QOA: EL FELINO VOLADOR

 

            Un fabuloso hallazgo arqueológico realizado en las galerías subterráneas de Tiknay, Arequipa, sacude al mundo cultural del Perú

 

Alfonsina Barrionuevo*

 

EL FAMOSO FELINO VOLADOR, cuya presencia mítica se da en varias culturas, remontándose a unos 4,500 años, adquiere alucinantes proyecciones al ser encontrado en caprichosas lajas policromas de piedra que pueden tener de 1.000 a 6.000 años, en una comarca sumamente volcánica de los Andes del Sur. 

 

En ella, otorongos o jaguares voladores algunos coronados con rayos, que muestran las patas abiertas como alas, aparecen entre cientos de pinturas, rectangulares y circulares, junto a eclipses con dos y tres lunas, celajes, fantásticas puestas de sol, extrañas lunas con ejes como las ruedas, arcoiris atrapando al astro rey en su interior, zorrillos de esponjadas colas, curiosas culebras bicéfalas, seres humanos invocando a un ser supremo y una infinidad de figuras, que indican la imaginación desbordante de un grupo de hombres prehistóricos que se detuvieron allí años para dejar el testimonio de su paso.

 

En este caso no usaron los muros de los acantilados o las paredes de las cuevas. Para el efecto tuvieron como valioso material, tablillas naturales de una piedra que se desprende como si hubiera sido rebanada cuando actúa sobre ella  una gran fuerza, que puede ser la caída o reventazón de rayos; frecuentes a mas de 3.700 metros sobre el nivel del mar.

 

No se sabe con que instrumentos dieron a algunas de las tablillas un forma redonda casi perfecta, porque se trata de discos de un diámetro de 20 a 25 centímetro. Es probable que usaran cinceles de piedra muy dura como la hiwaya para  recortarlos. La luna y el sol tenían que ser circulares y su labor fue paciente y cuidadosa por la numerosa cantidad de golpes que se aprecian en los bordes.

 

Ellos dejaron por un momentos sus lanzas de cazadores nómades y se ingeniaron para haces sus pinceles. Seguramente usaron sus propios dedos o cañas que empaparon en pintura que obtuvieron de óxidos minerales. Algunas, aplicadas directamente y otras con una mezcla de grasa u otro componente vegetal para su impregnación. En una parte de los discos que se han sacado de las galerías subterráneas, donde se encuentran apilados, los colores son brillantes. Hay también opacos o semiborrados de acuerdo al grado de exposición que han sufrido desde que se abrió el lugar secreto donde estaban.

 

 

Gatos celestiales

 

La comunidad del pueblo de Alka, provincia de La Unión, se encuentra a 18 horas en ómnibus desde la ciudad de Arequipa y a 2.750 metros de altura. Tiknay, se ubica en la parte alta del pueblo y el camino que se hace solo a pie o a caballo es muy empinado y escabroso. Se requieren de dos a tres horas para llegar hasta un grupo arqueológico existente en el lugar de la población muy posterior, preinka, con templos, viviendas y depósitos que tienen muros de piedra, así como también canales de irrigación. Ellos no tienen relación con los artistas prehistóricos. Se han hallado algunas tumbas con objetos muy diferentes y de estadios muy tardíos. Fernando Polanco, infatigable investigador de La Unión, nacido en Alka, declara que la gente de Tiknay ocupo el área hasta hace un lustro. Ahora viven mas abajo con el nombre de Pueblo Nuevo, aunque siguen trabajando las tierras cercanas al grupo arqueológico. Fueron sus niños, quienes en sus juegos, encontraron al lado de una gran roca un hueco disimulado por la vegetación. Al entrar, impulsados por la curiosidad, descubrieron una galería donde estaban apiladas cientos de tablillas, formando una verdadera biblioteca pétrea. 

