Pragmática: La Teoría de la Relevancia
Respuesta
a
la
2da
cuestión
2. Explique cuál es el lugar que ocupan en el modelo de Sperber y Wilson algunas de las concepciones tradicionales de contexto (en particular, las que se refieren al contexto Iingüístico previo y al contexto como situación comunicativa ), y relaciónelas con la noción de contexto que dichos autores proponen.

   No conozco bien cuáles son las concepciones de contexto lingüístico previo y de situación comunicativa , no obstante, trataré de explicar el concepto de contexto partiendo de la concepción que creo es la más tradicional para acabar con la propuesta en el modelo de la Teoría de la Relevancia.
   En el sentido más tradicional se entiende por contexto «el entorno lingüístico del cual depende el sentido y el valor de una palabra, frase o fragmento considerados» A decir verdad este concepto solo puede entenderse en relación a textos, es decir, escritos en que la palabra o frase se ve rodeada de texto o a las palabras y frases que acompañen a una palabra o frase enunciada la precedan o venga a continuación.
   Este concepto de contexto se aleja del momento de la enunciación viendo de modo intemporal la interpretación de la palabra o frase; solo tiene en cuenta para la interpretación la influencia de elementos lingüísticos expresos; el resultado es una interpretación semántica y morfosintáctica de la palabra o frase restringida a los textos. No aborda la enunciación de las palabras o frases y no tiene poder de resolución de los problemas, por ejemplo no puede explicar cuál es la causa de las variaciones contextuales del sentido que parece tomar una misma palabra.
   El anterior concepto de contexto por extensión es el «entorno físico o de situación (político, histórico, cultural o de cualquier índole) en el cual se considera un hecho» En este sentido mucho más amplio el contexto se puede referir tanto a un hecho de lengua como no lingüístico e incluye el entorno lingüístico más el no lingüístico; y en la idea de que pueda ser «de cualquier índole» podemos pensar que quedan abarcadas otras circunstancias como las personales de los hablantes y aspectos tanto expresos como pensados si vienen al caso.
   Es una extensión del anterior, comparte la característica de la intemporalidad de la palabra o frase, es decir, no se trata con enunciados, en cierto sentido su amplitud es tanta que aún pudiera decirse que también lo hace y, así, abarca y diluye cualquier otro concepto posible de contexto, lo cual tienen sentido para la filosofía y le da validez como definición general de contexto.
   Si nos proponemos la interpretación de un enunciado, es decir, de una palabra o frase en el momento de su enunciación, en primer lugar, no podremos tener en cuenta hechos ocurridos con posterioridad al momento de la enunciación e interpretación del enunciado. En apariencia nos queda, entonces, un conjunto más reducido de palabras y frases y, por extensión, de hechos y cosas del entorno lingüísticos y no lingüísticos prexistentes al enunciado al que podemos llamar contexto previo. En realidad el posible contexto no solo resulta ser lo manifiesto para quien habla y quien oye, emisor y receptor, sino que pueden aparecer supuestos nuevos para el receptor contenidos en el enunciado, sin ser en realidad lo que se quiere comunicar, o supuestos derivados del enunciado en interacción con el contexto previo, al que se suman interaccionando todos ellos, para dar la proposición final que se quiere en realidad comunicar con el enunciado. Por ejemplo, en (1)a tenemos una pregunta (1)b que contiene la afirmación de un supuesto (1)c imprescindible para su interpretación y que el receptor no tiene porque conocer.

(1)a. ¿Alguien ha visto mis llaves?

b. ¿Alguien ha visto x?

c. Hay unas llaves mías

   Emisor y receptor aparecen como protagonistas, mientras que eran contextuales en los planteamientos absolutos que hemos visto más arriba. Y por esto ahora el contexto ha de referirse a ellos, no puede decirse, por ejemplo, que el entorno forma parte del contexto si ése entorno no es percibido por el emisor y el receptor o no son conscientes dél, ni se puede ignorar lo que ocurre en y desde la emisión hasta la interpretación final del enunciado.
   Si consideráramos imposible que emisor y receptor tengan la menor idea en la cabeza de lo que el otro pueda entender y por tanto que puedan considerarlo como contexto en la interpretación de un enunciado lo que nos quedará como posible contexto serán las palabras y frases que preceden al enunciado los hechos ocurridos hasta ese momento y las circunstancias como la situación y el momento percibidos en que se da el enunciado. Si esto fuera así todo lo que el emisor quisiera comunicar sería algo preexistente e iría codificado en el enunciado o serían percepciones previas e inmediatas, es decir, tendría que ir expresado en palabras y no se podría entender cómo se interpretarían enunciados como estos:

(2) ¿Un café?

