Érase una vez, en un país lejano un joven príncipe, que vivía en un magnifico castillo; aunque poseía todo cuanto podía desear, este príncipe era caprichoso, egoísta y cruel, una gélida noche de invierno, una vieja mendiga le ofreció una simple rosa, a cambio de cobijo del frío glacial, repugnado por su aspecto repulsivo, el príncipe desdeñó la rosa y se apartó de ella, entonces la anciana le aconsejó que desconfiará de las apariencias, pues la verdadera belleza se encuentra en el interior, pero cuando él volvió a rechazarla, su fealdad pareció disolverse para revelar, la belleza de una hechizera, el príncipe imploró y se confundió en excusas, pero ya era demasiado tarde ¡Ella había visto que su corazón era incapaz de amar!, para castigar al príncipe, le transformó en una horrible bestia, y lanzó sobre el castillo y sus habitantes un potente conjuro, avergonzado de su aspecto monstruoso, la bestia se encerró en el interior de su castillo, con un espejo mágico como única ventana al mundo exterior, la rosa ofrecida por la hechicera era en realidad una rosa encantada, que moriría al cumplir los 21 años, Si aprendía a amar a una joven y lograba su amor antes de la caída del último pétalo, entonces el hechizo se rompería, pero si no estaría condenado a vivir para siempre bajo el aspecto de la bestia, con el paso de los años, lo invadió una profunda desesperación, porque ¿Quién podría algun día llegar a amar a una bestia?.

Pasaron los años. En una aldea no muy lejana vive una joven tan bella como lo indica su nombre, Bella. A Bella le encantan los libros, los lee por docenas, donde sea, cuando sea, incluso en la calle mientras va caminando. Un cazador del pueblo Gastón, pretende a Bella, aunque para ella no siente nada por el, Gastón insiste tratando de conseguir sacar a Bella de sus libros, de pronto se escucha una explosión, es la casa de Bella, donde su padre Maurice el inventor, hacia pruebas con su nuevo invento, al regresar Bella, encuentra todo bien, al ver que la máquina funcionaba de maravilla, entonces decide ir a la feria para venderla, desafortunadamente, al caer la noche, Maurice se encuentra en el dilema de escoger un atajo para llegar más rápido, escoge un camino más oscuro, creyendo que sería el adecuado, pero unos muercielagos asustan a Phillipe el caballo, causando que Maurice se quedará sólo al acecho de unos lobos, entonces Maurice encuentra un lugar oscuro y lucubre, decide resguardarse ahí, al tocar la puerta y no obtener respuesta, levanta el picaporte , para alumbrarse, toma un candelabro, resulta increíble el objeto se movió, y ahora se pone a hablar, asombrado Mautice lo suelta al piso, después le habla una tetera, junto a ella una taza se menea, y también un reloj y un colgador, inclusive un banquito que ladra como perro; Pero súbitamente se hace el silencio, se abre una puerta, y una corriente de aire frío barre la habitación, aparece una bestia monstruosa, la Bestia furiosa lleva a Maurice al calabozo, por haber entrado a su castillo; Sin embargo, en la aldea Gastón ha organizado una gran fiesta, para conquistar a Bella, al entrar Gastón a la casa de Bella, le dice lo mucho que desea para conquistarla, aunque no sirvieron de nada sus piropos, Bella pone discretamente su mano contra la perilla, y en el momento esperado, abre la puerta haciendo que Gastón caiga en la charca de los puercos, Bella aprovecha el momento para huir de su pretendiente. Cerca de allí encuentra a Phillipe el caballo de su padre, el cual venia solo sin su padre, al instante Bella pone el pie en el estribo y poco después lanza a Phillipe a galope hacia el castillo. Esta vez para evitar a los lobos, el caballo da un gran rodeo por la orilla del bosque. Es un largo trayecto, pero el bueno de Philippe sigue adelante. A pesar de la noche, el viento y el frío, llegan al castillo antes del amanecer. Bella tiembla de miedo pero no importa: se baja del caballo y sigue los pasos de su padre. Dindón admirado sigue a Bella junto a Lumiere ambos pensaron que sería la doncella que rompería el hechizo, sin vacilar, Lumiere se abalanza detrás de la joven para iluminar su camino. Explora corredores, salones y escaleras hasta que de pronto, su padre pide ayuda, se agacha y descubre a su padre en un calabozo, Escapa advierte el padre de Bella, en ese instante aparece la Bestia, Bella interroga ¿Porque encerró a mi padre?, la Bestia responde por haberse atrevido a entrar a mi castillo.

