La asignación de dólares por parte de la Oficina del Régimen
de Cambios Diferenciales, Recadi, constituyó el más grande caso –a nuestro
juicio- de corrupción durante la IV República.
Una vez que
iniciamos las investigaciones sobre este asunto en 1989, nos propusimos
demostrar que "el régimen de Cambios Diferenciales implantado en desde 18 de
febrero de 1983 hasta febrero de 1989, administrado por Recadi durante los
gobiernos democráticos de Luis Herrera Campíns y Jaime Lusinchi –especialmente a
lo largo de esta última administración- fue un instrumento utilizado por
funcionarios públicos, empresarios, políticos y particulares para traficar
influencias, otorgar y recibir privilegios y ventajas económicas, evadir leyes y
responsabilidades y lucrarse en grupo e individualmente, en detrimento de los
intereses nacionales y de las mayorías populares".
El 1o de diciembre de 1999 la juez del Tribunal Transitorio
1ro, Dora Bracho, anunció un sobreseimiento del caso, entonces llamado Recadi II,
en virtud del fallecimiento repentino del ex ministro de Hacienda del gobierno
de Lusinchi, Héctor Hurtado Navarro.
Hurtado había presidido varias de las Comisiones de
Importaciones denunciadas por el entonces diputado Carlos Tablante. Nosotros,
por nuestra parte, habíamos hecho el señalamiento primigenio de los desfases y
sobregiros sufridos por varios presupuestos nacionales de divisas durante
algunos años en la asignación de los dólares preferenciales.
"Fuentes dignas de todo crédito dieron a conocer" –se leía en
El Universal- "que esta decisión debió ser emitida por el ya extinto Tribunal de
Salvaguarda, instancia que recibió tres solicitudes de sobreseimiento por parte
de dos fiscales del Ministerio Público, los cuales notificaron que Hurtado murió
el 20 de octubre de 1993 (a la edad de 75 años) e instaban a pronunciarse en
consecuencia" (02/12/1999).
Agregaba el comentario que "la investigación había quedado
abierta en el caso de Eglée Iturbe de Blanco, ex directora general del
Ministerio de Hacienda (además fue primer ministro de Hacienda del segundo
gobierno de CAP), pero dado que ya transcurrió el lapso de prescripción la
Fiscalía tendrá que declarar sobreseído el caso". Salvaguarda estaba intervenido
por la Inspectoría de Tribunales, al calor de la reforma del poder judicial
ordenada por la Asamblea Constituyente.
Carlos Tablante había interpuesto el 26 de junio de 1989 una
denuncia referida al otorgamiento irregular de 60 millones de dólares que hizo
la Comisión de Importaciones, presidida por Hurtado, a los hermanos asiáticos Ho
Fuk Wing y Ho Fuk Shum.
La cuantificación y explicación financiera más completa que
nos hemos encontrado en torno al escándalo Recadi -aparte del problema
estrictamente moral-, la hallamos en el texto El desafío latinoamericano,
del investigador del IESA, José Luis Cordeiro, cuando ampliaba un estudio
elaborado por la revista Visión y otro contenido en el tercer tomo del
Diccionario de la Corrupción en Venezuela.
"La inflación no es sólo terrible por empobrecer a la gente
sino además, cuando va acompañada de controles, es un enorme cultivo para la
corrupción. En el llamado ‘viernes negro’ del 18 de febrero de 1983 el bolívar
es devaluado en cerca del 100% y se crea el fraudulento Régimen de Cambios
Diferenciales (Recadi). Bajo Recadi surge un complicado sistema cambiario de
cuatro niveles y la moneda cae de Bs. 4,30 a 12,75 por dólar tan sólo en 1983".
