Y Demás/Música
¿Porqué
aún gustan tanto los Beatles?
Obras
de teatro, remixes, videojuegos, recopilaciones sin fin, videos,
biografías, entrevistas y remasterizaciones de un fenómeno ocurrido hace
ya cuarenta años. ¿Por que esa fascinación por el cuarteto
liverpooliano que difícilmente gozan, digamos, los Rolling Stones?
Analizamos algunas vertientes
Versión
impresa
MARZO, 2010.
Este año se cumplen cuatro décadas que el grupo musical inglés más
importante de la historia lanzó su último disco de material original.
Cualquier fan sabe que Let It Be fue grabado antes de Abbey Road
aunque para efectos prácticos, el primero quedó como el último en la
discografía. Durante ese tiempo no ha habido un solo día en que una
estación de radio transmita o que alguien escuche una canción de los
Beatles. La distancia cronológica de las cuatro décadas es
significativa; que se recuerde, nadie escuchaba con fruición a Glenn
Miller en los ochenta ni en los sesenta de gozaba el fox trot o el
charleston.
Nos encontramos, pues, ante un fenómeno muy peculiar. Tenemos que aceptar
que a todos nos gusta, al menos, una canción de los Beatles, y que cada
vez que vemos en el periódico o el Internet una nota sobre el cuarteto o
uno de sus integrantes. Todo lo que hable de ellos capta nuestra atención
y, mejor para su disquera, se vende. El año pasado apareció un juego de
video y más atrás salió un remake desastroso para musicalizar un
acto del Cirque Du Soleil. Pero ninguno de estos experimentos ha
ahuyentado a los beatleianos más puristas quienes podrán mostrar cierta
náusea ante su excesiva comercialización pero difícilmente abjurarán
de sus héroes.
Los Beatles han resistido todo. Es verdad, de aquella colección de grupos
sesenteros sobreviven los Stones --bueno, sobrevivir quizá sea un verbo
inexacto-- quienes todavía graban discos. Pero con respeto a los
incensarios del señor Jagger, ¿hace cuánto que escucharon A Bigger
Bang, su CD más reciente? Si nos responden que menos de cuatro años,
con certeza están mintiendo. Dicho de otro modo, los Rolling Stones
siguen aquí, pero por un lado, ya no están aquí.
¿Por qué nos gustan tanto los Beatles pese a que el entorno de su éxito
inicial poco o nada tiene que ver con nuestra realidad? "Es la música,
estúpido", nos respondería alguien, en alusión a esa inmortal
frase sobre los años de Bill Clinton. Pero hay algo más, así que
intentemos dilucidarlo:
Eran músicos excepcionales - Sin
duda. El secreto del grupo es haber nacido en un momento que muchos daban
por desahuciado al rock and roll, y qué mejor prueba de ello el rechazo
de Decca Records, uno de los más graves errores en la industria del
entretenimiento. Su innegable olfato para ver hacia dónde se dirigían
las tendencias musicales y de las cuales ellos pronto llegaron a ser sus líderes
ra algo que hasta entonces no se había visto. Previamente se encontraba
un estilo y se desarrollaba hasta donde no pudiera exprimirse más se
consideraba un riesgo asumir algo que desorientara a los fans. Sinatra
intentó hacerlo y cayó en un pozo del cual tardó varios años en salir.
Elvis seguía fielmente las pautas de su disquera y de su mánager. En
cambio, los Beatles comenzaron a experimentar con instrumentos inusuales
para el rock and roll, como el clavicordio, los cellos, la tuba y los
efectos de estudio. Esta tendencia inglesa era semidesconocida en Norteamérica
de modo que esa combinación resultó en una inmensa fuerza de talento.
Pero para hacer esos cambios se requiere talento: la inmensa cola de
imitadores que intentó irse por ese camino cayó en el intento; incluso
los Stones, quienes tras un par de intentos claramente inspirados en el
Sgt. Pepper regresaron al rock and roll más duro e indomable.
Sin embargo hubo otros grupos igualmente innovadores en el salto de géneros,
como Led Zeppelin, que del blues más rudo brincaron al misticismo celta y
de ahí al exoticismo de la música árabe-marroquí. Pero de ellos no ha
habido obras de teatro; en Guitar Hero son apenas un grupo más
mientras que los Beatles tienen un videojuego dedicado enteramente a
ellos. No, hay algo más que nos hace seguir escuchando a los Beatles.
Es un mito creado por los baby-boomers - Esto es parcialmente cierto. La
generación baby-boomer ha demostrado un narcisismo a prueba de ataques
nucleares, y ahora que la mayoría ocupan altos puestos de mando y están
a poco tiempo de su jubilación, se encuentran en el punto ideal para
despedirse a ritmo de "Love Me Do" y "Strawberry Fields
Forever".
