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Buena protesta, pero el voto anulado no arregla nada

Asqueados de unos partidos políticos que nos atosigan con spots ridículos, pésimas propuestas y políticos cuestionables, miles de ciudadanos piensan darle una lección al INE tachando toda su boleta. En opinión de nuestro entrevistado, es protesta sirve, en términos legales, de muy poco y sugiere qué hacer al respecto

JUNI0, 2015. Las elecciones del próximo siete de junio se avizoran como las más desangeladas en mucho tiempo. Los votantes, hartos de los inanes, incluso idiotas, mensajes que los partidos políticos les han metido por el cogote en radio y TV, están a unos días de respirar aliviados porque finalmente habrá terminado una andanada, primero, de reiterativos e insípidos spots del INE y, luego, los nada imaginativos mensajes partidistas, mucho más sosos dada una legislación electoral que no les permite meterles sazón, como ocurre en otros países que sí son democráticos.

Ante esta situación (partidos políticos impunes, un INE rehén de sus intereses y una mordaza que impide al ciudadano común criticar tanta imposición, supuestamente para fortalecer la democracia), hay ciudadanos que proponen, como protesta, abstenerse de ir a votar, o bien, de anular el voto con una tacha --algunos lo han hecho con insultos-- como forma de manifestar el descontento ante un sistema electoral descompuesto que solo beneficia a un (costosísimo) puñado de personas que viven del dinero público vía subvenciones que les otorga un registro como partido político.

El periodista Jacobo Zabludovsky ha dicho en varias ocasiones que el voto anulado "es la manera más inteligente" de votar y lo ha promovido en varias entrevistas. Para otros, la abstención, aparte de no tener efecto alguno, al final beneficia a los partidos los cuales difícilmente van a tomar como una protesta el que alguien no vaya a las urnas.

¿Quién tiene razón? En las redes sociales circula una propuesta donde indica que cuando el 20 por ciento de los votos son nulos, esa casilla queda invalidada. ¿Es cierto? Y la pregunta más importante: ¿anular el voto sirve de algo?

En esta entrevista, el abogado Juan Jose Maldonado nos responde a varias de estas inquietudes.

--Coincidirás conmigo, Juan José, en que abstenerse de ir a votar en una elección, no solo la intermedia, es una mala decisión.
--Por supuesto, lo peor que podemos hacer es quedarnos en casa y no acudir a la casilla. En primer lugar, porque al abstenerte no solucionas nada y el sistema, dentro de su maquiavelismo, interpreta la abstinencia como un acto de conformidad de la ciudadanía. En segundo sitio, la infraestructura del INE nos cuesta a todos los ciudadanos, incluso esa boleta a todo color; vayas o no vayas a la casilla de todos modos te van a cobrar todo ese gasto.

--Ye hablado con gente que dice "para qué voto si al final quienes resulten electos van a hacer lo que se les pegue la gana...", incluso de gente que ni de chiste te aceptaría una torta o un lonche.
--Ello me recuerda la mentalidad de los años setenta donde era común escuchar eso de "para qué voto si al final gana el PRI", pero el PRI perdió la mayoría en la Cámara de Diputados en 1996 y luego la presidencia de la República en dos ocasiones. Por el contrario, si te abstienes de votar, efectivamente los políticos van a hacer lo que se les pegue la gana.

--Pero al final, y lo vimos también con Fox y Calderón, los políticos hacen lo que se les pega la gana, ¿cierto?
--Es un fenómeno universal, pero lo hacen cuando la gente no se organiza para manifestar su inconformidad. Cuando lo hace, lo hemos visto, los gobernantes dan marcha atrás. De nuevo, es una cuestión de perspectivas, para un gobierno, si tu no manifiestas tu inconformidad, quiere decir que estás conforme, ellos nunca lo van a ver como un modo de protesta.

--¿Vendría siendo como si tu vas a una tienda y adquieres un artículo pero sale defectuoso, si nunca vas a quejarte, el vendedor supondrá que estás satisfecho?
--Es una buena analogía. A los mexicanos se nos ha vendido una oferta pobrísima en ideas y como no hemos protestado, para los poderosos es señal de conformidad.

--Pasemos ahora a la anulación del voto, que han promovido gente como Zabludosvky hasta Denisse Merker. ¿Realmente un voto anulado sirve como protesta?
--La anulación del voto tiene efecto en otras democracias, como en la Gran Bretaña donde éstos sí se contabilizan. Quizá Zabludovsky y otros más proponen anular su voto dentro de esquemas que, lamentablemente, no se aplican en México, donde si tu marcas tu boleta con una X del tamaño de la hoja, votas por dos partidos o escribes una mentada de madre en la boleta, el voto pierde toda validez. Con la infraestructura partidista del lonche, de la torta y demás, siempre habrá votos para los partidos en cada elección; los votos anulados seguirán siendo minoritarios.