Agrega Cordeiro que "finalmente, al terminar Recadi en 1989,
el bolívar llega a 39,60 por dólar y según la prestigiosa revista Visión, se
malversaron alrededor de US$ 60 MMM (60 mil millones de dólares), o sea casi el
doble del monto de la deuda externa en ese momento. Recadi es considerado el
caso más espectacular de corrupción en toda Latinoamérica, quizás en el mundo
entero".
Continúa explicando que en el tercer volumen del
Diccionario de la corrupción en Venezuela... ‘el caso Recadi constituye la
expresión culminante del proceso de degradación moral de la Venezuela
contemporánea... Tiene dos vertientes muy bien definidas: la de los comerciantes
e industriales particulares que obtuvieron los mayores beneficios de la
gigantesca estafa a la Nación y la de los funcionarios públicos, de mayor o
menor jerarquía, que fueron sus cómplices directa e indirectamente, por acción u
omisión... Cabe resaltar la complicidad del Banco Central de Venezuela que hizo
posible la realización de la gigantesca estafa’".
José Luis Cordeiro aporta que "el monto de la estafa es
realmente increíble. Durante su existencia Recadi contó con un presupuesto de
US$ 28,3 MMM (28 mil 300 millones de dólares), pero otorgó permisos para divisas
que correspondieron a US$ 45,3 MMM (45 mil 300 millones de dólares). En pocas
palabras, Recadi malversó directamente US$ 15,2 MMM (15 mil 200 millones de
dólares) aunque el monto indirecto es por lo menos de cuatro veces esa cifra.
Debido a que los dólares eran otorgados a las menores tasas de cambios (divisas
preferenciales) pero luego terminaban siendo revendidos generalmente a la tasa
de cambio libre, el monto malversado pudo incluir dólares comprados desde Bs.
4,30 a Bs. 39,60".
Señala que "después de una malversación de US$ 60 MMM (60 mil
millones de dólares) sólo hubo un inculpado. El ciudadano de origen chino,
nacionalizado venezolano, Ho Fuk Wing, fue el único preso. Debido a sus delitos
relativamente ‘menores’ (60 millones de dólares), por los que recibió el nombre
del "Chino" expiatorio, fue apresado el 1 de junio de 1989. Ho Fuk Wing
permaneció detenido alrededor de tres años sin haber recibido ni una primera
sentencia. Finalmente fue sentenciado y permaneció preso cuatro meses más. El 23
de octubre de 1992 salió libre el ‘Chino’ expiatorio e inmediatamente declaró a
la prensa: ‘fui un preso político: 26.000 empresas se beneficiaron con dólares
preferenciales de Recadi, alrededor de 200.000 empresarios involucrados, y fui
el único preso".
El punto álgido de la ponencia que emitió la Corte
Suprema de Justicia el 19 de febrero de 1990, cuyo presidente era Otto Marín
Gómez, en escrutinio de Jesús Moreno Guacarán –ambos ligados a AD- determinó que
"la Comisión de Importaciones, creada por decreto 1.546 del 6 de mayo de 1987,
autorizó conformidades de importación para obtener divisas al tipo de cambio
preferencial, por encima de lo estipulado en los respectivos Presupuestos de
Divisas (experticia contable cursante en los folios 228 y 234 de la décima
séptima pieza del expediente) y al actuar de esa manera no pudo incurrir en la
comisión del delito de malversación específica pues, se repite, dicho
presupuesto era una guía para orientar la atención que merecen los distintos
mercados cambiarios, un instrumento de valor estratégico y de planificación, de
carácter estimativo e indicativo, cuya ejecución no puede ser exigida dentro de
los parámetros preestablecidos, porque desnaturalizaría el propósito y razón de
su aprobación y existencia" . Se reconocía pero a la vez se despreciaba el
delito.
Durante la vigencia del Decreto 1.546, los cargos
correspondientes a esta Comisión de Importaciones estuvieron desempeñados por
los siguientes funcionarios:
Hacienda:
Manuel Azpúrua Arreaza, Héctor Hurtado y Eglée Iturbe de Blanco.
