Pragmática: La Teoría de la Relevancia | ||
Respuesta a la 3ra cuestión | 3. Explique con detalle la distinción relevantista entre uso descriptivo y uso interpretativo. Utilice los ejemplos que crea conveniente para ilustrar su explicación. En las aserciones corrientes aquello que queremos decir se corresponde con el significado de las palabras y las construcciones que con ellas hacemos. Por ejemplo:
sin embargo, no es infrecuente que utilicemos enunciados cuyos significados o la construcción no se corresponden con lo que queremos decir. Por ejemplo:
Los enunciados de (1) son aserciones corrientes en que la forma proposicional del enunciado es también una explicatura: el número de años es 45, las estrellas son estrellas y lo bueno es bueno. Los enunciados de (2) no pueden ser interpretados de modo literal, lo que comunican es implicado: los años pueden ser entre 40 y 49, no se puede amar con un tanto por ciento del alma, las estrellas son figuraciones por el dolor y lo bueno en realidad es malo. La única cosa explícita en esos enunciados que es verdadera es el haber sido dichos, esto lo podemos representar en una actitud proposicional descrita en una frase que se une a la proposición que se ajusta a lo literal del enunciado:
Los enunciados de (3) no son tropos, su forma proposicional va explícita pero no responde a la verdadera intención del enunciado para cuya obtención no basta la descodificación, es necesaria la inferencia, por no ir en codificación conceptual, de que se trata ya de una pregunta, una petición y una conjetura. A la forma proposicional si se le suma una descripción del acto de habla nos dará la proposición completa que es una explicatura de mayor nivel, por ejemplo, de (3) a:
aunque se puede preguntar la hora con otras intenciones la de saber la hora puede suponerse la más habitual.
En La relevancia Dan Sperber y Deirdre Wilson (Sperber&Wilson 1986, pp. 274 y siguientes) proponen una explicación común a todos estos hechos basada en el principio de relevancia. Primero nos muestran con ejemplos varias formas de usar el lenguaje para la comunicación: mediante un estímulo ostensivo que es la imitación de una realidad, mediante la reproducción directa de la forma lingüística de un enunciado, mediante la reproducción indirecta -es decir, una enunciación con la misma forma proposicional pero diferente forma lingüística que el enunciado reproducido, como ocurre en la traducción-, mediante la reproducción resumida -es decir, un enunciado cuya forma proposicional difiere pero puede representar a la de otro mayor. En ninguna de ellas el enunciado comunica lo que representan su forma sintáctica y su contenido semántico, o no tan solo esto en los dos últimos casos, sino que comunica algo por su parecido sintáctico y semántico con lo que representan. Es decir, se trata de interpretaciones de otros enunciados. Conforme a esto podemos decir que usamos el lenguaje de dos modos fundamentales: uno, para representar estados de la realidad, que corresponde a una dimensión descriptiva del lenguaje, y otro, para representar a estas representaciones de estados de la realidad, que corresponde a una dimensión interpretativa del lenguaje.
pensamiento que puede ser:
Mediante este esquema Dan Sperber y Deirdre Wilson explican tanto los tropos como los actos de habla. Así: la iliteralidad, la hipérbole y la metáfora se entienden como un uso interpretativo del lenguaje de un pensamiento deseable, donde la forma proposicional del enunciado es interpretativa del pensamiento. Las particularidades que distinguen a cada una de las tres se explican por el principio de relevancia. La ironía es un uso interpretativo del lenguaje, donde la forma proposicional del enunciado es una interpretación del pensamiento o enunciado atribuido ya sea a otra persona ya sea a uno mismo en otro lugar o momento. La aserción corriente es un uso descriptivo del lenguaje donde la forma proposicional del enunciado corresponde con la descripción de un estado de cosas actual. Los actos de habla son usos descriptivos del lenguaje donde la forma proposicional del enunciado representa un estado de cosas deseado.
Dan Sperber y Deirdre Wilson (1986): La Relevancia, Madrid, Visor, 1994. |
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Mariano de Vierna y Carles-Tolrá
Última modificación: enero 1999
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