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Filmada hace casi medio siglo, el encanto de esta película no disminuye pese a que retrata a un mundo muy contrastante con el actual. Pero en el fondo es una película que explora al lado humano, algo más perenne que una lluvia de efectos especiales tridimensionales. Visitemos de nuevo, vía DVD, a la familia Von Trapp

The Sound Of Music DVD
Christopher Plummer, Julie Andrews, Angela Cartwright
Dirigida por Robert Wise
Twentieth Century Fox/2010

JULIO, 2010. En España le pusieron el escandalosamente cursi título de Sonrisas y Lágrimas aunque por acá la conocimos como La Novicia Rebelde, quizá porque en aquel entonces había una revista del corazón titulada Lágrimas y Risas y no deseaban que el público se confundiera. La verdad este título suena un poco mejor pues el original, que sería El Sonido de la Música, arroja poco significado al traducirse al español. Como sea, recientemente se acaban de cumplir 46 años --así es, casi medio siglo-- de que esta cinta fue estrenada, de que se convertiría en uno de los musicales más populares del siglo, de que se llevara 5 Óscares y que desde entonces no ha perdido su atractivo. Quizá no se sepa mucho, pero The Sound of Music ha sido uno de los DVDs que ha registrado mayores ventas una vez que brincó desde el formato VHS donde también había sido soberana y, poco antes, del videodisco. 

En cualquier formato esta película, que en apariencia tiene ya poco que ver con nuestro mundo, y en especial con el Hollywood contemporáneo, mantiene una popularidad que otros musicales no han conseguido. My Fair Lady, otra película de la época, no ha disfrutado del mismo reconocimiento, y ni hablar de musicales más recientes, como Chicago, que si usted busca cuidadosamente en su videoclub, lo encontrará, con suerte, muy al fondo del estante.

Recuerdo que hace algunas décadas, antes de la llegada del video, era frecuente que las salas reestrenaran películas. Cada vez que La Novicia Rebelde regresaba a la ciudad todos en la familia íbamos a verla, y por lo general la sala se encontraba, lo menos, a la mitad de su capacidad. En otros países se cantaban los temas, algo que, lo acepto, es algo totalmente cursi pero muy común en los musicales de los cuarenta y los cincuenta.. Esa costumbre dejó el cine para refugiarse en un DVD que podemos ver en casa; el punto aquí es que pocos largometrajes tienen semejante efecto, con excepción de quienes son fanáticos de la spelículas de James Bond. The Sound of Music, efectivamente, es ya una película de culto, a igual o superior nivel que Star Wars. Nada mal para algo que fue fiulmado, como ya dijimos, hace casi medio siglo.

¿Pero qué es lo que hace tan especial a The Sound of Music? Primero, que el enorme éxito teatral mostrado en Broadway garantizaba que la versión fílmica atraería público al cine, así fuera por curiosidad. Segundo, que abordaba el tema de la segunda guerra mundial desde una perspectiva diferente: los nazis seguían siendo los malos, aunque aquí se matiza cómo alguien en apariencia normal y equlibrado (en este caso el cartero, pretendiente de Liesl) termina consumido por el fanatismo. Y tercero, que es una historia complemante humana: en el fondo todos somos cursis, sólo basta escarbar un poquito y encontrar nuestros puntos más sensibles. Y con la sala de cine a oscuras ¿qué tiene de malo serlo en las casi tres horas que dura la película?

Afrontémoslo: todos quisiéramos vivir en el mundo de la familia Von Trapp. Cierto, antes de conocer a María, el capitán es un déspota con sus hijos. Pero al final están de vacaciones, son capaces de echar a la institutriz que no sea de su agrado y además por casi un mes su padre se ausenta para estar con la baronesa. Es verdad que los nazis están a unos meses de anexarse a la orgullosa Austria y que todo se verá forzado a cambiar, pero en el año que se desarrolla la historia (1939), los nazis aún no se revelan como los monstruos que en realidad eran.

Muchos espectadores también experimentaban los temores de Von Trapp ("siento cómo el mundo en que vivo poco a poco desaparece" le dice a la baronesa cuando ésta le pregunta dónde ronda su mente) pues a mediados de los sesenta había dos claras incertidumbres: la guerra de Vietnam y, por el otro, la guerra fría, aparte que el estreno se dio menos de dos años después del asesinato de John F. Kennedy. La letra de las canciones, en apariencia cursis y sencillonas, en realidad respaldan ese temor: "Estas son algunas de mis cosas favoritas", canta María (Julie Andrews) para tranquilizar a los niños por los truenos aunque cualquiera podría decir que igualmente lo hacía ante lo que ocurría en el mundo real. Pocas cintas, ya no digamos musicales, pusieron tanto énfasis en su optimismo respecto a la especie humana.

Lo cual nos liga, inevitablemente, al factor religioso de La Novicia Rebelde. Esta es una película donde la fe católica juega un rol esencial y donde se le pone del lado de los buenos (la escena donde las monjas muestran el carburador que quitaron a los autos nazis sigue siendo antológica), una película que empieza en los Alpes, de ahí al convento, luego a la mansión Von Trapp, de vuelta al convento y termina en Los Alpes.

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