Una nota de prensa difundida por la Corte Suprema de Justicia
el martes 19 de mayo de 1998, justo un año antes de finalizar su segundo mandato
presidencial, anunciaba que el presidente Rafael Caldera no era enjuiciable,
como tampoco el ministro presidente del Fondo de Inversiones de Venezuela,
Alberto Poletto; y el senador Luis Raúl Matos Azócar; por el caso del canje de
unos 4.000 millones de dólares de Bonos Brady por Bonos Globales.
Esta acusación había sido interpuesta el 12 de marzo anterior
por el diputado José Albornoz de Patria para Todos, organización que siempre fue
muy sensible al tema de la deuda externa. "Constituye un hecho del notorio
conocimiento público, que desde inicios de 1997 se comenzó a fraguar una
operación de crédito público, mediante la cual se consumó un canje de deuda
externa, en forma sui generis, toda vez que se pretende hacer ver que se
efectuó un cambio de los denominados Bonos Brady, con un valor facial accesorio
por concepto de interés del 7,5% anual, por unos nuevos bonos emitidos
igualmente por la República de Venezuela, por un valor facial principal de US$
4.000 millones, más un valor facial accesorio por concepto de interés del 9,125%
anual, bonos éstos denominados Globales", se razonaba en el escrito interpuesto
por el diputado.
En virtud de esto, se solicitaba el enjuiciamiento contra los
tres funcionarios (Matos Azócar era el ministro de Hacienda en el momento) por
los delitos de "malversación genérica de fondos públicos, concierto de
funcionarios con particulares, aprovechamiento fraudulento de fondos públicos y
ocultamiento malicioso de documentos", todos sancionados por la Ley de
Salvaguarda.
En ponencia del magistrado Alirio Abreu Burelli, la Corte
consideró inadmisible el pliego por lo que "no hay mérito para el enjuiciamiento
de los ciudadanos... ". Precisaba el máximo tribunal de alzada que "el
antejuicio de mérito debe resolverse con los solos elementos que consten en la
solicitud, sin que pueda esta Corte iniciar averiguación o proceso de
complementación de pruebas, para determinar si se cometió un hecho punible, y si
existen indicios de culpabilidad contra los funcionarios señalados".
Agregaba la información de la Corte que "el acusador (José
Albornoz) presentó documentos en copia fotostática, respecto de los cuales
solicita a esta corte que recabe los originales o certificaciones respectivas de
los mismos, de cualquier oficina pública o privada donde se encuentren. Tal
solicitud resulta improcedente, puesto que, se reitera, es carga del actor
presentar las pruebas que fundamenten su solicitud, sin que sea competencia de
esta Corte, en esta fase del proceso, realizar actuaciones dirigidas a averiguar
los hechos".
A pesar de lo anterior la Sala Penal, por la diversidad de
delitos imputados, resolvió examinarlos por separado, para pronunciarse al
respecto, no encontrando méritos en ninguno. El punto de la discordia era si la
operación requería o no autorización del parlamento por tratarse de una
operación de crédito público. A la Corte le pareció que no, por criterio de la
mayoría, pues consideró que se había actuado en apego al artículo 190 de La
moribunda, es decir, que no requería de la autorización, aunque al PPT le
parecía lo contrario.
Luego de conocerse los resultados de las elecciones del 6 de
diciembre de 1998, donde resultó electo Hugo Chávez, el columnista de El
Universal, Aderito De Sousa F., al hacer un juicio sobre el segundo mandato de
Caldera, escribió: "el gobierno que Caldera presidió fue una afrenta contra el
pueblo; una verdadera provocación, una invitación a haber votado masivamente el
pasado seis de diciembre por Hugo Chávez Frías, así el mismísimo demonio nos
llevara a todos al infierno, con tal de que también se lo llevara a él y a los
que con él cogobernaron a Venezuela bajo la trágica secuencia de disparates
públicos, de maniobras subalternas, de hipercorrupción, de favoritismos
políticos y empresariales y de fallidas reformas económicas que comprometieron
seriamente el bienestar del país" (El Universal, 13/02/1999).
Muy por el contrario el coordinador nacional y jefe de la
fracción parlamentaria de Convergencia, Juan Francisco Sosa Maury, en la
recopilación sobre el período 1994-1999 elaborada por el diario El Nacional:
Gobierno de Caldera; refiere que el principal éxito del gobierno fue lograr
"paz y estabilidad" y combatir la corrupción. De hecho le preguntan:
— Una de las promesas de Caldera antes de obtener la
presidencia fue la de combatir la corrupción. ¿Cree que se haya atacado
eficazmente y con resultados satisfactorios? –le preguntaron.
— Yo creo que ese no es un problema de un gobierno ni de un
quinquenio, ni de éste ni del que viene. Es un problema del Estado y de que el
venezolano se fije metas a largo plazo en la lucha contra la corrupción. Éste es
un problema de carácter social y que junto con los cambios que se requieren de
las actuales medidas legislativas para atacar la corrupción debe ir en pareja
una sanción de carácter social que creo que el venezolano todavía no ha
internalizado. Nosotros seguimos premiando al corrupto, seguimos entendiendo
como pendejos a quienes no meten la mano en la cosa pública y esa es una
conducta social que tiene que ver con un proceso educativo.