--En las redes sociales se maneja mucho el que con un 20 por ciento de votos anulados, la casilla se invalida. ¿No es cierto entonces?
--Una casilla queda invalidada únicamente si no asisten los representantes de casilla, si no llega la papelería o bien por un acuerdo entre todos ante alguna posible situación de riesgo. La ley electoral no contempla invalidar la casilla ni aunque una sola persona se presente a votar o el 100 por ciento de los votos pudieran quedar anulados. Esa información que manejan las redes sociales carece de fundamento.

--¿Qué pasa entonces con los votos anulados?
--Lo mismo que con aquellas boletas que no se utilizaron por abstención. Al cerrar la casilla se hace un conteo y aquellos votos nulos, por el motivo que sea, son invalidados junto con las boletas en blanco y solo se consideran los votos a favor de los partidos representados. Estos son los únicos que participan en el conteo, porcentajes y todo aquello que les beneficiará en representación política.

--¿Por ejemplo?
--Supongamos que del total de los votos emitidos, un 24 por ciento fueron anulados, casi la cuarta parte, ¿Suena mucho, cierto? Pues bien, el porcentaje a repartir quedaría entonces reducido a ese 74 por ciento de quienes sí votaron, y el resto no sería siquiera interpretado como un voto de protesta. Esto al final beneficia a los partidos que obtienen votación copiosa, es decir, el PRI, el PAN y el PRD pues tomarían provecho desplazando ese 24 por ciento de espacio de quienes no votaron por ningún partido. Ello explicaría que cuando los niveles de abstencionismo son altos (y que en términos prácticos se le acumulan a los votos nulos) el principal beneficiado es el PRI. En cambio, cuando hay votación copiosa, como ocurrió en el 2000 y en el 2006, el PRI obtiene votación baja, generalmente solo queda la de ese voto "duro" o aleccionado.

--¿Ello beneficia a la chiquillada, a los partidos chicos?
--Solo si saben jugar bien sus fichas, como es el caso del PVEM. A los partidos grandes les conviene contar con esa "chiquillada" pera negociar al momento que se necesite una mayoría o neutralizar la mayoría del otro. Mucha gente que ni de chiste votaría por el PRI lo hace por el Verde Ecologista, quizá sin imaginar que la presencia de sus legisladores verdes beneficia enormemente al tricolor.

--Lo que mencionas es desesperanzador. Nos hace ver que somos rehenes de los partidos políticos. ¿Y qué pasa con los candidatos independientes?
--En primer lugar éstos deben ser reconocidos por el INE. Si en un lugar votaran por un tal Juan Pérez y éste obtuviera hasta el 60 por ciento de los votos, todos ellos serían considerados nulos si Juan Pérez no es un candidato registrado. Es un monopolio partidista que no permite la entrada de los nuevos y consiente a los viejos, a los de siempre.

--¿Qué nos queda hacer a los ciudadanos, entonces?
--Los votos anulados no sirven para cambiar las cosas, esto hay que dejarlo en claro. La ciudadanía debe emplear "marcaje personal" hacia los candidatos que resulten elegidos; esto se hace en otros países y da resultado. También se debe presionar para cambiar la absurda y desastrosa ley electoral que tenemos hoy, las cosas no pueden continuar así pues en vez de levantar la participación ciudadana ésta se ha ido a los suelos. A los mexicanos nos ha costado mucha sangre y sacrificio nuestro derecho a votar, tanto así que incluso hoy hay quienes tienen comunidades amenazadas para que no acudan a las casillas. Al anular el voto o abstenernos lo único que hacemos es desdeñar la lucha de quienes nos antecedieron, gente valiosísima como Gómez Morín, Heberto Castillo, Maquío Clouthier. Tenemos que ir a votar.

--¿Pero por quién, si todos parecen ser iguales?
--Ahora sí que por el menos pior, como se dice vulgarmente. Estoy consciente de que la oferta de candidatos es pobrísima, pero como ciudadanos debemos exigirles que cumplan, hacerles ver que trabajan para nosotros, que somos sus empleadores, que si cobran esos sueldazos es por nuestro voto. También debemos exigir por la revocación del mandato de esos legisladores si de plano no le cumplen a la ciudadanía. Debemos presionarlos para que cambien, de otro modo no van a cambiar ellos, ni mucho menos la clase política. Ésta siente que las cosas marchan de maravilla.

 

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