Pragmática: La Teoría de la Relevancia
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la
1ra
pregunta
1. De acuerdo con la Teoría de la Relevancia, en la interpretación de enunciados intervienen procesos de descodificación y de inferencia. Exponga con detalle cuáles son estos procesos, cuáles son sus propiedades y cuál es la contribución de cada uno de ellos a la interpretación final. Apoye su argumentación con ejemplos.

   La Teoría de la Relevancia es una teoría que propone un principio general minimalista en el que se basan todas sus explicaciones. Tiene como marco de referencia la teoría de la comunicación y la naturaleza semiótica del signo.
   La Teoría de la Comunicación describe la comunicación según un esquema que en lo que atañe a la Teoría de la Relevancia consiste en un emisor que produce un signo o signos con un mensaje que va a un receptor . La Semiótica, que abarca a la Semiología, ciencia de los signos no lingüísticos, y a la Lingüística, ciencia de los signos lingüísticos, se ocupa de la naturaleza del signo en general. Signo que puede no ser verbal, como un movimiento intencional o puede ser verbal. Asimismo, este punto de vista, supone que la existencia de un código con que se organicen los signos no es esencial como vehículo de la comunicación.
   De acuerdo a esto, cuando la comunicación verbal, que incluye un código, ocurre, lo hace como parte de ese proceso más complejo que la mera codificación y descodificación, al ir unidos procesos de ostensión e inferencia que juegan un papel básico o imprescindible. Con esto no se dice que un modo de comunicación juegue mayor papel que otro, pues esto podría variar de un acto de comunicación a otro.
   La Teoría de la Relevancia presenta el modelo ostensivo-inferencial de explicación de la comunicación y dice que todos los procesos responden a un principio sencillo según el cual podemos explicarlos: el de que se minimiza el esfuerzo de comunicación y se maximiza la cantidad de lo comunicado, y que a una misma cantidad se le asigna el mínimo esfuerzo necesario y a un mismo esfuerzo se le atribuye la mayor cantidad que le pueda corresponder. Compárese esto con dos consecuencias prácticas del principio, que mencionan Deirdre Wilson ("Relevance and Understanding", Pragmalingüística , 1, p.353 y p.357), en relación con la interpretación de los procesos de inferencia:

(a) The first acceptable interpretation is the only acceptable interpretation
(b) Extra effort implies extra effect

   Este principio central en la Teoría, y que he querido definir primero de un modo que considero más intuitivo de comprender, se denomina Principio de la Relevancia.
   El Principio de Relevancia es un principio minimalista que se parece mucho y puede ser comparado al principio físico de la mínima acción. El «principio de mínima acción» que descubrieran Leibniz y Maupertuis, y diera a conocer el último, es un principio unificador para la físicamatemática y dice que, «todo cambio en la naturaleza debe ocurrir mediante una acción de mínima energía». Principio que es aplicable también, por ejemplo, a la comprensión de las formas que adopta la naturaleza tanto en lo mineral como en lo biológico. El principio de la relevancia podemos entenderlo como siendo este principio aplicado a la comprensión de la comunicación; tomando un punto de vista cognitivo en que por comunicación se entiende un cambio en el entorno cognitivo. El principio en el marco de la teoría de la relevancia se define en dos pasos, primero, que todo acto de comunicación lleva consigo la presunción de su propia relevancia óptima y, segundo, la presunción de relevancia óptima es la de que el conjunto de supuestos que se desea comunicar tendrá suficientes efectos en el entorno cognitivo y que el esfuerzo de proceso que lo comunica es el menor necesario . Atañe, por tanto, tanto al emisor como al receptor de la comunicación .
   En términos parecidos a estos define la presunción de relevancia Deirdre Wilson ("Relevance and Understanding", Pragmalingüística , 1, p.350):

An utterance, on a given interpretation, is optimaly relevant if and only if:

(a) it achieves enough contextual effects to be worth the hearer's attention;

(b) it puts the hearer to no gratuitous processing effort in achieving those effects.

