"...en el valle Pacasmayo,
en la parte y lugar más conveniente edifique una venta,
y junto a ella,
una ermita de mediano tamaño y un huerto..."
24 de enero de 1550...
La Merced Real de España por medio del licenciado Pedro de la Gasca le autorizó al capitán español Francisco Pérez de Lezcano que "en el "valle Pacasmayo, en la parte y lugar más conveniente edifique una venta, y junto a ella, una ermita de mediano tamaño y un huerto".
15 de abril de 1550...
Lezcano, tras escoger el mejor lugar de su encomienda, decidió eregir "la venta, la ermita y el huerto" en el lugar llamado Omnep. Y es la fecha de este acontecimiento histórico la que se registra en el imaginario popular como fecha de la fundación española de Guadalupe.
1564...
Lezcano donó la imagen de "Nuestra Señora de Guadalupe", traída de Extremadura (España) a los Padres Agustinos. Y para que éstos mantuvieran el culto a la virgen y su labor evangelizadora en la zona, les donó parte de sus bienes personales.
Al poco tiempo Los Padres Agustinos se reubicaron en "Anlape", lugar que reposa en las faldas del cerro "Namul", donde edificaron el primer santuario y monasterio de San Agustín. Alrededor del santuario fueron levantandose casas, dando así nacimiento al pueblito de Anlape, hoy conocido como "El Viejo Guadalupe". A los pocos años, Anlape, llegaría a convirtirse en el mayor centro de peregrinación católica del vierrynato del Perú.
14 de febrero de 1619...
Ocurrrió un terremoto que desvasto el norte del perú. Anlape quedó en escombros. Los lugareños sobrevivientes y los Padres Agustinos, con su fe a cuestas, se mudaron al lugar donde hoy se yergue la próspera e histórica ciudad de Guadalupe, y edificaron nuevamente el Templo y Convento de San Agustin, considerado actualmente, por su estilo, como joya arquitectónica de sudamérica.
Voz disidente
Aquella es la historia oficial de Guadalupe; historia elaborada guardando fielmente los lineamientos de fondo vertidos en el único libro-fuente fundacional que existe al respecto: La crónica moralizadora de la orden de San Agustín, que fuera escrito el año 1638 por el cronista español Fray Antonio De La Calancha.
Esta especie de reverencia y/o servilismo y/o miopía y/o conformismo que profesan, casi por tradición y/o pereza los nuevos estudiosos de la historia guadalupana, hacia La Crónica moralizadora de la orden de San Agustín, no permite ver, mucho menos encarar, los puntos débiles, y los vacíos, que padece la historia de Guadalupe, la cual a fuerza de costumbre se ha convertido en la historia oficial.
Es necesario una revisión crítica de la historia. Es necesario un poco de irreverencia. Y éstos son, justamente, alguno de los ingredientes básicos que han permitido el nacimiento de mi libro inédito: "Guadalupe, Tierra Milenaria", de cuyo contenido hago uso indiscriminadamente por toda esta página cibernética.