<BGSOUND SRC="guerreromagdalena.mid">

                RODRIGO DE SANTAELLA

                                   ODA I

                            A MI SE�ORA

�Por d�nde comenzar� a cantar tus triunfos?

      �Qu� principio otorgas a mi canto?

�Te recordar� como madre dichosa del Se�or,

      cuando ambos polos te sirvieron como Reina?

�O te cantar� tal vez reinando sobre el coro de los �ngeles,

      y dando gozos a los moradores del cielo?

�O que todos los astros se alegran y relucen,

      cuando con tu luz radiante resplandeces entre las estrellas?

�O que brillas con tantas virtudes, gloriosa,

      amada de Dios por tus m�ritos, �nica esperanza de los hombres?

Aunque te admire por humilde, santa y pudorosa,

      tu misericordia, gloriosa, sabe m�s dulce a los desventurados.

T� eres amparo para todos los culpados, t� causa de su salvaci�n;

      por mediaci�n tuya se suaviza la ira rigurosa de Dios.

El marinero, zarandeado por los vientos y el mar,

      es guiado a puerto por tu luz, estrella serena del mar.

Si nos amenazan vientos, lluvias o crueles rel�mpagos,

      no hay nada bajo tu guarda que nos pueda da�ar.

Si contra nosotros se ensa�ase, Virgen, la furia inhumana

      de las fieras, se amansar� al o�r tu nombre.

Si alguno teme la peste, si las guerras y el hambre,

      si heridas y muerte, estar� seguro con tu divino poder.

Si alguno merece por sus vicios las prisiones del Aqueronte,

     con tu auxilio escalar� los reinos celestes.

�Oh, a cu�ntos arrebatas despedazados, gloriosa, de las fauces de Cerbero!

     los llamas para que hagan penitencia de su vida.

Luz m�a, �qui�n podr� contar la misericordia y salvaci�n

     que has prodigado a los pobres culpados?

Tan grande es tu misericordia y es tu clemencia tan grande,

     que si no fuera tan grande, cesar�a toda salvaci�n.

Reconcilias a los mortales, Virgen insigne, con el Tonante airado,

     y con tu ayuda merecen su perd�n.

T� sola enjugaste las l�grimas que provoc� nuestra madre Eva:

     agradecido te est� a�n el cielo y m�s agradecido el suelo.

A ti, santa, te llamamos tus siervos como Reina y Se�ora,

     ant�doto y defensa para nuestros males.

Confiado en tu misericordia, abogada gloriosa,

     acudo a ti suspirando, a ti te llamo, vida m�a.

Puesto que te ruego ya, suav�sima, merecidamente llorando,

     mira cu�ntas l�grimas derraman ahora mis ojos,

y p�dele t� al Dios alt�simo que me otorgue su perd�n,

     que no se ensa�e tanto su ira contra m�.

Cruelmente me atormenta el enemigo negruzco,

     quiere perder mi alma con mi carne mezquina;

te odia porque me ve pronto a servirte,

     y pretende, mira, que me someta a �l.

Con mil ardides se ensa�a el mal�volo contra m�, gloriosa,

     cuyas iniquidades y asechanzas quebrantar�s,

para que pueda yo descansar libre en mi aposento

     y cantarte mientras viva dignos poemas.

T�, venturosa, que das sosiego a los esp�ritus, lleva, gloriosa,

     descanso a mi mente y a mis versos, santa, reposo.

Si me oye tu misericordia, te alabar�, Mar�a,

     se quedar� pegado a mi garganta `Virgen Mar�a'.

Y si no me oyes te estar� llamando, Virgen Santa,

     hasta que haya sentido tu auxilio.

La pared repetir� `Santa Mar�a' que est� all� escrito;

     repetir� tu nombre el aposento, c�mplice de mis poemas.

                                                   FIN

Joaqu�n Pascual Barea


Enlaces:

La oda I de Maese Rodrigo de Santaella: texto latino

La oda I de Maese Rodrigo de Santaella: comentario

Las odas de Maese Rodrigo de Santaella y las eleg�as de Propercio

Poes�as de Maese Rodrigo Fern�ndez de Santaella

Obras de Rodrigo de Santaella

Poes�a latina del Renacimiento en Sevilla


Maese Rodrigo ofrece a la Virgen la capilla del Colegio
situada en la actual plaza de Jerez (Avda. Constituci�n)

Hosted by www.Geocities.ws

1