Esto se puede expresar en términos más próximos a la matemática, como -por fin- lo definieran Dan Sperber y Deirdre Wilson en su libro La Relevancia ( La Relevancia , comunicación y procesos cognitivos, 1986. Madrid, 1994, Visor. p. 198):

Principio de relevancia

Todo acto de comunicación ostensiva comunica la presunción de su propia relevancia óptima.

y

Presunción de relevancia óptima

(a) El conjunto de supuestos { I } que el emisor desea hacer manifiesto al destinatario es suficientemente relevante como para que al destinatario le merezca la pena procesar el estímulo ostensivo.

(b) El estímulo ostensivo es el más relevante que el emisor podría haber utilizado para comunicar { I }.

   ¿Qué pasa si no se cumple el principio de relevancia? Es posible en muchos casos que no se cumpla el principio, lo cual no lo invalidaría. El fallo lo que significaría es que la comunicación ha fallado; el principio explica cómo se da la comunicación y, por tanto, que si se incumple no se da (una ley moral como «no mentir» o una física como «la de la gravedad» no dejan de ser ciertas porque se incumplan ya mintiendo ya en el espacio exterior y, sin embargo, no sirven para explicar porque se miente o porque se flota, pero, la mentira y la ingravidez no serían reconocidas como tales sin esas leyes). Tampoco, puede afirmarse que el principio se cumpla o se viole de acuerdo a los deseos del emisor o el receptor, de hecho, pudiera ocurrir que el emisor y receptor desearan la relevancia de sus actos de comunicación y no lo lograran, por ejemplo, no se lograría aunque se deseara en una explicación de algo a alguien cuando el que explica carece de recursos contextuales para producir enunciados adecuados a los recursos contextuales del que escucha, es decir, por no saber como explicar algo de un modo comprensible dados los conocimientos del que escucha.

La interpretación de enunciados

   La interpretación de enunciados de acuerdo a la Teoría de la Relevancia supone procesos de inferencia propios de cualquier acto de comunicación u ostensivo-inferencial que desencadenarán procesos de descodificación y de inferencia propios , aunque no exclusivos, de la comunicación lingüística.
   La Teoría de la Relevancia propone que en la comunicación de un enunciado su mera emisión es un acto ostensivo que transmitirá o comunicará una intención comunicativa o de la relevancia de una intención informativa portada por el enunciado. Lo cual desencadena un proceso espontáneo: primero, periférico y modular de descodificación del enunciado cuyos datos resultantes entrarían en una segunda parte central e integradora de inferencia. De un modo natural se puede comprender que una vez reconocida la intención informativa del emisor se debe iniciar antes la descodificación que la inferencia, pues no es posible la interacción entre los supuestos derivados del enunciado y los contextuales propios de la inferencia, si permanecen codificados aquellos.
   ¿Cuáles son los procesos de descodificación?¿cuáles son los procesos de inferencia? ¿cuáles son las propiedades de los procesos? y ¿cuál es la contribución de cada uno de ellos a la interpretación final?
   La codificación en un enunciado, que puede ser conceptual o no conceptual, de acuerdo a la Teoría de la relevancia es el fundamento del supuesto o supuestos explícitos contenidos. Lo cual, no excluye cierta cantidad de trabajo inferencial en el de su descodificación. La inferencia supone la contextualización de los supuestos obtenidos en la descodificación del enunciado y así la obtención del supuesto o supuestos implicados.
   Forma proposicional y explicaturas resultan en gran parte de la descodificación de la cual se sustentan, las implicaturas se fundamentan en la inferencia a partir de lo explícito y lo contextual.

La fase de descodificación

   Se considera que son tres los procesos básicos de descodificación de un enunciado: un proceso de desambiguación, uno de asignación de referentes y un tercero de enriquecimiento.