   La interpretación de (2), dicho dentro de un coche y sin un contexto previo en relación con tomar un café y el ofrecimiento de una invitación, solo podría suscitar la interrogación ante un absurdo a no ser que pensemos que la frase se ha lexicalizado y codifica todo lo que quiere decir. Sin embargo, la lexicalización de todos y cada uno de los enunciados no literales posibles es algo muy costoso lo que lo hace muy poco plausible. Esto es lo que ocurre en los intentos de averiguar los factores contextuales que intervienen de hecho en la producción e interpretación de enunciados sin dejar atrás el deseo de mantener la idea del lenguaje como un código semántico sintáctico bien estructurado y sin visos de falibilidad.
   Pero, si por el contrario, consideramos que hemos de tener en cuenta todo lo conocido por el receptor para que sea posible la comunicación esto trae consigo una multiplicación de los elementos contextuales a tener en cuenta hasta abarcar todo posible conocimiento del receptor, el cual, además, no puede conocer el emisor. Daría continuidad a la idea del contexto único absoluto para el enunciado que podemos definir con mayor exactitud como lo conocido y compartido y que sea reconocible como compartido por emisor y receptor o conocimiento mutuo . Dan Sperber y Deirdre Wilson en la tercera sección del capítulo 3, de La Relevancia: «El contexto: ¿predeterminado o elegido?» (Sperber&Wilson 1986, pp. 168-173) tratan este problema. Y ya lo apuntan antes (Sperber&Wilson 1986, pp. 28-34) al tratar del concepto del lenguaje como código. ¿Qué sería en particular lo conocido de acuerdo a este concepto de contexto? Ya hemos avanzado que para empezar sería el considerar contextuales los enunciados precedentes y lo percibido, podemos añadir que en realidad se trataría de los supuestos en ellos explícitos. Dan Sperber y Deirdre Wilson muestran una serie de ampliaciones necesarias: en segundo lugar se hace necesario incorporar los supuestos implicados; en tercer lugar se incorporan las entradas enciclopédicas ligadas a cualquier concepto que se halle en los enunciados precedentes; en cuarto lugar se añaden las entradas enciclopédicas relacionadas con los conceptos hallados en el nuevo enunciado; en quinto lugar las entradas enciclopédicas asociadas a los conceptos que aparecen en los supuestos contenidos en las entradas enciclopédicas previas;... y dicen sería fácil demostrar que aún fueran necesarias más capas de información enciclopédica hasta demostrar que el contexto lo formaría toda la memoria enciclopédica del individuo. Pero, si fuera así, casi cualquier cosa que se dijera como enunciado sería inevitable que tuviera alguna relevancia pues tendría grandes posibilidades de tener efectos contextuales y por el tamaño del contexto, además, se realizaría muchas veces un enorme esfuerzo de procesamiento.
   En la Teoría de la Relevancia partiendo del marco de la comunicación, es decir, de un emisor que produce un enunciado dirigido a un receptor que lo interpreta, se concreta qué puede formar parte del contexto de ése enunciado y se presenta al principio de relevancia como el principio selector y delimitador del contexto. Esto, primero, supone una cambio importante del centro de atención por parte del observador, no se trata de ver una palabra o frase en el punto contextual o absoluto en que está, sino de ver un enunciado y su contextualización en la línea y dirección de la comunicación, es decir, relativo a la comunicación del emisor al receptor. Conforme a la Teoría de la Relevancia, el enunciado es producido de acuerdo a un contexto apropiado que se espera se disponga, o haga más manifiesto, en su interpretación, para la cual, de hecho, se infiere, o hace más manifiesto, un contexto apropiado porque se presume fue el usado en la producción; la solución al problema de la atribución e inferencia del contexto es presentado como algo que guarda cierta simetría entre los procesos de enunciación y de interpretación.
   Para determinar qué es contexto están la dos cuestiones fundamentales: ¿qué puede formar parte del contexto? y ¿cómo de ahí se selecciona el contexto?
   Para responder a la primera pregunta Dan Sperber y Deirdre Wilson definen el concepto de entorno cognitivo como el conjunto de supuestos que pueden ser pensados y tomados como verdaderos o conjunto de los supuestos manifiestos y mencionan la evidencia del hecho de que es imposible que el entorno cognitivo pudiera ser el mismo para dos personas diferentes pues tanto el entorno físico de cada uno como lo que cada uno lleva en su memoria no pueden ser idénticos, aunque pueden ser semejantes. El carácter solo de posibilidad requerido para los supuestos, no es necesario que hayan sido pensados, hace aceptable pensar de modo objetivo que dicho entorno existe y es plausible pensar en él. Es cierto también que dos personas pueden compartir un entorno cognitivo que será la intersección de sus entornos personales; pero no es posible que dos personas compartan sus entornos cognitivos totales por lo dicho. En este momento explican que si en dicho entorno compartido se encuentra manifiesto el supuesto de que se comparte ese entorno se trata de un entorno cognitivo mutuo de quienes lo comparten, es decir, un entorno cognitivo reconocible por los participantes de él como compartido. En un entorno cognitivo mutuo un supuesto que sea manifiesto lo es para todos los que participen. Y en ninguno de los pasos dados ha sido asimismo necesario referirse a supuestos pensados, menos a supuestos verdaderos, de los que dependa la validez de lo definido. Este entorno cognitivo mutuo es condición necesaria para que sea posible la comunicación, es de donde procederán los supuestos contextuales. Por fin, para responder a la segunda pregunta, hay que pensar que en el entorno cognitivo los supuestos manifiestos lo son con diferentes probabilidades unos son más manifiestos que otros y por eso unos tienen mayor probabilidad de ser pensados que otros. Es decir unos supuestos no son tan relevantes como otros y son los supuestos más relevantes los que tienen probabilidades de llegar a ser pensados y formar parte del contexto. Y respecto de un enunciado, de entre los supuestos manifiestos, aquellos que no son relacionables con él y aquellos que lo repiten tienen muy pocas probabilidades de llamar la atención; solo los que se pueden relacionar con el enunciado uniéndose con él para dar algo nuevo son relevantes y se tomarán como contexto del mismo.
   Desde un punto de vista más práctico, durante el proceso de interpretación de un enunciado actúa seleccionando de los supuestos relevantes del entorno cognitivo mutuo, que también podrían ser numerosos, la cantidad del esfuerzo necesario para que se fortalezcan, así, si el primer supuesto pensado es relevante, este formará con gran probabilidad parte del contexto en la interpretación del enunciado, pues seguir buscando más sería un esfuerzo poco útil o inútil y por esto poco relevante o irrelevante. Conforme a lo dicho por Deirdre Wilson (Wilson 1993, p. 352) será la mínima parte de supuestos que sería necesaria para hacer al enunciado merecedor de su atención lo que el oyente tiene que considerar para la interpretación deseada. Dicho de otro modo, en el caso más simple, de los varios supuestos que resalte la atención concentrada en relación con el enunciado, se escoge el primero que resulta satisfactorio para su comprensión.
   Por último, en La relevancia se trata de la organización de la memoria enciclopédica y el acceso a la misma o, en general, de la organización de los contextos y el acceso a ellos en un individuo.
   No parece que la memoria se halle organizada en forma de supuestos individuales, sino más bien formando bloques de supuestos. De manera que, si un supuesto de un bloque se hace más manifiesto este tira del resto haciendo más accesible al conjunto de los supuestos contenidos en el bloque a un primer nivel, lo cuales pueden a su vez tirar de otros supuestos y estos de sus bloques a un segundo nivel y aún más a otros niveles sucesivos. Por ejemplo, en la interpretación del enunciado (3)a puede dar lugar a que se hagan más manifiestos supuestos como los de (3)b y (3)c en un primer nivel y estos, a su vez, hacer más manifiestos otros supuestos como (3)b' y (3)b'' para (3)b y (3)c' y (3)c'' para (3)c en un segundo nivel, y estos, a su vez, podrían hacer más manifiestos otros supuestos en un tercer nivel y así otros más.

