Se registra un gran volumen de
corrupción señalada y/o denunciada en los medios de comunicación.
Los medios reflejan,
indistintamente, fuertes y variadas denuncias de corrupción contra la IV
República, así como diversos señalamientos contra la V República
provenientes de un sector de los comandantes del 4F, otros ex aliados del
Polo Patriótico y funcionarios próximos a la administración chavista.
Cuando menos se le han presentado
a la actual administración chavista cuatro "congestionamientos" fuertes de
denuncias de corrupción con amplio reflejo en la opinión pública.
Se han designado dos grupos de
funcionarios al frente del Poder Ciudadano, bajo esquemas de selección
fuertemente cuestionados por sectores de la sociedad, al ser poco
democráticos y participativos.
Un Fiscal y una Defensora del
Pueblo "incómodos" para el poder centralizado, son sustituidos frente a un
Contralor tildado de "complaciente" ratificado por la Asamblea Nacional.
Se cuestiona al Tribunal Supremo
de Justicia bajo la sospecha de su "cuadratura" con el oficialismo
dominante.
Se aprecia constante falta de
consenso en el seno de la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional
para investigar casos de corrupción dejados por el Proceso Constituyente y
el Congresillo, tanto de la IV como de la V República.
En tres años de gestión chavista
no ha habido castigo ejemplar contra ninguna figura trascendente de la
corrupción, ni de la IV ni de la V República. Aunque el gobierno
constantemente reitera su vocación anticorrupción y emprende iniciativas
en diversas escalas en las cuales actúa la Disip.
El gobierno anunció la
promulgación de una Ley Anticorrupción y la creación de una Comisión
Presidencial de Combate a la Corrupción Administrativa. El proyecto estuvo
más de siete meses engavetado en la Asamblea Nacional hasta que fue
aprobado en primera discusión.
El MAS comenzó a criticar, al año
de la purga del sistema judicial, que no había ni un solo caso de ingreso
por concurso al nuevo sistema judicial bolivariano y la falta de políticas
anticorrupción.
Podría estar planteada la
tentación de desempolvar viejos archivos para tapar escándalos nuevos de
corrupción atribuibles a la revolución bolivariana, como el caso de las
Cuentas Mancomunadas Pérez-Matos.
Es voluminoso el cúmulo de
denuncias de corrupción de la V contra representantes de los grupos de
poder de la IV República.
Se aprecia cierta incapacidad en
los organismos políticos y especializados en investigar y sancionar
corrupción.
Desde el punto de vista de la
percepción de los venezolanos, el tema de la corrupción ha sido desplazado
como preocupación fundamental en el tiempo por otros dos asuntos
cruciales: la inseguridad y el desempleo.
Se formulan críticas al Código
Orgánico Procesal Penal, en particular el sistema sustitutivo de penas,
como un ingrediente que avala la impunidad en casos de corrupción y otros
delitos.
Los medios de comunicación vienen
sustituyendo a la oposición y a las organizaciones del Poder Ciudadano en
cuanto a denuncias y señalamientos de corrupción. Medios y periodistas
están llenado un vacío investigativo que le corresponde al los Poderes
Ciudadano y Legislativo, en primera y obligada instancia.