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Capítulo 1/La corrupción en tiempo de Chávez  

 

 

 

Un trimestre crítico

Parte de la población tomó las calles desde marzo de 2001 (foto: Fast Multimedia)

Los meses de febrero, marzo y abril de 2001 se le convirtieron en un verdadero dolor de cabeza al gobierno del presidente Chávez. Muy probablemente se trate de uno de los trimestres más críticos que haya vivido la llamada "revolución bolivariana".

Las calles del país estaban prácticamente a diario tomadas por infinidad de grupos, argumentando reclamos de diversa índole.

Pero los días más críticos, sin duda, fueron el 28 y 29 de marzo, fechas a partir de las cuales se convocó a un paro de tres días a los obreros petroleros, por dos días a los profesores y maestros del sector público, y por 24 horas a los trabajadores de Sidor.

Sin duda que el día cumbre lo constituyó el 28 de marzo, cuando en paralelo a lo anterior, un grupo de estudiantes, empleados y profesores tomaron el rectorado de la Universidad Central de Venezuela y establecieron un gobierno paralelo, exigiendo una "constituyente universitaria".

Así las cosas, la respuesta a la conflictividad social no se hizo esperar. El presidente Chávez, quien en los dos años anteriores se había hecho el propósito de no utilizar a la fuerza pública para repeler manifestaciones y protestas, anunciaba al país, por intermedio del ministro de la Defensa, José Vicente Rangel, el despliegue de unos 10.000 efectivos de la Guardia Nacional y de varias policías. "Hay que prevenir, porque guerra avisada no mata soldado", diría Rangel (El Nacional, 30/03/2001).

— ¡Y qué querías tú, que nos tumbaran! —respondió el ministro, medio en serio medio en broma, a un acoso periodístico.

Chávez justificó la acción argumentando que tenía pruebas de haber abortado un complot que se ocultaba detrás de "huelgas, manifestaciones y agitaciones públicas", mientras asistía a la inauguración del Canal de Televisión Comunitario de Catia.

— Se trata de una campaña muy bien orquestada, financiada desde el exterior y dentro del país, con mucho dinero detrás, que tiene como soporte a un buen grupo de dueños de medios de comunicación social que perdieron la sensibilidad social y no les duelen los miserables —expresó-. Seguiré desenmascarándolos. No se me puede callar ante el vejamen, ante el atropello de personas que fracasaron en lo político y en lo económico y ahora son dueños de medios. Hicieron de todo con el país, lo llevaron al abismo y andan por allí con mucho dinero y apoyados por la oligarquía corrupta y corruptora que tanto daño le ha hecho a Venezuela.

Al día siguiente, el 31 de marzo, Chávez insistió y dijo que "existe un complot para alejarme del pueblo". El mismo tendría como propósito separar a la Fuerza Armada Nacional del soberano... No se confundan los abusadores pensando que Chávez está aguadito" (El Nacional, 31/03/2001).

Pero muy lejos de la palabra oficial, el clima de agitación social y de incumplimientos contractuales y sindicales se volvió a complicar a medidos de mayo, donde nuevamente sidoristas, empleados públicos y obreros de la construcción, maestros y profesores, trabajadores eléctricos y petroquímicos, además de los petroleros, volvían a hacerse sentir en las calles del país. Ya había cesado el conflicto universitario, pero quedaban las heridas y las ganas de estimular una huelga nacional.

Desde el punto de vista también político, había tres situaciones adicionales por esos meses que preocupaban al gobierno: la cada vez más confirmada presencia en Venezuela del ex asesor peruano Vladimiro Montesinos; el descubrimiento hecho por los servicios secretos colombianos de la presencia y detención en Caracas del guerrillero José María Ballestas; y el asesinato, supuestamente a manos de invasores de tierras, del ganadero portugueseño Luis Delgado.

 

   

 

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