La desambiguación

   La desambiguación de un enunciado es en principio descodificación de sus contenidos semánticos y sintácticos. Se trata de los contenidos conceptuales, siempre reconocibles con independencia del contexto, es decir, se trata del valor semántico de la palabra, como el del nombre y del verbo, y sus valores deíctico y sintáctico. Contenidos todos que están sujetos a condiciones de verdad; son cotejables con la realidad. Por ejemplo, en simples aserciones, si decimos El cielo es azul no se puede entender que estemos hablando de las nubes, ni de que llueva o del color rojo, si decimos Estoy feliz y nuestra cara es triste no seremos creídos, ni se pensará que hablamos de otro inclusive si lo pretendiéramos.
   Podría creerse, entonces, que la desambiguación es un puro proceso de descodificación, en realidad hay enunciados cuya descodificación se ramifica dando dos o más supuestos hipotéticos que demuestran que la inferencia, a veces, tiene un papel, que aunque pequeño, es necesario. Por ejemplo:

(1) Tienes que estudiar derecho.

en (1) no es posible dilucidar si se trata de la petición de sentarse derecho o de la de estudiar la carrera de derecho dado que no está codificado ni en la palabra, ni en la sintaxis de la frase. La elección de una de estas dos hipótesis de sentido depende de la inferencia: de examinar los supuestos contextuales que puedan hacer más relevante una hipótesis o la otra. Si el oyente no está en un momento de estudio, es probable que se trata de estudiar la carrera de derecho; si el oyente es un niño que está estudiando sentado y el hablante su madre, la mayoría pensaríamos que es una petición de mantener una postura derecha al estudiar.
   Así, la descodificación de las formas lógicas de un enunciado contribuye a la forma o formas proposicionales que se obtienen en su interpretación.
   También, en la desambiguación ocurre la inferencia de la actitud proposicional y la fuerza ilocutiva. El modo verbal, la entonación, el orden de las palabras podemos decir que codifican la actitud proposicional y la fuerza ilocutiva. Aunque estas son formas de codificación lingüística, sin embargo, ésta no es una codificación de conceptos lógicos, sino de los procedimientos con que se deben de tratar los conceptos lógicos del enunciado. En el ejemplo:

(2) ¿Quién soy yo?

hay una forma proposicional a la que uniríamos una descripción de acto de habla:

(3) a. La verdad de que el hablante es alguien o algo
      b. El hablante pregunta por_____
      c. El hablante pregunta la verdad de que es alguien o algo

   Las descripciones de la modalidad de frase como estas limitan las formas proposicionales y, así, dan lugar a las explicaturas de mayor nivel.
   La descripción del acto de habla o la forma proposicional es una conceptualización del mismo que no suele presentarse en la realidad. Con lo dicho no queda excluido que en ocasiones la codificación sea conceptual, en una palabra o frase que la recoge; por ejemplo, en muchos enunciados indirectos:

(4) Espero que vengas

en (4) la primera parte es conceptual, pero no es obligatorio entender el concepto lógico, se puede o no reinterpretar en una actitud proposicional de ruego o de deseo, sin embargo, la segunda parte del enunciado solo suele ser entendida como tal, como la acción de venir.
   Por otro lado, en el siguiente ejemplo:

(5) ¿Cuántas veces he de decirte que comas?

   Lo codificado en la primera parte de (5) es utilizado para inferir el acto de habla, no obstante, este enunciado que es una petición o un mandato no codifica de ningún modo, ni conceptual, ni no conceptual dicho acto de habla que tiene que ser inferido casi por completo mediante la búsqueda de su relevancia basándose en el contexto.

La asignación de referente

   La sintaxis y semántica no tratan de la asignación de referentes, es decir, podríamos decir: ¿Cómo te llamas? preguntando a un perro y siendo la sintaxis y sentido de la oración perfectos diríamos que se trata de una frase coherente. Desde un punto de vista pragmático trataríamos con el enunciado y la desambiguación no sería suficiente, a ella seguiría la asignación de referente que haría surgir la incoherencia o irrelevancia de dicho enunciado en condiciones habituales; y, si no fuera así, se aclararía la posible necesidad de un esfuerzo extraordinario para encontrársela en alguno de sus posibles efectos contextuales. La asignación de referentes suponiendo por ejemplo que se trate de enunciados como:

