Con motivo de una intervención en la Asamblea a propósito de
cumplirse el 25 de abril de 2001 dos años de la realización de un referéndum
para detonar el proceso constituyente, el presidente Chávez sentenció: "estoy
hasta la coronilla de la corrupción", admitiendo la gravedad del momento.
Seguramente la acumulación de casos antes descrita, pero en
particular los del Seniat, Setra y Diex en pleno desarrollo, provocaron la ira
del mandatario. "Medidas extraordinarias es lo que invoco para castigar la
corrupción. Me tiene hasta la coronilla esta situación y estoy pensando tomar
medidas extraordinarias, pero no podemos seguir así".
La corrupción —dijo- "anda vivita y coleando en mecanismos de
todo tipo. Es como un cáncer al que hay que declararle la guerra a muerte... Los
vicios tienden a permanecer, tienden a reproducirse, son como el cólera o son
como los vampiros. Desde el año pasado estamos tratando de limpiar el Seniat,
pero funcionarios involucrados vuelven porque algún juez no le encuentra pruebas
de corrupción. La macolla está por todas partes. Hay gente débil a la que llega
alguien con una jugosa oferta y no aguanta. Hay que hacer algo. No basta con la
Constitución" (El Nacional y El Universal, 27/04/2001).
Sin duda que el de la corrupción es un tema clave para la
sensibilidad chavista. El Presidente mencionó al Seniat y al Setra, pero nada
dijo del Plan Bolívar 2000, del Banco del Pueblo o del Fondo Unico Social u
otros programas sociales cuestionados en el mismo momento . Tampoco explicó en
qué podrían consistir las medidas en las que estaba pensando.
Las reacciones no se hicieron esperar. Por ejemplo Alberto
Barrera Tyska, colaborador rutinario de Siete Días de El Nacional
(29/04/2001), escribió: "el Presidente habla de la corrupción como quien se
refiere a una fiebre, ajena y extraña. Ni hay gente. No hay nombres. Como si
muchos de sus colaboradores no tuvieran ya unas denuncias sobre sus hombros. No
hay culpables. No hay, ni siquiera, grandes sospechosos. Eso ofende... Cuando
Chávez dice ‘la macolla está en todas partes’, los ciudadanos ya no pensamos en
CAP o en Lusinchi. Cuando Chávez dice ‘la macolla está en todas partes’, los
ciudadanos pensamos en Miquilena y en Grüber Odremán; pensamos en el Gobierno".
Por su parte, Américo Martín observaba que "por primera vez
el Presidente no rastrea las causas del fenómeno (de la corrupción) en los
socorridos ‘cuarenta años’. Va ahora a su propia corrupción por decirlo así,
aunque parezca sincero su patético estallido contra la evidente corrosión moral
del irrisorio ‘proceso revolucionario’. ¿ Qué hacen los países que están hasta
la coronilla de la corrupción, el derroche y la ineficiencia? Reducen hasta
donde sea posible la esfera de los actos discrecionales para arrebatarle a
funcionarios altos y bajos el enorme poder de decidir las suertes de los
administrados. Los que tienen recursos pagarán maldiciendo por lo bajo el
clásico 10 por ciento (que en su gobierno, usted debería saberlo Presidente, ha
aumentado a 15 y 20%). ¿Cuál es su gran problema? Que con el Plan Bolívar y
otras desmedidas, la discrecionalidad ha crecido hasta duplicar la que usted
heredó" (TalCual, 30/04/2001)..
El ex candidato presidencial y constituyentista Claudio
Fermín reveló unas semanas después que el monto de las comisiones en esta hora
pudiera estar rondando niveles jamás conocidos: "El 30% y el 40% de comisión
sobre los contratos públicos baten todas las marcas de podredumbre conocidas"
(El Mundo, 08/05/2001).