Mención aparte merecen los constantes tropiezos e
irregularidades en el Ministerio de Transporte y Comunicaciones de donde los
ministros César Quintín Rosales y Ciro Zaa salieron con las tablas en la cabeza.
Quintini "fue removido un par de semanas después de encargarse del ministerio.
Lo denunciaron (Ignacio Iribarren) por irregularidades". Con respecto a Zaa, el
reporte electrónico de El Nacional que estamos citando dice: "Caldera lo trae
desde Mindur para que le lave la cara al ministerio y minimice los efectos del
escándalo de su predecesor. Salió en 1996, y no precisamente por la puerta
grande".
El 16 de enero de 1995, Caldera designó al profesor Adelso
González Urdaneta como Comisionado Presidencial para la Vigilancia de la
Administración Pública. Lo mismo había hecho en su primer mandato, con el
nombramiento del general Monserrat Pérez, de 1969 a 1974.
— Ambas personas muy honorables –nos explica Eduardo
Fernández- pero eso no resuelve el problema de la corrupción. Esos comisionados
no resuelven el problema. Si Chávez crea una comisión presidencial
anticorrupción tampoco resolverá el problema, porque el asunto de la corrupción
hay que atacarlo desde varios puntos de vista, además del aspecto legal que no
es el único enfoque importante, y estas cosas tienen que trabajarse bajo un
clima de autoridad que tiene que revelar el país.
Entre las funciones del comisionado Adelso González Urdaneta,
se encontraban las siguientes:
Informar al Presidente de
cualquier hecho de corrupción y proponer, además, los correctivos que
estime pertinentes para sanear la administración pública y mejorar la
eficiencia administrativa.
Investigar hechos de
corrupción, tales como tráfico de influencias, cobro de comisiones, uso
indebido de bienes públicos y demás irregularidades administrativas.
Vigilar el correcto
funcionamiento de la administración pública.
Promover gestiones para la
búsqueda de la propiedad, transparencia y eficiencia de la
administración pública.
Desarrollar, ejecutar y
promover acciones orientadas a crear en el ambiente público del país un
clima ético y una actitud a favor de las conductas deseables y de
rechazo a la corrupción.
En uno de los libros que circularon como obsequio durante la
VII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno celebrada en la Isla
de Margarita, donde se reafirmó la Convención Interamericana contra la
Corrupción, denominado Venezuela 97, se señalan las siguientes razones
como definitivas para crear caldos de cultivos favorables a la corrupción:
El debilitamiento o la
distorsión de la escala de valores de la sociedad, la ausencia de un
esquema de normas de conducta (individuales o colectivas) y la
deformación de la imagen nacional, por parte de los venezolanos.
El debilitamiento de la función
formativa de la familia, la escuela y el contexto social.
La impunidad que se genera por
la desidia de los órganos a los que corresponde combatir las conductas
indebidas. Así que la persona que pasa por alto un acto de corrupción
hace daño a la sociedad, al igual que el propio infractor.
La polaridad empresa-trabajador
o servicio público-empleado y la baja productividad que ello genera.
"Estos cuatro factores constituyen áreas hacia las cuales se
orienta la lucha" se lee en la recopilación encargada por la OCI a Pedro
Miranda, y que sirvió de regalo a los mandatarios visitantes e invitados
especiales.
La gestión de Adelso González Urdaneta puede ser visualizada
en dos momentos diferentes, de acuerdo con la información disponible: a la mitad
y al final del período presidencial de Rafael Caldera:
Gestión del Comisionado Anticorrupción
1995-1999
Fecha |
Expedientes |
Con competencia |
Sin competencia |
Al 31/08/1997 |
1.020 |
843 |
177 |
Al 31/01/1999 |
1.373 |
935 |
145 |
Fuente: Comisionado Anticorrupción.
En los primeros días de abril de 1999 Andrés Caldera, hijo
del ex presidente Caldera y ex ministro de la Secretaría de la Presidencia, fue
acusado, conjuntamente con un funcionario llamado César Gimón que había
trabajado en los ministerios de Hacienda y Agricultura y Cría, por la fiscal 78,
Theresly Malavé, por la colocación de "altos montos de dinero del erario público
en la banca privada" (El Universal, 08/04/1999). Un particular, José
Torres, previamente había enviado un fax al ministro entrante de Relaciones
Interiores, Luis Miquilena, quien acudió a la Fiscalía.
Andrés Caldera se defendió al día siguiente y explicó que "la
Fiscalía no podía solicitar el inicio de una averiguación en contra de ningún
funcionario basándose sólo en un fax" (El Universal, 09/04/1999).
Decía el hijo de Caldera que "esta medida se adoptó contra la
corrupción, puesto que era muy abultado el dinero que tenían los organismos en
cuentas corrientes, lo cual se prestaba para componendas por debajo de la mesa".
