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Rod Stewart, los años 70
NOVIEMBRE, 2017.
Nacido el 10 de enero de 1945 en Londres aunque debido a su origen
siempre se ha considerado escocés, Rod Stewart sintió desde la
adolescencia, según ha dicho, "la necesidad de ser famoso", y para
lograrlo en la Gran Bretaña de la posguerra solo había dos maneras:
convertirse en futbolista o inscribirse en un grupo de rock, que tras la
explosión Beatle se convirtió en alternativa inaplazable para miles de
jóvenes ingleses.
Stewart coqueteó seriamente con la posibilidad de dedicarse al balompié;
jugaba la posición de delantero y no lo hacía nada mal, pero pesó más la
voz y el estilo de su ídolo Sam Cooke, fallecido en un accidente aéreo
en 1964. Ya tomada esa decisión y con apenas unos peniques en el
bolsillo, Stewart pasó por varios grupos entre ellos los Steampackets y
los Shotgun Express sin que llegara el momento que Stewart esperaba. No
fue hasta 1967 cuando Jeff Beck, que acababa de dejar The Yardbirds
--semilla que poco después germinaría en Led Zeppelin gracias a Jimmy
Page-- lo invitó a formar parte de The Jeff Beck Group con el que
tuvieron algunos éxitos. La tirante relación entre sus miembros hizo que
Stewart abandonara la organización.
Más tarde Stewart se unió a The Small Faces por invitación del futuro
Rolling Stone Ron Wood; Steve Marriot había dejado el grupo para unirse
a Humble Pie junto a Peter Frampton y urgían de un reemplazo. Luego
vendría "Stay With Me", coescrita con Wood y que se convirtió en uno de
sus tempraneros hits mundiales. Fueron los primeros encuentros de
Stewart con la fama en grande pero después de cambiar el nombre a Faces,
Stewart finalmente escuchó el consejo de su amigo y ex colaborador Long
John Baldry: si realmente quieres triunfar lo harás como solista.
Gasoline Alley sorprendió desde la primera escuchada sobre todo
por el tema que da nombre al disco y una soberbia versión del "It´s All
Over Now" de los Stones, así como otros covers de
Elton John y
Bob Dylan. "Debo confesar que su muy
seguro servidor aún no maduraba totalmente sus ideas al momento de
grabar ese disco", escribió Stewart en las notas de su box set llamado
Anthology, "pero el resultado fue mejor de lo que todos quienes
trabajamos en ese disco pudimos haber esperado".
Sin embargo, Every Picture Tells a Story fue el primer disco
realmente importante de Stewart en los setenta, quien no solo lo produjo
sino que mostró su enorme capacidad como compositor, evidente en temas
como "Maggie May" y la cuasiperfecta "Mandolin Wind", donde Wood
colabora con la guitarra acústica. El álbum también incluía covers de
Bob Dylan, Norman Whitfield y Tim Hardin. Every Picture es
considerado uno de los mejores discos en la historia del rock;
Rolling Stone le llamó "la joya irremplazable en la carrera de Rod
Stewart" aunque para otros críticos les sigue extrañando hasta hoy cómo,
luego de una producción radiante en calidad, el cantante de la blonda
melena haya tomado otros vericuetos más comerciales. Para muchos fans,
es bueno que lo haya hecho en los setenta.
En 1973 aparece Never a Dull Moment (Algo así como Nunca un
Momento Aburrido) donde aparece la imagen de Stewart sentado sobre
un sillón y con el rostro harto de tedio. Si embargo se trataba de un
discazo hoy considerado clásico que incluye su versión de "Angel", de
Jimmy Hendrix, "Twistin' the Night Away" de su ídolo Sam Cooke así como
"You Wear It Well" y un cover de Bob Dylan. Ya para entonces Stewart
comenzaba su recorrido por el estrellato y de paso adquiría fama de
conquistador; entre sus parejas setenteras estuvieron la chica Bond Brit
Ekland y Penny McAllister... naturalmente rubias.
Con Smiler, aparecido al año siguiente --y una tensión con The
Faces que terminó por estallar cuando la carrera solista de Stewart
terminó por imponerse), Stewart y aparece con un disco cuya efectividad
comercial fue menor, además que representó su cambio de disquera a
Warner donde lanzaría Atlantic Crossing, la que incluye dos temas
clásicos, "I Don't Want to Talk About it" así como "Sailing",
considerada el tema más cantado en los pubs británicos. "Creo que ese es
un gran logro", escribió Stewart en los liner notes de su
Anthology.
A Night on the Town marcó la consagración definitiva de Stewart,
sobre todo cuando el mercado norteamericano, y de ahí al resto del
mundo, lo abrazó gustosamente. Ese álbum contiene joyas como "The First
Cut is the Deepest", escrita originalmente por Cat Stevens, así como "Tonight's
The Night", dedicada a su entonces novia Ekland, así como "The Killing
of Georgie", que causó cierta controversia por contar la historia de un
gay que toda su vida había sufrido discriminación y murió trágicamente.
Con todo, la crítica exigía que Stewart volviera s sus raíces y grabara
la segunda parte de Every Picture aunque el cantante ya fuera más
un miembro del jet set y asiduo visitante de la Studio 54 en Nueva York,
un coqueteo con el sonido discotheque que luego le daría uno de
los hits más grandes de su historia.
La explosiva "Hot Legs" y la exquisita
balada "You're in My Heart" fueron los hits más importantes del LP
Foot Loose and Fancy Free, aparecido en 1977. "En esos años lo que
yo quería era pasármela bien en el estudio pero muchos críticos y fans
no lo vieron así",dijo Stewart en otra entrevista. Y la diversión
siguió: Meses después apareció Blondes Have More Fun (título con
el cual, por cierto, seria imposible llamar a un disco actualmente)
donde Stewart salta desfachatadamente al vagón disco con "Da Ya Think
I'm Sexy", coescrita con Carmine Appice, un batería de indiscutibles
credenciales en el mundo del rock pues perteneció al grup de Jeff Beck y
luego a Vanilla Fudge.
"Mucha gente ama esa canción, otra gente la odia, entiendo ambas
posiciones", escribió Stewart. "El espíritu pícaro, festivo y
despreocupado de 'Da Ya Think' no cayó bien en muchos que pensaban que
en esa canción habla de mí cuando la narración ocurre en tercera
persona... pero qué se le puede hacer. Supongo que ese es el precio a
pagar por haberla grabado", agregó. Algunos dicen que por remordimiento,
pero el caso es que las regalías de esa canción se siguen destinando
hasta hoy a un fondo creado por la Unicef.
El resto de la década de los 70 lo dedicó Stewart a realizar una gira de
conciertos y a darse una vida de bon vivant. Con todo, su lugar
de honor en la música pop estaba asegurado. Y para los años 80 las cosas
se antojaban aún más interesantes.
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