(5) a. El presidente ha viajado al país de sol naciente
b. Me enamoré de ella desde el principio
c. Mañana estaremos en la Expo de Lisboa
d. Salió

es la identificación de, por ejemplo, a qué presidente se refiere en (5)a o de quién es la persona referida por ella en (5)b o por la desinencia de primera persona de estaremos en (5)c. Las referencias son también las referencias de lugar o del ambiente, como la identificación del referente de un lugar país del sol naciente en (5)a o de un ambiente, el interior o el exterior, de algún lugar en (5)d o la referencia temporal o del momento como la de mañana, temporal, en (5)c o desde el principio, momento, en (5)b. Todos estos ejemplos han sido escogidos, además, para mostrar que ya el significado ya el valor deíctico que aporta la palabra o frase referencial no suele ser suficiente para discernir el referente, suele ser necesaria su contextualización, es decir, un proceso inferencial, para lograrlo. La importancia de la inferencia en la asignación de referente es mayor que para la desambiguación. Es evidente por ejemplo que para la interpretación de los deícticos, los cuales solo codifican en modo conceptual referencias, no puede prescindirse de lo inferencial, es decir, de los efectos contextuales de dicho valor deíctico en los supuestos hechos manifiestos. Lo que determina qué sentido ha de tomar la inferencia es el principio de relevancia.

El enriquecimiento

   A la desambiguación y la asignación de referentes se añade un tercer proceso que da cuenta de lo que ocurre en la interpretación de enunciados como:

(6)a. He llegado tarde porque perdí el autobús.
b. Me enamoré de ella desde el principio.

En (6)a la palabra porque puede entenderse como significando una causa física evitable o como significando una razón justa por inevitable; de hecho el interlocutor puede amonestar diciendo que eso no es razón suficiente, lo que suele ir en contra de lo que propone el hablante, quien quiere que se le acepte como una disculpa válida. En el (6)b las palabras desde el principio pueden referirse a la primera vez que la vio o a la primera vez que habló con ella o cuando se la presentaron o incluso desde el principio de curso o desde niños
   Hablamos de proceso de enriquecimiento cuando ni los valores semánticos y sintácticos, ni la asignación de referentes son suficientes para explicar los sentidos que pueden aportar a un enunciado algunos elementos lingüísticos. Véase que estos valores, semántico y sintáctico, referencial, en desde el principio y en porque son en esencia los mismos para las diversas formas proposicionales que podrían resultar. El enriquecimiento es, de nuevo, una aportación inferencial a esta fase de descodificación, suple lo que queda indeterminado de las palabras y otros elementos lingüísticos del enunciado tras la desambiguación y la asignación de referentes. Lo que determina qué sentido ha de tomar la inferencia es el principio de relevancia.

La fase inferencial

   En el siguiente ejemplo:

(7) Contigo pan y cebolla

   Podemos entender de este enunciado que el hablante no está en realidad invitando a echarse a llorar comiéndose juntos pan y cebolla, sino que desea tan solo hacer manifiesto usando una forma bella y enfática el supuesto:

(8) Te quiero.

sin embargo, y antes que llegar a (8), entendemos que el hablante afirma que no le importa la pobreza sino el amor a la otra persona, es decir, que desea hacer manifiesto en primer lugar:

(9) Te amaría aunque solo tuviéramos lo justo para vivir.

Para el hablante decir (8) no sería lo bastante relevante y por eso recurre a un supuesto hiperbólico (9) que lo implica, a su vez, implicado de un enunciado metafórico (7).
   Las formas proposicionales dan lugar a la explicaturas y unidas a las actitudes proposicionales o las descripciones de los actos de habla dan lugar a las explicaturas de mayor nivel, todas ellas son obtenidas durante la fase previa de descodificación. Estas, ahora, interaccionan con los supuestos contextuales manifiestos y hechos manifiestos de acuerdo al principio de la relevancia, procedentes ya de la percepción por lo sentidos, ya de la memoria enciclopédica del individuo, para dar lugar a los dos tipos de implicatura básicos, las premisas implicadas inferidas en primer lugar, como (9), y las conclusiones implicadas, como (8), en cuya deducción pueden entrar las premisas implicadas como contexto.
   Las formas básicas en que se puede producir una interacción relevante entre la forma proposicional de un enunciado y el contexto, es decir, para dar efectos contextuales, son tres: primero, que la forma proposicional afirme un supuesto contextual y sumándose a él lo refuerce haciéndolo más manifiesto, segunda, que la forma proposicional haga más manifiesto alguno o algunos de los supuestos contextuales y, a la vez, aporte algo nuevo, con lo cual se produce una interacción con modificaciones mayores o menores, tercero, que la forma proposicional niegue un supuesto contextual eliminándolo o debilitándolo. Entiéndase que si una forma proposicional tan solo repitiese un supuesto contextual sería irrelevante por no aportar nada nuevo y que si fuese nuevo por completo su contenido -si fuese desconocido- no podría hacer más manifiesto ningún supuesto contextual y, siendo así imposible la interacción, tampoco sería relevante.


