EL CIELO NOS AVISA capitulo VI Conclusiones de un
sacerdote católico
Habla el sacerdote católico:
Queridos lectores, siento un gran alivio al terminar esta gravosa misión,
de abrirles los ojos antes de que sea demasiado tarde.
Si Dios avisó a Ninive, y a Sodoma y Gomorra de su inminente
destrucción... ¡Cuánto más lo hará y lo hace a Su Esposa, Su Cuerpo Místico,
por medio de personas humildes que Él elige!
Es trágico que la gente sólo cree, cuando es demasiado tarde. Así
sucedió con Fátima: Sólo al iniciarse la segunda guerra mundial, que nuestra
Madre del Cielo quería evitarnos, fué tomado en serio,
y aceptado por la Iglesia. Hasta entonces el obispo de Lisboa había
prohibido a los sacerdotes predicar sobre los hechos de Fátima, o ir allí en
peregrinación.
¡Qué lástima que el hombre no sabe comprender las lecciones del pasado!La juventud ha pasado todo límite. La insistencia desenfrenada en los
gozos de la tierra, ha degradado su espíritu.
El mal ejemplo de los padres prepara las
familias al escándalo, y a la infidelidad, en vez de prepararlas a la
virtud y a la oración.
Divorcio, aborto; madres que matan a
sus propios hijos en su seno. ¡Cuántas vidas humanas tiradas a las
alcantarillas, que gritan venganza al Cielo!
Decía el Padre Pio: "si
una madre, que ha abortado, no llora amargamente su delito y se confiesa, ya
está en el infierno."
Y, ¿qué será de los médicos condescendientes, lucrándose exterminando
vidas humanas indefensas? Pensad que en el
estado de Nueva York, de cien mujeres que conciben un hijo, 60 abortan.
¡Y todavía hay gente que se extrañaría de que Dios castigara al mundo!
Lo asombroso más bien, es que Dios no haya intervenido todavía, cuando en
el presente, el mundo es diez veces peor que Nínive. La
Hermana Lucía de Fátima en su comunicado
al P. Agustin Fuentes, nos dijo:
- "Padre, es urgente que nos demos cuenta de la terrible realidad. No
queremos atemorizar a las almas, pero es una llamada urgente a la
realidad: el Castigo es inminente. Si no escuchamos a María misma, no
seremos perdonados".
JUAN PABLO II, sobre Fatima - 26 Julio 1987.
"Las apariciones de María Santísima en Fátima, comprobadas por signos
extraordinarios en 1917, forman un punto de referencia y de irradiación para
nuestro Siglo. María, Nuestra Madre Celestial, vino para sacudir las
conciencias. ... Vino a socorrernos, porque muchos, por desgracia, no
quieren acoger la invitación del Hijo de Dios para volver a la casa del
Padre.
Escuchemos la voz de la Madre del Cielo.
¡Que la escuche toda la Iglesia!
¡Que la escuche la humanidad entera!." Juan
Pablo II.
La Venerable María de
Agreda, mística española, nos
dice: "La cólera divina camina despacio hacia la venganza, pero el atraso del
Castigo será compensado por su enormidad."
Esta vez se prepara una limpieza total de esta sociedad deshonesta y
rebelde, y por estar convencido de ello, he escrito
este libro para la salvación de mis hermanos, y para consuelo de las
lágrimas de María.
Con mi oración, augurio y bendición sacerdotal:
¡Jesús, María, os amo, salvad las almas!
P.S.
En algunos Mensajes se alude al escándalo que dan los sacerdotes.Recordamos que son hombres... "nacidos de entre los hombres para
ofrecer sacrificios a Dios por sus PECADOS y los de su pueblo."
-Hb.7,27.
Roguemos al señor por ellos; no les ataquemos.Por
último una enseñanza para muchos sacerdotes que piensan que "todo está
bien, no hay razón para alarmar a la gente", y no quieren saber nada
del "Saber de los Santos", en sus revelaciones privadas:
"Perece mi pueblo por
falta de saber. Ya que tú, sacerdote,
has rechazado el saber, yo te rechazaré a tí de mi sacerdocio;
más tal será el pueblo como el sacerdote." -Oseas
4.
Oración a la Virgen
"Tú, Virgen Santísima, Madre de Dios y Madre
nuestra, corredentora del mundo y mediadora de todas las gracias, dirige una
mirada de piedad y de misericordia sobre la pobre humanidad que cada vez se
aleja más de Dios y de la fé. Sabemos que tú no dejas de interceder ante tu
Divino Hijo para desarmar la justicia divina ofendida por nuestros
innumerables y graves pecados.
Por esto te agradecemos y te suplicamos, oh Madre, que estés siempre cerca
de nosotros, con tu oficio de abogada para alejar de nosotros los flagelos
que nos merecemos. Te pedimos por todos los hombres para que escuchen tus
angustiosos mensajes y se conviertan, y hagan penitencia. ¡Triunfe al
final tu Corazón Inmaculado, preparando así el adviento del Reino de Dios en
todo el mundo!
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