Bella propone un trato en el que propone quedarse ella en el castillo en el lugar de su padre, agregando la Bestia que debería quedarse para siempre. Maurice se niega a dejar a su hija. La Bestia lo levanta en vilo y lo lanza en el interior de una extraña carroza sin cochero ni caballos. Con el corazón oprimido Bella ve alejarse a su padre. La Bestia lleva a Bella a su habitación, dejándola atónita ante su puerta, pero sin antes esforzando a Bella a cenar, cuando entra la taza y la tetera avanzan y le presentan a su amigo, un simpático armario que le da la bienvenida. Pero la Bestia se vuelve impaciente. La señora Potts le informa que Bella no vendrá a cenar. Entonces la Bestia hace un tremendo berrinche, ruge y aúlla de rabia. Mientras tanto, en la taberna de la aldea, los amigos de Gastón se esfuerzan por ayudarlo a olvidar su malhadada zambullida. Pero llega Maurice y con sus gritos interrumpe la fiesta, angustiado pide ayuda para liberar a Bella de la Bestia, en vano resultaron los esfuerzos de Maurice, pues fue arrojado a la calle, dejándolo solo, al ver el espectáculo a Gastón se le ocurre que Bella será su esposa y que no podrá negarse. Bella esperó que la Bestia fuese a acostarse para bajar a la cocina. Al ver que tiene hambre, el fogón le promete una cena exquisita. No se necesitan sirvientes para poner la mesa, platos, vasos y cubiertos se colocan solitos, y los platos de servicio hacen caravanas en honor de Bella, después de lo cual todos improvisan un verdadero ballet para divertirla. Lumiere el candelabro, conduce la danza con brillantez. Bajo su dirección, al compás de la música, cucharillas y platos de postre componen conjuntos acrobáticos. Los ojos de Bella se abren de admiración., los corchos brincan de gozo, la champaña brota burbujeando. ¡A la bio, a la bao, a la bim bom ba! ¡Bella, Bella!, exclama Lumiere. ¡Ra, ra, ra ¡ corean sus amigos. Terminada la fiesta, Bella, atrapada por la curiosidad, quiere explorar el resto del castillo, pero Lumiere y Dindón impiden que recorra el castillo por el ala oeste, donde se halla la habitación de la Bestia, pero ella no haciendo caso avanza con insistencia, logrando escabullirse, llega a una habitación, encontrada en un estado de desorden, pero al fondo algo brillante y hermoso llama la atención de Bella, ¡Es una hermosa rosa!, admirada Bella quita el cristal que protege la rosa, de pronto, la Bestia aparece, muy furioso, y con un fuerte rugir, se apodera bruscamente de la rosa, echando gritos terribles, avanzando hacia Bella. Asustada, Bella huye de la sala y del castillo. Llega corriendo al patio donde su caballo espera, lo monta y huye a galope tendido. Ya en el bosque, los lobos le dan alcance: se acercan gruñendo. Para colmo de desdichas, la brida de Phillipe se engancha en una rama. Rápidamente Bella pone pie en tierra y toma una rama caída. De nada sirven sus esfuerzos luchar con una rama seca contra aquel ejercito de fieras, pronto Bella se desploma en la nieve y queda a merced de la jauría hambrienta. Repentinamente un aullido espantoso retumba a través de la noche. Los lobos quedan paralizados, ¿Quién puede gritar de ese modo? Desde luego, no será una zorra,; y tampoco un ciervo, ni siquiera una jabalí. Inmóviles ven como se abalanzan sobre ellos un animal monstruoso, un animal desconocido y furioso, La Bestia. Se arroja sobre los lobos, los agarra de dos en dos por el pescuezo, las orejas o el rabo, y los lanza por los aires. Desafortunadamente, el último lobo consiguió atenazarle el brazo entre los dientes y morderlo profundamente. Herida, la Bestia cae entre la nieve. Pero Bella se le acerca, Me has salvado la vida, ahora yo te ayudaré. Bella cubre a la Bestia cubre a la Bestia con su capa y la ayuda a regresar al castillo, a lomos de Phillipe. Allí, bajo la mirada eternecida de Lumiere, venda cuidadosamente la herida. La Bestia se disculpa por haberlos asustado, pero Bella sonríe. Cuando la Bestia se embellece, la predicción del hada está a punto de cumplirse, la señora Potts no lo pone en duda, pero no dice ni pío porque Bella debe ignorar el secreto. Esa noche, para cenar, la Bestia se ha vestido de etiqueta y se esfuerza por comer con educación. Con infortunio, esos mismos momentos Gastón lleva a ejecución su plan, lograr que encierren a Maurice en el manicomio. Es un tipo peligroso, explica el director de esa institución. Su lugar está aquí. Gastón insiste ofreciendo una buena paga con monedas de gran peso, de esta manera espera deshacerse del padre fácilmente para seducir a Bella. Muy pronto el coche del manicomio se detiene frente a la casa de Maurice... pero al parecer no hay nadie en