SEPTIEMBRE, 2007. Como decía el gran cómico Arturo de Córdova, no tiene la menor importancia. Tal es la postura del PRI y del PRD cuando se trata de un ex gobernador que hoy disfruta alegremente de su fortuna sospechosamente acumulada y del ex "brazo derecho" de López Obrador que fue filmado mientras se metía en las bolsas fajos de dólares, Nada de esto puede compararse con el más vil de los actos cometidos por el ex presidente Fox, quien presumió su rancho a un reportero de Quién, una revista de sociales. Eso sí tiene toda la importancia, y es algo que debe denunciarse ante la opinión pública.

La doble moral de priístas y perredistas resulta, por lo menos, asqueante, pues inclusive ya el perredista Ricardo Monreal ya interpuso una demanda penal contra Vicente Fox por el artículo de marras el cual, por cierto, fue una monumental metida de pata más que segura por parte de Marthita Sahagún, mujer enormemente ambiciosa pero bastante ingenua para poder moverse dentro de la política mexicana sin que le atajen un mordisco, y con él a su marido.

Mordisco que, por cierto, no es el primero. Para muchos otrora entusiastas seguidores de Fox (Lino Korrodi, et al) la presidencia del guanajuatense comenzó a anegarse al momento que contrajo matrimonio con alguien que representaba un perfecto blanco de ataque y porque venía acompañada por los hermanos Bribiesca. Ni aun el peor enemigo político de Fox pudo realizar una jugada de ese talante para perjudicarlo.

Otra palabra que distingue a la ex pareja presidencial es ingenuidad, desde que Fox acomidió a Castro a que se fuera de Monterrey una vez finalizada la comida hasta la reciente metida de pata al afirmar que había que "hacer todo lo posible" para que López Obrador no llegara a la presidencia, autoinculpamiento que evidencia el nulo tacto político de ambos. No sorprende, por tanto, que ahora a Fox sus críticos ya no lo quieran soltar de las botas.

La ingenuidad mayor la constituyó, sin duda, el artículo de Quién, ordenado seguramente por Marthita, siempre deseosa de lucirse ante los medios como ocurrió con su proyecto Vamos México, que rivalizaba en porras a lo que evita Perón regalaba a los "descamisados".

La gran ironía en torno a Fox es que siempre creyó que con sus puntadas y su costumbre por no apegarse a las formas le conseguiría simpatías cuando la verdad es que se enemistó con la mayoría del mundillo político internacional. Cualquier podría suponer que, dada la tendencia ideológica de Acción Nacional, habría choques con Fidel Castro y Hugo Chávez.

Sin embargo, en un libro publicado recientemente por Fox, éste llama "arrogante" a Bush, actitud que no nos sorprendería si recordamos cómo el guanajuatense tardó tres días en enviar sus condolencias a Washington tras el 11 de septiembre y cómo se negó a izar la bandera a media asta luego de los atentados, algo que sí hicieron Canadá, Australia, Japón, los miembros de la Comunidad Europea y aun Libia.

"Ello bastó para resquebrajar irremediablemente la relación de Bush con Fox, que nunca había sido buena, y para enterrar definitivamente la reforma migratoria, que terminó por enfurecer al presidente norteamericano cada vez que se mencionaba en su presencia", escribió Oppenheimer.

Y ahora que se abrió la Caja de Marthita veremos la manera en que se desarrolla este nuevo show que nos distraerá de las necesidades urgentes de este país donde un grupo de legisladores se muestra más indignado por la frivolidad de un pareja ex presidencial que por nuestra incapacidad para crear leyes que saquen al país de su alarmante rezago.