Se movía manualmente, empujando los cables y dependiendo de la fuerza muscular que se empleara, avanzaba suavemente sobre las aguas, mas aprisa o mas lento, hacia una u otra dirección, según fuera el caso.

Fuentes consultadas nos aseguran que este novedoso medio de transportación acuática comenzó a funcionar en Barceloneta a comienzos de la tercera década del presente siglo XX. Era el Ancón esencialmente un medio de transportación privada. Tales fuentes le atribuyen al fenecido hombre público y agricultor, don Juan Dávila Díaz, quien a la sazón era arrendatario de la finca o Hacienda "La Esperanza", la instalación del mismo.

Aunque el propósito fundamental del Ancón era servir a la transportación de trabajadores agrícolas que durante años viajaban diariamente desde diversos barrios de Barceloneta, para emplear en las labores de la finca o Hacienda "La Esperanza", servía también a personas particulares; a un buen número de estudiantes que estaban matriculados en las escuelas públicas de este municipio; a la transportación de fertilizantes; de cañas de azúcar y semillas en carromatos tirados por yuntas de bueyes; a ganado vacuno y caballar; a cargas generales para negocios establecidos en terrenos comprendidos dentro del barrio Tierras Nuevas Poniente de Manatí y también a vehículos de motor.

No se cobraba peaje por la transportación.

El Ancón estaba localizado frente a la Calle Giorgetti de Barceloneta. Se llegaba a él por un bajadero, a cuyos lados habían unos muros de hormigón y que estaba situado entre la casa que fué propiedad primero de don Sandalio Navarro y más tarde de su Sucesión, y un viejo ranchón de madera y zinc, de una sola planta, que a lo largo de su existencia sirvió como almacén; como despalillado de tabaco, de don Hermenegildo Colón y también como Escuela Pública en grados elementales.

Entre este viejo ranchón de madera, arriba mencionado, y el bajadero que conducía al Ancón, había un pequeño predio de terreno, que en su área partía desde el borde de la acera municipal y circundado por frondosos árboles de almendro. En este solar tenía una casilla de madera don Encarnación López, conocido por "Cachón", quien tenía establecido un negocio de venta de frutas del país, dulces y hasta tabaco "hilao".

El primer Operador o Anconero, empleado en el Ancón, se nos asegura que fué don Vidal López Cubano, abuelo de don Cándido López. A éste lo sustituyó a los años, su hijo don Encarnación López, padre de don Cándido López. Otro anconero que no podemos olvidar lo fué don Gabriel Manzano.

Coincidente con la liquidación de la American Railroad Co., y del ferrocarril y la implantación de la transportación terrestre para cargas en general y especialmente de cañas de azúcar, el Ancón se fué haciendo inoperante, y el tiempo inexorable que sobre todas las cosas pasa, marcó su desaparición.

Los que visitamos el Parque de Recreo que se levanta en los terrenos que antes ocupaban el bajadero que conducía al Ancón, y el viejo ranchón de madera mencionados en esta reseña histórica, al contemplar las serenas aguas del rio nos sentimos iluminados con la luz de los recuerdos y en ese momento viajamos en el Ancón de "La Esperanza"... Nos parece escuchar un concierto de voces que vienen del pasado; voces de obreros, de estudiantes y hasta de enamorados que prendieron en el amado Ancón sus romances.