La calle Corrientes en 1937

"Es una ciudad nacida al azar que por eso está llena de azares, de destinos insospechables, de casualidades monumentales.
Se ve a una muchacha rubia que mira a todos lados por si encuentra al que se le escapó de Varsovia el año 45.
Miles y miles de autos duermen en la calle noches y noches.
Es un sitio en que cincuenta días del año, por lo menos, parecen víspera de Nochebuena.
Al atardecer todos quieren instantáneamente irse a su casa, y si no queremos ser empujados a la periferia, tenemos que agarrarnos bien.

La calle Florida en 1937

"Aquí todo es diferente que en el resto del mundo, pareciendo lo mismo, y esa tienda que vende música no es estática y resignadamente esperanzada como en otros lugares del mundo, sino que tiene una viveza rápida, y los instrumentos, inquietos, parecen estar tocando un fox.
Mucha gente pasa de incógnito porque son gentes a las que no conocen más que en Checoslovaquia, en Grecia, en Polonia..."

La calle Florida en 1937

"En medio de la suntuosidad de su comercio se lee el cartelito de "se forran botones."

La esquina de San José y Victoria (luego llamada Hipólito Yrigoyen),
muy cerca de la casa de Ramón Gómez de la Serna (1937)

"¡Tienen que hacer tantas cosas para vivir los vivientes!
Es donde hay más tentadores, o sea, seres que están siempre proponiendo un negocio, una prevaricación, un conchabamiento.
Es donde hay que hacer más esfuerzo para no caer en la vida."

Buenos Aires en 1937

"América ubérrima, si en la carne es prolífica en la fruta es magnificente.
Pomona es enorme estatua del paisaje, y los cuernos de la abundancia son como enormes desaguaderos de la huerta inmensa que es esto.
Barcos de río, trenes y camiones llegan constantemente cargados de un mundo vegetal despachado al por mayor.
Pero las dos cosas que caracterizan el paisaje frutero son la banana y el ananá.
La banana, que el español recalcitrante se cansa de llamarla plátano, sin que le entiendan, marca la inundación de lo verde, pues llega en barcos cargados de esa planta loro que sólo después de unos días de ensotada toma el color amarillo canario."

Página en inconstante actualización,
hecha en Buenos Aires por Martín Greco.