fasenlínea.com

Análisis, comentario Y Demás

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Otros textos de Y Demás

Historia de Los Ángeles: Ramón Novarro

Ray Parker Jr. no caza fantasmas, pero sí dividendos

Eddie Van Halen, adiós al mejor de us generación

Tan discreto como indispensable: John Paul Jones

Objetivo real de cambiar nombres: destruir al deporte profesional

Ya falta poco: denunciar a un payaso por hacer payasadas

Pensándolo bien: Rattle and Hum, de U2

Archivo

 

 

 

Y DEMÁS/Aberraciones

¿Estamos ante la generación más engreída de la historia? Quizá. Y también la más estúpida

Versión impresión

DICIEMBRE, 2020. La pandemia que el mundo está sufriendo se ha politizado al punto que ha acelerado el paso de lo que podríamos denominar la "generación engreída" y que ha dominado a todas las actividades del mundo, una generación que hasta hace poco estaba limitada los campus universitarios pero que desde entonces se ha infiltrado a todos los ámbitos de la actividad humana, con resultados que se antojan, desde ya, profundamente devastadores.

El lector seguramente ya ha sabido o estado en contacto con esta generación engreída: embebidos con la justicia social (nuevo nombre dado al socialismo, esa teoría económica-política que a principios de los 90 estaba en el cesto de la basura y hoy se vuelve a ofrecer como un ente justiciero que sonrojaría al mismísimo Robin Hood), grupos supuestamente antirracistas pero que están obsesionados con el color de piel de los seres humanos, presuntos defensores ardientes de los nativoamericanos a quienes no dejan de victimizar y llamar los "oprimidos" por el hombre blanco cuando el 90 por ciento de esos activistas son blancos de origen europeo --por tanto, descendientes de esos "opresores"-- y quienes, en el colmo de la insensatez y el egocentrismo, juzgan a la historia desde su muy propia perspectiva. (Y si piensa que se trata de un fenómeno propio de Europa y Estados Unidos no se preocupe, amigo lector: la corriente ya se está colando en México y en América latina... cuestión de tiempo).

Esta generación engreída siente que "su" verdad, es incuestionable, de ahí que le importe poco o nada lo escandaloso de sus incongruencias o su irritante doble moral, de que las acciones de sus camaradas (¿compañeros de viaje?) sean relativizadas hasta el ridículo y la de sus enemigos, antes llamados "burguesía" sean hoy estigmatizados como "privilegio blanco" y se les satanice en grado patológico.

Esta generación engreída está también enfermizamente obsesionada con la politización de todo para conseguir sus fines, lo que ha arruinado a la industria del entretenimiento, obligándola a difundir basura doctrinaria que tiene a a la industria sumida en un fango de enormes pérdidas económicas.

Esta generación engreída ha tomado como aliados sorpresivos a los megaconsorcios y a las megaempresas virtuales las cuales súbitamente se han convertido en promotoras de la "justicia social", empresas que fueron creciendo monstruosamente a raíz no del capitalismo, como ingenuamente piensan muchos, sino del mercantilismo, esto es, la complicidad con la burocracia y con las altas esferas políticas para proteger sus negocios y minar el camino a los posibles competidores.

Hasta hace poco ese amasiato era manejado en secreto pero hoy, cuando se ha perdido todo asomo de vergüenza en buena parte del mundo, se pregona abiertamente la entrada de un tercer amante en la ecuación, la generación engreída; ahora todos beben del mismo potaje, razón por la cual la izquierda ya no exige aquello de "expropiar los medios de producción" que tanto ladraba en otros tiempos. ¿Para qué, si ahora los dueños del dinero a quienes envidiarían los "burgueses" de otrora por su altísimo nivel de vida, ya se manifiestan como aliados de la causa?

A diferencia de sus predecesores izquierdistas, esta generación engreída repudia el pasado y trata (y tratará) de hacer todo lo que esté a su alcance para borrarlo, o más efectivo aún, distorsionarlo. Según esta perspectiva --rayana en lo idiota dentro de un contexto congruente y equilibrado-- toda lectura de la historia emana de la misma fuente, la opresión del hombre blanco europeo, en apariencia la única etnia poseedora del ADN racista que persiste hasta hoy y, pronto, se debe combatir.

