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Giotto di Bondone
Madonna de Todos los Santos

ca. 1310
Tempera sobre madera, 325 x 204 cm.

Giotto pint� esta famosa pieza de altar para la iglesia de Todos los Santos en Florencia; representa la Madonna entronizada con su Hijo rodeada por �ngeles y santos, un antiguo patr�n iconogr�fico llamado Maest� en el que la Virgen es representada como reina del para�so, el Ni�o est� en actitud de bendecir y ambos miran directamente al fiel que contempla la pintura. El intento de perspectiva del trono es una muestra de una idea constante en la obra de Giotto: reconstruir con efectos ilusionistas en una superficie de dos dimensiones un espacio tridimensional. Esta idea significa devolver a la realidad que se percibe con los propios sentidos un valor que, conocido por la Antig�edad, hab�a perdido vigencia durante la Edad Media en favor de una realidad ultraterrenal, alejada del mundo, considerada como la verdadera y �nica valorable, consecuencia de la influencia que las ideas plat�nicas tuvieron sobre los te�logos cristianos de los primeros siglos de nuestra era. En cambio, esta revalorizaci�n de la realidad que va a conducir a la recuperaci�n del realismo greco-romano en pintura y escultura, es reflejo de las ideas aristot�licas que ya impregnaban ciertas corrientes del pensamiento intelectual del siglo XIII y XIV, representadas por Santo Tom�s de Aquino y Guillermo de Ockam.



Giotto di Bondone


Nacido hacia 1265 o 1267 y fallecido en 1337, Giotto es el s�mbolo de esa renovaci�n profunda en el arte figurativo occidental comenzada en el siglo XIV en Florencia, como manifestaci�n de las nuevas corrientes de pensamiento teol�gico arriba citadas. Sus contempor�neos lo reconocieron, como as� tambi�n Ghiberti y Vasari ya en pleno Renacimiento. Bocaccio en el Decamer�n, escrito poco m�s de diez a�os despu�s de la muerte del artista, dice que Giotto «...sac� de nuevo a la luz el arte que durante muchos siglos hab�a yacido sepultado bajo el error de algunos que pintaban m�s por deleitar los ojos de los ignorantes que por complacer la inteligencia de los entendidos». Bocaccio hace referencia en esta cita a la funci�n que la Iglesia hab�a conferido a las im�genes durante los siglos medievales, como modo de hacer llegar la ense�anza cristiana a quienes, por no saber leer, no pod�an acceder al texto b�blico.

Giotto di Bondone
�xtasis de San Francisco

1297 - 1300
Bas�lica superior de As�s
Fresco; 270 x 230 cm

Giotto cambia todos los conceptos que hab�an orientado la pintura medieval hacia una sensillez y claridad que la hicieran facilmente comprensible para los esp�ritus m�s simples. Retorna al modelado tridimensional de las figuras mediante las sombras en los rostros y pliegues de la ropa, como mil a�os antes lo hab�a hecho el arte greco-romano; pero no se detiene all�; siguiendo las ense�anzas de predicadores y libros de catequesis que exhortaban a los fieles a representar en sus mentes las escenas b�blicas como si estuvieran sucediendo ante ellos, Giotto ambienta sus obras en paisajes naturales o en espacios interiores, construidos con coherencia, unidad visual y una perfecta ilusi�n de profundidad, de modo tal que parecen incluir al propio espectador en la escena que se desarrolla ante sus ojos.

Giotto di Bondone
Capilla Scrovegni
Interior hacia el altar

1304 - 1306

Las primeras obras en las que comienza a aparecer este nuevo concepto pict�rico parecen ser los frescos que pint�, terminando el siglo XIII, en la Bas�lica superior de As�s, con escenas del Antiguo Testamento y de la Vida de San Francisco. Pero es en la decoraci�n de la Capilla Scrovegni, en Padua, donde las innovaciones de Giotto llegan a su plena madurez. Enrico Scrovegni, personaje inmensamente rico y con grandes ambiciones pol�ticas, construy� en los primeros a�os del 1300 un gran palacio con una peque�a capilla, en la zona llamada de la Arena, (por lo que, en algunos tratados, se denomina a la capilla como "de la Arena") y encarga a Giotto, cuya fama ya se hab�a extendido por toda Italia, la decoraci�n de la capilla.

Giotto di Bondone
Huida a Egipto
Capilla Scrovegni

1304 - 1306
Fresco; 200 x 185 cm


Giotto di Bondone
Sacrist�a en perspectiva

Capilla Scrovegni
Fresco

En estos frescos, el tratamiento del volumen de las figuras, del escorzo e, incluso, de la perspectiva, llega a un nivel muy pr�ximo a la perfecci�n que alcanzar�n los maestros del renacimiento, reci�n un siglo despu�s. En el tema de la perspectiva, Giotto intuitivamente realiza algunas im�genes de una perfecci�n notable, m�s de cien a�os antes que Brunelleschi desarrollara el m�todo matem�tico de esa t�cnica y Masaccio la empleara por primera vez en 1425 en el fresco de La Sant�sima Trinidad, en Santa Mar�a Novella, Florencia. Como ejemplo tenemos la vista de las sacrist�as simuladas a ambos lados del arco que separa el altar de la nave de la capilla.

Adem�s de esta famosa capilla, Giotto realiz� la decoraci�n de dos capillas en Florencia: la capilla Bardi y la capilla Peruzzi, familias propietarias de las casas de banca europeas m�s importantes de la �poca; los frescos de la capilla de la Magdalena en la Bas�lica inferior de As�s. Ocup� el cargo de maestro de obras del Duomo de Florencia para la que proyect� el campanario; trabaja en N�poles para el rey Roberto de Anjou y en Mil�n para Azzone Visconti. Dirige con firmeza un eficiente taller del que salen cantidad de pinturas sobre tabla, de gran envergadura y calidad, como el Pol�ptico de Bolonia y el Pol�ptico Baroncelli, la Madonna que encabeza esta p�gina y muchos encargos m�s, donaciones de acaudaladas familias a la iglesia de su devoci�n o decoraci�n de su capilla personal. Obras que hoy se hallan en su mayor�a de los museos de Europa y Am�rica.

Giotto di Bondone
Juicio Final
Capilla Scrovegni; pared de la entrada.

1304 - 1306
Fresco

Tambi�n Giotto se adelanta a su tiempo en lo que respecta al prestigio personal del artista. Su fama se difundi� por todas partes y su influencia lleg� hasta los pintores holandeses. Los florentinos estaban orgullosos de �l, se preocupaban por su vida y contaban an�cdotas sobre su ingenio y habilidad. Si bien siempre hubo maestros que fueron muy estimados en su tiempo, nadie supon�a que sus nombres habr�an de ser recordados por la posteridad, ni siquiera los propios artistas aspiraban a trascender de tal modo. Eran considerados, y se consideraban a s� mismos, como cualquier artesano, sastre o ebanista. Rara vez firmaban sus obras por lo que desconocemos la mayor�a de los nombres de los maestros que realizaron las obras de arte de todo el medioevo. En este sentido, la fama que adquiere Giotto en vida, inaugura un nuevo cap�tulo de la historia del arte que, primero en Italia y luego en el resto de los pa�ses, pasar� de ser una historia de las grandes obras de arte a ser la historia de los grandes artistas.



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