CREHO, Centro de Restauración de Homosexuales del Perù

"Las cosas viejas pasaron, he aquì todo es hecho nuevo"

 

No son mentiras, es real, Tù puedes dejar de ser homosexual, si lo quieres.

Historia Real: David

 

Historia de David: Influenciado siempre por los amigos (parte 2)

Pienso que por mi edad, él no quiso tener relaciones sexuales conmigo en ese momento a pesar de que yo se lo pedí , mis deseos habían hecho control de mi, no me importaba las consecuencias de mis decisiones, ni el lugar, ni la hora, ni los riesgos, sólo quería sacarme esta presión de dentro mío y sentirme aliviado. Me dijo que nos veríamos otro día por lo cual sentí mucha cólera que no se lo dije en ese momento, la guardé para mi, pues había separado un tiempo, había yo corrido un riesgo donde en mi casa no sabían donde estaba, me excitó y no cumplió con mis expectativas. No bastaba con mi papá que era un fantasma de padre en casa, sino que otro varón me despreciaba, así lo sentí.

Con poca frecuencia visitaba el Internet y conversaba con homosexuales, me era difícil encontrar una persona que parezca decente, que me sea confiable y mucho mayor que yo en edad. Siempre fui amigable y sociable, no le temía a encontrarme con alguien, pero siempre me incomodó la gente de mi edad, siempre quise encontrarme con chicos que me llevaran unos ocho años por lo menos.

A los dos meses tuve un segundo encuentro, conocí a Juan Carlos de 30 años, era un profesional que trabajaba en una entidad internacional y constantemente viajaba por varios países de Latinoamérica. Yo lo buscaba en su casi todos los días a la salida de la escuela, almorzábamos juntos, y me comentaba de todo su trabajo en el día.. No tuvo reparo en tener sexo conmigo a pesar de mis 15 años y le alegró mucho el saber que nunca lo había hecho con algún otro chico.

 

 

 

Con él tuve mis primeras relaciones sexuales por casi un año, me quedaba en su casa unas tres horas diarias y llegaba a mi casa a las seis de la tarde. Con mi nuevo amigo descargaba mis tristezas pasadas y en ocasiones lloraba. Le hacía preguntas condensadas en años de silencio, pero solo me daba respuestas simples que me alejaban de la preocupación y sólo nos centraba en nuestra nueva relación. En realidad era como una fantasía de amor, como una ilusión de romance, tenía de secreto y de alivio para mi, con él podía expresarme y no callar mis deseos, lo que nunca podía hacer con confianza en casa.

Me preocupaba que mi madre empiece a sospechar y me llene de preguntas por detalles de lo que hacía en la escuela y que justificaban mis tardanzas para regresar a casa. En cuanto a mi padre no me preocupaba pues siempre “respetó mis espacios” y no me molestaría. Con el tiempo llegué a entender que no era que mi padre no me amaba, ni que no le interesaba, sino que su indiferencia y silencio era su manera extraña de amar a sus hijos, una manera de amar que enferma y no era sana para mi.

A los 17 años tuve más libertad para ir a la academia de preparación universitaria y tener nuevos amigos, aquí mi vida da un quiebre cuando conozco a Luís, un amigo homosexual de 21 años. Me gustó que sea gracioso y ocurrente, con él mis conversaciones eran largas. Su alegría era desbordante sobre todo cuando me contaba de sus aventuras sexuales y su atrevimiento para hacer lo que le daba la gana con su cuerpo y echaba por el suelo toda restricción moral. Me presentaba a sus innumerables amigos que frecuentaban el ambiente homosexual, con él fui a las primeras lugares de reunión homosexual.

Su alegría y su comicidad para vivir la vida hizo más fácil aceptar ciertas circunstancias que antes me parecían inmorales. El verlo a Luís en promiscuidad al un principio me impresionó mucho pero con el tiempo me acostumbraría a las excusas que esgrimía, siempre defendía sus actitudes irrespetuosas con simples razones: “hay que ser moderno en la vida, no seas cucufato”, “juventud es una sola y hay que vivirla”, “el cuerpo me pide esto…” , etc.

Continúa Parte 3

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hosted by www.Geocities.ws

1