Ciertamente el mito subsiste gracias a esa generación que puso barricadas
en París, pasó un tiempo en Vietnam y vestía sucias ropas engalanadas
con pelo largo en las calles de San Francisco y Londres. Pero muchos
hijos, y aun nietos, de los baby-boomers, ven en los sesenta una época
llena de creatividad, sí, pero ridícula e ingenuamente idealista. Otros
temas de los sesenta que los boomers se empeñan en difundir no enraizaron
igual entre las generaciones que les siguieron, las cuales al escuchar a
los Beatles tienen una perspectiva y conceptos muy propios; sólo
excepcionalmente dan de golpes a la pared porque no estaban vivos el día
que Lei It Be, el cantocisne del grupo, salió a la venta en 1970.
El asesinato de John Lennon terminó por
fortalecer al mito - Existen amplias posibilidades de que si
John hubiera vivido en los ochenta, los Beatles se habrían reunido y tal
vez la reunión sería exitosa pero con el tiempo el encanto comenzaría a
esfumarse. Así ha ocurrido con otras reuniones donde la nostalgia, a la
que siempre idealizamos, se enfrenta con la realidad. De hecho algo así
sucedió cuanto los Beatles se "juntaron" en dos canciones
lanzadas en los noventa: una de ellas se coló incluso al Top Ten pero la
segunda pasó casi inadvertida. Unas semanas después los fans habían
retornado a los discos que el cuarteto grabó en los sesenta.
Inevitablemente, la muerte de Lennon a manos de un fanático trajo a
colación el paralelismo con Mahatma Ghandi, dada la ardua defensa del
pacifismo que ambos hicieron. Pero independientemente que Ghandi jamás
habría apoyado al Khmer Rouge o al Ejército Republicano Irlandés, algo
que Lennon hizo abiertamente --sin contar su comportamiento, que fue
cualquier cosa menos pacífico-- ese 8 de diciembre de 1980 la opinión pública
concluyó que Lennon había sido el motor del grupo y su líder nato, algo
que a McCartney le ha caído como coz de caballo en el estómago. Pero fue
la música de los Beatles, no la de Lennon, la que resultó beneficiada
cuando Mark Chapman disparó el gatillo. Double Fantasy, el álbum
póstumo, llegó a la cima de las listas a los pocos meses pese a que
cuando Lennon aún vivía sus ventas habían sido mediocres. Pero los
siguientes discos volvieron a venderse pobremente, algo en lo que la viuda
Yoko cooperó al incluir sus horrendos gorgigeos en algunos temas.
El que el escándalo mundial hubiera sido mayor con la muerte de Lennon
que con la de Harrison se debió a dos factores: Uno, que el deceso del
segundo ya se esperaba desde hace semanas y del primero que todo ocurrió
inesperadamente. Por supuesto que la postura "progresista" de
Lennon ciertamente fue algo que la prensa consideró desde el principio.
Forman un prototipo perfecto - Ya en
su conocidísimo libro Seducción Subliminal, Wilson Bryan Key nos
hablaba de las familias prototipo, una estrategia publicitaria de la
maquinación y la estructuración con la que el público pudiera
identificarse. Así, los Beatles presentaban este prototipo con John
Lennon como el padre/político, Paul McCartney como la madre/sacerdote,
George Harrison era el niño/artesano y Ringo Starr el niño/payaso
--"antes del Sargento Pimienta", aclara Key--, aunque luego
advierte que este prototipo se daba "antes del Sargento
Pimienta". Otro fenómeno de popularidad que el autor incluye aquí y
que aún perdura e Star Trek, aunque los fans de esta franquicia
son igualmente un prototipo, el de nerds socialmente inadaptados que prefieren
vivir en su propio universo. En cambio, el universo de los fans de los
Beatles es mucho más amplio, e igualmente contradictorio.
Más que prototipos, y como se ha advertido varias veces, los Beatles
unieron como nadie a los cuatro tipos de personalidad que moldearon los años
sesenta. Ahí estaba John, quien tras aparentar someterse a las reglas
terminó rebelándose a ellas, o Paul, el creativo y a la vez autoritario
cuya visión era más clara que los demás, o bien John, ciertamente el
artesano pero que al final opta por la instrospección espiritual y luego
Ringo, el tranquilo y juguetón que se llevaba bien con los demás. En lo
que todos coincidían es en su deseo por cambiar el orden que ya existía
al momento de hacerse famosos. Si nos asomamos a cualquier autor,
dramaturgo, intelectual, pintor, poeta y cineasta de esa década
encontraremos una símil con la personalidad de uno o varios de los
Beatles. Al separarse cada tipo de personalidad adquirió perfil propio y
se trata de un perfil que ha cambiado poco desde entonces. Ello explicaría
que muchos de los nuevos fans de los Beatles se convierten durante la
adolescencia.
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