(3)a. ¿Sabes que han devuelto cinco inmigrantes más que llegaron en una patera?

b. Marroquíes, argelinos y subsaharianos cruzan el Estrecho de Gibraltar en pateras.

c. A los inmigrantes ilegales se los devuelve por donde vinieron.

b'. La mayoría de los países de África son tercermundistas.

b''. En África hay pobreza, hambre y guerras.

c'. La libre circulación de personas es un derecho humano.

c''. Los extranjeros incrementarían el problema de desempleo.

   Los diferentes bloques de supuestos no son accesibles por igual en un momento dado y de un mismo bloque puede variar su accesibilidad a lo largo del tiempo. Basta ver la diversidad de vertientes a que puede conducir el enunciado (3)a para comprender, por ejemplo, que las proposiciones que hace manifiestas dependen de si la persona se ha encontrado o no en una situación similar, de si lo conoce por los medios de comunicación, de si conoce leyes, de si no tiene empleo, de si forma parte del gobierno o de cuánto se haya profundizado en la conversación. Cada bloque de supuestos resulta un posible contexto.
   De acuerdo al principio de relevancia que un supuesto sea relevante y sea accesible es el mecanismo básico que mueve a los contextos, y la relevancia y accesibilidad de un contexto le hará jugar mayor papel en la producción e interpretación de enunciados.




Bibliografía consultada

Diane Blackemore [1992]: Understanding Utterances, an introduction to pragmatics, Oxford, Basil Blackwell, 1997 .

María Victoria Escandell Vidal (1996): Introducción a la pragmática, Barcelona , Ariel.

Real Academia Española (1992): Diccionario de la Lengua Española, Madrid, Espasa Calpe.

Dan Sperber y Deirdre Wilson (1986): La Relevancia, Madrid, Visor, 1994 .

Deirdre Wilson (1993): «Relevance and Understanding», Pragmalingüística , 1, pp.

335-366.

 




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Mariano de Vierna y Carles-Tolrá
Última modificación: enero 1999
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