Esquematizando los procesos de interpretación

Primera fase la descodificación del enunciado:

En esta fase, la de descodificación se obtiene una forma proposicional codificada en el enunciado. Hay tres posibles etapas:

§ desambiguación semántica y sintáctica.

propiedades:

· se descodifican elementos sujetos a condiciones de verdad: conceptos, que son los significados (ejemplo, el significado de calificativos, sustantivos, verbos, adverbios), y procedimientos, que son los valores gramaticales (como la concordancia entre artículos y sustantivos). Todos ellos se hallan codificados en forma lingüística, pero si hay ambigüedades conceptuales de significados y sentido sintáctico se resuelven de modo inferencial (ejemplo: los enunciados de camino bifurcado que puede producir la homonimia).

·se descodifican elementos que en gran parte están sujetos a condiciones de verdad y en parte se infieren actitudes proposicionales y fuerzas ilocutivas, que son procedimientos de interpretación del enunciado y se hallan codificadas en modo lingüístico no conceptual. (Por ejemplo, los mandatos, las preguntas y el lenguaje indirecto se encuentran codificados de modo lingüístico, pero no rara vez la inferencia es necesaria e inclusive modifica la interpretación).

§ asignación de referentes. Se descodifican los valores deícticos y referenciales que se hallan codificados de forma lingüística, conceptual, como los significados, o no conceptual, como la deixis, y se infiere su relación con el referente real (por ejemplo, la concreción del valor deíctico de los pronombres).

§ enriquecimiento de los elementos o desambiguación fina. Aunque se descodifiquen

· está sujeto a condiciones de verdad.

· es inferencial no conceptual.

Segunda fase fundamentada en procesos de inferencia:

En esta fase, la de inferencia, se deducen implicaturas uniendo las formas proposicionales obtenidas en la fase anterior a supuestos derivados del contexto.

§ inferencia de premisas implicadas.

· se infieren de la unión de la forma proposicional con supuestos traídos de las entradas enciclopédicas en la memoria y no forman parte de la interpretación final.

· No tienen condiciones de verdad definitivas, se pueden anular.

§ inferencia de conclusiones implicadas

· se infieren de la unión de la forma proposicional con supuestos traídos de las entradas enciclopédicas de la memoria y otros inferidos. Forman parte de la interpretación final.

· No tienen condiciones de verdad definitivas, se pueden anular.




Bibliografía consultada

Diane Blakemore [1992]: Understanding Utterances, an introduction to pragma- tics, Oxford, Basil Blackwell, 1997 .

Dan Sperber y Deirdre Wilson [1986]: La relevancia, capítulo 4. secciones: 1. 2. 3. 4. 5., pp. 215-248, Madrid, Visor, 1994.

Stefan Hildebrandt (1998): «¿Es minimalista el mejor de los mundos?», Mundo Científico. La Recherche (Especial: el origen de las formas ) , 188, pp. .

Deirdre Wilson y Dan Sperber (1993): «Linguistic form and Relevance», Lingua , 90, pp. 1-25.

Deirdre Wilson (1993): «Relevance and understanding», Pragmalingüística , 1, pp. 335-366.

 




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Mariano de Vierna y Carles-Tolrá
Última modificación: enero 1999
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