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Capítulo 2/La corrupción en tiempo de Chávez  

 

 

 

Aplicada al sector público

César Gaviria, secretario general de la OEA, supervisa la Carta Interamericana contra la Corrupción (foto: Fast Multimedia).

Según el texto La hora de la transparencia en América Latina, editado por Transparencia Internacional (TI), la corrupción aplicada al sector público es, "el fenómeno por medio del cual un funcionario es impulsado a actuar de modo distinto a los estándares normativos del sistema para favorecer intereses particulares a cambio de una recompensa. Corrupto es por lo tanto el comportamiento desviado de aquel que ocupa un papel en la estructura estatal. La corrupción es un modo particular de ejercer influencia: influencia ilícita, ilegal e ilegítima".

Se compendian las causas de la corrupción en formales, culturales y materiales. Las causas formales, a su vez, se clasifican en:

"La falta de una clara delimitación entre lo público y lo privado.

La existencia de un ordenamiento jurídico inadecuado a la realidad nacional.

La inoperancia práctica de las instituciones públicas".

En cuanto a las causas de tipo cultural, se señalan las siguientes:

"La existencia de una amplia tolerancia social hacia el goce de privilegios privados. Se permite que prevalezca una moralidad del lucro privado sobre la moralidad cívica.

La existencia de una cultura de la ilegalidad generalizada o reducida a grupos sociales que saben que "la ley no cuenta para ellos" fomenta la corrupción y la tolerancia social hacia ella.

La persistencia de formas de organización y de sistema normativos tradicionales, enfrentados a un orden estatal moderno, suele provocar contradicciones que encuentran salida a través de la corrupción.

Las causas denominadas materiales, destacan las brechas existentes entre:

"Las necesidades reales de control político y las condiciones formales del ejercicio del poder. Por ejemplo, el conflicto permanente entre los aparatos policíacos y los sistemas de garantías jurídicas.

Entre el poder social efectivo y el acceso formal a la influencia política. Por ejemplo, un gremio de industriales entrega sobornos a algunos miembros del Congreso para que aprueben una ley.

Entre los recursos de la administración pública y la dinámica social. Por ejemplo, un funcionario del Ministerio de la Vivienda recibe dinero de una organización para orientar ciertos recursos exclusivamente hacia ella.

Entre la impunidad real y la responsabilidad formal de los funcionarios públicos. Por ejemplo, un deficiente sistema de control público permite que las medicinas asignadas a un hospital, se vendan fuera de éste".

Para TI, la tipología de la corrupción queda clasificada en seis categorías principales "que constituyen las áreas más vulnerables de un gobierno": abuso de funciones, comisiones y obsequios ilegales, contribuciones ilegales, evasión o fraude, cohecho y nepotismo.

Y clasifica en once causales, los elementos que contribuyen a su desarrollo: coerción estatal, poder de discrecionalidad, burocracia sin meritocracia, limitaciones de la ley y la justicia, regulaciones vagas sobre conflicto de intereses, falsa noción de eficiencia, inequidad en la redistribución del bienestar, escasez de recursos y alteración en su asignación; debilidad de los grupos de presión; niveles de tolerancia que tengan las élites, la prensa y la sociedad sobre la corrupción; y la posibilidad de sobrevivencia de los más débiles a través de una comunicación e integración distorsionadas.

Así, las consecuencias se traducen en: venta de poderes discrecionales al mejor postor, cobro sobre los contratos del gobierno adjudicados al mejor postor, recaudación de partidas importantes de empresas con finalidad política, evasión total o parcial de impuestos, seducción de un juez o funcionario público y reparto de cargos, prebendas y comisiones entre parientes y amigos cercanos.

Transparencia es del criterio de que las áreas oficiales más afectadas por la corrupción son: servicios públicos, licitaciones y adquisiciones públicas, recaudación de impuestos públicos (impuestos y aduanas), nombramiento de funcionarios públicos y administración de gobiernos locales.

