La contracultura de la corrupción sólo es posible en la
medida en que los canales naturales y formales de comunicación entre una
sociedad están contaminados, no funcionan a cabalidad.
— ¿Se mantiene un estado generalizado de corrupción en medio
de esta V República, tan crítico como lo era en la IV?, -preguntamos a Carlos
Tablante, diputado por Aragua y por el MAS a la Asamblea y ex constituyente
(15/02/2001).
— Sin ninguna duda —respondió-. La cultura
dominante sigue siendo la del ilícito. Estamos en una transición donde las
organizaciones y las instituciones no son lo suficientemente solventes para
garantizar la igualdad ante la ley.
Todavía no existe, según Tablante, "conciencia en el
colectivo de que estamos en un nuevo orden social en formación. Si bien hay
personas que gestionan su vida con base en la ley y las normas, también está el
que la gestiona con base en lo ilegal. Los mecanismos de la corrupción le
ofrecen al ciudadano respuestas más efectivas y eficientes que los mecanismos
constituidos a través de la norma y la legalidad".
— Un buen ejemplo es el Setra - dice-. Continúa el mismo
proceso degradante para poder conseguir una placa de un vehículo. Otro caso es
la Onidex para obtener un pasaporte o una cédula. La gente todavía no percibe
que en este tipo de organización las cosas hayan cambiado desde el punto de
vista de la corrupción que allí domina... Ahora, tampoco se puede aspirar a que
por el hecho de que Chávez tenga un liderazgo de fuerza, se le pueda dar
respuesta a todos estos problemas de un día para otro. El poder político en
Venezuela todavía está dominado por la corrupción.
Para el ex candidato presidencial Eduardo Fernández, "la
dimensión y la magnitud de la corrupción constituye un problema muy grande que
hay que considerar con toda seriedad". Pero también cree que "el despilfarro y
la ineficiencia -sin desconocer la gravedad moral de la corrupción- han incidido
más directamente en el fracaso nacional" (06/03/2001).
— Con mucho dolor —nos respondió- y sin que ello me produzca
ninguna alegría opositora, tengo que decir que en mi opinión hoy hay mucha más
corrupción que ayer.
— ¿Por qué?,-repreguntamos.
— Primero, porque el gobierno ha recibido más de 50.000
millones de dólares. Segundo, nunca un gobierno ha tenido tanto poder
concentrado ni siquiera en la figura del Presidente, sino de la persona de
Chávez. Tercero, nunca un gobierno había tenido tan poco control y
fiscalización. Hay una serie de programas que se están llevando adelante,
rodeados de las más absoluta discrecionalidad. Cualquier ciudadano tiene derecho
a preguntarse: ¿Por qué la pobreza no ha disminuido sino crecido? ¿Por qué el
desempleo no ha disminuido sino crecido? ¿Por qué la inseguridad no ha
disminuido sino crecido? Si tú me dijiste que la causa por la cual yo vivía mal
no era la crisis económica que estaba atravesando el país, sino que los
políticos se estaban robando los reales y ahora se supone que no hay corrupción
porque estamos en manos de la V República y las aguas lustrales de la
Constituyente lavaron al país de todas las tentaciones de corrupción: ¿Por qué
yo sigo viviendo mal?... Cuando exista una alternativa seria y confiable, la
gente le podrá decir a Chávez: nos dijo que con usted se acababa la corrupción,
nosotros le dimos la confianza, se supone que se acabó la corrupción y seguimos
viviendo mal, entonces usted es un mentiroso.