Fomento:
Héctor Meneses.
Cordiplan:
Modesto Freites.
Banco Central de Venezuela:
Hernán Anzola y Mauricio García Araujo.
Instituto de Comercio Exterior:
Eduardo Mayobre.
Ministerio de Agricultura y
Cría: Wenceslao Mantilla y Felipe Gómez
Alvarez.
También fueron señalados Jorge
García Duque, viceministro de Hacienda; Francisco García Palacios,
viceministro de Fomento; Jóvito Martínez Guarda, viceministro de
Cordiplan; el vicepresidente del BCV, José Benjamín Escobar, y la
directora General Sectorial de Autorización de Divisas para la
Importación, Edgalia Bastardo de Leandro.
Desde aquel entonces hasta ahora el caso Recadi siguió dando
de qué hablar. El 11 de junio de 1999, el entonces presidente de la subcomisión
del Sector Financiero de la Comisión de Contraloría de Diputados, Gonzalo Pérez
Hernández, anunció que en la Dirección de Inspección y Fiscalización del
Ministerio de Hacienda todavía se procesaban 11.000 casos de presuntas
irregularidades que "ocurrieron durante el Régimen de Cambio Diferencial
(Recadi), aplicado en Venezuela durante el período 1983-1989" (El Nacional,
11/06/1999).
Tres informaciones más marcaron el recuerdo de este caso de
corrupción, durante todos estos años. Habían destituido al intendente de
Aduanas, Fernando Viloria, un ex golpista del 4F. El funcionario se opuso a la
instalación de sistemas de verificación de mercancías, similares a los vigentes
en las aduanas durante Recadi.
— Estos sistemas –dijo Viloria- fueron los mismos que
permitieron que ocurriera Recadi. No es recomendable la contratación de empresas
verificadoras. Estas verificadoras sólo las usan los países subdesarrollados. Si
se contratan constituirán un atraso, será pura vagabundería que incrementará la
corrupción (El Universal, 14/04/2000).
La otra información dio cuenta de que "en el Ministerio de
Finanzas y el Seniat se lleva adelante el proceso de licitación y contratación
de empresas verificadoras (empresas de inspección previa al embarque en las
importaciones que se hacen para determinados productos) con firmas que
estuvieron involucradas en el caso del Régimen de Cambios Diferenciales
(Recadi), vigente entre los años 1983 y 1989" (Tal Cual, 29/05/2000).
Obviamente se referían a las compañías Bureau Veritas, Caleb Brett, Société
Genérale Surveillance y la Chinesse National Import and Export Commodities
Inspection Corporation.
"Con la participación de las empresas verificadoras se
legalizó la sobrefacturación fraudulenta contra el Estado venezolano" titulamos
en una de las entregas de la Agenda Secreta de Recadi. El punto era que
estas empresas habían cobrado el 1% de impuesto sobre los 30.000 millones de
dólares en importaciones privadas, unos 300 millones de dólares, "pudiéndose
evitar así esta nueva forma de salida de poderosas sumas por concepto de
verificaciones que, a la larga, se convirtieron en avales de operaciones
ilícitas" expresaba un informe del Congreso publicado en La gran estafa.
Más recientemente, en la edición del semanario Quinto Día que
circuló la semana del 12 al 19 de enero de 2001, se informó que el gobierno
chavista estaba ganado a la idea de "reactivar investigaciones sobre dólares
preferenciales durante la era Recadi". Las autoridades del Seniat habían
oficiado a toda la banca privada comercial, solicitando ubicar las empresas
receptoras de dólares preferenciales.
— Estamos tratando de ubicar la forma como fueron otorgados
esos dólares, a quiénes y si fueron bien utilizados. De lo que se trata es que
si, por ejemplo, una ensambladora es uno de los renglones investigados y obtuvo
dólares, identificar cómo fue el proceso. Sobre toda la información haremos una
base de datos que servirá mucho para el futuro.