FIDELIDAD A

LA SANTA IGLESIA

 

 

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ÍNDICE DEL NÚMERO XI

 

FIDELIDAD A I. A SANTA IGLESIA

 

DIRECTOR:

Álvaro D. Ramírez Arandigoyen

SECRETARIO DE REDACCIÓN:

Atilio Carlos Neira

CONSEJO DE REDACCIÓN:

Olga Cristina Moreno - Tomás B. Richards -
  Pedro López - Holofernes López Badra -
  José María Arandigoyen

 

BREVES CONSIDERACIONES DOCTRINARIAS

   Cuando el año pasado publicamos nuestras "Breves consideraciones doctrinarias sobre la hipótesis de una interpretación tradicional del Vaticano II"[1], destacamos muy especialmente la realidad de una Iglesia nueva, cuya existencia percibimos como consecuencia de la gravísima heterodoxia de los textos eclesiológicos conciliares aprobados casi sin oposición[2].

   La consulta que sobre el tema realizamos entre las personalidades, agrupaciones y publicaciones "tradicionalistas" de todo el mundo, mereció significativas respuestas de las cuales ya hemos dado a conocer las principales[3].

   Ahora bien; algunas personas, sinceramente interesadas en el tema, aun reconociendo que tanto la exposición de nuestro artículo como las importantes opiniones consultadas son sobremanera coherentes, se han manifestado muy alarmadas por las terribles consecuencias religiosas que supone admitir la configuración de una Iglesia nueva.

   El respeto por esas personas, y la inquietud nuestra por no caer en errores cuando se trata de asuntos tan delicados, nos obliga a indagar la cuestión más profundamente, a abordarla en sus mismas raíces y en toda su magnitud. De este modo procuramos, para nosotros y para nuestros lectores, la mayor clarificación doctrinaria que esté a nuestro alcance obtener sobre la actual situación religiosa.

   En primer lugar, pensamos que si nosotros tuviéramos razón y realmente existiera una doctrina sobre la Iglesia cuya profesión universal nos autorizase a señalar la conformación de una Iglesia nueva —distinta de la Iglesia Católica y Apostólica fundada por Jesucristo— ello debería evidenciarse por la existencia de manifestaciones doctrinarias que, a su vez, conformasen una religión nueva; porque ciertamente, una Iglesia nueva sólo tiene sentido para una religión nueva, esto es, para la adoración de una divinidad extraña a la que adoró el cristianismo.

   No ignoramos la descomunal gravedad de lo que estamos planteando. Por eso queremos indagar el tema con la mayor seriedad; y si no podemos agotarlo ni ahondarlo por completo, sí por lo menos presentarlo en sus líneas esenciales a fin de hallar un punto de partida para la reflexión religiosa en medio de la circunstancia histórica tan contradictoria que vivimos.

   Pedimos a nuestros lectores y amigos, especialmente a las personalidades y agrupaciones "tradicionalistas" de todo el mundo, y a todos cuantos tengan la sincera inquietud de dilucidar la temática religiosa actual, quieran acompañarnos y auxiliarnos en esta empresa: reflexionar sobre la Fe. Por eso, otra vez, nos animamos a solicitarles su opinión. No tenemos segundas intenciones, no queremos comprometer ni apremiar a nadie; sólo pedimos que cada uno piense y diga realmente lo que piensa sobre las cuestiones radicales de la Fe que proponemos, y que lo avale con su firma. Esto es algo noble que nos edifica unos a otros y que debe hacerse mientras haya libertad para hacerlo[4].

   La circunstancia histórica que vivimos nos ha colocado en una situación límite donde el planteo de la cuestión religiosa debe ser absoluto: ¿A QUE DIOS ADORAMOS LOS CRISTIANOS? Sin la resolución de esta cuestión no es posible la supervivencia de la Fe. Nosotros únicamente pedimos que se nos permita plantear la cuestión.

   Ocurre que si los cristianos no supieran a qué Dios adoran, entonces el cristianismo habría muerto. Pero esto ya fue dicho: alguien dijo ya que el cristianismo ha muerto; también alguien dijo que Dios ha muerto, y esta temática se respira en el trasfondo de la vida cotidiana moderna, palpita en el ambiente de la Iglesia nueva...

   ¿Cómo es posible, frente a esto, eludir la reflexión religiosa? Nosotros pensamos que es imposible eludirla.

   "No forzamos al caballo para que are la tierra, ni al buey para ir de caza sino que usamos cada uno de estos animales para lo que fue hecho; así nosotros invitamos al hombre, "planta celeste" (Platón, Tim. 90a), a que conozca a Dios."[5].

  

"LOS HEREJES TIENEN NECESIDAD DE SALIRSE DEL CAMINO TRILLADO Y DE BUSCAR ANDANDO POR CAMINOS SIEMPRE NUEVOS. ESTA ES LA RAZÓN POR LA QUE LOS ELEMENTOS DE SU DOCTRINA NO CON-CUERDAN Y ESTÁN DISPERSOS SIN ORDEN ALGUNO. EN CAMBIO EL CAMINO DE LOS QUE ESTÁN EN LA IGLESIA DA LA VUELTA AL MUNDO ENTERO Y TIENE LA TRADICIÓN SEGURA QUE PROCEDE DE LOS APOSTÓLES."

SAN IRENEO, Ad. Haer. IV.