El blanco, nos dice esta generación, se ha valido de dos elementos para salirse con la suya en la apuesta histórica, uno, mediante el racismo y, dos, a través de la instauración a rajatabla del cristianismo en todo el territorio que pisa. Por cierto la Iglesia, que la izquierda vociferaba a grito pelado era cómplice de los oligarcas todavía en los tiempos de Benedicto XVI, también ha estado discretamente ausente de ataques ahora que el Papa Francisco ya puso su discurso al servicio de la causa.

La generación engreída ha impuesto sus reglas en todos lados: ¿quiere usted relajarse viendo un programa de televisión? Difícilmente lo logrará: su actor favorito al que había admirado por tanto tiempo, súbitamente se convirtió en defensor de cosas como el Black Lives Matter. ¿Quiere escapar de los problemas del mundo con un buen partido de beisbol, basquetbol o futbol americano? En vez de ello encontrará a varios atletas afroamericanos que reciben hasta 40 millones de dólares por temporada, exigiendo que se deje de llamar "dueños" a sus patrones y protestando hincándose al escuchar el "himno esclavista", algo más que extraño tratándose de "esclavos" extraordinariamente bien pagados.

Ahí no para todo, por supuesto: estos atletas, sobrevaluados la mayoría de ellos, portan camisetas en contra del racismo, el mismo que ya desde 1964 fue declarado anticonstitucional por la Corte Federal y que penaliza con cárcel a todo aquél que llame "n---r" a un afroamericano y no sea afroamericano él mismo.

Si busca distraerse en el cine, le irá peor.

Incluso en las películas animadas encontrará mensajes en pro de la "armonia racial" y se le administrará basura propagandística en películas de superhéroes y hasta en musicales así como dramas que hasta hace poco exploraban la experiencia humana pero ahora se enfocan en remachar politiquería que es rechazada una y otra vez en taquilla.

Para esta generación engreída, el cliente ha dejado de tener razón: ahora son los publicistas los dueños no solo de la razón, sino de la verdad (su verdad, dicen ellos) donde al consumidor no solo se le exhibe por su "racismo" y su "masculinidad tóxica", alguien a quien esta generación engreída lo juzga como idiota porque espera que de todos modos seguirá comprando el producto luego que se le bañe en insultos y escupitajos verbales.

Estamos pues, ante una generación increíblemente engreída que se siente dueña de la verdad, la virtud y la racionalidad, que no solo ve a las generaciones anteriores como poca cosa, una sarta de racistas, ignorantes e intrínsecamente imbéciles que jamás pudieron ver más allá de sus propias, racistas narices. Por supuesto que lo paradójico es que ese es el principal punto débil de esta generación engreída.

Cualquier mente equilibrada que estudie la historia no con ojos de estupidez woke sino con la razón y la congruencia, dará cuenta que ninguno de estos políticos pertenecientes a la generación engreída supera en comparación alguna a otros figurones de la historia. ¿Puede decirnos esta generación engreída, petulante y fantoche, cuál de los suyos puede competir en calidad moral, valentía e integridad con un Douglas McArthur, un Winston Churchill, una Margaret Thatcher o un Nelson Mandela? Da pena, no, más bien ganas de volver el estómago cualquier comparación de Barack Obama con Mandela, un hombre que, pese a sus fallas, que en cierto modo lo hacían mucho más interesante como estadista, enfrentó a una sarta de racistas afrikaans pero no clamó por su persecución ni los acusó de "privilegiados blancos" sino que logró conjuntar objetivos comunes que tuvieran como propósito resanar la profunda herida dejada por el apartheid.

Desafortunadamente y tras la muerte de Mandela, la generación engreída también ha envenenado la política sudafricana la cual se encuentra cada vez más cerca de una catástrofe similar, tal vez peor, a la de su vecina Zimbabwe.

¿Dónde están los equivalentes woke de Napoleón, de Julio César, de Teddy Roosevelt, de Gandhi y de Martin Luther King dentro de esta generación engreída e imbeciloide? ¿Cabe pensar que personas con su sentido común estropeado se sientan moralmente superiores a un Washington, a un Benjamin Franklin, a un René Descartes, a un Einstein?