 

Las lajas donde aparecen los jaguares son irregulares, unas cuadradas y otras alargadas. Su presencia en la cordillera arequipeña se convierte en un misterio aunque podría indicar una relación que fue casi permanente entre la selva amazónica y los andes. Lo natural es que estos felinos, llamados también otorongos, se deslicen en la jungla cálida como sombras peligrosas, sin hacer ruido y listos para saltar sobre su presa, moviéndose sobre los cojines acolchados de sus patas.

 

Que vuelve entres los cerros despidiendo chispas celestes por su cabeza y por su rabo, sembrando terror entre la gente es un mito de una antigüedad asombrosa, explicable solo porque los señores de los Andes recibían, a veces, ejemplares de estos animales, como regalos muy apreciados de las lejanas tierras tórridas del Antinsuyu.

 

Por eso lo registran, aunque su hábitat natural sea la selva, todas las culturas andinas desde el nivel del mar, donde llegan sus últimos ramales, hasta las estepas, al pie de los nevados. Es claro que fueron exóticos para la gente de esa época porque verlos no era habitual y se presumía que, al morir, subía al Hanaq Pacha o cielo para continuar una vida extraterrena.

 

 

Qoa, el volador

 

El arqueólogo Federico Kauffman Doig refiere que en Arequipa se conoce el felino volador como Qoal. En las comunidades campesinas del Qosqo (Cusco) le dicen Osqoyllo, que en qechwa quiere decir huraño, receloso, y puede ser también un puma. En el altiplano es Titi, y la traducción del nombre del lago Titiqaqa es  "el lago del puma de piedra", existiendo una peña con su forma en la isla del Sol.

 

Los pobladores de las partes altas donde cae la lluvia con fiereza, entre  rayos y relámpagos, afirman que en ciertas ocasiones ven primero un felino desplazándose por los aires entre las nubes grises. Sin duda es el señor de las tempestades y sale casi siempre de los pugyus o "manantiales", o cerca de ellos, para fertilizar la tierra.

 

Esta terrible criatura lanza rayos y relámpagos por sus ojo y sus rugidos y ventosidades son los truenos. Finalmente, al caer, sus orines se transforman en lluvia. Su relación, sea jaguar o puma, con estos elementos de la naturaleza ha hecho que aparezca en todas las culturas peruanas. Su reproducción ha dado lugar a una notable y variada línea de artes, orfebrería, textilería, cerámica, tallado en piedra (un puma lleva al universo andino en su lomo en el templo del agua de Kuraqwasi, "el templo mayor", en Apurimac), en madera, en hueso, etc.

 

Kauffman Doig dice que a miles de metros sobre el mar, en la sierra, también es posible observar en las noches claras, entre mayo y octubre. El contorno del felino se aprecia en una constelación, dentro de un marco celestial de estrellas, desplazándose majestuosamente en el cielo.

 

El hallazgo de Tiknay, en la provincia de La Unión, Arequipa, confirma la reverencia que se observo desde hace miles de años por los felinos, sin precisar hace cuantos,  porque aun falta levantar las piezas y realizar un exhaustivo estudio de ellas. Han salido las primeras y han despertado admiración por la originalidad de sus dibujos y el mensaje debajo en una etapa auroral de la humanidad.

 

En 1995, cuando viaje a Alka para grabar un documental de televisión sobre los increíbles "ojos del diablo", el bosque de rocas de Santo Santo o Wank'a Wank'a y otros atractivos ecológicos que tiene la provincia, conocí las asombrosas tablillas pintadas. El alcalde Oswaldo Polanco manifestó su intención de construir un museo lítico para exhibir la fascinante colección.

 

Antes de transportar las lajas a la municipalidad harán el "pago" u ofrenda a "los gentiles" (espíritus de los antiguos), pidiéndoles  permiso para llevarlas y contaran con asesoramiento del arqueólogo Hernan Amat, de la Universidad Nacional de San Marcos.

 

De otra manera Qoa, el otorongo o jaguar mítico podría irse de la región llevándose la lluvia o hacer que diluvie sin parar anegando los campos.

 

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* Alfonsina Barrionuevo (1943, Cusco/Perú) estudio leyes y Ciencias de la Comunicación, investigadora sobre temas peruanos.

 

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