¿Denuncias y
contradenuncias? |
Consultamos también la opinión del ex fiscal general de la
República, Ramón Escovar Salóm:
— ¿Estima usted —preguntamos- que el actual poder utiliza
aparentes señalamientos de irregularidades para liquidar a sus enemigos
políticos y a los reductos de la IV República, en una nueva modalidad de
corrupción en Venezuela o, acaso, para tapar nuevos ilícitos?
— Si es así, es muy grave —respondió-, porque es ineficaz
para luchar contra la corrupción y, luego, porque es hipócrita y adultera por
completo el sentido de una lucha histórica contra la corrupción. Una estrategia
así conduce a tratar de tirar la porquería al otro lado y con eso no vamos a
ninguna parte. Si la manera de tirar una cortina de humo sobre los hechos del
presente es repudiar el pasado, sin tomar las medidas con relación al presente,
pues estamos perdidos en la lucha contra la corrupción. Es un acto de hipocresía
política, por decir lo menos.
"Si están convencidos de que hubo corrupción en los regímenes
anteriores, pues analicemos cuáles son los casos que están pendientes, los casos
emblemáticos. Pero el hecho de que sean emblemáticos" -explicó- "y que frente a
ellos pueda haber una sanción ya sería pedagógico, porque tampoco el Estado
tiene la capacidad, ni la organización, ni la eficiencia, ni las instituciones
adecuadas para combatir todos los casos".
A este respecto, Gustavo Coronel, representante en Venezuela
de Transparencia Internacional y ProCalidad de Vida, piensa que "parece claro —y
mi respuesta es absolutamente subjetiva- que las denuncias sobre corrupción que
hace el actual gobierno contra funcionarios de anteriores gobiernos están
orientadas a debilitarlos políticamente y a distraer la atención del pueblo de
la corrupción existente en el actual gobierno" (02/02/2001).
— Es preciso notar que no hay ningún preso importante por
corrupción, ya sea de las pasadas administraciones o de ésta, a pesar del verbo
encendido con el que el actual Presidente fustiga al llamado puntofijismo. Tan
pronto alguien cae en desgracia con el actual gobierno es inmediatamente atacado
como corrupto, como lo evidencian los casos de Arias Cárdenas y Baltasar Porras.
Hablar contra la corrupción como una estrategia para desprestigiar a los
disidentes configura un acto especialmente despreciable de corrupción.
Coronel considera que "no hay duda de que el estado
generalizado de corrupción en la administración de la cosa pública en esta V
República es igual o peor que durante los cuarenta años anteriores".
— La democracia tradicional tuvo períodos de relativa
transparencia administrativa bajo Betancourt, Leoni y Caldera en su primer
gobierno, así como períodos de altos niveles de corrupción bajo Lusinchi y
Carlos Andrés Pérez. Considero que los niveles actuales de corrupción se
asemejan a los del gobierno de Jaime Lusinchi. A esta apreciación me conducen
dos hechos fundamentales: uno, la inexistencia de acción concreta alguna contra
las numerosas denuncias sobre hechos de corrupción aparecidas en los últimos dos
años y medio años; y dos, la sistemática violación de leyes y el abuso de poder
que exhibe de manera retadora el actual Presidente. Aunque no existe tal cosa
como un corruptómetro, por lo cual es imposible una medida exacta de este nivel,
sí podemos apoyarnos en encuestas y en investigación de opinión para avanzar un
juicio inteligente.
Al contrario de lo que expresó el Contralor Clodosbaldo
Russián, Gustavo Coronel es del criterio de que "75% de la corrupción existente
en nuestro país se encuentra en la administración pública".