El Hollywood actual, porquería absoluta gracias a la generación engreída, lleva rato sin producir nada original: lo suyo se limita a "reescribir" historias, guiones y personajes ya consagrados, un revisionismo enfermizo realizado por actores y directores mediocres, comprometidos más con la promoción de una postura política que con el desarrollo artístico del cine como arte. Si esta generación engreída es más chingona que las que le antecedieron, ¿dónde están entonces aquellos actores con un talento superior al de John Wayne, Chaplin, Valentino, Paul Newman, Greta Garbo, o Marlon Brando?

¿Cuáles actores y actrices woke están a la misma altura de todos ellos? ¿James Corden? ¿Brie Larson?

Por otro lado, ¿es el actual primer ministro canadiense Justin Trudeau la mejor carta de presentación política con la que cuenta esta generación engreída? ¿Dónde está el escritor o el novelista woke que amenaza con destronar el imperio literario de Harry Potter, una autora claramente surgida previo a la pesadilla que representa esta generación engreída?

Dado que esta generación engreída es esencialmente mediocre, no extraña en lo absoluto que todo lo que ha producido sea igualmente mediocre. Se podría asumir que Bill Gates, Mark Zuckerberg o Jeff Bezos, todos ellos aparentemente alienados con esta generación engreída, serían excepción. Pero no eso, todos ellos acumularon sus fortunas y sus emporios cuando aún se respiraba el aire de libertad en las redes sociales. Pero una vez alienados, todos ellos han caído en la mediocridad producto de su complicidad con la generación engreída: ¿Cuál producto de Apple en la época de Tim Cook ha rebasado a las invenciones y a la gigantesca espectativa que despertaban los gadgets de Steve Jobs?

El pasado de la humanidad nos representa a un enramado de filósofos pesopesados, desde Platón hasta Hobbes. ¿Dónde están los brillantes filósofos woke con el potencial suficiente para destronarlos? ¿Acaso alguien cree, realmente --y, por favor, por favor, no involucremos su color de piel como argumento-- que el ultrawoke Neil deGrasse Tyson es más exitoso como divulgador científico que Carl Sagan?

Los escritores del pasado- incluso reciente; ya ven lo que le sucedió a JK Rowling-- son satanizados, sus nombres borrados y sus libros sacados de circulación, un acto de absoluta soberbia cuando esta generación de engreídos no los ha suplido con autores de mayor calidad y en cambio nos satura con libros y publicaciones preñados de porquería doctrinaria. De nuevo dónde están esos autores woke que destronarán a Dickens, a Mark Twain, a Steinbeck, por qué no hemos sabido de ellos ni han destacado pese a tener de su lado el absoluto respaldo y financiamiento de las principales editoriales del mundo?

Esta generación engreída no tiene ni el polvo de talento que acumulaban los zapatos de F. Scott Fitzgerald pero ha exigido --y en algunos casos logrado-- que se retiren de los estantes libros suyos como El Gran Gatsby, acusándolo de "racistas" sin detenerse por un momento en analizar el contexto histórico en el que la novela fue escrita.

La generación engreída está condenada al fracaso rotundo, inobjetable, dado que ha construido "su" verdad sobre imaginarios cimientos de distorsión histórica; la historia no puede ser juzgada a partir de la mera pigmentación de la piel, donde quien la tiene más clara es el opresor y quien la tiene más oscura es el oprimido. La especie humana no actúa dentro de esas premisas.

Lamentablemente, los estragos producidos por esta generación engreída sí repercutirán por muchas décadas: el wokeismo busca destruir el pasado, pero al final lo que está haciendo añicos es el futuro de quienes aún no han llegado a este mundo.

 

 

Textos relacionados

El reseteo, un totalitario menjurje megaconsorcios, gobiernos y cyberjeques [Noviembre, 2020]

Hollywood "condiciona" sus requisitos a Mejor Película: cómo se autodestruye una industria [Septiembre, 2020]

Idiotez tóxica cortesía de un megacorporativo [Enero, 2019]

El socialismo vuelve a fracasar, ahora en Venezuela ¿y adivinen qué? Lo seguirán alabando [Mayo, 2017]

 

 

¿Desea opinar sobre este texto?

[email protected]  

[email protected]

 

 

0 opiniones

© copyright, Derechos Reservados, 2020

 

 

 

Inicio

Nacional

Internacional

Cibernética

 

Literatura

Cine

Medios

Y demás