Por su parte Gimón amenazaba con emprender acciones penales contra el ciudadano
José Torres. El asunto no pasó a mayores.
En diciembre de 2000 el embajador de Venezuela en El
Vaticano, Ignacio Quintana, protagonizó un enfrentamiento con la familia
Caldera. El punto de la discordia, según el diplomático chavista, era la
negativa del ex presidente Rafael Caldera frente a la realización en diciembre
de ese mismo año de un referéndum sindical.
— Inconcebible –vociferó Quintana-. Resulta desvergonzado y
grotesco que un hombre que protagonizó la corrupción puntofijista, donde se
consumieron 600 millardos de dólares, quiera aparecer dictando normas sobre
justicia sindical... La herencia que le dejó a sus hijos y sus nietos, es que
los enseñó a robar. Creó dos máquinas de corrupción, que fueron Copei y
Convergencia. A través de estos dos sistemas, y del Consejo Supremo Electoral,
recibieron del Estado centenas de millones de bolívares que iban a parar a manos
de los líderes sindicales. Prueba irrefutable son las centenas de millones de
bolívares que recibió Convergencia, y que cayeron en poder de su hijo Juan José
Caldera (El Universal, 02/12/2000).
Los Caldera cuestionaron el nombramiento de Quintana como
embajador, en medio de la polémica, y particularmente Juan José Caldera, el 3 de
diciembre, había acusado al diplomático de haber obtenido el nombramiento
"gracias a una triquiñuela del extinto Congresillo". Ello provocó que el
Embajador insertara un derecho a réplica en las páginas de El Universal del 6 de
diciembre. "Quiero concluir diciendo que reto a cualquiera de los Caldera a
debatir públicamente para demostrarle al país la podredumbre de una familia que
lo que ha hecho es usufructuar el tesoro nacional mediante diferentes vías de
aprovechamiento. Juan José Caldera elude mi planteamiento esencial: ¿Qué hizo
con las centenas de millones de bolívares que recibió Convergencia del Consejo
Supremo Electoral en 1998? ¿Qué hizo con los diversos recursos que obtuvo por
privilegiar contratos con el hoy desaparecido Ciro Zaa? Los Caldera están
podridos en corrupción, poseo un arsenal de pruebas tanto de Juan José Caldera,
en connivencia con sus cuñados, del ministro Nepote Andrés Caldera (sic) que, al
igual que su hermano, hasta el año 1993 vivía buscando un bolívar para completar
otro. Juan José Caldera esto es de todos conocido, vendía resorts para
ganar 100 ó 200 dólares en un hotel de Aruba. Y su hermano Andrés Caldera
recibió un salario sistemático durante más de tres años de mi oficina Quintana y
Asociados. Tengo en mi poder y puedo exhibirlos públicamente los cheques que me
pedían fueran emitidos".
La descarga era completa: "Respondo con la verdad. En 1º
término mi nombramiento fue producto de una votación clara y determinante,
triquiñuelas hicieron los Caldera y muchas otras personas para impedir mi
nominación al Vaticano; 2º respecto a la duda sobre la procedencia de mis
recursos, quiero precisar lo siguiente: mientras facilité dinero a los Caldera,
no les importó la procedencia. Pero quiero puntualizar cosas concretas... En
primer lugar beneficié a Juan José Caldera con un pagaré, a tasa preferencial,
cuando tenía problemas económicos y con su vivienda; segundo, tampoco le importó
a Juan José Caldera la procedencia cuando se instaló, por espacio de casi un
mes, en mi casa de Fisher Island en Miami, con toda su familia, porque carecía
de recursos para pagar un hotel; 3º tampoco le importó cuando hace 15 años, con
urgencia, le envié un cheque desde Caracas a Andrés Caldera a París, cheque
bancario de la Société Genérale por un monto de 50.000 francos, para evitar que
fuera detenido por fraude bancario".
Casi finalizaba diciendo: "Oscura procedencia tienen los
Caldera, desde su origen, cuando Rafael Caldera tiene que recurrir a un padre
adoptivo. Amén de los aportes sistemáticos, en bolívares y dólares, que cuando
realizaba algún viaje facilité a Rafael Caldera... Ellos comieron de mi
dinero...
El diputado Juan José Caldera respondió a Quintana: "con
respecto a mi persona lo emplazo, lo reto públicamente a que cumpla su deber
ciudadano, a que venga al país a denunciarme ante los tribunales y asuma su
responsabilidad, de lo contrario quedará una vez más comprobado lo que ya todos
sabemos, que el embajador Quintana es un grandísimo charlatán" (El Universal,
07/12/2000). El día que dio estas declaraciones, el hijo de Caldera enseñó
un viejo recorte del desaparecido Diario de Caracas, de 1988, donde al
expresarse del ex presidente Quintana precisaba: "su máximo magisterio: ser
consecuente con sus palabras, por eso su pueblo le da la máxima credibilidad".
Juan José Caldera cerraba el episodio advirtiendo que "Quintana decía ser amigo
del ex presidente Carlos Andrés Pérez y ahora es embajador de Chávez".