 

SÍMBOLO NICENO CONSTANTINOPOLITANO

   "Creemos en un solo Dios Padre omnipotente, creador del cielo y de la tierra, de todas las cosas visibles o invisibles. Y en un solo Señor Jesucristo, el Hijo unigénito de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos, Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, nacido, no hecho, consubstancial con el Padre, por quien fueron hechas todas las cosas; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación descendió de los cielos y se encarnó por obra del Espíritu Santo y de María Virgen, y se hizo hombre, y fue crucificado por nosotros bajo Poncio Pilato y padeció y fue sepultado y resucitó al tercer día según las Escrituras, y subió a los cielos, y está sentado a la diesta del Padre, y otra vez ha de venir con gloria a juzgar a los vivos y a los muertos; y su reino no tendrá fin. Y en el Espíritu Santo, Señor y vivificante, que procede del Padre [y del Hijo], que juntamente con el Padre y el Hijo es adorado y glorificado, que habló por los profetas. En una Santa Iglesia Católica y Apostólica. Confesamos un solo bautismo para la remisión de los pecados. Esperamos la resurrección de la carne y la vida del siglo futuro. Amén.

CONCILIO PRIMERO DE CONSTANTINOPLA, año 381.

MATERNIDAD DIVINA DE MARÍA

   "Porque no nació primeramente un hombre vulgar de la Santa Virgen, y luego descendió sobre él el Verbo; sino que, unido desde el seno materno, se dice que se sometió a nacimiento carnal, como quien hace suyo el nacimiento de la propia carne. De esta manera los Santos Padres no tuvieron inconveniente en llamar Madre de Dios a la Santa Virgen."

   "Si alguno no confiesa que Dios es según verdad el Emmanuel, y que por eso la Santa Virgen es Madre de Dios (pues dio a luz carnalmente al Verbo de Dios hecho carne), sea anatema."

CONCILIO DE EFESO, año 431.

DEFINICIÓN DE LAS DOS

NATURALEZAS DE JESUCRISTO

   "Siguiendo, pues, a los Santos Padres, todos a una voz enseñamos que ha de confesarse a uno solo y el mismo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, el mismo perfecto en la divinidad y el mismo perfecto en la humanidad, Dios verdaderamente, y el mismo verdaderamente hombre de alma racional y de cuerpo, consubstancial con el Padre en cuanto a la divinidad, y el mismo consubstancial con nosotros en cuanto a la humanidad, semejante en todo a nosotros, menos en el pecado (Hebr. 4,15); engendrado del Padre antes de todos los siglos en cuanto a la divinidad, y el mismo, en los últimos días, por nosotros y por nuestra salvación, engendrado de María Virgen, Madre de Dios, en cuanto a la humanidad; que se ha de reconocer a uno solo y el mismo Cristo Hijo Señor unigénito en dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación, en modo alguno borrada la diferencia de naturalezas por causa de !a unión, sino conservando, más bien, cada naturaleza su propiedad y concurriendo en una sola persona y en una sola hipóstasis, no partido o dividido en dos personas, sino uno solo y el mismo Hijo unigénito, Dios Verbo Señor Jesucristo, como de antiguo acerca de El nos enseñaron los profetas, y el mismo Jesucristo, y nos lo ha transmitido el Símbolo de los Padres. Así, pues, después que con toda exactitud y cuidado en todos sus aspectos fue por nosotros redactada esta fórmula, definió el Santo y ecuménico Concilio que a nadie será lícito profesar otra fe, ni siquiera escribirla o componerla, ni sentirla, ni enseñarla a los demás."

CONCILIO DE CALCEDONIA, año 451.

  

"LOS CRISTIANOS TOMAN SU LINAJE DEL SEÑOR JESUCRISTO. ESTE ES CONFESADO COMO HIJO DEL DIOS ALTÍSIMO, DESCENDIDO DEL CIELO POR MEDIO DEL ESPÍRITU SANTO PARA LA SALVACIÓN DE LOS HOMBRES, Y ENGENDRADO POR UNA VIRGEN SANTA, SIN FECUNDACIÓN NI DES-FLORACIÓN, TOMO CARNE Y SE MOSTRÓ A LOS HOMBRES, CON EL FIN DE APARTARLOS DEL ERROR. UNA VEZ CUMPLIDO SU DESIGNIO MARAVILLOSO, GUSTO POR SU LIBRE VOLUNTAD DE LA MUERTE POR MEDIO DE LA CRUZ. Y DESPUÉS DE TRES DÍAS VOLVIÓ A LA VIDA Y SUBIÓ A LOS CIELOS. LA GLORIA DE SU VENIDA PUEDES CONOCERLA —OH EMPERADOR—, SI QUIERES, LEYENDO LO QUE ELLOS LLAMAN LA ESCRITURA SANTA DE LOS EVANGELIOS.

 

                                                                                                                   ARISTIDES

Apología al Emperador Adriano

 

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NOTAS

  • [1] "FIDELIDAD A LA SANTA IGLESIA", nº VIII (abril-junio 1979). 

  • [2] Constitución dogmática "Lumen Gentium" y Constitución pastoral "Gaudium et spes". La primera fue votada "placet" por 2151 obispos, y solamente 5 votaron "non placel"; la segunda fue votada por 2.309 contra 75. 

  • [3]  "FIDELIDAD A LA SANTA IGLESIA", nº IX (julio-septiembre 1979).

  • [4] El Consejo de Redacción de "FIDELIDAD A LA SANTA IGLESIA" está dispuesto a mantener correspondencia doctrinaria con cualquier persona o asociación en tanto se mantenga el respeto y la seriedad que los asuntos religiosos merecen.

  • [5] San Clemente de Alejandría, Protrept., 100. 

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