casa. Se escapó, exclama Gastón, ordenando a Le Fou que cuídese el lugar y advirtiera a los lugareños del pueblo. En el castillo, la Bestia está progresando. Ya ni los pajarillos la temen, llegan volando para comer de su mano. Al llegar la noche, a Lumiere no le cuesta nada convencerlo de que se adorne en honor de Bella. El Perchero le ayuda. No está de más, porque desde hace años la Bestia no se peina. Bella se siente muy mimada, el Armario le dio su vestido más bello. A pesar de todos sus esfuerzos, la Bestia aparece feísima a su lado, y es tan tímida, que la joven se acerca para tomarla del brazo. ¡Bravo! Exclama la señora Pots, emocionadísima. ¡Música!, ordena Lumiere, y comiencan a bailar. La Bestia, con muy buena voluntad, pero más tensa que un poste y dándole muchos pisotones a su pareja. Bella propone descansar en la terraza, la Bestia accede con mucho gusto, pero la Bestia nota que Bella esta triste, la Bestia le pregunta que le sucede, Bella responde que está triste porque quiere saber sobre su padre. La Bestia muestra un espejo mágico donde pueden ver cosas del exterior, tomando Bella el espejo, ve a su padre agotado en el bosque, Bella suplica a la Bestia de que le deje acudir en su auxilio, accediendo a la petición, la Bestia ve a Bella alejándose a caballo y desaparecer en la noche, y se pregunta si regresará. Gracias al espejo mágico, Bella ha encontrado a su padre y se lo lleva a casa. Le Fou, que seguía acechando al pie de la escalera, se sacude la nieve que lo cubría y corre a la taberna para anunciar la buena noticia.¡Maurice esta de vuelta!, y esta listo pasa el asilo de locos, ahora te toca a ti, Gastón, replica Le Fou. Gastón y Le Fou regresan a la casa de Maurice, seguidos por los aldeanos. Al oir sus gritos Bella sale, asustada. Muy pronto comprende que van tras de su padre. Y para demostrar que no está loco, tiende el espejo y declara, ¡Aquí tienen a la Bestia, Mi padre no esta loco. Hizo mal en asustarse, porque la Bestia no es mala, por el contrario. La multitud, aterrada, empieza a retroceder. No se vayan, grita Gastón, puesto que esa Bestia existe, hay que aniquilarla, sino vendrá hasta aquí y nos atacará. Y apoderándose del espejo, encierra a Bella y arrastra a la muchedumbre tras de sí. Un verdadero regimiento atraviesa la noche siguiendo a Gastón y guiado por el espejo, van a atacar el castillo. Transportan un enorme tronco, con un poco de impulso, no les costará mucho derribar la puerta. Entran sin problema. Pero un extraño soldado con casco y armado hasta los dientes surge en ese mismo instante. ¡Menuda sorpresa se lleva Gastón! Porque el castillo no está desierto como lo había creído. Pronto un ejercito completo se bate valerosamente, sillas, sillones, relojes, lámparas y armarios. Y cuando el primer asaltante retrocede, con un trinchante en la cabeza, no vuelve a levantarse. Gastón sólo piensa en una cosa, matar a la Bestia. Bella consiguió escapar y al llegar al castillo, presencia el duelo a muerte entre la Bestia y Gastón. La Bestia podría ganar, pero parece delatada, resignada a morir, y recibe los golpes sin reaccionar... Desde que Bella se fue la vida le ha dejado de importar. ¡Defiéndete!, exclama Bella, ¡Aquí estoy! Palabras mágicas, al instante la Bestia recobra sus fuerzas. Con un solo gesto desarma a Gastón que se encuentra a su merced, sí así lo quisiera, podría acabar con él. Pero la Bestia no es cruel, así que le dio la oportunidad de seguir viviendo con la condición de que se fuese y no volviese jamás. Y entonces se vuelve hacia Bella, que acaba de llegar. ¡Qué dicha!, exclama la Bestia!, ¡No me habías abandonado! Entonces el traidor de Gastón aprovecha su descuido para volver a la carga...Hunde su puñal en la espalda de la Bestia. Pero su mala suerte hace que la Bestia se enderece bruscamente...Gastón retrocede y cae al vacío. La Bestia termino herida de gravedad. Voy a morir pero ya no importa, porque te tengo junto a mí. ¡Calla!, replica Bella. No quiero que me abandones. Te cuidaré, y sanarás ya verás, porque te amo. Dichas esas palabras, se forma un remolino, una estela de chispas los levanta del suelo. A medida que se elevan , la Bestia se transforma en su forma original humana. Cuando vuelven a tierra, Bella no acaba de creer lo que ve, un magnífico joven ha sustituido a la Bestia. ¡Bella, soy yo!, le dice el príncipe encantado No sólo el príncipe recobró su verdadero aspecto, también la señora Pots vuelve a su forma humana de ama de llaves, Lumiere el candelabro se convierte en ayuda de cámara, Dindón en mayordomo y Chip, la tazita en un muchachito.


 

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