CREHO, Centro de Restauración de Homosexuales del Perù

"Las cosas viejas pasaron, he aquì todo es hecho nuevo"

 

No son mentiras, es real, Tù puedes dejar de ser homosexual, si lo quieres.

Historia Real: David

 

Historia de Benjamin: De la dureza de un padre al corazón inestable

( parte 2)

Cuando tenía cinco años fui abusado sexualmente por mi hermano mayor, él tenía 19 años y era muy conciente de sus actos, me llevó a la casa de un amigo, aprovechando que no estaba en casa, prendió un televisor donde ya estaba preparada una película pornográfica. Él lo había planeado todo, eran sus planes tener sexo con su hermanito menor, de ese indefenso e inocente. Para mi fue traumático vernos desnudos y ordenándome que haga lo que veía en la película. Ya no era mi hermano en ese momento, era mi verdugo. A partir de este hecho mi vida no podrìa ser la misma, una parte de mi corazón había muerto. Sus palabras fueron tajantes: no debía decírselo a alguien, nuestro padre siempre le iría a creer todo a su hijo mayor. Me repetía : Si no quieres que nuestra familia se divida y nos vayamos a vivir solos, quédate callado siempre .

Desde esa vez empecé a ser un niño que lloraba sin razón aparente, mis hermanos mayores me decían que era muy llorón y que lo hacía por ser engreído y caprichoso. Ellos, ni mis padres, sabían que un hijo tiene razones para llorar, y que, no ser comprendido, ni entendido frustra mucho. El niño que llora mucho siente que con sus lágrimas se ahoga y no respira bien, recuerdo que temía morir durmiendo ahogado por tanto llanto en las madrugadas. Muchos niños en el mundo se deprimen y sienten a temprana edad lo que es la soledad interna.

 

 

 

En mi caso, estos sentimientos los comunicaba a través del llanto, aislamiento y timidez. Paralelamente a esto, empecé a tener asma, ese ahogo y sensación de morirse ahora empezaba a ser más real en mi cuerpo con esta enfermedad de la que muchos dicen que tiene origen emocional, en el dolor de no ser amado y rechazado.

Estaba condenado a ser el lugar donde todos guardaban como despensero sus desechos y cosas desagradables. Mi hermano descargó en mi su sexualidad reprimida y enferma, mi madre los gritos que no podía darlos a mi padre, mi papá, su aspereza, y mi hermana su burla. Era un abuso total contra aquel que no puede elevar con fuerza su voz para hacerse respetar.

Pasaron los años, sobrellevando entre un poco de olvido y un poco de rabia guardada, hasta que tuve 17 años. Estaba indeciso en qué carrera escoger, así que mi hermana me inscribió en una academia universitaria y en el camino escogería algo que me guste. A los pocos meses empecé a faltar a la academia porque aceptaba las invitaciones de mis amigos para ir a jugar billar, éramos un grupo de seis amigos que no íbamos los viernes a clases y en su lugar hacíamos apuestas entre nosotros buscando al campeón semanal de billar. Un día de esos entré al baño del salón de billar y vi. a un compañero de estudios fumando marihuana, me invitó y por no parecer un cucufato o menos hombre acepté. Nunca tuve una sólida personalidad, si mis amigos me decían prueba esto o hagamos eso, por agradarlos y ser aceptado en el grupo decía sí a todo. Cuando fumé la marihuana me sentí muy mal pues no fumaba ni si quiera cigarrillos y de pronto ya estaba con la hierba en mi boca. Esa tarde las náuseas me hicieron correr a casa a que mi madre me prepare algo para calmar ese malestar.

Continúa en la Parte 3

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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