Hablo de la poesía de Buenos Aires; casi todo lo
que se escribía en el interior del país le era también extranjero, pero
sin el cachet de ultramar y por lo tanto desdeñable |
|
Nuestra autocompasión estaba demasiado presente en la poesía bonaerense
de ese tiempo plagado de elegías, que en el fondo eran tangos con
diploma de alta cultura, el mismo amargo regusto de nuestras frustraciones
locales que se travestían con la involuntaria ayuda de los dior o
los cardin importados por las modas poéticas del momento (el año Lorca,
el semestre Hölderlin... ). Para uno que otro buscando una identidad
y de ahí una reconciliación, cuántos se contentaban con sustituir
raíces por injertos, el habla nacional por pastiches anglo/ franco/
españoles. Por supuesto yo también había caído en la trampa y cómo,
pero a la hora de las rupturas busqué salir a manotones, desde poemas
y cuentos y destierro. Sin un camino preciso, pero seguro de que debía
escapar de las rutinas porteñas tal como se practicaban en esos años.
Había que irse (en todo caso yo tenía que irme), agazaparse en la
ironía, mirarse desde ahí sin lástima, con un mínimo de piedad, confiando
en poder volver alguna vez "más viejo y más sapiente" (cita de un
poeta inglés, me dirá alguien justamente). Y que las razones de la
cólera y la nostalgia no fueran solamente el hecho de estar tan atado
al poste ciudadano, a los ritos de la mufa.
|