ALMIRANTE MIGUEL GRAU

 

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Naci� en Piura el 27 de Julio de 1834. Sus padres fueron Juan Manuel Grau y Berr�o y Mar�a Luisa Josefa Seminario y del Castillo. Desde ni�o se familiariz� con el mar porque su padre trabajaba en la Aduana de Paita.

Escogi� la vida de marino desde muy temprana edad, ingresando a la Escuela N�utica de Paita. De all� sali� para efectuar su primera practica naval cuando solo ten�a nueve a�os, marchando a Buenaventura (Colombia) a bordo del bergant�n mercante granadino "Tescua". El viaje fue muy accidentado a tal punto que naufrag� la embarcaci�n, teniendo que regresar a Paita; pero no se desanim� con el percance y se embarc� en otros buques mercantes y arrib� con ellos a puertos de Ocean�a, Asia, Am�rica y Europa.

Comenz� sus servicios en la Marina de Guerra en 1854 como Guardiamarina del vapor "R�mac". Su carrera fue r�pida y brillante. Ascendi� a Teniente 1� en 1863, a Capit�n de Fragata en 1865 y a Capit�n de Nav�o en 1868 con mando del monitor "Hu�scar". Despu�s de un breve intervalo en el que se desempe�� como parlamentario, volvi� al monitor del que no se separar�a jam�s.

Abiertas las hostilidades por Chile, contra el Per�, Gra� realiz� verdaderas proezas navales que le conquistaron la admiraci�n del mundo entero. Al mando del monitor "Hu�scar" incursion� con evidente osad�a en el litoral chileno llegando hasta el puerto de Tongoy, a pocas horas de Valpara�so, capturando naves que fueron llevadas al Callao.

La primera campa�a naval la inici� Gra� el 8 de mayo de 1879 saliendo del Callao para combatir en Iquique y hundir, tras tit�nica lucha a la corbeta "Esmeralda". El 24 del mismo mes sale nuevamente de Iquique rumbo al sur recorriendo los puertos de Cobija, Tocopilla y Patillos; de regreso combate con el blindado "Blanco Encalada" en aguas de Ilo. El 2 de Junio est� de nuevo en aguas de Iquique, y reanuda sus actividades frente a las costas enemigas; entra a Huanillos, combate otra vez con el "Blanco Encalada", y regresa al Callao para reparar las aver�as sufridas por el monitor en estas campa�as.

El Monitor Huáscar - El León del Oceano Pacífico
El Monitor Hu�scar en aguas peruanas

El 6 de julio el "Hu�scar" navega nuevamente al Sur y el 9 se encuentra frente a Antofagasta, combate con el "Abtao", el "Mat�as Cousi�o" y la "Magallanes", cambia disparos con el "Blanco Encalada" y vuelve a Arica.

El 17 de julo comienza la cuarta campa�a del "Hu�scar", alcanzando hasta mejillones entre los d�as 19 al 25 de dicho mes, luego regresa a Arica, habiendo capturado en ese lapso el transporte de guerra "R�mac" con un regimiento de caballer�a a bordo y varias otras presas menores.

Tras un breve descanso, Grau vuelve al Sur el 1 de agosto; incursiona en los puertos chilenos de Caldera, Coquimbo, Taltal y Tocopilla; y el 23 de agosto nuevamente reinicia operaciones.

El 26 de Agosto de 1879, el Congreso asciende a Miguel Grau al grado de Contralmirante. Grau acababa de cumplir 45 a�os de edad. Conocedor de este alto honor, pide el ascenso de todos sus subordinados al grado inmediato y �l renuncia a los haberes e insignias.

La �ltima expedici�n que termina gloriosamente en Angamos, la inicia Grau el 30 de Setiembre, acompa�ado de la corbeta "Uni�n". El 4 de octubre, se encuentra frente a Huasco, el 6 est� en Tongoy y el 7 en Antofagasta.

El Monitor Huáscar - El León del Océano Pacífico
El Hu�scar, pabell�n peruano en los mares del sur

En la madrugada del fat�dico 8 abandona este puerto rumbo al Norte; pero aunque logra eludir a la primera divisi�n naval chilena, la poderosa segunda divisi�n le cierra el paso y se produce el encuentro fatal para nuestra Escuadra. La lucha comenz� en las primeras horas del d�a y s�lo termin� cuando en el legendario monitor no quedaban hombres disponibles para el combate. Una granada del "Cochrane" que estall� en la torre de mando mat� a Grau y a su ayudante de �rdenes, el Teniente Diego Ferr�.

Muertos Grau y tres comandantes m�s, desmontados los ca�ones, heridos gran n�mero de sus oficiales y tripulantes. Cuando acribillado por los proyectiles del atacante comenzaba a hundirse, por acto deliberado de los sobrevivientes, el legendario monitor fue abordado por los marinos chilenos.

S�lo pudo rescatarse de Grau una pierna y parte del cr�neo, restos gloriosos que fueron sepultados provisionalmente en Santiago de Chile. Para Jorge Basadre, Grau "fue la espada y el escudo del Per� que por seis meses impidi� el desembarco".

Sus insuperables haza�as al mando del "Hu�scar" hicieron decir a Theodore Roosevelt, ex-Presidente de los Estados Unidos de Am�rica del Norte (1901-1909), estando a bordo del Crucero O�Higgins y ante el almirantazgo chileno, cuando visit� a la Armada Chilena en Noviembre de 1913: "Necesito hacer una peregrinaci�n para visitar el monitor "Hu�scar", el mas famoso y recordado blindado que haya existido y en el cual se ejecutaron los actos de hero�smo mayores que jam�s se han hecho en otro blindado de cualquier naci�n del mundo (clara alusi�n al Hu�scar peruano). No me cabe duda de que los galantes oficiales chilenos ser�n los primeros en aprobar que me descubra ante la memoria del Almirante peruano (Miguel Grau) que muri� noblemente,.......".

Como homenaje p�stumo, el Congreso de la Rep�blica, le otorg� en 1946, el Grado de Almirante.

El 20 de marzo de 1958, en ceremonia que revisti� la mayor solemnidad, Chile devolvi� al Per� las sagradas reliquias del "Caballero de los Mares". El Presidente de Chile, General Carlos Ib��ez del Campo, entreg� personalmente los restos del h�roe inmortal al Embajador del Per� Enrique Goytizolo.

El 21 en la tarde el Presidente de la Rep�blica, Manuel Prado, acompa�ado de su Gabinete Ministerial y de altas personalidades, entre las que se hallaban la hija del h�roe Mar�a Luisa Grau y el sobreviviente del "Hu�scar" Alf�rez de Fragata Manuel El�as Bonnemaison, recibi� en el Aeropuerto de Corpac las reliquias del m�s grande marino de nuestra historia.

As� retorn� a la patria para ser custodiada por la Marina de Guerra del Per�: un trozo de tibia, sagrado despojo de su ind�mito cuerpo; un escapulario y un detente, s�mbolos de su fe cristiana; una cinta de seda de una corona que le obsequiaron damas peruanas de la �poca, como homenaje a su nobleza e hidalgu�a; un juego de charreteras de su uniforme de marino y un libro en ingl�s titulado "North Atlantic", testimonio de su af�n por el perfeccionamiento de su profesi�n.


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