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NACIONAL/Obituario

Mario Vázquez Raña, olímpicos, política y negocios a la mexicana

Sin duda un personaje brillante pero también parte de una historia en la cual los empresarios y los políticos realizaban componendas para beneficiarse mutualmente. Un repaso a la vida del recién fallecido magnate da cuenta cómo el México de hoy es tan diferente y al mismo tiempo idéntico al actual

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FEBRERO, 2015. Aunque muchas cosas son diferentes en el México actual al de hace décadas, otras siguen iguales o han sufrido mínimas alteraciones. Don Mario Vázquez Raña, fallecido el domingo 8 a los 82 años de edad, fue un empresario exitoso que tuvo una relación con el poder tan cercana como provechosa y que de paso le permitió tener en sus manos el destino del deporte olímpico mexicano por casi 40 años.

Vázquez Raña pensó que podía realizar sus negocios "a la mexicana" en otros países, y salió bastante magullado. Fue una experiencia a la que terminaría por llamar "la peor decisión de vida".

Mario Vázquez Raña, hijo de un inmigrante español, nació en 1932 en la ciudad de México. De su padre heredó el gusto por los negocios y ya desde la adolescencia se involucró en la venta de muebles y electrocodomésticos que daría lugar a Almacenes Hermanos Vázquez.

Era un empresario quien, al igual que su amigo Emilio Azcárraga Vidaurreta, entabló migas con altos políticos como condicionante para hacer crecer sus empresas, una modalidad que hoy llamaríamos mercantilismo, o el recibimiento de prebendas a aquellos empresarios con contactos en la alta política. Vázquez Raña también fue deportista buena parte de su vida aunque igualmente fue un gran aficionado a fumar puros.

Quienes recuerdan los años sesenta y setenta habrán visto los comerciales de la Compañía Hermanos Vázquez de donde el fallecido actor Julio Alemán se convirtió en su voz oficial. Durante ese tiempo la empresa multiplicó sus activos, todo dentro de los mercados cerrados y el proteccionismo promovidos por el gobierno mexicano que igualmente cerraba todo paso a las importaciones.

Tras el exitoso desempeño de la delegación mexicana en los Juegos Olímpicos de 1968 se decidió fortalecer la actividad de los atletas por lo que dos años después el Comité Olímpico Mexicano atrajo facultades que hasta entonces habían sido financiadas con fondos privados o mixtos. En 1972 y con motivo de los Juegos en Munich, Vázquez Raña se convirtió en presidente del Comité. En contraste con lo acontecido cuatro años antes, la delegación tuvo una actuación menos que mediocre. Sin embargo el gobierno de Luis Echeverría aumentó la partida presupuestal al COM, la cual sufrió una burocratización tremenda, corruptelas y empleados de pantalón largo que se daban la gran vida.

Para los Juegos de Montreal 76 el mexicano Daniel Canto recibió medalla de oro en caminata pero las escasas preseas difícilmente justificaban en enorme presupuesto que consumía el COM. Como muestra, la delegación mexicana que viajó a Montreal tenía 189 miembros, de los cuales menos del 50 por ciento eran atletas, según los periódicos de la época.

Cuatro años más tarde, en Moscú, Canto, quien constituía la gran esperanza olímpica, fue escandalosamente descalificado mientras cruzaba debajo de un puente y Carlos Girón también fue echado en las semifinales de clavados con lo cual, y nada casualmente, se benefició a un atleta soviético. Se exigió a Vázquez Raña el retiro de la delegación como protesta pero éste dijo confiar en la imparcialidad de los jueces, algo que molestó a la opinión pública.

Para los Juegos de Los Ángeles 84 México tuvo otra actuación destacada ante lo cual el COM se vanaglorió de sus "logros" y exigió, cómo no, más recursos al gobierno federal. Lo que nadie dijo es que esas medallas se consiguieron por la ausencia de casi todos los países de Europa Oriental, encabezados por la URSS, algo que ayudó indirectamente a los mexicanos.

Las vergüenzas olímpicas y el derroche burocrático fueron de la mano en los Juegos de Seúl 88 --lo más que se consiguió fue una medalla de bronce, la de Jesús Mena-- en Barcelona 92 y en Atlanta 96. En Sydney 2000 se logró una sorpresiva medalla de oro en pesas. Los recursos del COM se habían multiplicado desde el sexenio salinista pero ello no se traducía en buenos resultados olímpicos. No era causa directa de los atletas: con frecuencia perdían horas de espera en oficinas para que les entregaran sus cheques mientras las instalaciones del Centro Olímpico utilizadas en 1968 se caían a pedazos. Vázquez Raña o no pudo o no quiso poner fin a tanto dispendio e ineptitud.

Luego de los igualmente mediocres desempeños olímpicos en Grecia 2004, Beijing 2008 y Londres 2012, Vázquez Raña se retiró del COI. Sus números al frente de ese organismo, lamentablemente, están lejos de ser buenos.

La UPI, otro mal negocio

La suerte empresarial de Vázquez Raña dio un salto monumental cuando el gobierno echeverrista adquirió por deudas a la cadena García Valseca y antes de terminar el sexenio se la vendió al empresario mueblero, un total de 36 periódicos, entre ellos el diario deportivo ESTO, por entonces el más vendido del país. Tras convertirse en Organización Editorial Mexicana (que incluye a todos los "Soles" del país) Vázquez Raña entró a un campo mucho más complicado, el de la prensa, máxime porque se mantuvo una línea claramente priísta.

En 1986 la United Press International (UPI) se declaró en bancarrota en Estados Unidos. A manera de evitar sus acredeedores fue puesta en venta y Vázquez Raña se apresuró a adquirirla; era una transacción destinada a dar prestigio a México --el sexenio delamadridista incluso financió con préstamos al ya magnate de los medios-- pero resultó todo lo contrario. Los editores, directores y casi la mitad de los reporteros de la UPI renunciaron en masa en enterarse que Vázquez Raña, a quien acusaban de ser vocero del gobierno mexicano, había adquirido a la agencia. Fue apenas el inicio de las malas noticias: gigantescos pasivos, sueldos atrasados más intereses, enfrentamientos con el sindicato.

No era lo mismo manejar una empresa en el México de los 80 donde la intervención del Señor Presidente asilenciaba a los críticos. Sin estar acostumbrado a lidiar con el feroz sindicato de la UPi y la Banca acreedora de Estados Unidos que no quería explicaciones sino pagos, la compra de la agencia se fue anegando. Por muchos años Vázquez Raña manifestó que esa había sido "la peor compra de mi vida".

Decanse en Paz Mario Vázquez Raña, parte de un México muy distinto al actual pero paradójicamente similar en muchos sentidos.

 

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