En cuanto a su intensidad, maneja dos tipos: marginal e hipercorrupción.

La marginal se refiere a "casos aislados en un contexto de respeto por las reglas formales. Hay una cultura general de respeto por las normas, los organismos de control actúan con eficacia, detectan y castigan actos de corrupción. Aún cuando se involucre a personajes importantes, el sistema exhibe la capacidad de aislar los casos y sancionarlos. Existe una cultura que sanciona socialmente al que viola las reglas".

Por lo que respecta a la hipercorrupción, "la cultura general es permisiva ante las violaciones de las reglas y los organismos de control no cumplen con su función. Los sobornos son una forma generalizada de resolver los conflictos y no existen esfuerzos serios para controlar el problema".

Advierten en el estudio que "la corrupción como enfermedad, se encuentra en todas partes del mundo. Sin embargo hay tiempos, organizaciones o países con epidemias y otros con una situación controlada. En algunos países como Argentina y Venezuela y la mayoría de los países en vías de desarrollo, la epidemia es la situación natural".

De manera que la población de un país debe pagar "costos inducidos por prácticas corruptas", del siguiente tenor:

"Aumento en el precio de la administración. El contribuyente se tiene que someter al pago de sobornos, por lo que tiene que pagar varias veces por el mismo servicio.

Deterioro del ambiente en el cual actúa el sector privado, lo que deriva bien en una rápida y excesiva ganancia en momentos de incertidumbre o en un desestímulo a la inversión interna.

Influencia nociva sobre el aparato administrativo, debilitando el compromiso del funcionario con las normas correctas.

La colectividad disminuye el respeto por las autoridades constituidas y, con ello, la legitimidad del gobierno.

La corrupción es una barrera para el desarrollo ya que promueve la falta de voluntad de tomar decisiones políticas costosas. Un funcionario o político corrupto es una persona que piensa en sí mismo, poco dispuesto a sacrificar sus intereses para promover la remota futura prosperidad del país.

Hace posible que se institucionalice la ilegalidad. Esto conduce inevitablemente a litigios y cargos calumniosos por lo cual hasta funcionarios honestos pueden ser chantajeados.

La forma más normal de corrupción en algunos países –dinero rápido o pagos para acelerar un trámite- determina decisiones basadas en el dinero y no en las necesidades humanas".

Junto a Arnold Heidenheimer, ya citado, quizás el otro experto internacional que más ha estudiado la corrupción es Robert Klitgaard, por la célebre fórmula: C=M+D-A (corrupción es igual a monopolio, más poder discrecional, menos rendición de cuentas).

En un trabajo de este profesor de Harvard, titulado: La corrupción y la promoción de la ética en el servicio público; se sostiene que "la corrupción desempeña hoy en la política un papel más central que en cualquier otra época de la que haya memoria. La corrupción es, difícilmente, un problema exclusivo del Tercer Mundo. Es cierto, en Venezuela se ha publicado un diccionario local de la corrupción que alcanza dos volúmenes. Pero también es cierto que un autor francés... tuvo la misma idea en Francia".

Para Klitgaard, "la corrupción, en el nivel más amplio, consiste en el uso indebido de un cargo con fines no oficiales. Aunque tendemos a pensar que la corrupción es un pecado gubernamental, por supuesto que existe también en el sector privado. En verdad, el sector privado está involucrado en la mayoría de la corrupción gubernamental".

Este experto además reconoce varios tipos de corrupción, según su grado nocivo en la sociedad:

"La que socava las reglas del juego. Por ejemplo en el sistema de justicia, en los derechos de propiedad, en la banca y el crédito. Ésta devasta el desarrollo económico y político.

La que facilita que los contaminadores ensucien los ríos o que los hospitales extorsionen a los pacientes y otros servicios públicos.

La que financia las campañas electorales, que son menos perjudiciales".

 

   

 

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