tipo de información
"de alta envergadura", que compromete a militares, informantes y cadenas de
inteligencia y confidentes. "Insistió en afirmar que tiene las copias de todos
los soportes de su gestión y no entiende cómo se extraviaron en la sede del
organismo de inteligencia".
— No tengo la culpa de haber dirigido a la DIM en un momento
tan difícil en el país -julio 97 a junio 98, expresó en tono enérgico- (El
Universal, 23/11/1999).
El dinero, aparentemente, habría sido utilizado para pagar
servicios de confidentes y para la adquisición de algunos bienes que sirvieron
para bases de inteligencia en Barquisimeto, Barinas, La Fría, Guasdualito, entre
otras, y para la remodelación de la sede del cuerpo en Boleíta. Los inmuebles
estaban bajo los nombres de subalternos. Otra versión que corría era que los
gastos se hicieron para financiar la investigación de un supuesto golpe de
estado contra el presidente Rafael Caldera, a mediados de su mandato.
— Si el general hubiese hecho lo que le dije, no estuviera
ahora en el banquillo –fue el testimonio del Coronel Claudio Turchetti, ex
consultor jurídico de la DIM, quien señaló que le había recomendado no aceptar
la donación de Corpoven ni la compra de los ocho inmuebles (El Universal,
24/11/1999).
Este otro militar era del criterio de que no era conveniente
aceptar la donación de la filial de Pdvsa, en virtud de que "violaba principios
éticos y morales, debido a que esa cantidad fue ofrecida por Pdvsa luego de la
investigación que solicitara a la DIM el entonces ministro de Energía y Minas,
Edwin Arrieta, para comprobar el supuesto espionaje dentro de la industria
petrolera (conocido como informe Poseidón)".
El propio General Rodríguez Castillo participó en el juicio
oral denunciando que "fui destituido del cargo por haberle prestado seguridad
durante la campaña electoral al actual presidente de la República, Hugo Chávez"
(El Universal, 27/11/1999).
La abogado Carmen Elena Crespo notificó de un faltante de 328
millones de bolívares por concepto de pérdida de una orden de pago y por la no
cancelación del bono vacacional a los empleados de la DIM el 7 de diciembre. La
Fiscalía Militar estimaba que el faltante era atribuible a la gestión del
General Rodríguez Castillo, mientras que la defensa argumentó que podía venir de
otras gestiones como las de los Generales Herminio Fuenmayor y Wilfredo Guerrero
Zerpa.
Herminio Fuenmayor apareció en el debate, al ser mencionado
por la defensa y dijo: "Rodríguez Castillo es un excelente oficial, con una
trayectoria intachable, pero existe en él una gran ingenuidad y desconocimiento;
por tratar de hacer las cosas bien se incurrió en algunas cuestiones que
probablemente violaron normas de derecho y procedimiento... Pecó en su buena fe"
(El Universal, 10/12/1999).
Rodríguez Castillo fue condenado a dos años y medio de
prisión por la emisión de órdenes de pago ilegales. Pero sobre la marcha una de
sus abogadas, María Magdalena Díaz Pereira, solicitó a la Corte Marcial la
libertad bajo fianza, toda vez que la pena impuesta al General no era superior a
los 8 años, por lo que podía argumentar los beneficios procesales del COPP,
mientras que los otros dos imputados, el Coronel Manuel Ismael González Lamas, y
el Maestre Eduardo Arias Corona, fueron absueltos y restituidos sus derechos
militares y profesionales dentro de las Fuerzas Armadas.
A propósito de los casos de los generales Rojas Pérez,
Rodríguez Mayol y Rodríguez Castillo, los que se habían cruzado en el tiempo, el
presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Luis Miquilena, declaró que
"las investigaciones sobre corrupción, deben abarcar no sólo a los sindicatos
sino también a la Fuerza Armada Nacional, donde hay muchos generales que se han
enriquecido indebidamente" (El Universal, 14/01/2000).