El economista que coordinó el paquete económico durante la
segunda presidencia de CAP, Miguel Rodríguez, también lanzó su opción
candidatural independiente a la presidencia, bajo el slogan de
proporcionarle al país "una nueva dirección, un nuevo propósito y un nuevo
liderazgo en una Opción inteligente: Nuevo proyecto de país".
Su diagnóstico, nada alejado del de los demás aspirantes,
afirmaba que el país se encontraba inmerso "en una profunda crisis que toca
todos los ámbitos de nuestra estructura económica, política y social. Nuestro
ingreso per cápita se encuentra al mismo nivel de hace cuarenta años,
luego de haber alcanzado el mayor nivel en América Latina hacia 1977-78".
Agregaba el ex ministro de Cordiplan y quien además fue
presidente del Banco Central luego de la intentona del 4F, que "la causa de este
fenomenal retroceso nada tiene que ver con la dotación de recursos de nuestra
economía, sino con las desarticuladas políticas económicas de la mayoría de
nuestros gobiernos. Luego de un intento serio de reestructuración de nuestra
economía y de reforma profunda del Estado de 1989 a 1992, que estaba sentando
las bases para conducir a Venezuela hacia la modernización y el desarrollo, el
gobierno de Rafael Caldera ha significado un fenomenal fracaso administrativo".
Precisaba el economista, que "todavía más grave, y originado
en causas estructurales de más larga data, se ha producido un persistente
deterioro de las instituciones fundamentales del sistema político, que ha
conducido al derrumbe del Estado, que, con su inoperancia y dentro de un
contexto de corrupción generalizada, se ha convertido en una rémora para el
desarrollo".
Rodríguez decía que frente a este caos había una Venezuela
distinta y proponía un ideario programático sostenido en cinco creencias
principales. Así, decía este candidato que creía en:
Venezuela.
Los valores democráticos.
La equidad como base de una
economía y sociedad modernas.
Los valores morales como guía
para la acción individual, social y política.
La Economía.
Miguel Rodríguez se proponía desarrollar una estrategia
basada en varios puntos cardinales:
Desarrollo económico basado en
un crecimiento exportador.
Financiamiento del desarrollo
amparado en una sana política fiscal y monetaria.
Programa integral de
privatizaciones, con la posibilidad de incluir a la estatal Petróleos de
Venezuela bajo un esquema mixto que aliviara el peso de la deuda pública
neta.
Reforma tributaria y creación
de un fondo de estabilización macroeconómica.
Políticas específicas en los
sectores agrícola, inmobiliario, petróleo, turismo, pequeña y mediana
industria, educación, científico, seguridad social, seguridad ciudadana,
defensa nacional.
Reformas políticas y del
sistema de partidos.
Puesta en práctica de la
carrera administrativa en todos los niveles de la administración
pública.
Reducción de las campañas
electorales a un máximo de dos meses. Reducción del costo de las mismas,
para rebajar el incentivo de la corrupción para financiar la actividad
proselitista de los partidos.
Reforma electoral para
garantizar la uninominalidad.