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Y DEMÁS/Notas Cindy Sheehan, Perdida en Inacción Las huestes pacifistas la promovieron, la ensalzaron, la utilizaron y la desecharon cuando habló de más y dejó de serles útil. Es la víctima más visible de la guerra de los medios contra el presidente Bush ABRIL, 2008. El artículo publicado en Newsweek apenas podía contener la emoción de sus editores: "Hay que recordar que las grandes manifestaciones contra la guerra de Vietnam iniciaron en 1964 tras con una pequeña protesta" para más tarde asignarle un reportero de tiempo completo. "Lo que más llama la atención es que todo esto se da en el estado natal del presidente Bush", publicó una editorial de The New York Times y agregó "luego de las Dixie Chicks, vemos una fuerte tendencia surgida desde Texas hacia la guerra en Irak". El motivo de tanta expectación entre los medios provenía de una ama de casa que había perdido un hijo en Irak y exigió hablar con el presidente. Al no recibir respuesta, la señora Cindy Sheehan se convirtió en el epicentro de los grupos pacifistas, las ONGs y de todo aquel que repudiara a Mr. Bush. Así, Sheehan fue ensalzada, luego utilizada y posteriormente desechada cuando se vio que la mujer no estaba dispuesta a seguir las reglas que le dictaban los cabecillas del movimiento. Del tal modo, Cindy Sheehan continúa en lo que en la jerigonza militar norteamericana se denomina Missing in Action, perdida en combate y sin que se sepa su destino. Organizaciones como MoveOn prácticamente han extirpado su nombre en sus páginas web, lo mismo que la prensa, para quienes Sheehan hace rato dejó de ser noticia. Este es, adicionalmente, un ejemplo claro de cómo se manipula el dolor de una madre cuando se trata de conseguir posiciones políticas. La señora Sheehan no era diferente al resto de las amas de casa tejanas cuando su hijo Casey fue enviado a Irak a principios del 2004. El muchacho había conseguido financiar sus estudios a través del ROTC, a cambio de cumplir con su servicio militar, que en Estados Unidos dejó de ser obligatorio en 1975. Según Sheehan, su hijo no tenía madera de soldado y aún estaba incierto respecto a su futuro. Pero como su servicio duraría un año --a los seis meses podía regresar a su país un par de días para visitar a su familia-- la familia Sheehan aceptó que Casey hiciera el viaje; "algo me decía que no volvería a verlo con vida", refirió Sheehan poco después. En abril de ese año y a las pocas semanas de haber llegado a Irak, el muchacho murió instantáneamente en una emboscada. "La bandera norteamericana que colgaba a la entrada de mi casa me provocaba orgullo hasta entonces, pero al recibir la noticia empecé a verla con desdén: 'tu me robaste a mi hijo'", le reclamé a la bandera tras saber la muerte de mi hijo", dijo Sheehan, según reportó Newsweek, publicación que llegó a tomar como propia la causa de la mujer. El dolor genuino de Sheehan tenía un lado poco publicitado. De acuerdo a un artículo de The Weekly Standard, la mujer no quedó conforme con la indemnización que le ofreció el gobierno por lo que acudió a un abogado sin escrúpulos quien le propuso armar "un movimiento" del que obtendría "ganancias inimaginables". Sheehan representaba un valioso golpe mediático para los grupos pacifistas y opositores a Bush, máxime cuando estaban próximas las elecciones de noviembre de ese año. Por su parte, los demócratas recordaban que si un candidato hablaba abiertamente a favor de la guerra podría salir contraproducente, como le ocurrió a George McGovern, quien sufrió una humillante derrota en los comicios presidenciales de 1972. "El asunto Sheehan quizá sea lo mejor que le haya ocurrido a los demócratas", escribió la columnista antiBush Maureen Dowd. La manipulación ya estaba en marcha. Por su parte Sheehan se adaptó muy bien al papel que se le había asignado. Bien pronto ya tenía su publicista y había que inscribirse en la agenda para recibir una entrevista. Apareció con David Letterman, en CNN y hasta en programas de TV en español. Y como parte de un guió, durante las protestas contra la guerra en Washington se le pidió que presentara ángulo para las cámaras en caso de ser arrestada, lo cual ocurrió un par de veces. El millonario George Soros, que financiaba la página MoveOn.org profetizó: "las protestas que se vienen empequeñecerán las ocurridas durante los sesenta". Sin embargo el número de adeptos a la causa de Sheehan no creció, aunque sí lo hizo la cantidad de fotógrafos que la acompañaban para todos lados. Como ejemplo, al conmemorarse el segundo aniversario de la muerte de Casey, la mujer asistió al panteón. Una foto tomada de cerca la veía inclinada, rodeada, al parecer, de un ejército de personas que compartían su dolor. Pero otra foto del mismo sitio pero tomada más lejos dejaba ver que quienes rodeaban a Sheehan eran exclusivamente miembros de la prensa. La hora del kleenex ¿Por qué no estaba funcionando la estrategia de Sheehan? La respuesta era obvia: a diferencia de Vietnam, el servicio militar era voluntario; a Casey Sheehan no llegaron a buscarlo por abajo de la cama, como efectivamente llegó a ocurrir en los sesenta. Más aun, la mujer era quizá la única en todo el movimiento que había perdido a un hijo en el frente; ningún otro activista tenía trato con el ejército ni mucho menos tenía a sus hijos estudiando o trabajando dentro de las fuerzas armadas. Se trataba de un mero asunto político y del cual Sheehan fue mera pieza mientras sirvió a los cabecillas del movimiento. Para colmo, la señora Sheehan comenzó a decir más de lo que supuestamente debía decir. En un lapsus aceptó que parte de su enojo era que "no le habían dado suficiente" como indemnización, algo que había negado con insistencia y luego cometió el pecado que le haría caer de las simpatías de quienes hasta hace poco la apoyaban con fruición: cuestionó las aspiraciones presidenciales de Hillary Clinton y su promesa de retirar las tropas de Irak cuando, expresó, "todo mundo sabe que como senadora votó a favor de la guerra contra el terror del presidente Bush". Cindy Sheehan empezaba a manifestar sus propias opiniones. Las posibilidades de la señora Clinton eran enormes entonces por lo que rápido desautorizó a Sheehan: "Son comentarios desafortunados que no merecen mayor comentario", dijo a The Washington Post, lo que en política gringa significaba que alguien que tenía un puesto de intendente en la estructura del Partido Demócrata había osado meterse en posiciones ejecutivas. Una tras otra, las fuentes que habían creado a la Cindy Sheehan indignada, a la madre que existía justicia, a la mujer valiente que osó enfrentarse al hombre más poderoso del mundo, la fueron abandonando. Se acabaron las entrevistas con CNN, las visitas a Letterman, la promoción a través de MoveOn.org, así como el casting de una película sobre su vida y que no llegó a filmarse. Pero lo que Sheehan dijo sobre Hillary era sólo un pretexto para sacarla de enmedio, pues lejos de haberse convertido en el icono que arrastraría a millones de personas en contra de la guerra, el efecto mediático de la ex ama de casa había sido mínimo; la percepción pública ya no la veía como una mujer que enfrentaba su dolor de madre sino como alguien con una agenda definida. Como parte de una ocurrencia warholiana, los 15 minutos de fama de Cindy Sheehan habían concluido.
Textos relacionados: Un bloque fragmentado Lejos de lo que se piensa, los oposicionistas a la guerra en Irak también forman bloques... [Noviembre, 2005] © copyright, Derechos Reservados, 2007 |
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c_frank escribe 30.04.08 Cindy Sheehan fue solo un títere que dejó
de serle útil a los políticos gringos cuando quiso expresas
opiniones propias. Como ustedes dicen se le acabaron sus 15 minutos
de fama demasiado pronto. trase_centra escribe 19.04.08 Me da lástima esta mujer cuyo dolor de
madre fue manipulado por los intereses políticos pero ni hablar, a
quien se junta con políticos finalmente lo van a quemar. kass_dsd escribe 20.04.08 ESTE ARTICULO ME PARECE TENDENCIOSO, LA
SEÑORA SHEEHAN ES UNA MUJER VALEROSA QUE LLEVÓ SU INDIGNACION
HASTA LA CASA BLANCA Y LA TRATARON CON LA PUNTA DEL PIE. EL QUE LOS
POLÍTICOS LA HAYAN UTILIZADO NO DESMERECE SU LABOR QUE NO SE HA
INTERUMPIDO COMO USTEDES CREEN SINO QUE CADA DIA VA CRECIENDO MÁS
ENTRE LAS MADRES QUE HAN PERDIDO A SUS HIJOS EN UNA GUERRA TAN
ABSURDA COMO LA DE IRAQ. |
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